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Cambio de papeles.

Sintió una mano invadir su zona íntima alterandolo, volvió a removerse en busca de un escape, su cuerpo lo traicionaba al reaccionar involuntariamente a cada toque.

El exe se sentó a horcajadas de él autopenetrandose en el proceso, no pasó mucho para que comenzara a moverse en busca de más placer.

Mikellino: ¡Para! No quiero hacerlo.

Mike.exe: No me interesa, te dí mucho tiempo para que recapacitaras.

Se movía bruscamente tratando de complacerse y lastimando a su pareja en el proceso.

Al no poderse satisfacer se detuvo aliviando momentáneamente a la fusión.

Mike.exe: Esto no está funcionando.

Mikellino: Entonces deberías dejar de intentarlo, no lo disfrutas ni tú, ni yo, no tiene sentido hacerlo.

Mike.exe: Eres demasiado insistente con eso.

Mikellino: Tú también ¿Acaso solo me conservas por mi cuerpo?

Mike.exe: Si fuera así no tendrías derecho de quejarte.

Mikellino: ... Ya veo, me lo imaginé...

Mike.exe: Ni se te ocurra ponerte a llorar, cada vez eres más infantil, como si hubiéramos tenido... Un... Cambio de papeles.

Su rostro pareció iluminarse y llenarse de malicia ante su nueva idea.

Mike.exe: Cariño~ Creo que ya tengo la solución.

Mikellino: N-no... ¡Suéltame, no me hagas nada! Te lo ruego...

Mike.exe: Esto parece un deja vu, pero antes de empezar quiero corregir algunas injusticias.

Tomó la estrella en su pata apuntandola a su marido, esta no tardó en rodear de luz al mayor, unos segundos después se fue encogiendo hasta cierto tamaño para después dejar de brillar.

Mike.exe: ¡Listo! Ahora tienes el tamaño adecuado para mí.

Mikellino: No creí que fueras de los que juzgaban a los demás por su estatura.

Mike.exe: Oh, te equivocas, esa no es la principal razón de tu cambio, se podría decir que te rejuveneci, eres más pequeño y... Por lo tanto... Más débil.

Mikellino: ¿¡Qué!?

Se puso se pie con cuidado hasta llegar a un espejo, sus heridas ya no estaban, tampoco algunas de las cicatrices que tenía, el único problema era su nueva apariencia, casi parecía un niño, uno indefenso y vulnerable.

Había otra cosa diferente...

Mikellino: ¿Qué le pasó a mis ojos?

Mike.exe: Son un efecto secundario, para hacer notar que no estás en tu forma original.

Mikellino: ¿Cuándo me regresarás a la normalidad?

Mike.exe: No sé, probablemente nunca, ahora será mejor que te calles a menos que sea para gemir.

Se acercaba peligrosamente al, ahora pequeño, azabache, este no dudó en correr hasta tratar de entrar bajo la cama, y estuvo a punto de lograrlo de no ser porque una de sus patas se atoró.

Mike.exe: Aw, eres tan adorable cuando crees que vas a escapar~

Mikellino: No me hagas nada, por favor, haré lo que quieras.

Mike.exe: Sabes que es lo que quiero~

Mikellino: ¡No! Me rehuso.

Mike.exe: No era pregunta.

Lo jaló del pie arrastrándolo hasta que estuvo fuera, luego lo tiró a la cama y sacó unas cuerdas para atarlo.

Mikellino: Mikie... N-no tienes porqué hacerlo, me portaré bien, solo quiero que recuerdes el corto tiempo en que nos amamos.

Mike.exe: Tu amor nunca fue sano para mí, pero no te preocupes, te pagaré con la misma moneda~

Mikellino: ¡E-espera! No lo hagas, debe haber otra manera de resolver esto, puedo... Puedo hacerte un oral si quieres, eso debería bastar.

Mike.exe: Eso no será suficiente, te llenaré de mi esencia hasta que tengas claro a quien le perteneces.

Mikellino: Nunca he dudado que sea de tu propiedad ¿Por qué no puedes entenderlo?

Mike.exe: ¿Por qué tanto afán por conservar tu carne? Te recuerdo que ya no eres virgen, aunque nunca lo has hecho de esta manera.

Rozó su entrada con un dedo sobresaltandolo.

Mikellino: ¡N-no me toques!

Actuó por instinto lanzandole una cachetada al pelinaranja.

Se paralizó al ver la marca rojiza en la mejilla del contrario junto a su mirada sorprendida e incrédula, la cual no tardó en volverse una iracunda.

El menor tembló aterrado.

Mikellino: ¡P-perdón! N-no era mi intención cariño, yo...

Una mano en su garganta le impidió seguir hablando y, con la presión, respirar, lo estaban ahorcando.

Mikellino: M-Mikie...

Mike.exe: No me llames así.

Se acercó a su oído.

Mike.exe: Quiero que prestes atención porque no lo pienso repetir... Nunca... ¡Nunca! Te atrevas a faltarme el respeto así otra vez o no dudaré en matarte y sería una verdadera lástima~

Mikellino: N-no... P-puedo... Respirar...

Lo soltó e inmediatamente tomó una bocanada de aire tratando de regular su respiración.

Mike.exe: A partir de ahora vas a hacer todo lo que te diga cuando lo diga.

Mikellino: ...

Mike.exe: ¿¡Entendido!?

Mikellino: Si...

Volvió a acercarse pero fue apartado con un empujón débil.

Mikellino: Creo que acabas de malinterpretar lo que dije... Entiendo perfectamente lo que me pides, amor, pero eso no significa que lo acepto, no soy tu juguete, tu mascota, ni mucho menos, soy tu esposo y merezco el mismo respeto que estoy dispuesto a darte ¡Y si no eres capaz de escucharme quizá debamos divorciarnos!

Mike.exe: ...

Mikellino: Ya tuve suficiente, te amo y quiero ayudarte, lo seguiré haciendo sin importar que no quieras, pero sé valorarme y no merezco esto, regresame a mi tamaño normal.

Mike.exe: ¿Quieres el divorcio? Bien, te lo daré, pero eso no significa que podrás salir de aquí ¡Eres mío te guste o no!

Mikellino: ¡No puedes encerrarme toda la vida!

Mike.exe: Claro que puedo, es por tu bien, no sobrevivirias ni una noche allí afuera.

Mikellino: Sé defenderme, además, los exes odian a las fusiones, se alejarán de mí en cuanto me vean.

Mike.exe: En eso te equivocas, todo ha cambiado y en cuanto salgas los atraerás como moscas.

Mikellino: ¡Tal vez prefiero eso que estar contigo!

Una bofetada lo calló, quiso llorar, prefirió hacerse el fuerte, grave error, lo pagó muy caro aquella noche.

Fue entonces entre lágrimas y gritos que pudo entender el sufrimiento que una vez provocó, y que, probablemente, el daño era irremediable.

Después del acto lo dejó solo, tirado en su cama, adolorido y con un líquido blanco y pegajoso resbalandose entre las piernas.

Con algo de esfuerzo se paró a la ducha para limpiarse.

Una vez acostado nuevamente comenzó a pensar y divagar en su mente.

Ya no sabía qué hacer, no encontraba una solución, y aún así, quería quedarse al lado del amor de su vida ¿Qué tan tonto debía ser para hacerlo?

De igual manera no había escapatoria, nadie lo salvaría, viviría encerrado el resto de su existencia y hasta más.

Se quedaría aunque no quisiera.

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