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Sed de venganza.

Jalaba y mordía de la cuerda con todas sus fuerzas, los gemidos de la chica llenaban la habitación y él ya no quería seguir escuchándolos.

Quiso llorar, pero eso no solucionaría el problema, se obligó a ser fuerte y soportar hasta que consiguiera salir, no permitiría que el exe viera lo vulnerable que era a esa situación.

Un vistazo a la escena fue suficiente para volver a sentir una punzada en su pecho, lo había interpretado como un aviso de que su corazón se estaba rompiendo.

Ahora los dos tendremos el corazón hecho pedazos” pensó amargamente solo para después sacudir la cabeza y alejar esas ideas “No, él no está del todo consciente, si quiero recuperarlo tendré que aprender a lidiar con esto” se animaba a sí mismo “Aunque... De igual manera no pienso seguir soportando esto” retomó sus acciones contra el mecate que lo tenía atado, sentía que en cualquier momento podría derrumbarse y decirle adiós a sus ánimos por lo que le quedara de vida.

Se preguntó si su esposo llevaba haciendo eso desde hace tiempo y si en realidad lo disfrutaba o simplemente era para desquitarse.

Cayó de espaldas cuando hubo logrado su cometido, casi salta de la felicidad, si no fuera porque no quería llamar la atención lo hubiera hecho.

Al verse libre se dio cuenta que tenía dos opciones: Salir de ahí o morder a la molesta mujer que se atrevió a tocar algo de su propiedad.

La segunda no lo llevaría a nada más que un castigo, y aunque el intentar escapar también fuera digno de una reprimenda, al menos conseguiría despejar su mente.

Luego volvería para cobrar su venganza, tenía ganas de morder a alguien y no pensaba posponerlo por mucho tiempo.

Quizás era culpa de su actual estado perruno.

Descartó la idea a medias, pues antes también era parte canino y no había sentido esa necesidad.

Siguió con su plan de escape, agradecía el hecho de que los ductos de ventilación estaban situados en zonas lo suficientemente bajas para poder alcanzarlas y entrar en ellas.

Fugarse de la habitación había sido sencillo, solo faltaba salir de aquel túnel estrecho y con suerte pasar desapercibido por entre los pasillos.

Luego de un rato logró llegar al salón del trono, le pareció interesante que ambos lugares estuvieran conectados, aunque todo en general lo estaba.

Se ocultó atrás de una maceta al escuchar pasos viniendo, la movió accodentalme y vio un pasillo abrirse atrás de él, no pudo evitar ser lleno de curiosidad.

Caminó hacia la abertura, parecía un montón de escaleras en espiral, la puerta se cerró atrás de él, ya no había vuelta atrás.

Al intentar bajar cuidadosamente se resbaló con un charco de agua, rodó por la bajada echo bolita, no fue hasta que llegó al final cuando se desenroscó, su pata estaba torcida, claro que, para entonces era muy tarde para regresar y buscar ayuda, así que se decidió por explotar el sitio andando en tres patas. Estaba oscuro, húmedo y frío; al inspeccionar un poco más pudo saber que eran las mazmorras.

Su curiosidad le ganó y se acercó a la primer celda, era sucia, todo el lugar parecía construido con rocas sacadas de cavernas, tenía sentido que el metal se oxidara y las paredes se mancharan.

Una silueta se movió del otro lado de los barrotes y, gracias a las pocas antorchas junto a su buena memoria, pudo reconocer al ser como la antigua reina del mundo oscuro y madrastra de su marido.

Ela.exe: ¿Qué haces aquí, cachorrito? No creo que hayas hecho algo tan grave como lo hice yo.

Ladró para tratar de comunicarse, por último prefirió acercarse al fuego, esperaba que el parecido con su anterior apariencia le diera una pista a la mayor.

Ela.exe: ¿Te he visto antes?

Pudo apreciar aquellos ojos abrirse lo más que podían y su boca abrirse y cerrarse varias veces.

Ela.exe: ¿Mikellino?

Asintió, la mujer frunció el seño analizandolo.

Ela.exe: ¿Por qué te ves... Así? ¿Dónde está Mike.exe? Debe estar preocupado... Después de todo... Solo le importas tú.

Negó decaído, eso no era verdad, o al menos, ya no, añoraba el tiempo en que era amado, la corta época que vivieron felices, antes de que todo se convirtiera en una relación tóxica.

Ela.exe: ¿Quieres saber por qué estoy aquí? Me imagino que no puedes hablar en ese estado... Bien, mi hijo me encerró, dijo que el mundo estaba mejor sin mí, los demás están en un calabozo aparte, creo que les va mucho mejor que a mí.

Se restregó contra los barrotes intentando alcanzar la mano contraria para brindarle apoyo.

Ela.exe: Me caes mejor viéndote como un tierno cachorro... ¿Has hecho algo malo? ¿Por qué te castigó de esta manera? Es casi... Indignante.

Bufó ante los comentarios, la compadecia porque al final no había estado tan equivocada como creía, solo saldría dolor de amar a un ser de otra especie, él más que nadie lo sabía, quizás era el karma por todo lo que hizo.

Se arrepentía por haber lastimado al amor de su vida, por no poder amar sanamente, porque ahora el pelinaranja estaba en ese estado, ciego de ira, lleno de dolor y con sed de venganza.

"Lo lamento, mi Reina, debí hacerte caso desde un principio, solo querías lo mejor para Mikie" le dijo aún sabiendo que no era entendido.

Ela.exe: No te entiendo... Pero quiero que sepas que te perdono, no actué de la mejor manera, me sentí traicionada... Espero que hayamos aprendido la lección.

"Oh, créeme que lo hice" con algo de esfuerzo pasó entre los tubos de metal hasta entrar junto a la pelirosada y recostarse en su regazo "¿Podría quedarme aquí un rato? Tengo miedo y ya no sé qué hacer" como respuesta recibió caricias en su lomo, cerró los ojos satisfecho disponiéndose a dormir un poco.

Ela.exe: ¿Te parece si te quedas un poco? Hace mucho que no recibo compañía, solo he visto un guardia cada dos días con comida y agua, siento que me volveré loca si sigo así, paso la mayor parte del día durmiendo... ¿Cuánto tiempo llevo encerrada? Me parece una eternidad, tal vez solo dos años.

"Ha sido más que eso, pero de nada te servirá saberlo" aulló bajo antes de cerrar los ojos.

Hacia mucho que no dormía tan bien, el calor que le daba la exe era reconfortante.

Muy parecido al amor de una madre.

Ojalá hubiera tenido una.

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