Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

39

Después de bañarse, Naomi se había sentado en la cama para ponerse su pijama de seda para estar fresca y desligada de cualquier tensión. Miró en dirección a la mesa de noche, donde posaba el regalo que había comprado para Elian. Soltó un suspiro y pensó cuánto le hubiera gustado entregarlo y que todo fuera un momento hermoso que no olvidaría jamás. Sin embargo, sentía que ahora no podía hacerlo. No mientras estuviera en discordia con Gianluca.

Llevó las manos a su cabeza y cargó todo el peso sobre ellas. Se quedó mirando el suelo, pensando en alguna solución. No era capaz de aceptar que Gianluca la odiara. Tenía miedo de lo que pudiera hacer de ahora en más, que no la tendría a su lado. Esperaba que no renunciara a su sueño por un amor no correspondido.

La culpa que sentía era tan grande que al mezclarse con el dolor del desprecio sintió muchas ganas de llorar para desahogarse. Se tiró hacia atrás y agarró la almohada para abrazarla con fuerza contra su pecho mientras lloraba.

La imagen de Gianluca apareció en su mente cuando cerró sus ojos. Era de la primera vez que lo había conocido. Un joven arrogante y de mucha seguridad, que no aparentaba tener ningún problema a su alrededor, pero que en la vida real no se sentía comprendido y por eso con su forma de ser alejaba a cualquiera de su lado. Sin embargo, con el tiempo había podido cambiar, al tomar sus propias decisiones con libertad y, sobre todo, confiando en ella. Pero ahora todo había vuelto para atrás, con la diferencia de que la tristeza, la traición y los sentimientos no correspondidos los separaban para siempre.

Dos golpes suaves en la puerta la hicieron salir de sus pensamientos. Antes de que pudiera responder al llamado y acomodarse para disimular, Elian entraba a la habitación pidiendo permiso. Naomi se sentó de golpe y dejó la almohada sobre sus piernas. Aparentaría estar tranquila, aunque sabía que sería imposible luego de haber llorado sin medirse, y seguro Elian la había escuchado.

—Siento entrar así, pero... —Se quedó a medio hablar luego de acercarse hasta ella y ver su expresión—. Naomi, ¿qué pasó? —Preocupado, tomó asiento a su lado.

—Es horrible sentir que alguien te desprecia y no quiere verte nunca más porque le haces daño... y que todo lo que creías era una ilusión, una mentira... —explicó volviendo a romper en llanto.

—¿Gianluca te lo dijo?

Se le partía el alma al verla tan afligida. Enseguida la rodeó con su brazo y la acercó para contenerla. Naomi asintió mientras se hundía en su pecho para liberar su tristeza.

—Quiero creer que no es así..., pero no puedo... —Se sentía vulnerable.

—Siempre confiaste en que era una buena persona. ¿Por qué ahora no?

—Porque esta vez su dolor es grande y yo se lo causé. —Su voz tembló—. Desde un principio fue mi culpa y no fui capaz de darme cuenta... Es verdad que siempre hago todo mal...

—No es cierto, Naomi. Siempre buscaste ayudarlo, darle ánimos para que avanzara en su carrera. Constantemente lo decías.

—Sí..., pero lo confundí. Creyó que yo lo hacía porque sentía algo especial por él... y, al darse cuenta de que no era así..., me mintió para tenerme cerca... y me hizo promesas falsas, que en esta noche se rompieron. —Se aferró más a Elian. Le faltaba el aire por el nudo en su garganta—. Me siento enojada, triste..., desilusionada..., y no sé cómo calmarme, menos al cargar con tanta culpa...

—Pero no es tu culpa —dijo firme—. Él no sabe cómo enfrentar sus problemas y por eso te hace sentir que la tienes...

—Elian, hice que otra vez cayera en la arrogancia y no sé si será peor... —Se apartó para mirarlo con mucha preocupación—. Tengo miedo de que no pueda salir adelante.

—Naomi, trata de pensar con claridad. —La miró con ternura para darle tranquilidad—. Más que nadie sabes cómo es Gianluca. Me lo hiciste ver el día en que hice las paces con él...

—Pero también mintió aquella vez —lo interrumpió nerviosa.

—No. Fue sincero —le marcó—. Siempre lo fue..., lo sabes bien. Ahora ves todo complicado, difícil y sin salida. —Hizo una pequeña pausa—. Está bien que Gianluca no ha sido amable contigo, pero estoy seguro de que está haciendo otro muro para ocultar su dolor. —A veces no sabía cómo era capaz de decir ciertas cosas en defensa de su adversario—. Seguro que quiere verte, nada más se hace el enojado para tenerte lejos... porque es un cobarde que no puede enfrentar la realidad y le es más fácil culpar a otros que hacerse cargo de los propios errores.

—Y si a ti te rompen el corazón..., ¿qué harías? —inquirió de la nada.

—Me dolería, pero trataría de ser fuerte y esperar que algún día el tiempo me ayude a superarlo. Nunca te trataría como una delincuente o como si nunca te hubiera conocido..., si no, el amor que sentía por ti no sería sincero, sino un capricho.

—Ojalá que todo se solucione... No quiero alejarme de él —dijo con tristeza.

—¿Puedo saber el porqué? —preguntó con curiosidad.

—¿Quieres que hable con él? —Fue lo único que se le ocurrió decir.

—No, no lo hagas —casi se lo pidió en súplicas. No era recomendable hablar con Gianluca o seguro se enteraría por él, y no por ella, sobre los sentimientos especiales que tenía—. Esperaré hasta el próximo lunes para acercarme...

—Entonces, prométeme que dejarás de llorar.

—Lo intentaré. —Se sonrió levemente. Estar en los brazos de Elian era lo que más deseaba. No tenía duda de que podía encontrar la calma y sentirse más segura para enfrentar los problemas.

Buscó dormirse en su compañía y olvidarse de lo ocurrido, pero la imagen de Gianluca la torturaba apareciendo en sus sueños, una y otra vez, lo que provocó que no durmiera para nada bien. Al día siguiente, no tenía ganas de levantarse, a pesar de que Elian la había ido a buscar para que lo hiciera. Estaba hundida en las frazadas, apenas su cabeza se veía. Quería estar oculta, como si así pudiera evitar que la tristeza no se apoderara de ella y el dolor fuerte de su cabeza desapareciera junto al amargo momento de la noche anterior. Sin embargo, tras la insistencia de Elian, se levantó a desayunar. Y, aunque no tenía apetito, intentó terminarlo para luego dirigirse al ensayo de la obra.

En el teatro trató de despejarse y se concentró en el guion. La canción que le había tocado practicar no la ayudó mucho. La melodía era tan triste que lo único que lograba era que se angustiara más. Para su sorpresa, según el director, la interpretación había sido excelente, por lo que recibió las felicitaciones de todo el equipo. Naomi lo agradeció, aunque no estaba convencida de que lo hubiera sido, ya que había mezclado su vida personal con una canción que no le pertenecía y creía que había arruinado el mensaje que de verdad tenía que transmitir.

Cuando el ensayo terminó, se despidió de sus compañeros y se encaminó hacia la salida. Elian la estaba esperando en la puerta con una bolsa de cartón en la mano.

—¿Qué es esto? —indagó sin mucho ánimo.

—Tenemos que ir a la casa de Gioia. ¡Un productor musical quiere verte! —exclamó, esperando que la buena noticia le levantara los ánimos.

—No puede ser...

Naomi se quedó tildada. No podía creer que una noticia así de buena se hiciera presente en un momento tan delicado. Quería alegrarse, pero sus ánimos estaban tan desbordados que no estaba segura de lo que sentía. Aparte, le preocupaba que Gioia notara su tristeza y todo el plan que había pensado para ella y Gianluca se derrumbara y lo hiciera enfermar más de lo que estaba.

—¿No te alegras? Mira que es una gran oportunidad para que puedas sacar tu primer CD —comentó entusiasmado para contagiarla.

—Sí, claro. Solo que me siento un poco extraña... —agarró la bolsa y empezó a caminar.

—Por lo menos haz el esfuerzo ahora que tendrás la entrevista. No dejes que te vean desanimada o puede jugarte en contra —le pidió al notar que la pelea con Gianluca le estaba quitando las ganas de alcanzar su sueño—. Sé que es difícil, pero trata de enfocarte en tus proyectos, que vas por buen camino, Naomi. Te estás acercando al sueño que tienes de compartir tu don con el mundo entero.

—Tienes razón. No quiero arruinar esta oportunidad. Lo siento. —se disculpó y respiró hondo para tragarse todos los malos sentimientos, estar tranquila y darle espacio a la felicidad.

Cuando llegaron a la casa de Gioia, un hombre de cincuenta años, calvo y con anteojos de marco negros y gruesos, se encontraba conversando muy animado con Gioia, pero dejaron de hacerlo ni bien los vieron entrar.

—¡Bienvenidos! —Gioia los invitó a sentarse en los dos sillones que había delante de su escritorio—. Él es Pietro y desea hacer un excelente trabajo contigo. —Se puso de pie para saludar a Naomi con dos besos en la mejilla.

—Hola, mucho gusto —Naomi se presentó con una leve sonrisa y extendió su mano para saludar al productor—. Espero no defraudarlo. —Su boca fue más rápida y liberó su mayor temor. Ya no estaba segura de poder agradarle a alguien más. La inseguridad había vuelto a ella y la dominaba a tal punto de arruinar su autoestima.

—¿Acaso tienes miedo de no convencerme?—Se puso de pie para saludar con una sonrisa divertida—. ¡Si aceptaste venir, es porque estás segura de que con tu música llegarás al puesto número uno de las radios! Si no, ya se sabe que cantantes mediocres no queremos, ¿o no, Gioia? —Lo miró para pedirle su opinión.

—Así es. —Trató de sonar convincente, pero se daba cuenta de que los ánimos de Naomi eran muy diferentes a los días anteriores y necesitaba preguntarle si le había ocurrido algo malo. Sabía que no estaba bien hacerlo en medio de una reunión de negocios.

—Lo siento. No quise ofender. —Agachó la vista mientras tomaba asiento. Quería ocultar sus mejillas sonrojadas. Sentía que había sido regañada.

—Igual, en caso de que me defraudes, no debería ser un impedimento para ti. Te tienes que levantar y continuar hacia adelante. La persistencia es lo primordial, porque, si no crees en ti, nadie lo hará. — Pietro volvió a tomar asiento—. Así que bien, muéstrame qué es lo que traes, ya que con Gioia estuve escuchando las canciones que has interpretado en el circo, pero ahora necesito saber qué tanto puedes crear. Porque, según tengo entendido, eres compositora también.

—Sí. Me gusta escribir las letras de las canciones y buscar la melodía adecuada. —Sacó los cuadernos con cuidado y se los pasó, luego de indicarle cuál escribió primero.

Pietro miraba hoja por hoja. Leía con cuidado cada estrofa, junto a la partitura que Naomi había compuesto. Marcaba las melodías con su mano y ciertas anotaciones le llamaron la atención. Por cada una de las canciones había una nota donde se describía el objetivo de la canción y también los sentimientos que debía transmitir. Estaba fascinado y sus expresiones demostraban lo que pasaba por su cabeza.

—No está nada mal. Sin embargo, me gustaría saber qué tipo de género musical te gustaría especializarte, porque observo que en cada canción haces referencia a diversas expresiones que habría que unificarlas para obtener un mejor resultado.

—Lo dejo en sus manos. Con cualquier género me sentiría cómoda cantando. Después de todo es música, y es lo que me mantiene viva.

Pietro se la observó. La analizaba de arriba abajo. Quería encontrar el estilo ideal para ella. Mientras la observaba, tenía en cuenta su currículum y las pocas presentaciones que había realizado en la televisión; eso le daba el panorama de una joven capaz de representar varios estilos musicales. Desde el pop, hasta el rock lírico. Su voz, al tener diferentes timbres, le permitía trabajar cualquier subgénero a la perfección.

—Si tuviera que elegir en este momento, mi respuesta sería pop, con un poco de new age —respondió—. Aunque la música trance tampoco quedaría mal. —Hizo una pausa para pensarlo mejor—. Con las presentaciones que has hecho, me hace creer que la primera idea que tengo sea la más adecuada para ti. Tu apariencia jovial, sencilla pero hermosa y algo frágil te permitiría representarlo muy bien. Además, podrás darles forma creando tu propio estilo. Siento que ahí no tendrías ningún problema al querer interpretar todos los temas que has creado. —Hizo otra pausa, pensativo. Buscaba una respuesta más segura para decidir el camino de Naomi—. Como consejo te pido que prepares una canción de cada estilo. Cuando la cantes, acompañada de los músicos, veremos cuál será la verdadera esencia que te envuelve. ¿Te parece? Primero haremos la prueba y luego seguiremos hasta el producto final.

Naomi asintió a todo lo que Pietro le aconsejaba. Se notaba que era alguien con mucha experiencia, por lo que no dudaba en que la asesoraría muy bien a la hora de encontrar su estilo personal.

Por un corto tiempo Naomi alejó de su mente los malos sentimientos que la habían estado envolviendo, y dio espacio a la emoción que le daba encontrarse a pocos pasos de alcanzar su principal meta. La ansiedad era grande y se notaba en su manera de hablar. Gioia se animó a hacerle un par de bromas para que se relajara y disfrutara mucho mejor del gran momento que estaba comenzando a labrar con sus propios esfuerzos.



Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro