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10

Era casi medianoche cuando regresaron a la casa. Naomi fue la primera en darse un baño de inmersión para aflojar la tensión acumulada durante el día, y después de cuarenta minutos salió, pero, antes de encerrarse en su cuarto, tuvo la delicadeza de despedirse de Elian. Él también le deseo buenas noches y esperó a que Naomi se fuera a descansar para bañarse mientras intentaba acomodar sus ideas.

Sumergido en el agua, Elian reconocía que se había comportado de forma distante, pero no lo había podido evitar. Cuando algo no lo hacía sentir bien tendía a aislarse para no lastimar con comentarios de los que luego se arrepentiría. Sin embargo, lo que Gianluca le había dicho giraba en su cabeza: "Tú ya lo hiciste".

Parecía la voz de la conciencia que le recalcaba lo mal que se había comportado delante de Naomi, al dar una mala impresión. Si no quería arrepentirse de lo que podía llegar a pasar, debía pedirle disculpas antes de que fuera tarde. Respiró hondo para aguantar la respiración debajo del agua, pero el enojo consigo mismo lo hizo salir repentinamente de la bañera, para agarrar la bata de baño y encaminarse hacia el cuarto de Naomi.

Al llegar a la puerta se detuvo en seco al escuchar que Naomi hablaba con alguien. Con cuidado se acercó para que nada se le escapara. Sabía que estaba mal, pero lo podía más la curiosidad de saber lo que hablaban.

—Estoy muy segura de lo que te digo, Amelie. —Se encontraba hablando a través de una videollamada desde su celular—. Lo hice enojar... Si vieras lo serio que está, me darías la razón.

—Pero no creo que sea por tu forma de ser...

—Lo es... Hoy cambié de humor a cada rato.

—Es normal no tener las mismas emociones todo el día , Naomi. Tranquilízate, ¿quieres?

—¡No puedo! —se lamentó sacudiendo la cabeza de un lado a otro.

—Naomi, la solución la sabes muy bien, ¿no? El día que puedas superar tu pasado, te resultará mucho más fácil hablar y ya no tendrás que mentir u ocultarlo. Aparte te hará sentir mejor que más personas sepamos sobre ti. Tienes que confiar. Lo hiciste conmigo, con tu mamá, con el jefe. ¿Por qué no lo harías también con Elian? Seguro ahora debe estar preocupado si te vio a punto de llorar.

Del otro lado Elian apoyó la oreja contra la puerta al escuchar algo tan importante.

—Pero... no es tan fácil como parece... Es una herida que no puede sanarse.

—Sé que te afecta y que es difícil, pero recuerda que somos muchos los que te queremos y estamos aquí para apoyarte. No tienes que hacer esto sola. Es más, podría decirte que también confíes en Elian.

—Lo sé, pero es que no quiero dar lástima delante de él.

—No es dar lástima, sino buscar el apoyo en los demás para no cargar sola con el problema.

—¡Me encantaría ser más abierta!

—Entonces empieza a serlo de a poco. Luego verás que no podrás parar —dijo en broma para que se aflojara.

—Te necesito aquí conmigo, Amelie —confesó con anhelo.

—Es mejor que por ahora esté lejos, así puedes aprender a desenvolverte mejor con otras personas. —Hizo una pausa—. Ahora me gustaría saber cuál es el segundo problema que te quita el sueño.

—Tiene que ver con una carta que Gioia me escribió. Hay una frase que me llamó mucho la atención.

—¿Por qué? ¿Qué decía?

—Que la primera vez que me escuchó cantar fue hace mucho y me da a entender que yo era pequeña. —Hizo una pausa y esperó que Amelie se diera cuenta lo mismo que ella había notado.

—¿Y qué hay con eso? —No lograba descifrar a lo que quería llegar.

—¿Cómo puede ser que me haya escuchado si Elisa me dijo que yo ni siquiera salía de mi casa? Y después estuve en el hospital, inconsciente...

—Tal vez sea una forma de decir... o sea parte de los recuerdos que olvidaste. —Amelie logró entender a lo que se refería Naomi, por lo tanto, trataba de encontrarle la vuelta.

—Puede ser... En la carta Gioia hablaba como si de verdad me conociera desde hace tiempo. ¿Tú lo conoces?

—La verdad que no mucho. Solo de vista. ¿Hablaste con Elian para saber de él?

—Lo intenté..., pero ya sabes el resto de la historia.

—Entonces, si quieres obtener respuestas, comienza a responder sobre las dudas que tengan de ti. Será un intercambio muy interesante.

—Me da miedo saber quién puede ser Gioia... Si tiene que ver con mi infancia, son malas noticias.

—No es cierto. Partes buenas también tiene. Me gustaría que me mandes una copia de la carta para tratar de conocerlo.

—Está bien.

Una vez que Naomi terminó de conversar con Amelie, Elian se retiró a su habitación a cambiarse y con miles de preguntas más en su cabeza. Solo una mínima parte de las dudas había sido aclarada. Por un lado, se daba cuenta de que Naomi no le había mentido ni exagerado al decir que pocas personas la conocían bien, además de que su pasado no era fácil luego de haber escuchado que de niña había estado cautiva en su casa. Sin embargo, algo no le cerraba. ¿Qué tenían que ver los padres con su malestar? Naomi había hablado en plural cuando angustiada cuestionó la actitud de su familia, pero, cuando hablaba de Elisa, su mamá, lo hacía de buena manera.

Se tiró sobre la cama a mirar el techo, mientras buscaba darle una lógica. A pesar de todo el lío, Amelie había dicho algo que lo dejaba un poco tranquilo. Naomi debía sentir confianza en él, por lo tanto, trataría de ganársela. Pero ¿cómo? Ese sería el nuevo reto que debía enfrentar.

El martes fue un día tranquilo. Elian le preparó el desayuno para demostrarle que su humor estaba mucho mejor, además de hablar un poco más. Aunque era sobre la nueva entrevista que Naomi debía realizar para una revista, lo hizo de buena forma, con consejos sobre cómo responder sin tocar mucho el tema de diferenciar entre lo que era verdad y lo que era mentira.

Luego de la entrevista, que fue larga al igual que la sección de fotos, se dirigieron al canal de televisión dónde Naomi se iba a presentar al día siguiente como jurado. Allí se volvió a encontrar con Isabella, que también era la conductora del programa. A su vez, pudo conocer a Marco, un joven músico con una carrera en pleno crecimiento, y a Lisa, una mujer de cuarenta años con un historial muy completo dedicado al mundo de la música y la actuación. Ambos eran simpáticos y se notaba que iban a ser excelentes compañeros.

La reunión se realizó con calma y conocieron los pasos que debían seguir en el programa, así como los tiempos que se manejarían y los puntos que se tendrían en cuenta en el momento de colocar una "cruz" o un "círculo" según la actuación del participante.

Como era de esperarse, lo primero que se marcó fue la aprobación que tendría Gianluca respecto a los temas que cantaría. Naomi se mantuvo en silencio: prefería guardar en secreto su manera de evaluarlo hasta que llegara el momento de hacerlo, más que nada para evitar problemas antes de tiempo. Elian la miró de reojo para advertirle que no se le ocurriera ir en contra, pero obviamente Naomi no le hizo caso.

El tiempo había pasado tan rápido que no se percataron de que estuvieron cinco horas dentro del canal. Comenzaba a anochecer cuando salieron del edificio. Naomi no sentía el cansancio, estaba muy emocionada por tener la oportunidad de escuchar a los nuevos talentos que buscaban darse a conocer. Creía que, al tener en cuenta su propia vivencia, podía ser buena aconsejando y transmitirles todo los que había aprendido en su camino para convertirse en la voz del Circo Clown.

Estaban a punto de entrar a la casa cuando Giuseppe los interceptó para invitarlos a cenar. Como vivía solo, buscaba tener compañía cada vez que se le presentaba la oportunidad. Hacía un par de años que su mujer había fallecido y sus hijos estaban lejos por motivos de trabajo. Tanto Naomi como Elian no se negaron a la invitación y aceptaron acompañarlo.

Quisieron ayudarlo con los preparativos, pero no los dejó. Les pidió que descansaran mientras el cocinaba unos deliciosos spaghetti alla carbonara.

La comida estuvo lista en poco tiempo. Estaban tan buenos que Naomi no dudó en repetir. Elian sí, pero terminó aceptando. Estaba seguro de que, si se negaba, iba a ser un pecado. No podía desperdiciar la oportunidad de comer algo casero y tan sabroso.

—Elian, ¿te puedo pedir algo? —habló Naomi cuando quedaron a solas.

—Claro, ¿qué es?

—No dejes de hacer tus cosas por mí. Ya es suficiente con que hayas dejado tu trabajo por acompañarme. No quiero que luego te arrepientas.

—¿Arrepentirme? —Se sonrió—. No lo haré nunca.

—¿Cómo lo sabes?

—Porque es algo que decidí yo mismo. Quiero devolverte el favor que hiciste por mí.

Naomi se relajó al darse cuenta de que Elian era sincero con ella. Solo esperaba que algún día pudiera agradecerle el apoyo que le daba sin conocerla del todo, además de ser más abierta con él y no causarle malas impresiones como había sucedido el día anterior. No quería verlo enojado por su culpa y mucho menos hacerlo sentir mal con su actitud cortante.

Giuseppe regresó al comedor con una bandeja que cargaba tres platos, cada uno con una porción de tiramisú. Tenía buena pinta, al igual que el sabor. Cuando Elian y Naomi regresaron a su casa, apenas se podían mover de lo llenos que estaban.

Luego de darse un baño refrescante, cada uno se dirigió a su cuarto. Elian no se durmió enseguida, aprovechó para hablar con el jefe sobre cómo iban las cosas, omitiendo los pequeños percances que habían ocurrido con Gianluca, solo para evitar sermones que seguramente Naomi no iba a escuchar. La conversación duró hasta que el sueño lo venció y decidió cortar la charla, ya que el jefe parecía que no quería hacerlo.

Por otro lado, Naomi había decidido asomarse al balcón para contemplar la noche romana. Se veía hermosa con sus calles iluminadas y transitadas. Por un momento cerró los ojos y se dejó llevar por el suave sonido que las hojas de los árboles hacían al moverse por el viento templado que envolvía la ciudad. Estos liberaban un aroma dulce gracias a los azares que poseían Por primera vez, desde que había llegado a Italia, se sentía tranquila consigo misma y feliz por tener la oportunidad de dar a conocer su don en otro país y a más personas. Era su mayor deseo desde que había descubierto que deseaba hacer de grande. Pensar en ello la hacía olvidarse por un momento de los problemas y, con bastante calma en su ser y liberada de toda tensión, se durmió ni bien apoyó la cabeza en la almohada.

Al día siguiente, se levantó temprano a prepararse para el debut. Durante la noche su cabeza no había dejado de recrearle las posibles escenas que podían ocurrir durante el programa, por lo que no había dormido bien. Ya no faltaba nada para enfrentarse a los participantes que se iban a presentar en el concurso. Su deseo de ser honesta con cada uno de ellos le producía dolor de estómago. No quería adelantarse a lo que pasaría en el momento que evaluara a Gianluca. Le daba dolor de panza pensar en los discursos posibles que podría dar para que nadie descubriera que estaba haciendo trampa. Le parecía tan injusto que tenía miedo a que sus nervios la traicionaran.

Mientras se alistaba en el camerino, se seguía torturando con sus pensamientos, hasta que su mente le trajo el recuerdo del último encuentro que había tenido con Gianluca. El cosquilleo en su estómago se hizo presente. Al mirarse en el espejo se preguntó cómo reaccionaría cuando lo tuviera al lado suyo. No solo la ponía nerviosa tener que mentir, sino que el acercamiento que había experimentado con él le había alterado los sentidos, y no tenía dudas de que se pondría colorada de la vergüenza ni bien se lo cruzara.

Agitó la cabeza para alejar cualquier idea tonta y se puso de pie para dirigirse a su lugar. No tenía que distraerse en un día tan importante. Era mejor mantenerse fresca para que todo saliera lo más natural posible. Salió del camerino, cambiada con un hermoso vestido largo de color rojo que resaltaba su figura. No estaba acostumbrada a usar ropa tan ajustada, por lo que caminaba un poco incómoda ante la mirada de asombro de las personas que se cruzaba y la veían muy bonita. Naomi les sonreía para disimular su vergüenza mientras buscaba encontrarse con Elian. Sin embargo, parecía que el destino se lo había colocado bien lejos y, para peor, lo había reemplazado por su mayor preocupación.

Delante de ella, Gianluca la observaba hipnotizado con una amplia sonrisa de felicidad por encontrarla antes de que el show comenzara. Naomi se detuvo en seco y sin disimular giró para cambiar su rumbo. Era mejor ser directa a tener que inventar una excusa para alejarse de él. Pero el joven italiano no tenía intención de dejarla escapar.

—Naomi, ¿cómo estás? —Apuró sus pasos para alcanzarla y la saludó de lo más tranquilo.

—No podemos hablar —le advirtió sin dejar de caminar para llegar a la parte donde había más personas del staff.

—Lo sé, pero no haremos nada malo. —La sujetó de la mano para detenerla—. ¿Me tienes miedo?

—Quiero encontrarme con los demás por si deben aclararme algo del programa. —Tironeó para que la soltara. Sin embargo, Gianluca la atrajo más hacia él y la miró a los ojos.

—Que hables un poco conmigo no te hará perder algo importante.

—No se sabe —mientras respondía era guiada hasta un rincón menos transitado.

—Confía en mí. —Le sonrió sensual y la arrimó contra la pared. En ese lugar nadie podía verlos. La luz era tenue y apenas se veía el rostro de ambos—. No te haré daño, relájate.

—¿Cómo puedo estarlo si estás encima mío? —Estaba tiesa. El acercamiento de Gianluca era demasiado para soportarlo.

—Voy a decirte un secreto —le susurró al oído mientras acariciaba su cuello.

—Detente. —Le sujetó de la mano para que no siguiera. Su cuerpo había sentido nuevamente el cosquilleo.

—Tal vez voy muy rápido y parezco un acosador —habló con calma y aflojó el acercamiento—, pero nunca antes me había enamorado tan rápido.

—Espera... espera. —Naomi negaba con la cabeza para que no siguiera y lo empujó para que se apartara. Necesitaba aire.

—¿Qué pasa? ¿Nunca antes se te confesaron? —Le causó gracia verla reaccionar de esa manera.

—No... y todavía no me conoces los suficiente como para que te hayas enamorado de mí —se alejó unos cuantos pasos—, así que no te creo.

—No estoy jugando. Hablo en serio —se defendió y la siguió.

—Estoy segura de que lo haces porque quieres que te ponga la mejor nota para superar el concurso. Sin embargo, no funcionará conmigo. Te calificaré como cualquier otro participante —lo amenazó para que desistiera.

—Estás equivocada. —Su tono de voz se volvió débil; tal vez dolido por las palabras de Naomi—. Estoy siendo sincero —agregó para luego hacer una pausa—. Solamente tienes razón en que no te conozco, pero, si me das la oportunidad de hacerlo, estoy seguro de que no voy a cambiar de opinión.

—¿A cuántas le dijiste lo mismo? —Seguía desconfiando.

—No soy un casanova, si es lo que estás pensando.

—No puedo pensar de otra manera si lo único que haces es acosarme cada vez que me encuentras y no entiendes que no me gusta tu forma de ser.

—¿Qué clase de chicos te gustan? ¿Los tontos como tu compañero de viaje?

—¿Qué problema tienes con él? —Se puso seria. No iba a permitir que hablara mal de Elian.

—Si eres lista, lo sabrás sin que yo te lo diga. —Le picó la frente con su dedo—. Te lo vuelvo a preguntar: ¿me das una oportunidad para conocerte mejor?

—Haz lo que quieras, estoy segura de que no me vas a escuchar. —Naomi se dio la vuelta para salir de allí con prisa.

—¡Porque me gustas de verdad! —Alzó su voz para que la escuchara.

—Sin embargo, el amor no es fácil para mí —comentó para ella misma mientras se estremecía.

La confesión la había dejado realmente confundida y avergonzada, sin saber cómo quitarse la sensación incómoda que la invadía, una mezcla entre angustia y enojo por tener que enfrentar una situación de ese estilo. Quería encontrarse con Elian para que la ayudara a distraerse, sin embargo, no aparecía por ningún lado. Con esfuerzo trató que las palabras de Gianluca se las llevara el viento y quedaran en el olvido, de esa forma sería capaz de volver a verlo a los ojos sin que su cuerpo reaccionara a su cercanía. Todavía no era capaz de aceptar halagos y mucho menos que le dijeran que la amaban. Para ella el sentimiento del amor era algo difícil de encontrar y de experimentar, ya que creía que no todos estaban listos para recibirlo y mucho menos para expresarlo. decía haberse confesado. Lo veía como a un acosador que intentaba sacar ventaja para ganar el concurso.


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