28
Después de la visita de Gianluca, Naomi se encerró en su cuarto. Necesitaba estar a solas y concentrarse en lo que más le hacía bien: la música.
A pesar de haber tenido un mejoramiento rápido, sentía que su energía comenzaba a decaer otra vez. No le gustaba que jugaran con su vida para llamar la atención de la gente, además de que se daba cuenta de que el humor de Elian cambiaba cuando la relacionaban con Gianluca. ¿Eran celos? ¿O había un problema diferente entre ellos?
Se tiró sobre la cama con su cuaderno de notas y una lapicera. Buscaba la manera de distraerse para dejar fluir su inspiración y escribir nuevas canciones.
A medida que escribía, se concentraba en cada palabra para crear una buena estrofa, mientras anotaba la posible melodía que llevaría la canción. Sabía que podía pasar mucho tiempo para tener sus propios músicos y tocarla, pero el soñar y sentirlo tan cercano le daba la seguridad que de pronto iba a llegar el momento.
Cuando ya no le salieron más las palabras, se giró boca arriba y cerró los ojos. En su mente apareció la foto de la revista. Los abrió enseguida y se preguntó qué significaba de verdad la escena. Podía reconocer que antes le hubiera molestado encontrarse en esa situación con Gianluca, pero ahora ocurría todo lo contrario. Su lazo con él se había fortalecido, pero ¿era para bien o para mal? No quería causar malas impresiones, pero sabía que era imposible, ya que lo apreciaba y quería estar cerca suyo para apoyarlo con su carrera. Él había cambiado su actitud y esperaba que fuera por su propia voluntad y no para sorprenderla y así conquistarla.
La voz de Elian la hizo salir de sus pensamientos y automáticamente se le dibujó una sonrisa. Si de verdad quería sentirse bien y alejarse de los miles de preguntas que se dedicaba a hacer en los últimos días, no tenía dudas de que Elian tenía la ventaja de alejarla de aquello que le hacía mal. Se puso de pie para abrirle la puerta, manteniendo una sonrisa. Elian traía una carta de Gioia. Naomi la abrió ansiosa por saber qué le había escrito, ya que hacía mucho que no recibía una de su parte. Sacó las dos hojas que formaban la carta y pasó a leerla en voz alta para que Elian también escuchara.
Mi querida Naomi:
¿Cómo te sientes? ¡Qué susto nos diste! Debo confesar que me dio mucha tristeza recibir la noticia y me sentí muy culpable de haberte dado este trabajo. Conocía la clase de persona con la que tenías que relacionarte, pero no creí que fueran tan crueles para dañarte de esta manera. Espero me perdones y no sientas que te llevé a tu peor pesadilla, porque no lo es. Yo solo quiero que alcances tus sueños. Lo sabes bien, ¿no?
Como tu voz está delicada, no te esfuerces mucho. Deja que el tiempo haga lo suyo y no te preocupes por los contratos que debes cumplir. Ya me encargué de hablar con los productores para que te esperen hasta que puedas retomar tus actividades. Hasta ahora las fichas que me mandaste están perfectas, pero no aparece el cantante especial que busco para concretar mi plan. Sigue intentando, que lo vas a encontrar. Aunque me pregunto si ya lo descubriste y todavía no me lo dices. Tal vez quieras estar segura y por eso aún lo mantienes en secreto. Espero no tardes mucho en darme la respuesta. Quiero saber si coincidimos con el elegido, que será tu compañero de trabajo, y verás lo unidos que estamos los tres.
Naomi, también sé que me quieres ver, Elian me lo viene diciendo desde hace tiempo, pero, antes de que tengamos el encuentro, te pediré un favor o, más bien, una tarea. Quiero que, cuando llegue la fecha de la cita, tengas escrita una canción junto con su melodía sobre la historia de una chica que busca a su salvador y no puede encontrarlo por ninguna parte. Me gustaría saber qué cuentas en ella. Lo harás, ¿verdad? Estoy más que seguro de que quedaré sorprendido con lo que cantarás.
Ahora bien, la fecha del encuentro será dentro de un mes. Espero que, para ese entonces, mi salud siga estable y no tenga ninguna recaída.
Cuídate mucho y espero tu respuesta.
Con cariño, Gioia.
—¡Al fin se cumplió tu pedido! —Elian se alegró al saber que Gioia comenzaba a dejar de lado sus temores.
—¡Sí! Y diría que leyó mi mente y por eso me dio la idea de escribir una canción que habla de una persona que busca a su salvador. —Se sonrió segura al saber que no era tan complicado lo que le había pedido.
—¿Ya escribiste algo parecido?
—Sí. Solo tengo que mejorarla y darle una melodía.
—¡Muy bien por ti! —la felicitó sonriente y pensó en cómo reaccionaría Naomi cuando supiera quién era Gioia.
La respuesta de Naomi fue concisa. Le contó cómo se había sentido la noche en la que se desvaneció y como sus ánimos habían cambiado luego de volver en sí. También le pedía disculpas por no encontrar al cantante que buscaba, pero le aclaró que ya tenía un posible candidato y que solamente se lo contaría en el encuentro. De esa manera fue que volvió a pensar en Gianluca y soltó un suspiro al no saber qué pasaba realmente por su cabeza al pensar en él.
Ya se habían acostado, y Naomi continuaba inquieta. Giraba de un lado a otro en la cama. No conseguía la posición adecuada para dormir y dejar de marearse con ideas complicadas.
—¿No puedes dormir? —Era tanto lo que se movía que llamó la atención de Elian.
—Es que no dejo de pensar en Gianluca. Hay tantas cosas que no entiendo.
—¿A qué te refieres exactamente? —La respuesta de Naomi le provocó un vacío en el estómago.
—No puedo saber con certeza qué tipo de sentimientos tengo hacia él. Me cae bien, ya no lo detesto. —Hizo una pausa al sentir que Elian se movía—. No estoy segura de si es porque dejó de ser el egocéntrico que conocí y pasó a ser una persona más amable y confiable, o si es... otro motivo más... delicado..., especial. —Comenzaba a darse cuenta de que estaba dando detalles que seguramente era mejor tenerlos guardados.
Envíale un mensaje a Amelie, seguro te dará una respuesta más concreta —respondió a medias para que no siguiera con el tema.
—Amelie no me ayudará. Ella ya me dio una respuesta, pero no me convence.
—Entonces habla con tu mamá. Tiene más experiencia.
—¡No podría!
—Entonces, duérmete y no pienses más. —Se cubrió por completo con la sábana a pesar de la noche calurosa que hacía.
Naomi trató de hacerle caso al notarlo esquivo, pero muy poco duró el silencio, ya que la intriga era mucho más grande y necesitaba acomodar sus ideas para aprender a diferenciar los tipos de sentimientos que florecían en ella cada vez que veía a Gianluca.
—Elian —lo llamó con calma—. ¿Puedo hacerte otra pregunta?
—Dime...
—¿Alguna vez te enamoraste? ¿O ahora lo estás?
—Naomi, ¿qué tipo de preguntas haces? —refunfuñó.
—Necesito saberlo. Jamás experimenté ese sentimiento. Apenas puedo reconocer el amor que me dan mi mamá y mis amigos. Al resto le puse un muro. Por eso no puedo saber qué es lo que realmente pienso de Gianluca. Si me describes qué se siente estar enamorado, tal vez me dé cuenta de que no tiene nada que ver con lo que siento.
Elian se mantuvo en silencio. No quería responder para no demostrar sus celos, pero se imaginaba que Naomi estaría realmente confundida y por eso insistía en encontrar una respuesta. Se giró y pasó a contestarle:
—Estar enamorado no es fácil. Puede ser algo hermoso y triste a la vez. Todo depende de la situación. Uno puede ver a la persona que ama y sonreír sin darse cuenta. Los días parecen más alegres, en especial cada vez que estás al lado de la persona que te gusta. Te sientes en una nube de felicidad donde solamente te importa verla bien, porque, si está mal, también lo sufres. —Hizo una pausa, pensando qué más podía decir—. Es hermoso si tus sentimientos son correspondidos. En cambio, si no ocurre, mueres por dentro al no ser el elegido. A veces los celos aparecen y terminan arruinándolo todo, pero en algunos casos te ayudan a mostrar qué tanto amas a alguien como para llegar a comportarte de manera tan estúpida. —Naomi lo escuchaba atenta y comparaba los sentimientos que surgían dentro de ella cada vez que estaba cerca de Gianluca—. También a veces pasa que uno se confunde al creer que al sentirse atraído por alguien ya es amor, y en realidad no lo es —concluyó.
—Entonces, ¿sí estuviste enamorado? —volvió a preguntar al ver que Elian describía muy bien al amor.
—Sí, lo estuve. —La miró sorprendido por el tipo de pregunta estaba haciendo. Era raro que se soltara de esa manera.
—¿Y fuiste correspondido? —La curiosidad había aumentado en ella.
—Sí —respondió y regresó su vista hacia el techo.
—Pero no funcionó, ¿verdad? —preguntó sabiendo que no le conocía ninguna chica con la que estuviera saliendo.
—Por algo pasan las cosas, ¿no?
—¿Y te has vuelto a enamorar? ¿O te da miedo?
—¿Serviría de algo que te lo dijera?
—No lo sé...
—Entonces, si no estás segura, descansemos. Recuerda que no puedes esforzar tu voz. Además, tienes que estar bien para las entrevistas que se vengan. Es muy probable que mañana Isabella nos llame para tener la primicia en su programa —prefirió desviar el tema.
—Está bien. —Soltó un suspiro. Pero, al notar lo indiferente que se ponía cada vez que Gianluca saltaba en la conversación, sentía curiosidad por preguntarle si había un motivo en especial para que ocurriera. Sin importarle las pocas ganas que Elian tenía de hablar, volvió con sus preguntas.
—¿Cuánto hace que conoces a Gianluca?
—Ya duérmete, por favor —le suplicó para que dejara el tema de lado.
—Sé que estoy siendo molesta, pero necesito saberlo para entender algo más.
—¿Qué cosa?
—Porqué te molesta tanto. ¿Te hizo algo?
—Pregúntaselo a él. Tal vez te dé una versión diferente a la mía.
—Entonces, entre los dos hay un problema —afirmó.
—¿En serio quieres saberlo? Tal vez pienses que hablaré mal de él para que de una vez por todas tomes distancia.
—No, solo quiero conocerlos mejor y, si pudiera, ayudarlos a que tengan una buena relación. Ambos son buenas personas, pero noto que hay algo que los incomoda y por eso chocan. ¿Qué es lo que pasó?
—Es culpable de una muerte —respondió directo para mantener la calma, aunque su voz lo traicionaba—. Planificada o no, provocó que una chica tuviera un accidente.
Naomi se quedó helada. No podía ver a Gianluca como a un asesino. Pero parecía que era verdad y que había afectado mucho a Elian.
—Lo siento —dijo al darse cuenta de que había metido la pata al querer curiosear.
—Algún día te ibas a enterar porque el jefe también está enterado y por supuesto que Gioia también.
—¿En serio? —Su respiración se entrecortó—. Aunque... no hace falta que me respondas. No quiero que recuerdes algo malo por mi culpa. —Lo tomó de la mano para que le creyera que su intención no había sido lastimarlo.
—Es mejor que te lo cuente. Así como yo conocí tu pasado, también puedes conocer el mío. —Apretó fuerte su mano y pasó abrir un camino que había cerrado por tanto tiempo—. Cuando tenía diecisiete años, Gioia me invitó a participar de un encuentro internacional de artistas que se llevaba a cabo en Perugia y duraba seis meses entre entrenamientos y competencias. Los competidores vivíamos en un complejo, donde pasábamos mucho tiempo juntos. Compartimos los entrenamientos y algunos momentos de ocio. Así fue que me crucé por primera vez con Gianluca. Su manera de ser no me agradaba porque siempre iba con la frente en alto, desprestigiando a otros músicos. Yo lo miraba de lejos y pensaba lo tonto que era. Supongo que mi desagrado se notaba mucho porque una chica se acercó para decirme que no debía ser tan malo. La miré extrañado y supuse que sería una de sus seguidoras. Sin embargo, era una excompañera de escuela. A pesar de las ideas opuestas que teníamos, comenzamos a tratarnos. Ella hacía expresión corporal. Era una excelente gimnasta y todo lo que se proponía lo alcanzaba a cumplir. Juntos llegamos a la final y después de la victoria decidimos ir a festejar, sin imaginarme que también invitaría a Gianluca. Él no había ganado en su categoría y por eso quería animarlo. Cuando estábamos por volver al complejo, Gianluca tenía unas copas de más e intentó sobrepasarse con ella. Yo lo frené y comenzamos a discutir, yéndonos a los puños hasta que vino la policía a separarnos y terminamos declarando en la comisaría. Gioia me sacó de ahí, pero él se quedó dentro toda la noche. —Mientras Elian hablaba, Naomi se sorprendía cada vez más con lo que oía—. A pesar de mi mal comportamiento, se me dio la oportunidad de continuar trabajando en el Circo Clown, pero, antes de regresar, me quedé un tiempo más porque me había enamorado de esa chica. El día que se lo confesé, fui aceptado.
Naomi tragó saliva, pero no sabía cuánto más podía aguantar la calma. Ya se imaginaba dónde iba a terminar la historia.
—Pasaron los meses y nuestra relación mejoró. Un día ella me mandó un mensaje de que se iba a encontrar con Gianluca para tratar el pequeño inconveniente que habían tenido tiempo atrás. No me opuse. Me parecía bien que hablara con él, pero de esa manera supe que Gianluca se había puesto celoso al saber que los dos estábamos saliendo y le advirtió que, si continuaba conmigo, vería su carrera arruinada porque yo era el tipo de persona que buscaba la oportunidad de aprovecharse de la situación para alcanzar reconocimiento . No entendía por qué la atacaba de esa manera. Conmigo podía ser, pero con su amiga era extraño. A pesar de su comentario negativo, nos dio más fuerza para continuar con nuestra relación, la cual no duró mucho. El último mensaje que recibí de ella decía que necesitaba hablar porque había estado con Gianluca y se sentía muy triste. Cuando llegué a su casa, le mandé un mensaje y no me respondió. La llamé, pero su teléfono se había apagado. No entendía lo que estaba pasando. Salí a buscarla, pensando que tal vez la encontraría en el camino, pero lo único que recibí fue la llamada de la familia para darme la terrible noticia de que había muerto. Ciego de ira, fui a buscar a Gianluca. Él estaba tan consternado como yo y lo único que hacía era negar lo sucedido. No me importaba lo que dijera, lo acusé una y otra vez hasta que no tuve más fuerza para mantenerme de pie y caí vencido por el dolor. —Elian terminó su relato. En parte, le dolía recordarlo, pero, a pesar de todo, lo había superado y por eso ahora podía hablar de ello con más tranquilidad.
—Elian..., yo... lo siento.
La voz de Naomi apenas se escuchó, ya que la angustia se había apoderado de ella. Era quien le tenía que dar ánimos, pero se sentía tan vulnerable que no podía reaccionar de otra manera.
—Por eso no me agrada y no quiero que te acerques a él. Tengo miedo de que pueda dañarte. Antonello ya lo intentó y casi vuelvo a caer en la desesperación al no saber cómo saldrías adelante. —Se giró para mirarla mejor—. ¿Todavía recuerdas lo que te dije aquella noche en medio del escenario? —Naomi asintió, jamás lo olvidaría—. Tú me diste la fuerza para volver a creer que la vida tiene un sentido y que puedo mejorar día tras día, no solo por mí, sino también por las personas que me acompañan. —Puso su mano sobre la mejilla de Naomi para acariciarla—. Ten por seguro que no miento cuando digo que eres mi musa y de verdad me importas. Me ayudaste mucho a superar el dolor que tenía y no encuentro la manera de agradecértelo, ya que siento que las palabras no son suficientes.
—Elian... —Se giró de golpe para abrazarlo fuerte mientras ocultaba su rostro en su pecho. Las palabras la habían emocionado y sentía ganas de llorar. Nunca antes se había creído especial para alguien, y que se lo dijeran hacía que las lágrimas florecieran—. Siempre seré tu musa, y de verdad quiero que seas muy feliz... Por eso, no abandones tus sueños por mí, por favor. Lucha por ti también. Eres un buen chico y te mereces lo mejor.
Lo abrazó más fuerte. No podía creer que su héroe tuviera una herida tan grande en su corazón. Siempre lo había visto fuerte, seguro de sus pasos, con un carisma que invitaba a las personas a sentirse cómodas con su compañía. No podía imaginar a un Elian triste.
—Graciasal Circo Clown, ya llegué muy lejos. Ahora es tu turno para que alcances tusmetas. —Le acarició suave la espalda—. Y lo vuelvo a repetir. Te cuidarésiempre porque no quiero que vuelvan a lastimar a la persona que amo
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