ACORRALADO
LA PLAYLIST DE ESTE CAPITULO : MANESKIN.
Leo
Si alguna vez me había sentido mal, aturdido y devastado, era en ese momento. Porque no habia podido proteger a mi hijo y a Lucy. Habia caído en la trampa de los Lombardi nuevamente y esta vez, no sabía que iba a pasar conmigo. Estaba molesto conmigo mismo porque permití que mi lado vulnerable aflorara varias veces. Me habia dejado engañar por la misma mujer, y Lucy estaba herida. Algo en ella habia cambiado. Desde que su piel fue mia, ya no tenía el mismo olor, ni la misma reaccion a mi virilidad, y eso solo podía significar algo: Maurizio Schenone.
¿Como es posible que Lucy, una chica blanca, ojos almendrados, de sonrisa dulce, labios rojos y cabellos alborotados, con los sentimientos mas dulces del mundo, se pudo enamorar de ese mastodonte prehistórico que no sabía como tratar a las mujeres por tosco y arbitrario?, ademas, siempre había pensado que el era gay, ahora tenía mis dudas. Era obvio que se habia metido en su piel. Le habia hecho el amor, y el solo imaginármelo, me daba asco. Los habia visto fornicar, pero, hacer el amor era diferente, era... lo que yo había hecho con ella. Y sabia que yo también la había humillado, por mi indecisión, mis inseguridades personales con Ana, pero, ¡joder!, ella era la madre de mi querido Bruno. Era un puto desastre. Y justo esa palabra, DESASTRE, resonó en mi cabeza cuando entré en razon.
Escuché voces, un par de piernas esbeltas con medias pantys y unos tacones negros aparecieron frente a mi. Mi vision borrosa, no supo lo confuso del momento. Estaba adolorido, mis costillas fracturadas, me impedían respirar bien, y para colmo, creo que me habian drogado con algo fuerte, fentanilo, o solo cloroformo. No sentía mi boca, mi lengua estaba dormecida. Mierda, ¡mierda!, me fastidiaba cuando no tenía control de mi cuerpo. Estaba amarrado a una silla y al parecer, desnudo en el torso. Al menos me habian dejado mis pantalones. No tenía zapatos, así que probablemente me iban a torturar. Genial.
—Hola, bello durmiente —Irina estaba rozando con sus tacones mis testiculos.Traté de hablar pero ella tomó mis cabellos con fuerza , exponiendo mi cuello y me habló a pocos centimetros —Agradece que respiras aun, gracias a los Lombardi que tuviero piedad.— No queria la piedad de nadie, pero su tono de voz cambio—, pero quiero que hagas algo por mi, oh, gran Leo. El que peleó con un oso y vivió para contarlo.
Se separó de mi y se alejó, haciendo sonar sus tacones. En la habitacion entraron Rey y Gio, quienes me vieron como aquellos chicos que crecieron conmigo. Gio relajó los hombros al ver que seguía vivo. Bastardo, pero tambien hubiera hecho lo mismo por el. Malditos idiotas. Gio le dio a Irina un cigarro y Rey se lo encendió, lambe botas.
—Verás, —exhaló una gran bocanada de aire—, quería asesinarte pero estos idiotas me convencieron de que eras ideal para mi gran estrategia, mi fiesta de ganster, mi...¡Cómo le diría?, mi ¡Maxima gloria!— apagó el cigarro en mi hombro y maldicion, no podía gritar. Que hija de puta. —Quiero que mates a Maurizio Schenone, y tambien a Lucy Bonvertre. Y para asegurarme de que lo harás, quiero sus cabezas. — Sacó una daga y la clavó en mi pie. ¡Lo sabía!, me harian algo en los pies y maldicion, ¡qué puto dolor! No podía gritar, aun peor, Gio y Rey estaban sonriendo por mi desgracia. Me juré en ese momento que los iba a matar y les borraría esa sonrisa de sus rostros—, y se que dirás, ¿hacerle caso a Irina?, —me tomó por el cuello— Bruno Rizzo —susurró.
Los vellos de mi piel se erizaron cuando susurró el nombre de mi hijo, ¿como se atrevevia a nombrarlo?, intenté moverme pero era inutil. Ella rio fuerte.
—Este fentanilo potenciado con escopolamina si que hizo efecto, aunque eres fuerte. Sinceramente pensé que ibas a morir. Creo que has creado resistencia por Joana que te colocaba mucho, ¿no?
Gio apretó los puños al escuchar el nombre de su madre. No sabía si ella había sobrevivido, pero sus heridas habian sido graves. Gio estaba distinto desde eso. Y si, me habian drogado mucho en mi vida y yo habia abusado de las drogas a tal punto de casi morir. Creo que eso, me había hecho ser mas fuerte.
—¿Qué estas haciendo con Leo, querida Irina? —Leoncio Lombardi entró en la habitacion, trayendo con condio, encadenada como si fuera un perro, con cadenas en las muñecas, a ... Ana. Estaba golpeada, y sus cabellos eran un desastre. Leoncio seguro la habia golpeado para sacarle informacion.
—Yo solo le decía a Leo que debe ir a la fiesta con Ana, aparentar ser la pareja feliz, y matar a Maurixio y Lucy. —Sonrió.
Leoncio se hacerlo a mi, mirandome con desprecio.
—¿Le dijiste que haríamos si se oponia?
—Ahh, estaba en eso, —me miró— Si te opones, hemos puesto en tu hijo un ship mientras estaba con nosotros, uno que tiene la capacidad de explotar si queremos. Así que si no nos traes las cabezas de Maurixio o Lucy, ¡tu hijo muere!
Sudé frío. ¿Cómo me iba a librar de todo esto?, pero, ¿qué coño tenian en la cabeza estos degerados de matar a un bebé?, y cuando pensé que no tenía fuerzas, luego de un gran puñetazo en el estómago por parte de Leoncio, que me sacó sangre, pude preguntar en forma de grito.
—¿DE QUIEN FUE LA IDEA? —Grité con ira, sentí que la bestia que habitaba en mi iba creciendo. Mis musculos empezaron a moverse y una fuerza empezó a adueñarse de mi. Logré desatarme y vi el miedo en irina mientras iba tras ella. Pero justo sacó un aparato y me lo mostró.
—¡Alejate o lo acciono y tu bebé muere! —dijo respirando fuerte.
Todos en aquella habitacion, estaban asustados. Mis venas se habian brotado, mis musuclos agrandado, aquel efecto que hacia mi cuerpo cuando yo o alguien querido, aquella bestia, aquel...asesino estaba vivo. Tomé por el cuello a Leoncio quien no pudo hacer nada y soltó a Ana. Leoncio, quien era muy fornido pero no mas que yo, empezó a mover los pies en el aire mientras yo apretaba.
—¡Fue mi idea! —dijo Ana desde el piso. Aquello me tomó por sorpresa —fue mia, pero Leo, te juro que no quería... lo siento.
—¡Eres una cualquiera Ana! ¡no pienso ir a ninguna fiesta con ella! —me acerqué pero alguien detrás de mi me inyectó otra vez lo que supuse que era el fentanilo y volví a caer. —Te ....odio....
Pude decir y luego Ana se quitó los grilletes y sonrió mientras iba con Gio. A quien Besó en la mejilla.
—¿Una cualquiera?, tal vez, pero al fin la puerquita de Lucy saldrá de mi camino. Fue una buena idea ¿no mi chico malo?
Gio me miró, luego a Leoncio que estaba aclarandose la garganta y luego le sonrió a Ana.
—Ana, ...—Gio no quería que Lucy muriera, porque eran medios hermanos, era evidente que sentía empatía.—, creo que debes volver con mi padre —le dijo tratando de quitarsela de encima.
—Dejala, luego me servirá, cuando vuelva a tener ganas —dijo Leoncio. Y luego de golpearme de nuevo me dijo
—Harás lo que te digamos, o tu hijo muere.
Eso fue lo ultimo que escuché. Los vi a todos yendose, Ana me miró antes de salir, dirigiendome una sonrisa malevola. Ana era peor que Joana e Irina juntas. Esta vez, si me las iba a pagar. Debía saber como salir de ahí, y proteger a mi familia...incluso al idiota de Maurizio.
NOTA:
CUENTENME QUE LES PARECE???
AMAN A LEO AHORA?
SIGUEN ODIANDO A ANAAAAAAAAAA? YO LA ODIO.
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