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-¡No puede ser! -Se puso de pie y pensó lo peor al relacionarlo con el hombre que le había hecho tanto daño. Quería alejarse de ahí lo más pronto posible.
-¡Tranquila! -Con esfuerzo intentó pararse para detenerla, pero Elian fue quien la agarró para que no saliera de la sala-. No soy como él. ¡Es verdad!
-¿Cómo es posible? -Elian también quería saber la respuesta. No esperaba que un secreto así fuera revelado, menos de Gioia, a quien conocía hacía tanto tiempo.
-Te explicaré todo, pero, Naomi, debes tomar asiento y escucharme. Soy completamente lo contrario a Antonello. Es más, él no sabía que yo te había adoptado. Lo descubrió cuando investigó tu perfil para sacarse la duda de dónde venías y por qué yo te protegía tanto.
-¿Por qué no lo sabía? Si son familia, hay cosas que se deben saber -Elian preguntó luego de haber ayudado a que Naomi se volviera a sentar.
-La relación con Antonello se rompió hace muchísimo tiempo. Diría más de treinta años. No nos hablamos desde el día en que dejamos en claro que jamás estaríamos de acuerdo en llevar a cabo una empresa y un proyecto musical. Ustedes mismos sabrán la avaricia y el ego que domina a mi hermano. Nunca me gustó su personalidad. Yo siempre fui más tranquilo y preferí mantenerme distante. Pensaba más en mis ideales sin tener que presionar a alguien o usar mi dinero para sacar ventaja.
-Entonces, ¿soy parte de un plan? -Naomi no estaba segura de entender.
-No eres parte de ningún plan. Eres mi familia, Naomi, así como Gianluca lo es. Por mis errores ustedes han estado sufriendo, por eso tuve que tomar la decisión de arreglar los problemas en que los metí. -Hizo una pausa para tomar aire y continuar con la historia-. Conocí por primera vez a Gianluca en una audición que organizó mi empresa. En ese entonces, buscábamos un joven que pudiera representar el papel principal de la obra. Me sorprendí mucho al verlo parado delante mío, exponiendo su primer trabajo de autor. No podía ser cierto que Antonello lo hubiera dejado participar, así que, cuando le pregunté si su familia estaba al tanto, me respondió que. si ganaba el papel se los contaría, pero, si no, lo guardaría en secreto. Luego hizo su presentación. Su manejo del timbre de la voz había sido impecable, y ni hablar de la letra que había escrito. Era sin duda una hermosa poesía y quedé atrapado por su don. Sin embargo, por obvias razones no podía escogerlo, por lo que lo tuve que rechazar, pero lo alenté a que continuara hacia adelante. Creí que no le afectaría tanto, pero me equivoqué. Mis palabras oscurecieron su don y desde entonces nunca más lo volví a escuchar de la misma manera. Su esencia había desaparecido. -Naomi lo escuchaba atenta-. Tal vez, si me hubiera presentado como su tío abuelo, seguramente hubiera confiado en mis palabras..., pero realmente no lo sé. -Se detuvo unos segundos para tomar fuerza-. Me sentí muy culpable. No había manera de solucionar el error.
En la mirada de Gioia había dolor, por lo que Elian y Naomi entendían a qué se había referido al hablar de la tristeza lo había enfermado. Cargaba con muchas culpas que tal vez no eran suyas.
-A todo esto, ya te había adoptado. -Miró a Naomi-. Y también te encontrabas en una situación delicada, pero por lo menos ya participabas de la Academia de canto y mostrabas que estabas recuperando tus ganas de cantar. Verte con ese entusiasmo me daba la fuerza para mantener la esperanza de que Gianluca también podía recuperar la pasión. Pero, al ver que pasaban los años y no sucedía nada bueno, tuve que poner en práctica la única solución que me quedaba: traerte a Italia para que le mostraras como es la realidad de las verdaderas estrellas. -Se sonrió conforme-. Y lo lograste. Gianluca ha cambiado bastante y una vez más puedo ver como su esencia brilla, con muchas ganas de cantar y mostrarle al mundo que la música nos da la fuerza para vivir.
-La voz especial que buscaba era él... -Las ideas le iban cerrando, y a su mente le vino el recuerdo de la primera carta que había recibido, en la que Gioia le había explicado claramente el lazo especial que tendría con el joven que cantaría con el alma. Desde un principio se había referido a Gianluca, solo que ella era quien debía descubrirlo para ayudarlo a volver a creer en su talento.
-Así es. Como quería estar seguro, necesitaba de tu ayuda, porque, si pensabas igual, coincidiríamos en cuanto a elegir a Gianluca como la nueva voz masculina de la compañía.
-¿Y si no lo hacíamos?
-No ocurriría nada. Por más doloroso que fuese, me demostrarías que Gianluca ya no tenía retorno y otra persona ocuparía su lugar. Sin embargo, hemos tenido la suerte de que supo darse cuenta a tiempo del error que estaba cometiendo al ir por el camino de la arrogancia. Al fin puedo quedarme tranquilo, al saber que las dos estrellas que había encontrado y casi pierdo las tengo otra vez brillando, y que lo harán mucho más cuando comiencen a trabajar a la par y alcancen muchos más logros.
-La última vez que estuve con Gianluca, me pidió que hiciéramos un dúo y me dijo que tenía muchas ideas -Naomi comentó al conocer la idea de Gioia.
-¿En serio? -Se alegró al oírla.
-Sí, pero no acepté -respondió preocupada por lo que pudiera pensar Gioia.
-¿Por qué? -Su voz tembló.
-Porque todavía me falta el coraje para dejar atrás el Circo Clown y comenzar una nueva etapa.
-¿Le dijiste lo mismo a Gianluca? -Elian quiso saber.
-Así es. Y me respondió que tengo que avanzar y no preocuparme por dejar los lugares en donde comencé, porque ellos estarán contentos de haberme dado el espacio para que creciera como artista.
-Y con esa respuesta, ¿cambiaste de idea? -Gioia necesitaba saberlo.
-Me hizo dudar, pero ya le dije. No estoy convencida sobre qué es lo que deseo hacer realmente.
-Naomi, piénsalo con calma. No te presionaré. -Gioia la tomó de la mano-. Realmente avanza según tus deseos. Pero déjame aclararte algo más. -Sacó un folio con muchas más hojas-. Hoy no solo te mostraré los papeles de adopción..., también quiero dejarte en claro que, el día en que ya no esté, toda mi compañía pasará a ser tuya.
-¿¡Escuché bien!? -La sorpresa de Naomi fue tan grande como la de Elian-. Eso no puedo aceptarlo, no estaría bien.
-¿Por qué no? -Gioia le pasó el folio donde estaba escrito su testamento para que lo leyera con calma.
-Porque no me pertenece. Esto es de usted, de sus empleados, de...
-Te equivocas -la interrumpió-. La única persona que puede seguir con la compañía es aquella que tenga mis mismos ideales. -Hizo una pequeña pausa-. Y no estarás sola, sino que parte de la empresa será también para Gianluca, siempre y cuando él acepte. Y espero que sí, porque los necesito a los dos para que mi sueño no se acabe.
-¡Toda mi vida estaré en deuda con usted! -exclamó.
-Solo cumple mi deseo y así no me deberás nada. Aunque, si tengo que ser sincero, nunca tendrás una deuda conmigo. Todo lo hice de corazón. -Le acarició la mejilla con calidez-. Lo mismo quiero agradecer a Elisa por acompañarme en esta loca aventura de cuidarte a la distancia y crear una familia ensamblada. Por eso Naomi, prométeme que harás todo lo posible para que acepte volver a Italia y se quede a vivir aquí, junto contigo, para que continúen siempre unidas y con una vida más tranquila.
-Lo haré. -Asintió, segura de cumplir su promesa.
Las dudas iban desapareciendo y lograba conectar cada recuerdo de su pasado en un solo sentido que la llevaba a transformarse en una persona única y especial. Al final había tenido la recompensa de reencontrarse con sus seres queridos y encontrar nuevas amistades que la acompañarían siempre.
-Tengo que pedirte un favor más. -Gioia le sonrió con picardía.
-¿Qué cosa? -preguntó con curiosidad. Ya no sabía qué más podía pedirle.
-Necesito que hables con Gianluca y le cuentes la verdad que nos une.
-Entiendo, pero ¿no es mejor que lo haga usted? Es su tío abuelo y tiene una relación más directa.
-Naomi, él pasó más tiempo contigo que conmigo. Además, serás muy buena para persuadir su confianza y no rechace el contrato que tengo planeado para su futuro.
-¿Cómo puedo estar segura de que no me traerá problemas con Antonello? No quiero tener otro enfrentamiento con él. Ya puedo imaginarme el escándalo que hará.
-Te doy mi palabra de que todo estará bien. Es hora de que Antonello me escuche. Aunque sea que lo haga como mi último deseo, después de todo, sigo siendo su hermano mayor y debe hacerme caso.
Con un suspiro, Naomi terminó aceptando.
Con una pequeña campana, Gioia llamó al mayordomo para que les trajera café, así podían tomarse una pausa después de una charla tan movida. Lo necesitaban para procesar mucho mejor la historia que se había develado. En especial Naomi, que parecía que aún flotaba en un sueño.
En un momento cerró los ojos y aspiró el vapor del café. La relajó a tal punto que se sonrió al sentirse como en casa. De lejos percibió la voz de Elian que hablaba con Gioia sobre la mejoría que ella había tenido y cómo había logrado que todas las tardes se dedicara a cantar en el parque de la ciudad. Gioia se alegró mucho por las novedades y aseguró que de esa manera podría aparecer un productor que se interesara por su música No dudó ni un segundo en decirle que, si ocurría, tendría que aceptar el contrato. Estaba seguro de que, si salía bien, comenzarían a abrirse más puertas apenas empezara a trabajar en un proyecto.
-Justamente, la canción que Naomi cantó en el parque es la que le pidió que escribiera -comentó Elian, sabiendo que cantar le haría bien a Naomi.
-¿De verdad? ¡Pero qué maravilla! -Gioia se alegró-. ¿La terminaste, Naomi?
-Sí. Hace un tiempo que había comenzado a escribir una canción parecida a la que me pidió.
-Entonces, ¿me la cantarías? ¡Me haría tan feliz oírte!
-¡Claro! Solo deme un momento para prepararme.
-Bebe tranquila el café. Tenemos todo el día para escucharte. Solo avísame cuando estés lista, que llamaré a más personas para que vengan a disfrutar de tu bella voz.
Cuando un pequeño público se formó en la sala de estar, Naomi se puso de pie en el centro para realizar su interpretación. Una vez que sintió que era el momento oportuno para liberar su voz, lo hizo de una manera especial, que cautivó a los oyentes.
No importaba que no hubiera instrumentos para animar la canción, la voz de Naomi tenía un don especial por el que la melodía que interpretaba era de otro mundo, y daba la sensación de que no estaba cantando a capela. La alegría de Gioia era inmensa y sentía como su piel se erizaba al escucharla. Los escalofríos provocaban que la angustia que llevaba guardada por años se liberara con cada estrofa. Naomi era su ángel, y solo ella podía hacerlo feliz. Sentía que era momento de comenzar una nueva vida para alejar la distancia y el miedo que por tantos años lo habían separado de su querida niña. Mientras el tiempo se lo permitiera, haría lo posible para no desperdiciar más la oportunidad de estar a su lado.
A medida que la sala era invadida con su voz, Naomi mantuvo los ojos cerrados. Las escenas de la canción se fueron dibujando en su mente con los recuerdos del pasado. Una pequeña niña sentada en la oscuridad, asustada por las sombras que la acechaban, esperaba ansiosa por la llegada de su ángel salvador. Era el único que podía darle la paz que necesitaba después de haber sufrido tanta tortura. Sin embargo, a pesar de ser su mayor deseo, él dejó de aparecer y la tristeza se adueñó de su corazón. Solo las ganas de volver a verlo le daban la fuerza necesaria para no perder las esperanzas. No quería dejar de creer que algún día la vida sería capaz de presentárselo una vez más. Si tenía fe, con ella llegaría la salvación.
Lo que Naomi vio cuando terminó de cantar la hizo conmoverse. Cada uno de los presentes se limpiaba las lágrimas que habían asomado al oírla cantar con tanta pasión. Algunos se sonreían avergonzados por sentirse débiles ante una canción, y otros no dejaban de aplaudir, asombrados por el talento de la joven artista que Gioia había encontrado en tierras lejanas.
Con mucha curiosidad, Naomi llevó su vista hacia Elian, y lo encontró con la misma expresión que el resto. Buscaba no mostrar debilidad, pero se notaba que también tenía su lado sentimental y había estado aguantando toda la tarde para no quebrarse con lo que había visto y escuchado.
Naomi se sonrió de oreja a oreja, conforme con su trabajo, y se acercó hasta Gioia para abrazarlo con mucho cariño.
-¡Por suerte lo encontré! -dijo feliz. Gracias a él tenía un hogar, una familia, un trabajo y amigos con quien contar.
-La próxima vez, Naomi, cántame una canción llena de alegría, porque tienes mucho para festejar. ¿No te parece?
-¡Lo haré! Ahora puedo sentirme mucho más completa de lo que me sentía antes de que supiera que el amor sí existe de verdad.
El encuentro con Gioia duró hasta altas horas de la noche. A pesar de los cuidados que debía tener por su salud, estos no fueron impedimento para que Naomi pasara tiempo junto a él. El lazo que los unía era muy fuerte. De verdad parecían ser padre e hija, y que la vida los había unido con un mismo propósito.
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