Leo

Hospital de la cruz.

Consciente de mi desnudez, aparqué la moto en las afueras de un hospital donde trabajaba una dra con quién había intimidado después de ser su dealer. Me había dado un gran sexo oral, la mejor de todas, así que ella ya conocía mi miembro. Afortunadamente, todavía tenía su número.

– Hola buen día, Dra Vivas, ¿ Quién habla?

Que sucia, me había borrado.

– Dra Vivas, le habla su dealer de confianza. Su «semental indomable» , como me llamó hace un tiempo, ¿Me recuerda?

Sentí su sonrisa detrás del teléfono.

– Mi semental indomable, como olvidarte. ¿Tienes algo bueno?

Miré mi pene y luego a Ana convaleciendo. Sonreí ante la ironía.

– De hecho si. Estoy en frente de La morgue, en una moto.

Pasaron unos minutos cuando ella salió apurada, buscando a los lados para ver dónde me encontraba. Me asomé para hacerle señas y sus ojos se abrieron al verme. Era evidente que la había dejado hambrienta. Se acomodó su brasier y noté relamenerse un poco sus labios. « No Dra, no vengo a coger, vengo a que me atienda», cuando llegó a mi, se sorprendió al verme desnudo, y mis múltiples latigazos, heridas de bala y golpes. Yo era inmune a todo, sentía dolor pero no era para tanto. Sus ojos dieron un vistazo a mi cuerpo, colocó su dedos en mis pectorales y sentí sus ojos en mi pene. La tomé hacia los arbustos con fuerza en su momento de debilidad y le tapé la boca para que no gritara.

–Necesito de tu ayuda. – susurré viendola a los ojos–, no vayas a gritar, estoy algo vulnerable y nosé a quien más acudir.

Le hice señas en dirección a Ana y ella la vio, luego a mi y asintió. Solté mis manos muy lento viendo su reacción, pero ella no gritó. Por eso uno tenía que hacer relaciones públicas con todo tipo de personas, y una dra era de gran ayuda.

–¿ Estás en problemas? – preguntó nerviosa.

– No te voy a mentir. Casi me matan, pero por hacer del bueno está vez. Y...por salvarla a ella.

La amaba, no lo niego, pero era un amor distinto. Ahora, tenía un motivo mucho más fuerte para luchar y no iba a dejar que los Lombardi me lo arrebataran. Bruno. Mi muchacho.

« Iré por ti Bruno, y luego te cambio el nombre»

La Dra Vivas, fue hacia Ana y tomo su pulso. Luego con su estetoscopio auscultó su pecho, miró sus ojos y vio la herida de bala. Me miró con ojos de preocupación.

–¿ Vivirá?

– Ha perdido mucha sangre, no puedo decirte, está muy débil. La llevaré a urgencias. Iré a buscar a un camillero.

Y justo cuando me pasó por un lado, tomé su brazo y la atraje a mi, haciéndole notar mi virilidad cerca de su sexo, para ponerla más nerviosa. La besé con fervor, introduciendo mi lengua en su boca, haciendo que ella se estremeciera y toqué sus senos voluptuosos. Un poco de relaciones públicas, como siempre he dicho.

– Tráeme algo de ropa, ¿ si? – susurré al terminar mientras ella recobraba el aliento.

Asintió y luego fue a buscar ayuda. Pasaron pocos minutos y me llevó una chaqueta y un pantalón. Con eso bastaba, Ana estaba en cirugía, mientras yo pensaba que debía hacer mientras me cosían y retiraban las balas. Mis músculos habían amortiguado las 4 balas que se habían incrustado y afortunadamente no me habían hecho mayor daño. Lo mejor de ser un maldito ratón de gimnasio era eso: eras invencible. Por otro lado, no podía salir a la luz porque seguro Lombardi me iba a buscar, mi hijo estaba con Joana, y Lucy...con el idiota de Maurizio. Vaya tela, debía resolver antes de reunirme con mis proveedores de droga para subsistir, es decir, a eso me dedicaba. Pero aparte de todo eso, el plan con Novio y el Kpop debía tenerlo en pie. Todo eso sin morir en el intento.

«No mueras Ana, a pesar de que has sido una basofia, no quiero que mueras»

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Llamé al kpop  y a Novi esa tarde, mientras me registraba en un hotel. Me fui del hospital en contra de mi voluntad, según la Dra Vivas yo debía operarme también por una hemorragia a última hora que había causado una de las balas, pero yo sabía que era una excusa para atraparme y follar. No, yo estaba bien, además había consumido un poco de fentanilo y ese iba a saber. Yo me sabía curar, había estado en peores condiciones, hace unos días, Lee Jong me informó que Mauricio se había casado con Lucy, a quien prometí que lo iba a joder si lo hacía, pero mis planes se vieron un poco distorsionados por mi vida personal. Vaya mierda.

Me coloqué hielo, mientras intentaba ordenar mis ideas.

Yo era un peón en mi propio plan. Era la mafia, la muerte, y el destino me estaba jugando una sucia batalla. Pero la iba a ganar.

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–¿Pero, que mierda te pasó?, eres un drogadicto problemático. –Novi estaba sentado en  la cama de segunda. Su cara de asco me divertía. Los había citado para hablarles de mi nuevo plan, aunque sabia que no debía decirles todo. Por ejemplo, que yo tenía un hijo, y que Irina se cogía a Lombardi. 

–Nada que te importe realmente –le ofrecí un cigarro al Kpop, aunque ese día parecía el hijo de jackie chan, me reí conmigo mismo ante mi propio chiste, y la verdad, es triste cuando no puedes compartirlo. Me mataría –Tenemos un problema. Irina Bonvertre tiene su ojo puesto en nuestro tesoro, y planea hacer que Rizzi, asesine a Maurizio Schenone. 

–¿y eso porqué nos importa? –Novi era un idiota, no pensaba.

–Pues – me senté en frente de ellos, las heridas me dolían pero no podía demostrar mi vulnerabilidad. –Esto es como un tablero de ajedrez, debes hacer que todos caigan uno a uno, para que no quede nadie. Irina se va a deshacer de todos poco a poco. incluso de Lombardi,  pero..

–Pero no sabe que nosotros estamos en el tablero, jugando el mismo juego –El kpop si tenía cerebro. 

–Bingo –Aunque Lombardi ya sabía de mí, y que escuché sus secretos. Pero esto no lo debían saber ellos. 

Me serví un vaso de whisky, porque necesitaba un poco de acidez en mi garganta. Y en esa habitacion, mientras intentaba persuadir a aquellos imbeciles de seguir con el plan, miré por la ventana pensando en Lucy. ¿Cómo estaría?, se había casado con....ese imbécil.

« Escuchen la canción en este momento, imagínense a Leo, viendo por la ventana y con esta canción de fondo»

El hecho de que estuviera en otras manos, en otra cama, me hacía hervir la sangre. Recordé su olor, su sonrisa...su manera tonta de verme. Sus ojos almendrados que hacían juego con sus cabellos ondulados. La extrañaba. Y me había dado un hijo. Sentí la lágrima recorrer mi mejilla al recordar el aborto de Ana, porque nunca pude verlo. En cambio, tener a mi pequeño en mis manos, aunque sea por unos segundos, cambio mi vida. Ya no sabía si quería continuar con la búsqueda del tesoro. Ahora solo quería a mi hijo y a Lucy. Y ambos estaban lejos de mi. Golpeé con fuerza el mueble donde estaba descansando mis manos, y olvide por completo que estaba acompañado.

– Si que eres raro Leo. Y luego dices que yo soy el rarito. ¿ Qué mierda te pasa? ¿ tienes la menstruación? – Sentí ganas de partirle la cara al niño bonito de Novi. Estúpido pelirojo.

– No es asunto tuyo, joder. Siéntate, que haremos el plan.

Lee Jong soltó una bocanada de humo mientras se reía.

–Dejemos que maten a ese idiota. Maurizio es despreciable, no pienso derramar sangre coreana para salvarlo.

Novi me miró cuando apreté los puños. El sabía algo. Sus ojos se achinaron, inspeccionando.

– Tu no quieres salvar a Maurizio – se inclinó hacia atrás –, el tiene una debilidad, Lee Jong, y se llama Lucy Bonvertre.

Lee Jong tosió al darse cuenta que tenía razón. Supongo que fui evidente al apretar mi mandíbula al escuchar su nombre.

– Y ella está en peligro también. Si matan o intentan matar a ese idiota siciliano, lucy se verá afectada, imagínate. La hija del hijo de puta más grande que hay en la mafia, la hija del derramador de sangre más grande. Que gran victoria y premio sería tenerla de rehén o incluso, violarla tantas veces que sacie la sed de venganza de Lombardi o Irina. Y eso, te hace ruido, no te deja dormir, a juzgar por tus ojeras, ¿ estoy en lo cierto?

Su cinismo fue muy grande pero, que maldito mago y lector de mentes era. Por eso estaba en mi equipo. Era muy inteligente. Tenía mucha razón.

– No estamos hablando de Lucy.

– Pero yo si. Porque ella tiene mucho que ver en todo esto. – se rió en mi cara, mirando a Lee Jong – eres la ostia, te cogiste a la hija de Vito. Que cojones tienes la verdad. Me impresionas, es que, no tienes miedo a la muerte.

Lo miré sin expresión alguna. Que bastardo.

– Bueno, ¿ qué propones niño rico? – soltó Lee Jong, rompiendo el silencio incómodo.

Novi tomó su cigarro y lo estrelló contra el cenicero. Luego de un profundo suspiro nos miró. Yo estaba tenso.

– Propongo que, secuestramos a Maurizio, no lo matemos, es valioso por su increíble fuerza, parece Hulk, hasta creo que te ganaría– me señaló– , y luego, de dañar el plan de Irina, tratemos de sacarla a ella del juego. Es un estorbo.

–¿ cómo la sacamos del juego? – estaba anonadado por su inteligencia. No sabía que podía pensar tan bien.

– Yo sé – Lee Jong salió de su trance pendejo–, puedo hackear su teléfono y hacerla ir a una reunión donde le ofrezcan la ubicación de Maurizio, y ahí, mis hombres la tomarán. Y antes de que me digan que ella no es estúpida, no, ni lo es. Pero es mujer soltera, una cuarentona hambrienta de sexo, ¿ no?
La citaremos en el casino burdel de mi tío, y ahí la vamos a seducir.

Estaba perplejo la verdad. Estos dos si tenían cojones y neuronas.

–¿ Y crees que Irina Bonvertre se va a  dejar seducir por unos coreanos?

Lee Jong me sonrió.

– A casi todas las mujeres les gustan los coreanos. Y en ese casino, están los más bellos, confía en mi. – dijo en tono infantil.

Esperaba que ese plan funcionara.

– si que tienes cojones de meterle el pene a la hija de Bonvertre. Estás loco – Lee Jong se sentó a mi lado y se sirvió whisky.

No solo le había metido el pene, la había embarazado. Mierda. Si que estaba loco.

NOTA

GRACIAS POR LEER.

¿ QUÉ LES PARECE EL PLAN DE LOS CHICOS?

¿ Creen que Maurizio se deje secuestrar?

¿ Creen que Bruno está a  salvó con su abuela?

Las invito a ir leyendo a la par, mi libro lujuria de ángeles. Una historia de amor de una chica, un ángel y un demonio. Está en mi perfil. Lo iré posteando este mes.