30
Cuando Naomi llego a la casa, una nueva carta de Gioia esperaba ser recibida. Apenas Elisa se la entregó, pasó a leerla entusiasmada por descubrir qué le escribía esta vez su mensajero secreto:
Querida Naomi:
¿Cómo te sientes? Espero que mucho mejor y con ganas de cambiar la rutina. En estos días estuve pensando que no sería mala idea invitarte a un espectáculo en uno de los teatros más importantes de Roma para que puedas ver una obra. Me gustaría que asistas sola y disfrutes del show de manera especial, ya que creo que las canciones estarán dedicadas a ti, te transportarán a un mundo lejos de las preocupaciones y te ayudarán a olvidar lo malo que viviste en estos últimos días.
El concierto es esta misma noche, por lo que te pido disculpas por lo repentina que ha sido la invitación, pero estoy seguro de que luego me lo agradecerás.
Te deseo una muy buena noche y que la disfrutes. Recuerda que en poco tiempo nos veremos.
Una abrazo, Gioia.
Naomi sacó la entrada del sobre, ansiosa por asistir. Cuando leyó la hora del espectáculo, descubrió que no le quedaba mucho tiempo para prepararse, por lo que, luego de explicarle a Elian y a Elisa qué era lo que Gioia había planeado para ella, subió hasta el cuarto a cambiarse. Esta vez le tocaba ir como espectadora y no tenía que dedicarse a trabajar, por lo que sintió que disfrutaría el doble.
Como tenía que vestirse de manera formal, eligió un vestido azul no muy largo con encaje de flores, que se adhería a su torso, y luego la falda se soltaba con una caída muy sutil, pero que le daba mucho movimiento. Luego de bañarse se lo puso y se sujetó el cabello con un broche que hacía juego.
Cuando estuvo lista, le pidió a Elisa que llamara un taxi, que no tardó mucho y enseguida la llevó hasta el teatro.
Ni bien llegó, Naomi quedó fascinada con la fachada. Los artistas que allí se presentaban eran de renombre, ya que la delicadeza con la que estaba hecha la estructura marcaba un alto nivel. Además, había una alfombra roja ubicada en la entrada para que los espectadores ingresaran por ella.
Avanzó con pasos lentos mientras observaba con atención los carteles de las futuras funciones. Se imaginaba que tal vez un día ella podría estar en el mismo lugar si se lo proponía. Extrañaba tanto estar sobre un escenario que la melancolía la invadió. Quería recuperar la voz para estar más cerca de su querido público.
Estaba tan perdida en sus pensamientos que, al volver hacia atrás, para ir a donde recibían las entradas del show, se giró distraída y se chocó con una persona que se había puesto a su lado y la había estado observando sin hacerse notar.
—Vaya, nunca antes habían abierto tan grandes los ojos al verme —habló irónico Antonello mientras Naomi daba pasos hacia atrás para alejarse antes de que tuviera que dirigirle la palabra—. No me digas que me tienes miedo.
—Solo quiero evitar problemas.
—Que considerada. —Se sonrió de lado—. Hoy miré tu entrevista en la televisión y, la verdad, no parecía que quisieras evitarlos. Más bien, agregar más obstáculos a mi vida. —Se adelantó unos pasos para estar cerca de ella y disfrutar de cómo lo miraba con miedo.
—¿Qué quiere decir? —Trató de mantenerse firme, aunque no le agradaba tenerlo tan cerca.
—Cuando abriste tu boca para decir que Gianluca y yo estábamos peleando, fue un grave error. ¿Tanto te gusta llamar la atención?
—No mentí —explicó sin vacilar—, hasta aclaré todos los rumores que se esparcieron, porque ya era un caos. Si ustedes aparecieron en mi vida, no es mi culpa. Yo nunca quise involucrarme.
—Solo hice mi trabajo y nunca quise conquistar a su nieto. ¡Entienda, por favor! —Ya no sabía cómo explicarle la verdad—. No tiene por qué amenazarme cada vez que me ve. Le juro que yo no quiero discutir con usted.
—Debiste pensarlo mejor antes de romper con el contrato. Ahora no te queda otra que sufrir las consecuencias. —Se encogió de hombros.
—No tiene que ser así. Será mejor que cada uno siga su camino. —Dio la vuelta. Era una pérdida de tiempo continuar hablando.
Caminó hacia el teatro para ir a entregar su entrada. Sin embargo, Antonello hizo un ademán a uno de sus guardaespaldas para que la detuviera. Naomi miró al hombre y trató de esquivarlo, pero enseguida sintió cómo una mano grande la sujetaba por el brazo. Naomi forcejeó para liberarse, pero no pudo. Terminó de nuevo delante de Antonello, que en un arrebato le quitó la entrada que tenía en la mano.
—¿Tienes pensado ir al concierto? ¿No sabes que este lugar no es para gente baja como tú? —Su ira aumentaba con cada segundo que pasaba cerca de Naomi.
—¡Deje de molestarme! —Trató de soltarse del hombre que aún la sujetaba con fuerza —. Me invitaron a ver el espectáculo y no voy a perder la oportunidad por un capricho suyo.
—¿Capricho mío? Estás equivocada. —Rompió la entrada en cuatro partes.
—¿¡Qué hizo!? —Cuando sintió que ya no la sujetaban, se agachó a juntar los pedazos que habían caído al suelo.
—Nada más te marco hasta dónde puedes llegar Te haces la importante porque sabes que tienes a Gioia que te respalda, pero sin él no estarías aquí y menos hubieras mostrado tu don en el canto. Así como te quejas de que yo uso mi nombre para mostrar poder y sacar ventaja con Gianluca, te encuentras en el mismo camino. Nada más te haces la tonta, y estoy más que seguro de lo que digo. Ya te lo dije antes, sé quién eres, lo averigüé todo.
—¡Usted no sabe nada! Todo lo que dice y piensa es un error. —Lo miró con los ojos brillosos de impotencia—. Con mucho esfuerzo llegué hasta aquí y no voy a perder lo que conseguí por su culpa. Si tanto le molesta, ¡apártese! Yo no lo busco. Usted insiste en discutir una y otra vez.
—Porque desde el principio no hiciste bien las cosas. Por eso, aléjate de Gianluca y deja que sea lo que realmente quiere. No lo envuelvas más con tus mañas. Él ya tenía el futuro asegurado, pero tuviste que llegar y arruinarlo todo. Nunca te perdonaré que me hayas roto el sueño que tenía. ¡Maldita basura! —descargó su enojo para luego dirigirse a la entrada del teatro, mientras los guardaespaldas controlaban que Naomi no se levantara hasta que él estuviera dentro.
Cuando los dos hombres se retiraron, Naomi quedó arrodillada mientras sujetaba la entrada destruida. No podía creer que la noche se hubiera arruinado en pocos segundos. La ilusión que había sentido por asistir al concierto había desaparecido sin dejar ningún rastro. Las palabras de Antonello la habían desconcertado y no podía reaccionar. Había prometido que no iba a dejar que la maldad de ese hombre le afectara, pero no podía evitarlo. Parecía que todavía le faltaba mucho para ser alguien fuerte. Por más que supiera que no era culpable, no podía dejar de pensarlo. Jamás había actuado con maldad. ¿Por qué sentía como si en verdad lo hubiera hecho?
Se puso de pie, ya que llamaba la atención de las personas que ingresaban al teatro y la miraban confusos al no saber qué estaba haciendo arrodillada con un papel en la mano. Optó por ponerse a un costado del edificio, donde estaba oscuro y nadie podía verla. Buscó su celular en el bolso para llamar a Elian para que hablara con Gioia y le diera una solución, sin embargo, se lo había olvidado en la casa al salir apurada. Pensó en otra alternativa. Compraría una nueva entrada así no se perdía el show. Se paró delante de la boletería para mirar los precios. Era imposible que pudiera pagarla. En ese momento no tenía suficiente dinero ni siquiera para cubrir la entrada más barata. Avergonzada, trató de hablar con la chica que recibía las entradas, explicándole lo que había sucedido sin dar muchos detalles, pero, a pesar del intento, sus palabras no funcionaron y no la dejó entrar.
Regresó al costado del edificio y se quedó pensando qué haría una vez que volviera a casa. ¿Decía la verdad? ¿O no? No estaba segura si podía causar más problemas con Antonello, o tal vez la tratarían de tonta por no defenderse, además de que podía provocar el enojo de Gioia por no haber cumplido con su petición.
Cabizbaja, veía los pasos de la gente que cruzaba por el costado a disfrutar del show. Como siempre, el centro romano era una buena elección para pasear durante la noche, algo que todavía no había podido hacer. Levantó su vista para emprender el camino hacia su casa, con la intención de caminar y despejarse. Cuando puso un pie sobre la iluminada calle, su mirada se quedó fija delante de Gianluca, que se había detenido al verla tan pensativa y escondida en ese callejón.
—¿Naomi? ¿Qué hacías allí? —preguntó intrigado, pero Naomi no tenía una respuesta para eso, por lo que se mantuvo en silencio—. ¿Te encuentras bien?
—Sí. —Bajó la mirada e intentó pasar por su lado. Lo menos que quería era cruzar palabras con él o, si no, descubriría lo que había ocurrido—. Ya estaba por irme.
—¿También vienes al teatro? —Giró para verla sin convencerse de lo que decía. Al verla vestida de gala, no tenía dudas de a lo que había venido—. Vamos juntos, también tengo una entrada —agregó con entusiasmo.
—Yo no pude conseguir —mintió—. Eso pasa cuando dejas todo para el último momento. —Trató de convencerse para que sus palabras fueran reales.
—¿En serio ya no hay más? ¿Por eso estás triste? —insistió con sus preguntas.
—Sí. Así que será mejor que entres y disfrutes por mí. No tardes, que ya falta poco para que comience —le advirtió mirando su reloj.
—Naomi... —Se detuvo en seco—. Me estás mintiendo ¿Qué ocultas? —La miró fijamente para que no le mintiera más.
Naomi agachó la mirada, no podía verlo a los ojos porque reconocía que no tenía el valor para decirle la verdad. Estaba más que claro que se armaría un lío ni bien lo dijera y, como quería evitar cualquier cruce entre él y Antonello, se giró para seguir su camino hasta volver a su casa. Sin embargo, Gianluca la alcanzó e interrumpió su paso.
—Te lo diré si prometes mantener la calma.
—Lo intentaré —respiró hondo.
—Tu abuelo impidió que entrara —dijo con temor, pero lo suficiente claro para que Gianluca la escuchara.
—¿Otra vez te volvió a molestar? —Su enojo fue automático. Sentía la necesidad de enfrentarlo. Naomi, viendo su reacción, lo sujetó de ambos brazos—. ¿Está en el teatro?
—Sí, pero cumple con tu palabra o no te suelto.
—¿Cómo puedes pedirme que no haga nada? El problema es entre él y yo, no tiene que meterte, menos culparte.
—Tal vez tenga razón. Él pensó un buen futuro para ti y yo lo terminé cambiando al desaprobar tus presentaciones y encima te involucré en todos mis problemas de salud, amor y ¡qué sé yo cuántas cosas ya hablan! —se animó a confesar todo lo que le molestaba y la angustiaba—. ¡De verdad no quise hacer daño!
—Naomi, te creo, tranquila. Yo no siento que me hayas hecho daño. Al contrario, me abriste los ojos y me hiciste ver lo equivocado que estaba y que es mejor ganarse los méritos por sí solos que por ayuda de alguien más. Por eso, olvida lo que él te haya dicho. No es cierto.
—¿Y lo de Gioia? —inquirió sin dejar de lado la preocupación—. Yo no lo conozco... y menos uso su nombre para sacar ventaja... Todo lo que hice fue por mi propia voluntad y porque conté con el apoyo de mi mamá y mis amigos... No fue fácil y todavía no lo es. Si mi voz no se recupera, ¡tendré que dejarlo todo!
—¡Nunca pasará! Tu voz regresará. —Sintió el deseo de abrazarla y contenerla—. Tienes que relajarte, quitarte la culpa, enfocarte en tu meta y avanzar a medida que se abren nuevas puertas. No es fácil, lo sé, pero no es imposible. Eres buena aconsejando a los demás, pero tienes muy poca fe en ti. Deberías poner en práctica todos los consejos que das, así te convertirás en la persona que deseas ser.
—Sé que tienes razón en lo que dices, pero... me odio a mí misma por ser tan insegura. ¡Ojalá hubiera sido otra clase de persona!
—Eso no hubiera sido bueno. Tu esencia te hace única y tienes muchos puntos a favor. Solo que no lo ves porque te concentras en los comentarios negativos. —Le sonrió para animarla y Naomi sintió que sus palabras eran sinceras—. Demuestra una vez más que puedes seguir adelante sin importar lo que te digan. —Se separó para apoyar sus manos sobre los hombros de Naomi y la miró a los ojos—. ¿Me lo prometes?
Naomi asintió perdiéndose en la mirada de Gianluca. Por más que había recuperado el ánimo gracias a su amabilidad, sentía que debía tener cuidado para no causar una confusión con su manera de reaccionar, por lo que decidió apartarse con cuidado cuando la mirada se volvió especial como la vez anterior.
—Lamento haberte quitado tiempo... La función ya comenzó —dijo al sentir la melodía que venía desde adentro.
—No hay problema —respondió tranquilo sacando la entrada para romperla en dos.
—¡¿Qué haces?!
—Nada malo —se sonrió con gracia—. ¿Qué te parece si mejor hacemos algo juntos?
—No lo sé. Tengo que regresar a casa. Todavía tengo que cuidarme... —En parte era cierto, pero, por otro lado, se sentía nerviosa por quedarse a solas con él.
—Llama y avisa dónde estarás. —Mantenía su sonrisa esperando la respuesta afirmativa de Naomi.
—Pero no tengo mi celular. Lo olvidé en casa.
—No hay problema. —Sacó el suyo del bolsillo y se lo pasó—. Llama con el mío.
Naomi lo agarró dudosa. Se notaba que Gianluca no quería ser rechazado, así que miró el teléfono pensando si era bueno hacer la llamada. Estaba segura de que a Elian se preocuparía, sabiendo la historia que había vivido tiempo atrás. Pero, por otro lado, no quería dejar plantado a Gianluca, que había sido amable en darle ánimos y, sobre todo, invitarla a dar una vuelta para hacerla sentir mejor.
Respiró hondo y se animó a llamar.
—Elian, soy Naomi —aclaró para que no fuera tan serio.
—¿Naomi? ¿Pasó algo? —preguntó entre confundido y preocupado.
—Tranquilo. Olvidé mi teléfono en casa y Gian me prestó el suyo para llamarte y avisarte que no pude entrar a ver el concierto. Tuve un pequeño percance con Antonello y me quedé sin entrada.
—¿¡Otra vez!? —Se enfureció.
—Sí, pero...
—¿Te encuentras bien? ¿Ya regresas a casa? ¿Necesitas que hable con Gioia? —Su preocupación no cesaba.
—No hace falta. —Prefirió contarle lo sucedido con un pequeño resumen para tranquilizarlo—. Después escribo una carta a Gioia. Supongo que me entenderá.
—Sí, lo hará. Ahora ¿quieres que te vaya a buscar?
—No. Gianluca me invitó a dar una vuelta, pero prometo no llegar muy tarde. Avísale a mamá, y que no se preocupe que estaré bien.
—Entonces, nos vemos después. Cuídate.
Naomi le devolvió el celular mientras le consultaba cuál era el plan que tenía. Ella no conocía mucho la ciudad para invitarlo.
para seguir inventando rumores..
—Estaba pensando que vengas a mi casa. Creo que sería lo mejor para que no nos vean juntos en una salida, sino tendrán para seguir inventando rumores.
—No es mala idea...
Naomi se sentía algo inquieta pero no estaba segura si era porque iba a estar a solas y podía encontrarse en un momento incómodo con Gianluca, o porque las palabras de Elian sobre el accidente que había ocurrido años atrás la preocupaban.
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