Familia.

No se volvieron a ver en varios meses, Mike.exe dio a luz, pero ni siquiera en ese momento pudo ver a la fusión.

Acariciaba los cabellos de su bebé, se parecía a su padre y eso lo hacía extrañarlo aún más.

Luego de darle de comer logró que durmiera, así que salió de la habitación.

Caminó por los pasillos hasta llegar al jardín, era su lugar favorito del castillo, le recordaba a la dimensión espejo.

Ela.exe: ¿Te encuentras bien?

Volteó a ver a su madre con indiferencia, cada que estaba con ella debía fingir que amaba su vida y le gustaba su presencia, aunque ambos sentimientos habían muerto hace tiempo.

Mike.exe: Solo algo cansado, es difícil ser... Padre.

Odiaba llamarse "mamá" se sentía extraño, era como halagar el trabajo de la suya cuando en realidad no pensaba así.

Su madre le había robado la felicidad, no quería ser como ella.

Ela.exe: Creo que te quedaría mejor "Madre"

"Pero no soy como tú" pensó.

Mike.exe: Soy hombre y es algo humillante usar ese apodo.

Fue la única excusa que se le ocurrió.

Ela.exe: Supongo que tienes razón.

Mike.exe: ¿A qué viniste?

Ela.exe: Me preocupé por ti, además de que creí que te haría bien una recarga.

Comentó señalando la estrella.

El de ojos rubí se limitó a suspirar, deseaba no ser tan dependiente de ese objeto.

Si tan solo lo tuviera en las manos...

Ela.exe: ¿Ya le pusiste nombre?

Habló, era obvio que se refería a su cría.

Mike.exe: Aún no.

Quería escoger el nombre junto a su pareja, aunque no veía eso muy posible.

Ela.exe: Te puedo ayudar si quieres.

Mike.exe: Gracias, pero ya se me ocurrirá algo.

Miró a otro lado, no tardó en percatarse de que unos ojos morados lo observaban, solo conocía a alguien así.

Mike.exe: ¿A venido alguien al castillo?

Ela.exe: No, solo ese estorbo.

Sonrió, le alegraba saber que no había sido olvidado, sin importar que el tiempo pasara, Mikellino siempre iba a "visitarlo".

Lástima que nunca conseguía entrar.

Volvió a mirar al castaño, si su madre no sabía de su presencia podía significar dos cosas.

Primera, su padre lo invitó, lo cual era extraño.

Segunda, entró al castillo a escondidas, esa idea le gustaba, podría salir sin ser visto.

Mike.exe: Voy a ir a mi habitación, ya recibí suficiente energía y seguro tienes más cosas que hacer.

No le dio tiempo a contestar, corrió entre pasillos, subió escaleras y tomó atajos hasta llegar a donde estaba el chico de sudadera roja.

Mike.exe: ¿Qué haces aquí?

Señor X: Me colé al castillo, soy un experto en eso.

Mike.exe: ¿Por qué?

Señor X: No te veías muy feliz, cuando te traje aquí pensé que eras ingenuo y débil.

Mike.exe: Lo era.

Señor X: No, nunca lo has sido, solo no sabes establecer prioridades.

Mike.exe: ¿Tú si?

Señor X: Te diré cuales deberían ser las tuyas, primero debes pensar en ti, aunque suene egoísta tú eres tu prioridad número uno, después sigue tu familia.

Mike.exe: Ela.exe es mi madre y no la tengo ni la pienso tener en mi lista de prioridades.

Señor X: Una madre no le hace esto a su hijo, no merece morir, ha hecho mucho por ti, pero eso no le da el derecho de forzarte a tener una vida que no quieres.

Mike.exe: ¿Que me recomiendas?

Señor X: Vete de aquí.

Mike.exe: No puedo.

Señor X: ¿Por qué no? Si lo que te preocupa es tu hij...

Mike.exe: No es eso, necesito la estrella para vivir.

Señor X: ... Te voy a contar algo, ese artefacto es muy poderoso, pero también adictivo, aunque como toda adicción, hay una manera de dejarla.

Mike.exe: ¿En serio? ¿Cuál?

Señor X: Debes dejar de pensar en ella como una necesidad, busca algo que te dé fuerzas suficientes para seguir viviendo, cuando en verdad desees vivir, ni la estrella podrá matarte.

Mike.exe: Yo... No lo pensé...

Señor X: Soy un hombre de negocios, tu novio me contrató para sacarte, si de verdad quieres ir con él no habrá ningún problema.

Mike.exe: ... Lo quiero más que a nada.

Escapar no resultó complicado, incluso con peso extra en sus brazos.

El reencuentro fue hermoso, recibieron al otro con un gran abrazo y un beso, se escondieron en el bosque para pensar qué harían.

Mikellino: Me alegra verte de nuevo.

Mike.exe: Y a mí a ti.

Mikellino: ... ¿Y ahora qué?

Mike.exe: He pensado esto mucho tiempo, si tú estás dispuesto huiremos juntos.

Mikellino: ¿Huir? ¿A dónde?

Mike.exe: A ningún lado en específico, no podemos quedarnos quietos, correriamos el riesgo de ser encontrados.

Mikellino: ¿Y tu familia?

Sintió un abrazo.

Mike.exe: La tengo en mis brazos.

Mikellino: ¿Estás seguro de esto?

Mike.exe: ¿Dejarías todo lo que tienes con tal de seguirme?

Mikellino: Tú eres todo lo que tengo.

Mike.exe: Bien, pero visitaremos a algunas personas primero.

Entre tantas personas que conocía habían pocos de los que se despediria, entre ellos un par de amigos de una dimensión sencilla.

Trolli: ¿M-Mikellino? ¿Mike.exe? ¿Qué hacen aquí?

Mike.exe: Queremos despedirnos, es posible que no volvamos a vernos y quería arreglar las cosas al menos con ustedes.

Trolli: ¿Mikellino te volvió a amenazar?

Mike.exe: No, esta vez fui yo el de la idea.

Mike: ¿A dónde irán?

Mikellino: No lo sabemos aún, ya nos despedimos de nuestros amigos, solo faltaban ustedes.

Mike: Mmm... Los voy a extrañar.

Mike.exe: Lamento que no hallamos tenido un buen comienzo.

Trolli: Me hubiera gustado conocerte mejor.

Mike.exe: Gracias por perdonarme ¿Podrían hacer lo mismo por Mikellino?

Trolli: Solo por ti.

Mike.exe: ¿Puedo preguntarte algo más antes de irme?

Trolli: Claro, lo que quieras.

Mike.exe: ¿Por qué me defendiste si antes me odiabas?

Trolli: Yo... Te juzgué mal, incluso llegué a desearte la muerte... Después te ví tan indefenso que... No podías ser el mismo, necesitabas ayuda, despertaste en mí un sentimiento que solo sentía con Mike, quería protegerte.

Mike.exe: Te agradezco por todo, cuida a Mike, va a necesitar tu apoyo cuando crezca.

Trolli: Lo haré, tú también cuídate.

Mike.exe: Nos volveremos a ver, ya sea en esta vida o en la siguiente, lo presiento.

Se fueron, caminaban tomados de la mano, buscaban un lugar donde pudieran ser felices y cuidar a su pequeña familia.

¿Lo encontrarían?

Epílogo.
Dedicado a Momoro_Doll

Una chica caminaba por el pueblo, nadie la conocía, tampoco les interesaba hacerlo, no ahora.

Llevaba una carta entre sus patas y se dirigía al castillo.

Los guardias la detuvieron, solo tuvo que decir algunas palabras para que le permitieran pasar.

Guardia: ¡Majestad! Una chica solicita su presencia.

Ela.exe: Traiganla aquí.

Las puertas se abrieron dejándola ver, su cabello largo y azabache se sacudía levemente con cada paso que daba.

Ela.exe: ¿Quién eres?

No hubo respuesta, solo una risilla acompañada de una sonrisa.

Ela.exe: ¿No piensas presentarte?

Se fijó en sus ropas, traía algo escrito en la manga de su blusa.

Ela.exe: Magdalena...

Magdalena: Así me llamo, pero supongo que no le dijeron mi nombre el día que me conoció.

Ela.exe: Por un momento creí que eras muda.

Magdalena: Déjeme contarle una historia.

Ela.exe: No sé si tenga tiempo para...

Magdalena: Hace veinticinco años un cachorro escapó de su palacio para irse con su amante.

Ela.exe: ¿¡Quién te...!?

Magdalena: Ambos buscaban un lugar para ser felices, donde nadie los encontrara.

Ela.exe: ...

Magdalena: ¿Quiere que continúe?

Ela.exe: ... Sigue.

Magdalena: Tenían una hija, eso no les resultó un problema, supieron cuidarla bien, se habían prometido a sí mismos continuar con sus vidas.

Suspiró sacando de su bolsa una corona.

Magdalena: Un exe y una fusión, renunciaron a lo que tenían con tal de estar juntos.

Apretó el objeto en sus manos.

Magdalena: Hicieron muchos sacrificios para darle una buena infancia a su niña.

Una lágrima se resbaló por su mejilla mientras sonreía.

Magdalena: Ocurrió un milagro, con algo de esfuerzo crearon una dimensión para ellos solos...

Ela.exe: Eso es imposible.

Magdalena: ¿Sabe cómo termina?

Ela.exe: No... No fui parte de esa historia.

Magdalena: Fueron felices, tuvieron más hijos, contaron su historia... Solo una se atrevió a resolver las cosas... Su primer hija... Yo.

Ela.exe: ¿T-tú eres...?

Magdalena: Les pedí que escribieran una carta para usted, pues se negaron a venir.

Ela.exe: ¿Lo que tienes en las mano es la carta?

Magdalena: Ni siquiera intente leerla... Está vacía... No tenían nada que decirle.

La reina se echó a llorar, había perdido a su cachorro por su egoísmo.

Magdalena: Mike.exe me tomó de las manos, me pidió darle un mensaje, no uno escrito.

Rió con amargura, ya se imaginaba lo que diría.

Magdalena: Recuerdo perfectamente sus palabras: "Dile a mi madre que la perdono".

Más lágrimas recorrieron su rostro ¿Por qué no la odiaba? Después de todo lo que le hizo, ya había aprendido la lección y aún le dolía, no podía perdonarse a si misma.

Magdalena: La verdad lo entiendo, una carta no es suficiente, pero apesar de quererla, de volver a apreciarla, le sigue teniendo miedo, miedo a volver a ser rechazado.

Ela.exe: Fue mi culpa, estaba tan decidida a que volviera a mi lado que no pude ver que ya era feliz, que solo lo estaba alejando.

Magdalena: Debe aprender a perdonarse.

Ela.exe: Lo arruiné todo ¿Cómo podría?

Magdalena: Yo estoy aquí, déjeme darle otra oportunidad, esta vez lo hará de maravilla.

Se abrazaron, no era lo mismo que con su hijo, pero no desaprovecharia la oferta.

Ela.exe: ¿Puedes contarme más?

Magdalena: Lo haré con gusto.

Se conocieron más entre pláticas, todo había terminado, los problemas se solucionaron.

¿Este era el final?

Si lo era... Había tomado la decisión correcta.