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Capitulo 3: Reunión de la muerte.

Nota: LEE EL CAPITULO ANTERIOR COMPLETO.


Me dio un escalofrío cuando al entrar a la sala, uno de los guardias le prohibió entrar a Mauro. Le colocaron una pistola en la frente y yo, asentí la cabeza para que supiera que estaría bien. Ya habia escapado de la muerte en otras ocasiones, aunque esta vez, no había rastro de Leo y nada mas peligroso que, el rencor de un hermano. A lo largo de la sala, habia una mesa rectangular con muchas sillas. Me sentaron al lado de una silla vacía, mientras todos los que estaban ahí se sentaron cuando Irina dio la orden con su mano. Los miré a todos, reconocí al señor Schenone, que me miraba como piraña, mientras los demás tenían caras de disgusto. El frío, e incomodo silencio, duró horas, antes de que la puerta se abriera de nuevo y entrara un hombre con una mascara negra, junto a un chico que tambien usaba una mascara negra. Irina hizo enseguida una señal, y los guardias tomaron al chico por los hombros y lo echaron como a Mauro. El hombre enmascarado no dijo nada, solo miró a Irina, de forma fría y se sentó a mi lado.

-Sin acompañantes, sin mascaras, sin nada que perturbe nuestra hermosa Reunión -empezó a decir Irina con dulce voz. Y luego de varios segundos volvió a repetir, luego de un fuerte golpe a la mesa, enojada-¡Nada de máscaras maldita sea!

El hombre a mi lado soltó una risa y se quitó la mascara. Yo lo miré de reojo, helandome en la silla al reconocer quien era. De todas las personas que podían estar ahí, el era quien tenía que estar. Tragué fuerte, incluso contuve la respiración por unos segundos. Yo estaba entre una jauría de lobos que querían asesinarme, pero ese hombre, si tenía motivos personales para hacerlo.

-¡Leoncio!, nos dejas ver tu rostro, y nosotros nuestros planes. ¿Trajiste tu tributo? recuerda que tienes una deuda grande conmigo, no me interesa que has estado haciendo estos meses, pero me debes millones, a mi, y a todos aquí, ¿tienes el dinero?

Leoncio apretó los puños y tomó de su bolsillo un paquete que se lo arrojó a Irina. No sabía si me había reconocido aun, pero esperaba que no. Irina tomó el paquete y luego de ver su contenido, lo miró molesta.

-¿Crees que soy idiota?, ¿un pendrive?, si esto es una broma para ti..

-En ese pen drive, hay millones de dólares Irina -Interrumpió Leoncio. Así que, si habían logrado robarle el dinero a mi padre. ¡Qué sucio juego!-¿tienes una computadora?, si me matas, no sabrás la clave. Te conviene tomarlo.

-¿Así?, ¿y eso porqué? -dijo Irina en forma sarcástica.

-Porque ese dinero, se lo robé a tu hermano, incluso, hay más, pero está de tu parte si colaboras conmigo, en obtenerlo.

Irina hizo un chasquido y uno de sus guardias llevó una laptop, y una vez puesto el pen drive, Leoncio colocó una clave e Irina abrió los ojos de par en par al ver la cantidad de dinero que había en una de las cuentas.

-¿Cómo le robaste esto a Vito?, es imposible hacerlo. -Irina parecía complacida.

-Pues, Vito y yo estamos en constante batalla. Incluso, tenemos una pendiente. Pero, esta historia en particular, ¡ja!, digamos que es un cuento muy largo. Espero haber saldado mi cuenta con esto.

Irina abrió una chupeta y se la colocó en la boca. Y mientras relamía el dulce, hizo un gesto con la mano y los guardias llevaron a nuestra mesa unas bolsitas con la cocaina de mi padre. Miré el reloj, y habían pasado solo veinte minutos desde el mensaje de Vito. Me sudaban las manos. Vi a todos inhalar, tapándose una fosa nasal, y yo, tuve que hacer lo mismo. Una sensación de picor llegó a mi garganta y una sensación de muerte llegó a mi. Tosí sintiendo que me ahogaba, y fue cuando Leoncio me dio unas palmadas en la espalda para ayudarme. Yo intenté no mirarlo, pero fue inevitable que el no me viera

-¡¿Lucy?! -miró a Irina-, ¿Qué hace aquí la prostituta de mi hijo? -dijo mientras sacaba una pistola, pero enseguida todos, incluso Irina, sacaron las suyas y apuntaron a Leoncio.

-Ella es mi invitada especial, la matas, y te amo a ti junto a tu descendencia. Además, ¿olvidas que es mi única sobrina?, baja el arma.

Aquellas palabras me hicieron pensar que tal vez, Irina tendría un poco de amor hacia mi. Todos eran fiel a ella, y todos tenían algo en común: odiaban a Vito Bonvertre, por ende, a mí. Leoncio bajó el arma viéndome como lobo endemoniado, y se sentó nuevamente.

-Recuerden que aquí, no debemos ser violentos. Esta es una sala de paz -juntó sus palmas y cerró los ojos-Amén. La espiritualidad, ante todo, ya saben que soy muy devota a dios. Así que derramen sangre fuera de esta sala -nos sonrió y luego liberó una risa un poco histriónica-, ¿les gusto la cocaina tributo?, vendrá más, y más para usted, querido Novi.

Novi era un chico de unos cuarenta, que estaba enfrente. El, había escuchado que tenía mucho dinero de su familia, y que, siempre compraba cocaina. Así que Irina, vendía la cocaina que mi padre le daba, para ella multiplicarla, como forma de reclamar lo que alguna vez, fue suyo y le fue arrebatado. Nunca pensé que mi padre pudiera matar a niños, a bebes, y ahora que yo estaba esperando un hijo, no podía pensar, siquiera imaginar que perdiera esa criatura. Irina tenía un inmenso dolor, y todo por la soberbia de Vito.

-Hermosa Irina, ¿otra ronda? -preguntó Schenone.

-¡Por supuesto que no!, es hora que hablemos de asuntos serios. Los he reunido, porque las ventas de mujeres han bajado. ¡Debemos aumentar la búsqueda de hermosas mujeres y venderlas a buenos precios!, vamos, ustedes pueden hacerlo mejor.

-Si, pero mis ventas de marihuana y extasis, han incrementado este año.-dijo Corleone, otro mafioso de la mesa.

-Las mías también, pero Irina tiene razón, el trafico de mujeres se ha disminuido, yo opino que debemos bajar el porcentaje de ganancia a la sociedad, así podemos ...

Irina lanzó un cuchillo al hombro de Schenone. No le gustó la palabra "bajar el porcentaje", por lo que entendía, cada casa de mafia, debía pagar una cuota a la sociedad. Eso les brindaba proteccion, eran una familia, muy difuncional, pero así funcionaba la mafia. Y mi tía, Irina, encabezaba todo.

-Nadie va a bajar los precios, ni el porcentaje, solo deben esforzarse más, ¿entendieron? -dijo Irina rechinando los dientes. Schenone se sacó el cuchillo, jadeando y haciéndose presión en la herida.

-Bien, entonces eso haremos. ¿Empezamos el show? -preguntó Novi.

Todos empezaron a murmurar y Leoncio me dijo al oido:

-Creo que es hora que te vayas despidiendo de este mundo, putica.

Irina me miró con emocion y levantó una copa con alguna bebida alcohólica.

-¡Este año!, nos ha sonreido la suerte. Resulta que mi hermano, Vito, tiene una hija, que es la preciosura que tenemos aquí. -todos me aniquilaron con la mirada-Lucy, ¿sabes pelear?, porque tengo una sorpresa para ti. Te explico-bebió de un solo golpe su bebida-, siempre hacemos una cacería en donde apostamos por quien puede matar primero a nuestra presa-cuando empezó a hablar, mi corazón empezó a latir mas fuerte y el bebé empezó a encajarse en mi vientre-, entonces, tenemos rusos, coreanos, estadounidenses, italianos, todos juntos para matar a un civil que solo debe correr por su vida. ¿No te parece interesante?, gana el primero que lo mate, y por supuesto, todos aqui, deben hacer sus apuestas.

Tragué fuerte, y me atreví a preguntar algo que yo ya sabía.

-¿Y cual será la presa? -dije pausadamente.

Irina rio alto y todos se le unieron.

-Pues, ¡tú!, mi hermosa sobrina.

Me levanté de golpe pero los guardias me tomaron por los brazos. Vi a Leoncio y a Schenone sonreír de forma malévola y unos segundos después, escuché varios golpes fuertes fuera del salón y un disparo. Eso me asustó.

-¿No tenías un trato con mi padre? ¡Sueltenme!, ¡ya la droga no tarda en llegar! -dije casi llorando.

Irina se acercó y me dio una cachetada.

-Una Bonvertre ruega por su muerte, no llora ante ella. No vales nada, ¿crees que yo lloraría como tú?, debes pelear Lucy, ¡deja de ser una tonta! y si, tenía un pacto con tu padre, pero -miró una bolsa de cocaína con desprecio-, resulta que esta cocaína no es tan buena como pensaba. Así que ya no, ¿Quién a favor de que Lucy sea nuestro tributo?

Todos levantaron la mano, menos Leoncio. El miró algo en mí que lo hizo desistir de su decisión. Miró mi vientre hinchado detrás de mi blusón. Y se negó a subir la mano. ¿Sabría el que yo era la hermana de su hijo?

-Por decisión casi unánime, la respuesta es si -dijo Irina con emoción.

-Pues yo me he negado. Y según las reglas, todos debemos estar de acuerdo, o ella debe poner a alguien más en su lugar. ¿no vino con un mastodonte? -dijo Leoncio con voz gruesa.

-Ups, el mastodonte, lo hemos asesinado -rio Irina.

Mi corazón se paralizó justo cuando dijo eso. Aquella bala que había sonado, había sido Mauro. ¡Estaba sola en aquella fiesta!

-¿Mataste a Mauro? -grité.

-Si, el iba a ser un estorbo para mi, ahora -chasqueó los dedos y antes de que yo pudiera decir algo me taparon la boca con un adhesivo y me llevaron fuera de la sala, traté de soltarme pero fue imposible, iba a morir realmente -¡Que comience el show!

Vi al salir el cuerpo inerte de Mauro tirado en el suelo, e hice contacto con el chico de mascara que iba con Leoncio. Esos ojos me miraron con horror ante mi cruel destino de esa noche. Y lo ultimo que escuché de Irina, retumbó en mi memoria,

-Díganle a mi informante, que ya no tengo ningún pacto con el, la chica se muere hoy, y que gracias por los millones.

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