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«CORONA DE MENTIRAS»

Una vida sin preocupaciones, es algo que todos deseamos, pero que nadie tiene, aunque nuestra humanidad nos arrastre a un sin fin de problemas y preocupaciones.

Normalmente mí vida la comparto con mí soledad, una compañía que disfruto mucho y aunque trate de no pasar tiempo con ella siempre me sigue a todos lados, como parásito sin compasión.

Se podría decir que me enamoré y aun no se muy bien que me gustó de ella, pero de eso se trata el amor, nadie lo puede cuantificar, pero todos lo sentimos en algún momento. Se supone que ahora me pondría a explicar mí historia de amor, llena de dolor, giros amorosos, complicadamente absurda y no podría faltar la falta de amor propio con tal de que la otra persona te ame. Mí historia es diferente, pero inesperadamente conflictiva, si te interesa podrías seguir escuchando mis gritos náufragos y siendo sinceros ya no se quien de los dos es esa relación terminó más solo.

Todo comienza con mí padre, un hombre horrible y despiadado, como todos los reyes del mundo. La corona no tenía quien la ocupará después de su muerte, así que es donde entra mí madre, pobre mujer. Muchos pensaban que la vida de una reina era de cuentos de hadas, pero en un reinado solo el rey disfruta de lo mejor y la reina solo es la prostituta favorita del rey. Mí madre me tuvo a los quince años, desgraciadamente murió cuando me tuvo y mí padre no le importó. Según me dijo mí nana, el solo me quito de los brazos de la partera cuando nací y mí madre no pudo verme ni sentirme antes de morir desangrada.

Cuando cumplí los dieciséis años mí padre quería que me "volviera hombre", así que eligió a la sirvienta más joven y hermosa, para llevarla a mis aposentos. Nunca voy a olvidar su rostro, cuando entré a mí habitación por la noche, quería descansar de un día de estudio y ahí la encontré, golpeada y con la ropa rasgada. Se notaba que se resistió, pero mí padre era alguien decidido con sus perversiones. Una conversación incómoda se libró en ese cuarto lleno de lujos.

-Perdón, se que mí padre te trajo y también se porqué. -Me acerqué ligeramente hacia ella. -No te preocupes, no te voy a hacer nada, no soy como ese viejo, ya la edad le llegó a la cabeza. -De los nervios trate de hacer una broma, pero ella me miraba desconfiada, con mucho miedo y teniendo en cuenta lo que le habría pasado no iba a tranquilizarse.

-Mi príncipe, solo soy un ser inservible, si usted no me usa, seguro su padre lo hará. -Unas lágrimas reprimidas brotaron de su bello rostro.

-Hoy pasarás la noche aquí, así mí padre pensará que me acosté contigo, ya que él solo se acuesta con mujeres vírgenes. -Su mirada cambió, sus ojos verdes me miraron. -Yo no te voy a hacer nada, solo te pido que mañana cuando su consejero te pregunté que pasó, tu dile que estuviste toda la noche conmigo.

Ninguno de los dos pudo pegar un ojo en toda la noche y aunque todavía no podía quitarme de la cabeza su rostro no quería ponerla incómoda hablando, pero fue ella quien rompió el hielo.

-¿Por qué me ayuda mí príncipe? ¿Acaso esto solo es un truco? -Su voz empezó a temblar.

-Mi nana me enseñó que un hombre de verdad nunca daña a otra persona. Un hombre tiene que estar dispuesto al diálogo, a ayudar a otros y a proteger a los demás. -Mire de soslayo a la chica que tenía junto a mi.

-Su maestra es muy sabía, educó al hijo de un tirano para que sea un buen hombre, pensar que cuando yo era princesa las cosas eran más fáciles. -Sus ojos volvieron a lagrimear mientras recuerdos fugaces la atormentaban.

-¿Princesa? Pensé que solo eras una sirvienta, se que tus rasgos son de la nobleza, pero no lo entiendo. -Me gire para mirarla asombrado a esos ojos verdes como esmeraldas.

-¿No lo sabías? Yo soy de un reino del norte que fue atacado por tu padre, decapitó a mis padres y familiares, dejando vivos sólo a mí y a mí hermano. Me tomó como esclava y todavía no se que hizo con mí hermano mayor. -Empezó a entrelazar sus dedos y sus labios perfectos empezaron a temblar.

-Lamento mucho escuchar eso, ojalá pudiera hacer algo para ayudarte, pero mí padre no me permite hacer nada con respecto a temas políticos. -Mire cabizbajo frente a la bella mujer con un gran sentimiento de impotencia.

La noche pasó lenta e incómoda para los dos, pero algo había cambiado, algo en mi corazón nació. Un sentimiento de impotencia no me dejaba tranquilo, no paraba de pensar en las acciones de mi padre.

Al día siguiente me dirigí al balcón principal del despacho de mí padre, tomé una soga y bajé hacia el jardín que daba con las puertas de las murallas del castillo. Aproveche la poca luz de la noche para pasar entre los guardias dormidos que custodiaban las puertas, como soy de complexión delgada pude pasar con dificultad entre los enormes barrotes que estaban por arriba de la gran puerta.

Vague por el reino, viendo a todo mí pueblo en las calles, desnutridos y con un gran recelo hacia la corona. Mí corazón se llenó de valor, así que mí corazón actuó, sabía que yo solo no podía desafiar a mí padre así que tomé el camino del pueblo. Desgraciadamente un guardia me encontró vagando por las calles y me hizo regresar con mí padre. Ese viejo me golpeó hasta cansarse y cuando no pudo más hizo que su consejero me golpeara hasta que me desmaye.

Cuando desperté me encontré con la hermosa muchacha de antes, mí nana la había mandado a curar mis heridas, ya que ella estaba preparando una infusión especial, que solo sabía preparar ella. Su mirada bondadosa con esos ojos hermosos me encandilaron, pero ella estaba diferente, me di cuenta que quería decirme algo, pero tenía miedo.

-Se que quieres decirme algo, no tengas miedo, siempre puedes confiar en mí. -Aunque muy dolorido y con la cara entumecida trate de darle una sonrisa.

-Que tal si tu padre te quiere matar, hoy casi lo hace y además no va a tardar mucho en procrear otro hijo. -Miro hacia un costado para calmar toda la ansiedad que sentía. -Creo que tú serás un gran rey, pero primero debes asegurar tu trono y dejar a un lado a tu padre.

-Ya se a que te refieres, me parece justo, nunca pude ver algo bueno de mí padre, nunca hice algo que compartiéramos y no le tengo ningún tipo de afecto. -Me reconfortaba saber que ella me entendía, que ella sabía lo que sentía.

-Se que esto suena raro, pero aunque nos conocemos hace poco siento como que te conozco de toda la vida. -Su sonrisa acompañada con esa caricias que me daba en las mejillas me dejó en un trance sentimental que no conocía, sentía algo muy fuerte por ella, pero en ese entonces no sabía que era.

Pasaron los meses, hasta que me pude recuperar. En una noche de insomnio me escapé, viaje por el reino podrido que gobernaba mí padre y espere hasta que amanezca. No tenía un ejército, pero sí un pueblo hambriento y enojado. Estuve varios días dando discursos por varios lugares hasta que mí padre se hartó, ya habían pasado varios meses desde que me fui y él había hecho estragos de su furia.

Todo el reino estaba listo para rebelarse y ahí es donde estaba yo, enfrente de ese enorme tumulto de gente. Eran demasiado soldados, pero mí victoria estaba asegurada, la cantidad de personas que estaban conmigo eran mil veces mayor que la de los soldados, así que ellos se rindieron y me entregaron al rey en mis manos.

Mí padre fue entregado al pueblo, para que hagan lo que quisieran con él y yo me senté en trono, pensando en mí victoria, pero una noticia me había abrumado. Mí padre había matado a mí nana en un arranque de furia, el trono era mío, pero él se llevó lo más preciado para mí. Un abrazo de mí amada era lo único que necesitaba y así fue, me casé pensando que ahora todo iba a terminar bien, pero la vida tranquila que quería tener se desvaneció.

Me enfermé, mí esposa era lo único que me quedaba, pero mí corazón volvió a partirse, en mí última noche en el mundo de los vivos. Ella había entrado a mí habitación, con su "hermano" y una gran sonrisa.

-Tu salud cada vez se deteriora más y mí paciencia se agota, ese veneno tarda mucho en hacer efecto. -Se acercó a mí lentamente. -Tu familia pagará por todo, mis padres serán vengados.

-Amor mío, mí vida se deteriora más, pero mí amor por ti es cada vez más fuerte. -Con mis sentidos decaídos pude oler su perfume y reconocer que estaba cerca mío. -Los médicos dijeron que no podría sobrevivir esta noche, así que te pido que te quedes junto a mí. -Con una voz ronca, los pulmones a punto de estallar y un dolor por todo el cuerpo que me dejaba en agonía, pero con un corazón devoto hacia el amor de mí vida.

-Escucha bien muchacho, tu padre destrozó mí reino, a mí familia y todo lo que alguna vez amé. Nunca voy a estar con alguien de la misma sangre que él y menos dejaría que mis hijos tuvieran ese apellido. -Decía esto con una gran odio en sus palabras, cerca de mi oído deteriorado. -Solo espero que mueras, gracias por darme tu reino, solo espero que te pudras en el mismo lugar donde está tu padre.

Quería creer que solo era una alucinación por mí enfermedad, pero no era como pensaba y ahora muerto cuento está historia en medio de la oscuridad de mí muerte a quien sea que la escuche. Soy un alma vagante en medio de mí propio infierno, viendo mí camino en vida todo el tiempo, como una tortura constante y lo único que me queda es saber que fui un buen hombre en vida.







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