Yoon.

Los eventos sociales para mi son innecesarios, siempre que asistía solo era un par de minutos y me largaba, odiaba la hipocresía con que mi padre nos presentaba.

Mis hijos.

Como si eso borrara todos los años que nos negó.

Ahora es un asunto diferente, mi esposa está también aquí, y se ha vestido de una manera que me ha hecho desear llevármela hacia uno de los pasillos y follarla ahí mismo. Solo que lleve a mi hijo en brazos me ha detenido.

—Debo admitir que has hecho algo bien —Jimin se para a mi lado bebiendo de su copa —mi cuñada atrae la mirada de más de uno y tu hijo no es feo.

—Es mejor que dejen de mirarla, hace mucho no le arranco los ojos a nadie y estoy a nada de batir un récord hoy.

—Te diría que estas enfermo, pero yo haría los mismo de tener una mujer así.

Puede que no me lleve tan bien con Jimin, pero es mi hermano y aunque me purga que sea un maldito lame huevos, son razones son más oscuras de lo que parecen.

—Llegaron las arpías —mira a las hijas del pakhan, que traen consigo a sus hijos y los esposos que les fueron escogidos —Iré a saludar a mis hermanas —sonríe y siento un escalofrió.

El maldito enfermo se ha follado a más de una.

Siento una mano en mi hombro y me giro para ver a mi mujer acercarse  a mi oído.

—Voy a cambiar a tu hijo  y también a darle de comer.

—¿Te acompaño?

—Esta bien amor, no me tardo, mi escolta me llevara.

Presiono mi boca contra la suya unos segundos antes de sentir como Akim me empuja y se aferra a su madre.

—Solo es un préstamo pequeño, pronto será mía totalmente de nuevo.

—No puedes estar celoso de tu hijo Yoon.

—Es cuestión territorial más que nada.

Sonríe y en verdad quiero llevármela a casa y follarla demasiado. La veo caminar con los escoltas que había designados para ella, las veces que salía de casa ellos dos la acompañaban eran los más letales de mi guardia después de mi claro esta.

Mantenía vigilada a la familia del pakhan, su hijo Dominic y las hermanas estaban a su alrededor, yo seguía hablando con los invitados y demás con poco interés.

—¿Dónde esta mi nieto? —se acerco el pakhan.

—Freya lo alimenta ahora —miro un poco mi reloj y me congelo un segundo —ya debería de haber vuelto.

Dejo a mi padre y corro hasta donde veo la escolta de mi esposa, mi corazón se siente pesado, sin tocar abro las puertas observando un salón vacío y la ventana totalmente abierta.

—¿DÓNDE ESTA MI ESPOSA Y MI HIJO?

Los escoltas entran y se ven tan confundidos como yo, se movilizan a mi alrededor y yo comienzo a ver todo rojo por la ira que crece en mi….