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15

Temprano, Elian recibió la llamada del gerente del restaurante que pedía disculpas por el comportamiento de sus empleados y aclaró que se sintieran a gusto de volver cuando quisieran. Parecía que Gioia se había encargado de solucionar el problema, tal vez llegando a un acuerdo con Antonello.

Más tranquilo, se levantó de la cama y fue a despertar a Naomi. Sabía que era temprano, pero tenían que aprovechar la mañana para comprar los pasajes del tren, que al día siguiente los llevaría a una nueva región del país.

—¡Buenos días! —saludó a Naomi, que todavía pensaba en el sueño— ¿Dormiste bien?

—Sí —mintió con un poco de culpa, pero era mejor no entrar en detalle—. ¿Qué tenemos para hoy?

—Tenemos que ir a la estación. Mañana cambiaremos de ciudad. Nos toca ir a Nápoles.

—¡Genial! Podremos ser turistas por un momento, ¿verdad? —Se entusiasmó con la idea.

—No. Tenemos mucho por hacer y poco tiempo —respondió casi con lástima.

—¿En serio? Me gustaría dar un paseo.

-Entonces, clmpro los pasajes para el domingo,así aprovechamos a recorrer antes de que tengamos que volver para la entrevista que quedó pendiente y por supuesto para hacer el Show de las Estrellas.

—¡Sí! No me importa si llego cansada del viaje. No quiero quedarme con las ganas de conocer.

—Supongo que la emoción se debe a que tu mamá te mostró fotos del lugar, ¿no?

—Así es. Tiene unas costas muy bonitas y quiero verlas en vivo. —Se le dibujó una sonrisa de alegría. Era su momento de distraerse un poco y olvidarse de los problemas que la aquejaban.

—Bien, entonces lo haremos así. —Le dedicó una sonrisa.

Después del desayuno se dirigieron a comprar los pasajes. No tuvieron ningún inconveniente en conseguir la hora propuesta. Tenían que partir a las seis de la mañana para llegar a cumplir con la agenda, y les quedaba tiempo de sobra para disfrutar de un paseo.

Cuando llegaron al canal de televisión, Naomi trató de mantener su semblante positivo para la reunión que iba a tener con Davide. Tenían que hablar de las nuevas normas que se habían establecido luego del incidente con Gianluca y qué ocurriría si se volvía a incumplir el contrato. Naomi escuchaba sin decir ni demostrar nada, dejando en incógnita qué tanto iba hacer caso de lo que le estaban pidiendo. Tenía más que claro que, si quería enfrentar sus temores, debía mantenerse firme en sus ideales y empezar a forjar su carácter para demostrar que sus decisiones no estaban equivocadas. Elian era quien asentía a todo. Desconocía las verdaderas intenciones de su compañera.

La reunión terminó y ambos tomaron caminos diferentes para cumplir con sus actividades. Mientras que Naomi se alistaba, Elian fue a reunirse con Angelo, un fotógrafo que trabajaba para una revista muy conocida de la farándula. Quería entrevistar a Naomi para darla a conocer, ya que veía mucho talento en ella, además de sacar bastante dinero si conseguía una primicia. Como la consideraba alguien llamativa, estaba seguro de que tendría algo bueno por ofrecer. Sin embargo, ese último detalle prefirió no dárselo a Elian, por miedo a que alguien quisiera copiarle la idea.

Angelo era muy jovial y con una personalidad muy espontánea que lo hacía muy simpático, y logró que Elian aceptara la propuesta ofrecida. Enseguida fue a buscar a Naomi para que estuviera al tanto de la novedad. Cuando tomó el pasillo principal, que lo llevaba a los camerinos, notó que Gianluca estaba rondando cerca, seguro con la intención de hacer algo en contra de Naomi. Lo siguió por detrás, hasta que lo vio detenerse delante de la puerta. Elian mantuvo cierta distancia para prestar atención a lo que hacía. No confiaba para nada en él.

—Naomi, ¿podemos hablar? —Gianluca la interceptó antes de que se le escapara. Se lo notaba nervioso, porque buscaba las palabras adecuadas para dirigirse sin ser rechazado.

—¿Qué necesitas? —preguntó manteniendo distancia.

—Aclarar lo que está sucediendo. Y pedirte un favor. —Se acercó unos pasos para estar más cerca y así tomarla de la mano con delicadeza.

—No tienes que aclarar nada, ya sé cuál es el ambiente en donde me estoy moviendo. —No se rehusó al agarre, lo dejó—. Nada más tengo que cuidarme y estaré bien.

—Yo también puedo cuidarte, aunque no lo parezca. No dejaré que mi abuelo te vuelva a maltratar.

—¿Me quieres engañar? —cuestionó con la vista clavada en sus ojos. Necesitaba que fuera sincero para aclarar cómo era de verdad.

—¿Por qué? —La miró extrañado.

—Anoche te quedaste en silencio mientras tu abuelo nos rebajaba delante de la gente. Acaso ¿eres igual a él o le tienes miedo?

—¡Yo no le tengo miedo! —Se sobresaltó, asustando a Naomi. No le gustaba que lo trataran de cobarde—. Solo lo respeto. Tal vez puede estar equivocado con lo que hace, pero él es un gran artista. Por eso te pido que lo escuches y hagas caso a lo que dice...

—Entonces eres igual. —Le dolió comprobar que Elian tenía razón.

—No. No lo soy —replicó nervioso—. Deberías entender que mi abuelo ya tiene una carrera hecha y por eso me está ayudando. Y tú también puedes aprender de él.

—¿Tengo que aprender siendo maltratada? Estás equivocado —Naomi lo interrumpió y lo sujetó de la mano con fuerza—. Reconozco que todavía no soy conocida, y que en mi lugar podría haber otra persona con más años de experiencia, pero deberías saber que para mí no fue fácil tomar la decisión. Tenía miedo de lo que pensaran sobre mí apenas llegara. Y ¿sabes por qué? Porque por mucho tiempo intentaron apagar mi vida con comentarios hirientes, y hasta creí que no llegaría a ningún lado porque no tenía los recursos y menos el apoyo de mi familia... Y todo fue peor cuando perdí mi voz. Era chica, pero sentí la horrible sensación de querer morirme... —Su voz tembló al recordarlo—. Sin embargo, la música me dio fuerzas para seguir viviendo. Es gracias a la conexión especial que tengo con ella que tomé el coraje de dar un paso más para alcanzar mi sueño. —Un nudo en la garganta ahogó su voz—. Debes pensar que exagero o que quiero dar lástima. Sin embargo, no es así. —Agachó la mirada sin creer todo lo que estaba diciendo—. Por eso, Gianluca, no dejes que la primera falla que tuviste te derrumbe. Menos que tu abuelo te domine. Solo recuerda que la música es más que solo letras y melodías. Es un canto del alma, que permite expresarnos en todos los sentidos. Busca tu estilo y escucha tu corazón, no a los demás. Después de todo, aquello que cantamos es lo que nos cuesta expresar... o es lo que me pasa a mí.

Un silencio incómodo invadió el lugar. Gianluca la observaba aturdido por sus palabras. Le quería responder, pero se había quedado atónito con la confesión. Se daba cuenta de que Naomi era una persona que no tenía maldad y buscaba ayudarlo. Se sintió un idiota por haber empezado mal con ella, quedando como un estúpido egocéntrico.

Al haber vivido pegado a su abuelo, solo había conocido a personas que fingían ser sus amigos, para luego mostrar la verdadera razón por la que se habían acercado. En cambio,

—Naomi, me gustaría pedirte... —Aún la mantenía agarrada de la mano, sintiendo su calidez, cuando el flash de una cámara lo interrumpió.

Angelo se encontraba atrapando momentos únicos por doquier.

—Siento interrumpirlos, pero me gustó mucho la escena y no podía dejarla pasar. Se los veía tan bien unidos, mirándose a los ojos, para ver más allá del corazón. —Sonreía mientras recordaba—. Es más, aún siguen tomados de la mano y ¡me encanta!

—Borra la foto, ¡por favor! —Naomi le pidió mientras se apartaba de Gianluca. No quería causar más problemas a los Manna.

—¡Qué antipática! —se quejó—. Igual, Naomi, hablé con tu mánager y tengo permiso de tomarte fotos. Así que, luego del programa, te sacaré unas cuantas para sumarlas a una entrevista. Espero que no te niegues.

—No lo haré si tengo el permiso. —No le quitaba la mirada de encima para que borrara la foto.

—Tranquila... —dijo apartando su cámara de ella—. Nos vemos luego. Estoy muy ansioso por hablar contigo. —Se despidió saludando con la mano, feliz por lo que había logrado.

—Naomi —Elian se apareció en el momento en que Gianluca volvía acercarse a ella—, es mejor que estés cerca del escenario. En pocos minutos comenzarán a transmitir.

—Enseguida voy. —Aprovechó la oportunidad para alejarse de Gianluca que la observaba aturdido, sin ganas de seguirle los pasos para terminar con la conversación.

—¿Se puede saber por qué la acosas tanto? —Elian le preguntó con una chispa de celos.

—¿Acaso no te lo dijo? —lo provocó—. Si ni siquiera son amigos para confiarse las cosas, me imagino que no tiene sentido que te pongas en papel de protector celoso. —Su prepotencia volvió a saltar; con Elian las cosas no estaban bien.

—Claro que me lo dijo y también que le caes mal —respondió sacando ventaja—, por eso, no la molestes.

—¿Son tus palabras o la de ella? —Lo miró desafiante—. Naomi no es una mala persona. Ya me lo dejó en claro. —Se acercó para tomarlo por la camisa—. Si te molesta que ella sea sincera conmigo, es mejor que aprendas a vivir con eso. —Lo empujó y se retiró del lugar.

Elian se quedó con una espina de malestar en su pecho. No le gustaba admitirlo, pero Gianluca tenía razón. Naomi estaba siendo más cercana a él con sus problemas. ¿Por qué lo hacía? No podía entenderlo y le dolía no tener la confianza necesaria para que lo considerara, por lo menos, un amigo.

Con una mezcla de enojo y tristeza, se dirigió a la apertura del programa para admirar de lejos lo bella que se veía Naomi con su vestido largo y de color azul. Le encantaba verla con una sonrisa en su rostro, disfrutando de lo que más le gustaba hacer. La escuchaba dar sus consejos a los jóvenes que habían fallado en su presentación, para darles ánimos y que no renunciaran a sus sueños. Cada segundo que pasaba, comenzaba a darse cuenta de que ya no la veía como su musa, sino como a una bella mujer a la cual deseaba conquistar. Tal vez podía tener una pequeña ventaja al vivir con ella. Podía ganarse su confianza de a poco y demostrar sus verdaderos sentimientos. Parecía algo fácil, pero la idea de golpe se desvaneció cuando escuchó que Isabella llamaba a Gianluca. Sintió que el destino le advertía que no iba a ser fácil cumplir con su anhelo mientras él estuviera cerca.

Gianluca ingresó al escenario con una postura firme. Quería demostrar que la cruz que había obtenido no era ningún obstáculo. Saludó a Isabella y pasó a prestar atención a lo que el jurado tenía para decirle. Gracias a la conversación que había mantenido con Naomi, hizo que los sentimientos negativos se volvieran positivos. Estaba dispuesto a dar un gran show, al creer que no había lugar para el fracaso. Cantaría con pasión para demostrar lo que la música le producía. No se limitaría y daría a conocer su verdadero don para que Naomi confiara en él y lo siguiera alentando para alcanzar el primer puesto en el programa.

Después de que el título de la canción apareciera en la pantalla principal, el escenario se ambientó con un juego de luces diferentes, y una melodía misteriosa empezó a sonar. La ansiedad del público creció por descubrir el trabajo de Gianluca.

Había escogido una canción mucho más lenta. Cantaba con calma mientras su vista se posaba en cada una de las personas, como si les estuviera hablando directamente. Naomi lo escuchaba fascinada por descubrir una nueva faceta. Lo veía muy diferente a la primera noche: más distendido y buscaba conectar con el público a través de la música, lo que lo hacía verse más seguro con su puesta en escena.

Cuando las notas cambiaron, y dieron lugar a un estribillo más animado, cargado de emoción, los ojos claros de Gianluca buscaron la mirada de Naomi para dedicarle las palabras que había escrito.

Luego de la conversación que mantuvieron, se había quedado pensativo, recordando cómo Naomi le había explicado lo difícil que era encontrarse en un nuevo lugar donde nadie parecía confiar en ella, porque apenas era una novata con su carrera. Se había sentido identificado con su historia, solo que ella no había contado con el apoyo de un familiar que la ayudara a avanzar. El mérito que había alcanzado era por sus propios esfuerzos y no porque se dedicara a hacer trampa usando la fuerza o, peor aún, con dinero, como Antonello lo estaba haciendo con él. Seguramente la llevaban a pasar por momentos muy estresantes, y se terminaba recluyendo en un lugar oscuro donde nadie la podía molestar. Por eso había sentido la necesidad de dedicarle la canción, tal vez de esa manera la ayudaría a sentirse más segura con ella misma, y de paso él también podía escaparse del ambiente tóxico en el cual se estaba moviendo desde hacía un par de años. Aunque sabía que no iba a ser fácil, no mientras estuviera bajo las órdenes de su abuelo.

Como un flechazo, el estribillo se metió dentro del corazón de Naomi y removió sus mayores temores e inseguridades. Un nudo se formó en su garganta. No podía apartar la vista de los ojos de Gianluca, la había hipnotizado mientras su mente no dejaba de preguntarse cómo era posible que él supiera lo que la angustiaba. ¿Leía su mente? O también poseía un don especial con la música, y no importaba lo que cantara. Era capaz de transmitir las palabras justas que liberaban los sentimientos de las personas.

La voz potente resaltaba las notas altas, e hicieron que Naomi se estremeciera. La canción le hacía ver el error que estaba cometiendo al encerrarse en sus problemas. Solo le hacía perder la oportunidad de conocer el verdadero amor de las personas, que seguramente le tenderían una mano para alejarla de los momentos de ansiedad y los posibles ataques de pánico que solía sufrir.

Cuando Gianluca cambió su vista hacia otro lado, apenas su cuerpo se relajó. No podía creer lo mágica que era su voz. A pesar de haber terminado la canción, la última frase se repitió en su cabeza como un eco mientras se preguntaba si había llegado la hora de cambiar y demostrar cómo era la verdadera Naomi.

No te animas a amar y no quieres ser amada.

Te encierras bajo un escudo

para que nadie rompa el muro

que te protege de los ataques violentos.

Muchas veces no ves la salida,

y te ahogas en un mar de angustia y dolor.

Pero deberías saber que siempre habrá un abrazo,

y una mirada que fuerzas te darán,

para que veas la luz que siempre brilla en la oscuridad.

—¡Muy bien, Gianluca! —Naomi no titubeó en felicitarlo. Se alegraba por él y no tenía ningún motivo para criticarlo. No podía negar que su talento era muy bueno y reconocía que le debía una disculpa—. Esta noche brillaste con tu tema. Estoy muy contenta por tu logro. Supiste cómo expresarte sin vacilar y debo confesarte que tu canción llegó a mi corazón.

—¿En serio? —Gianluca se emocionó al oírla. No podía creer que su idea hubiera funcionado.

—Sí. Tienes mucho talento, así que continúa hacia adelante que en el futuro seguro tendrás muy buenos resultados. —Le colocó el círculo verde sin esperar más.

—Gracias, me alegra saber que pude mostrarte una mejor imagen. —Le dedicó una cálida sonrisa que Naomi le devolvió con gusto.

Desde su lugar, Elian sintió como otra punzada de celos atravesaba su pecho al ver la conexión que se había creado entre ellos. Se daba cuenta de que Naomi también se había convertido en la musa de Gianluca. El miedo tocó las puertas de su corazón al ver que la podía perder para siempre. Naomi estaba mostrando una actitud diferente hacía Gianluca, y parecía que ya no tenía motivos para odiarlo.

El programa cerró acompañado por un fuerte y caluroso aplauso del público, que no solo fue dedicado a los participantes de la noche, sino que también fue dirigido a Lisa que cerró el programa con un tema en vivo. La buena energía de la noche, y en especial el buen desarrollo de Naomi, dejó muy conforme a los productores.

Luego de que se lo hicieran saber, Angelo la esperaba muy ansioso por hacerle la entrevista. Cuando la vio salir, la interceptó para guiarla hasta una pequeña sala donde podrían conversar tranquilos. Elian también los acompañó. Quería estar presente para conocer las preguntas que tendría que contestar. Tal vez así podía saber lo que pensaba sobre Gianluca y, de esa manera, quitarse algunas dudas.

—Antes de comenzar con las preguntas, me gustaría aclarar algunos puntos. —Angelo sacó una libreta mediana y un bolígrafo azul—. La nota será dedicada más a tu imagen. Tendrá dos páginas con imágenes, acompañadas por un pequeño pie de foto para atrapar la atención del público y, de esa manera, en el futuro, sacar más noticias, ¿sí? Lo que haremos ahora será una conversación entre amigos. Contéstame de manera sencilla, que después lo transformaré en un texto.

—Me parece perfecto. —Naomi estaba de acuerdo con lo que escuchaba.

—También pedí que vuelvan a maquillarte para lucirte en mis fotografías. El vestido azul que llevas puesto quiero que te lo dejes. ¡Te queda maravilloso! Y ya tengo en la cabeza muchas ideas para ponerlas en acción. Y con permiso de Elian —lo miró— usaré una o dos fotos del Circo Clown para mostrar el lugar donde antes trabajabas. Así que, si estás de acuerdo, ¡comencemos!

—Claro. Supongo que no será tan difícil.

—Por supuesto. Son preguntas personales para hacer una buena descripción y arrancar con una muy buena introducción. —Pasó a leer su libreta—. Veamos... Tengo tu nombre, tu edad, el lugar de donde vienes —giró la hoja—, cuándo comenzaste a trabajar en el Circo, que estudiaste en una academia y que desde muy pequeña te interesa la música. Así que lo que necesitaría, para darle más emoción al texto, serían los datos de tus padres. —Naomi abrió grandes sus ojos al escucharlo—. ¿Tus padres son artistas? Cuéntame de ellos. —La miró expectante.

—No lo son —dijo a secas—. Mi mamá es enfermera y trabaja para el hospital local de mi ciudad. Y mi papá... no sé qué está haciendo de su vida, así que puedes omitir...

—¡Estaría mal! —la interrumpió—. Por más que tus padres estén separados, debo ponerlo. Sino qué mal se sentiría tu papá al ver la nota de su hija y que él no aparezca en ningún renglón.

—Lo dudo... Ni se debe acordar de mí. Hace más de diez años que no lo veo. Aparte, no recuerdo su nombre.

—¡Vaya! ¡Tu familia debe ser un caos! —respondió con voz escandalosa—. Que no sepas el nombre de tu padre ¡es terrible!

—Bueno, no todas las familias son perfectas —dijo un poco avergonzada.

—Bien, entonces destaco a tu mamá. A tu papá lo tachamos. —Marcó en la libreta.

—Puedes aclarar que la mamá de Naomi es italiana —opinó Elian— de la región de Abruzos.

—¡Muy bien, Elian! Gracias por el dato, se me había pasado. Cierto que lo dijo a medias en el programa de Isabella. —Volvió a anotar—. Ya tengo la introducción, ahora sigamos con otro tema. —Se sonrío—. Cuando ibas a la escuela, ¿participaste en un coro o en algún grupo artístico?

—Sí, pero fue a los nueve años, creo, cuando dejé de ser tímida y me animé a cantar delante de mis compañeros.

—¿Soñabas con ser cantante, pero te daba vergüenza hacerlo delante de la gente?

—No es así —lo corrigió—. Yo no soñaba con convertirme en cantante hasta que entré a la Academia. De chica cantaba porque me hacía sentir bien. De niño uno se imagina muchas cosas y juega. Por ejemplo, inventaba que estaba sobre un escenario. De ahí a que yo quisiera que fuera realidad, es otro tema.

—¿Por qué? —preguntó ansioso.

—Porque en ese momento solo conocía una realidad que no me gustaba. Entonces me sentía tranquila en mis juegos, donde nadie me molestaba y yo podía hacer todo lo que quisiera. Mi mundo de fantasías era mi lugar favorito para estar.

—¿Qué es lo que sentiste para cambiar de opinión?

—En la Academia conocí a personas estupendas, que me ayudaron a creer en mi talento y a mejorarlo. Cuando hice mi primer examen delante de los profesores, la devolución que me hicieron fue como lo había soñado, lo cual no era que me pusieran una nota alta, más bien quería que se sintieran alegres por haber escuchado mi canción. Cuando alcancé esa meta, fui realmente feliz.

—Sin dudas tu historia es bastante llamativa. De los artistas que entrevisté, tu manera de convertirte en cantante es diferente al resto. —Se quedó pensativo y luego volvió a tomar nota.

—¿Por eso quisiste entrar al Circo Clown? —Elian preguntó rompiendo el silencio.

—Así es. Todos los circos regalan alegría. Por lo tanto, yo quería trabajar en un lugar donde pensaran igual. Cuando leí la publicación me di cuenta de que era la oportunidad. Casi lo pierdo por un malentendido, pero, por favor, Angelo, en la nota aclara que gracias a Elian pude presentarme y así obtuve mi trabajo en el Circo Clown. Si él no hubiese aparecido, no sé dónde me encontraría en este momento. —Naomi miró a Elian y le regaló una sonrisa.

—Interesante. —También puso su mirada en Elian, curioso por preguntar—. ¿Por algún motivo en especial la ayudaste aquel día y ahora te convertiste en su mánager?

—Ayudarla, lo hice de curioso. Además, me parecía injusto que la echaran sin darle una oportunidad de presentarse. Ella ya estaba ahí. Por suerte, pudo demostrarle al jefe que valió la pena que se quedara unos minutos más para conocerla. Y si ahora la acompaño, es porque la quiero seguir ayudando a crecer. Le tengo bastante cariño, además de que la considero mi musa y siento que estoy en deuda con ella.

—¿Hay algo entre ustedes? —Los miró tratando de descifrarlos, luego de captar el mensaje de Elian.

—No. —Negó con la cabeza la pregunta de Angelo, quizás triste por ser la verdad—. Somos compañeros de trabajo.

En cambio, Naomi no respondió. Estaba avergonzada por las palabras de Elian. Su corazón latía muy fuerte de la emoción, y estaba segura de que, si abría la boca, sonaría bastante nerviosa y arruinaría el momento. Por eso era mejor no decir nada y dejar todo como estaba.

—Entonces, Naomi, ¿estás interesada en Gianluca? —La cuestionó, ya que todavía no daba su respuesta con respecto a Elian.

—¡Claro que no!

—Sé sincera conmigo porque no te creo. Sus manos estaban entrelazadas y hablaban como si existiera una conexión especial entre ustedes. Hasta en el escenario se vio como los corazones flotaban a su alrededor.

—Estoy diciendo la verdad. —intentó defenderse.

—Sí, claro. Ve con ese cuento a otro lado. Isabella tiene razón, ustedes dos terminarán juntos. Tienen mucha química.

—¿Por qué no la dejan tranquila? —Elian saltó molesto—. Adonde ella va, él la persigue, y seguramente con malas intenciones.

—Me parece que alguien está celoso. —Angelo se tiró contra el respaldo de la silla, sonriéndole.

—No estoy celoso. Nada más quiero evitarle que tenga problemas con los Manna.

—Está bien. No diré más nada que te incomode. —Se puso de pie, divertido por lo que escuchaba—. Naomi, por ahora dejamos la entrevista aquí. Vamos a prepararte para las fotos. —Se retiró, esperando a que lo siguieran.

—Tranquilo, Elian. Terminemos con esto cuanto antes y regresemos a casa.

Elian asintió con un suspiro. Realmente lo estresaba toda la situación, pero no podía hacer otra cosa más que callarse, ya que no quería incomodar a Naomi con sus sentimientos, y mucho menos empeorar las cosas por culpa de sus celos.

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