1
¡Hola!
Esta es mi primera historia en Wattpad. Espero les guste y la disfruten. Si es así, por favor les pido que me ayuden con sus votos y comentarios. Les estaré eternamente agradecida 😊
La obra está registrada y cuenta con derecho de autor, por favor no la copies.
Además, fue editada hace poco por los servicios de Creativa Ediciones.
Aclaración: Wattpad me cambia los guiones cada vez que quiere, por eso los verán pequeños :(
Gracias por entrar, y ¡que disfrutes del show!
Al ritmo de una misteriosa melodía, un grupo de acróbatas se desplegó a lo largo y a lo ancho del escenario para realizar la última función de la temporada. La elasticidad y la coordinación con la que contaban dejaba en claro que habían estado entrenando con determinación, y habían logrado una puesta en escena impecable. Los trajes coloridos y originales permitían recrear un mundo de ensueños junto a la iluminación y la escenografía que habían sido escogidas con sumo cuidado: flores gigantes y de las más extrañas, acompañadas por esponjosas nubes que servían de trampolín para que los acróbatas saltaran de un lado a otro.
El Circo Clown era una pequeña compañía circense y estaba bajo el dominio de Gioia, un empresario del mundo del espectáculo que se había convertido en su patrocinador artístico para ayudarlos a crecer luego de descubrir su potencial. Desde ese entonces, cualquier persona que nombrara al Circo Clown sabía qué era y dónde podía encontrarlo.
La adrenalina siempre se hacía presente en el público que aplaudía animado por las impactantes acrobacias, así como también por las historias que se contaban a través de la actuación de personajes peculiares. Sin embargo, el entusiasmo solía aumentar cuando el final del show se acercaba y lo mejor estaba por venir. Y aquella noche no fue la excepción.
De repente la música y las luces se apagaron, y la incertidumbre se apoderó de todos los corazones que latían ansiosos, hasta que un reflector apuntó hacia las alturas. Un muchacho de cabello rubio tan claro, que parecía acercarse más al color blanco , se encontraba listo para entrar en escena. Llevaba puesto un traje en tonos celestes que se adhería a su cuerpo y contaba con un par de alas, sujetadas a cada lado de sus brazos.
El público estalló en una ovación cuando descubrió que se trataba de Elian Ivanov, uno de los mejores trapecistas que el Circo Clown tenía. Sus acrobacias eran arriesgadas pero también suaves y delicadas. Todo dependía del papel que tuviera que interpretar para adoptar el semblante que cautivaba a sus queridos espectadores, que cada noche asistían a verlo.
Al compás de una animada y dulce melodía, Elian comenzó a balancearse, luciendo las alas que flameaban de forma mágica. Primero realizó unas simples acrobacias para entrar en calor. Sus movimientos eran coordinados al son de la música que sonaba de fondo y ligeros como una pluma que cae al ritmo de una suave brisa.
Parecía que Elian de verdad poseía sus propias alas y podía volar con tanta libertad como lo deseara. Sus fuertes brazos así se lo permitían, y era capaz de realizar acrobacias más arriesgadas en cada vaivén, sin la necesidad de contar con una red de protección debajo de él. Desde hacía tiempo se lo había propuesto para regalar un espectáculo mucho mejor que en sus inicios, lo que lo llevó a convertirse en la estrella del Circo Clown.
Tenía la ventaja de que aquello que se proponía alcanzar lo obtenía con esfuerzo y dedicación, lo que aumentaba su confianza en él. Su padre había sido un buen consejero al momento de enseñarle que los sueños se alcanzaban siempre y cuando uno se dedicara a avanzar de a pequeños pasos. Nunca había que hacer trampa y mucho menos lanzarse al vacío para alcanzar un objetivo grande y en poco tiempo. No era bueno y solo causaba frustración. Por eso, Elian sabía que su experiencia mejoraba con sus duros entrenamientos y por las metas que se imponía alcanzar cada noche. Pero también era consciente de que ahora no se sentía perdido y mucho menos solo.
Desde hacía dos años una joven muchacha lo acompañaba en sus presentaciones.
Según él, Naomi interpretaba las canciones más hermosas que lo motivaban a ir por más. Era capaz de sentirse libre y olvidarse del mundo para expresar su arte con magia y pasión. Creía que ambos hacían un excelente dúo y anhelaba, muy dentro suyo, que ella sintiera lo mismo.
En el momento en que su musa comenzó a cantar, se liberó para realizar una acrobacia más compleja, saltando de un trapecio a otro para dar un giro a mitad de camino y dejarse caer justo a tiempo sobre el segundo, que se acercaba a gran velocidad. Jugó un poco con ambos columpios hasta que un tercero apareció, y el acto se convirtió en una verdadera hazaña. La audiencia no dejaba de gritar de asombro y mucho menos de aplaudir cuando el acto llegó a su fin.
Elian se deslizó por el caño que sostenía la estructura del trapecio y saludó cordialmente al público que lo aplaudía, felicitándolo. En cada reverencia observaba los rostros: felices, distantes de cualquier problema; y la sonrisa también se le dibujó.
Las luces se atenuaron mientras que sobre el escenario se liberaba una nube blanca de humo. Los artistas que habían participado del show jugaron con sus sombras mientras se ubicaban al borde del escenario para saludar. La carcajada estridente de un payaso resonó de fondo, y las luces se intensificaron para mostrar a quienes formaban parte del Circo Clown. Malabaristas, acróbatas, payasos, un mago con su asistente, entre otras figuras, se habían desplegado a cada lado del dueño del Circo Clown, que también movía su mano, satisfecho por alcanzar de nuevo el objetivo de alegrar los corazones.
Mientras los artistas saludaban, Naomi se fue preparando en el centro del escenario para dar cierre al show con una última canción. Llevaba puesto un delicado vestido blanco y vaporoso, y su cabello estaba recogido con una tiara, tal como una princesa. Su cuerpo delgado y pequeño le daba una imagen frágil, pero todo cambiaba cuando se oía su voz. Se transformaba en un ángel, valiente, seguro, que transmitía los mensajes más hermosos.
Ella, sin dudas, tenía el don de dar aliento a los corazones más afligidos.
La pieza musical comenzó a sonar. Al principio, tranquila y expectante, pero con el correr de los segundos fue tomando un ritmo más animado, y con una cálida sonrisa Naomi regaló la primera estrofa. El entusiasmo del público aumentó al escuchar su voz potente y clara, que provocó que un sentimiento inexplicable quisiera liberarse con desesperación. Los ojos brillaron de emoción, y más de uno se entregó a la magia.
Al momento del estribillo Naomi puso más ganas para expresar con amor cada palabra que formaba la canción, y los sentimientos contenidos explotaron en una cálida energía que invadió el recinto. Naomi misma se sintió feliz por tener la oportunidad de regalar su don sin miedo a que alguien la hiciera callar. Solo allí lograba liberarse por completo.
La emoción que provocaba en cada una de las canciones era tan especial que siempre lograba que todos se unieran a ella y cantaran juntos las estrofas del estribillo que se repetía en dulce sonar. No había nadie que se resistiera,cantaban creyendo con fervor en las palabras que entonaban:
La vida es un viaje de ida,
no mires hacia atrás.
Camina hacia el mañana
y busca el nuevo día,
No hay lugar para la tristeza,
canta y verás como se aleja la oscuridad
para dar paso a la felicidad.
Melodía de como sonaría la canción que canta Naomi:
El pesado telón se deslizó con lentitud a medida que la música se iba transformando en un rumor muy sutil. Cuando las luces alumbraron el recinto, el público explotó con fuertes aplausos y gritos de alegría al sentir que aquella noche iba a quedar grabada en los recuerdos más importantes de sus vidas. El espectáculo había sido extraordinario y ansiaban regresar a una nueva función.
Cada vez que el show concluía, los artistas se reunían en los camerinos para intercambiar las experiencias y las emociones que habían vivido sobre el escenario, mientras se quitaban el maquillaje y se cambiaban los atuendos por una ropa más cómoda.
Naomi había tomado asiento en frente al espejo para quitarse con sumo cuidado la peluca que cubría su cabello negro y lacio. Movió de un lado a otro su cabeza y se dejó caer relajada contra el respaldo de la silla. Cerró los ojos por un momento sin dejar de prestar atención a lo que sus compañeros hablaban. Le gustaba escucharlos, y a pesar de lo cansador que eran las presentaciones, eran pocas las veces que los ánimos se apagaban.
El camerino era un lugar de mucho movimiento, tanto antes como después de un show. Sin embargo, por primera vez no lograba percibir el placer que le transmitían las anécdotas. Una sensación extraña acariciaba su espalda y la hacía incomodar, sin entender cuál era el motivo. Su presentación había sido un éxito y la gente había disfrutado de su actuación, hasta la habían acompañado en el estribillo como siempre sucedía.
Respiró hondo y trató de calmar su corazón que latía con rapidez. El bichito de la inseguridad se había despertado para alejarla de la felicidad que anhelaba sentir.
-Naomi, ¿ya te dormiste? -La voz de Amelie la hizo volver a la realidad.
-Todavía no. -Se acomodó en el asiento para ver mejor a su amiga-. ¡Mis felicitaciones! ¡Estuviste excelente!.
-¡Gracias! ¿Sabes que también eres muy buena hechizando con tu voz? -bromeó soltando una pequeña risa.
-De tanto que lo dicen, voy a empezar a creerlo -respondió mientras le devolvía el gesto-. Fue estupendo lo que se vivió esta noche. Nunca había sentido una energía tan cálida como la de hoy. El público quedó muy satisfecho.
-Todos le pusimos mucha garra. Creo que dejamos en claro que era el último show de la temporada. -Amelie comenzó a quitarse la mascarilla blanca que cubría su rostro-, además de dejar nuestra semilla de alegría en cada uno de los corazones. -Llevó su mirada a Naomi por unos segundos y luego regresó a lo suyo-. ¡Realmente fue emocionante!
-¿Cuántas temporadas llevamos haciendo y todavía nos lamentamos por cada cierre? -preguntó sin poder ocultar su nostalgia.
-Tu llevas dos años, y yo cuatro. Saca la cuenta -Amelie contestó con voz extraña al estar muy concentrada limpiando sus mejillas-. Es nuestra pasión, así que es normal que la angustia nos invada cuando nos toca despedirnos de un show para dar lugar a uno nuevo. ¿No te parece?
-Entonces, no está mal sentirse rara, ¿verdad?
-¡Claro que no! ¡Está muy bien! Malo sería ignorar el sentimiento y hacer como que no nos importa. -Amelie hizo una pausa, pensativa-. ¿Te sientes mal?
-No lo sé... me siento extraña, como si de verdad fuese mi última actuación. -Se miró al espejo- Me da miedo que sea verdad.
-¡Es imposible! -exclamó casi a los gritos-. El circo Clown tiene parte de su magia gracias a tus canciones. ¡Pasará mucho tiempo para que des la última función!
-Ojalá tengas razón -respondió poco convencida.
-Tal vez sea estrés, cansancio -Trató de buscar una buena justificación-. Piensa en las vacaciones, seguro cargarás energía y olvidarás los malos pensamientos.
-Trataré... pero no prometo que funcione. Ya sabes lo rebuscada que es mi mente -Soltó un suspiro.
-Has el intento. No dejes que te afecte o yo misma encontraré la manera para que cambies de parecer -Se sonrió maliciosa y se alejó para terminar de cambiarse.
Naomi le devolvió la sonrisa, y se dejó caer contra el respaldo de la silla, respirando hondo para calmar sus pensamientos. Amelie era su primera amiga y sabía que podía confiar en ella a ojos cerrados, pero su personalidad tan vulnerable se lo hacía difícil.
Cuando terminó de alistarse, prefirió salir del camerino con la idea de regresar al escenario para soñar una vez más con el cálido aplauso del público y así volver a creer en sí misma. Además de encontrarse con la magia que el Circo Clown solía transmitir, en especial el de ella, que de muy pequeña había sido golpeado de manera injusta.
Mientras el grupo de artistas terminaba de cambiarse, Elian caminaba por el largo pasillo, preparado para saludar a sus fans que lo esperaban ansiosos por recibir algún autógrafo, y los más afortunados una fotografía.
A Elian le gustaba ser cercano a sus seguidores y devolverles el cariño que ellos le brindaban cada noche. Su forma reservada no le impedía ser amable con su público. Cuando hablaba mostraba su carisma, y robaba más de un suspiro tanto a sus seguidores como a sus compañeras. Y no solo cautivaba con su personalidad, sino que su figura esbelta también era llamativa. Por su manera de vestir parecía más un modelo que un artista. Y aquella noche no era la excepción. Llevaba puesto un traje sport elegante de color negro, que hacía resaltar una camisa blanca por debajo de su saco abierto.
Cuando terminó de saludar, en vez de encaminarse hacia el auto decidió regresar al escenario, donde todo había quedado en silencio y una luz tenue alumbraba muy sutil cada elemento que había sido utilizado. Llevó su vista hacia arriba y recordó lo libre que se sentía cada vez que volaba para alcanzar los trapecios. Pensar en el vértigo lo hizo sonreír, y mantuvo su sonrisa al darse cuenta que el Circo Clown le había dado tantos buenos momentos que jamás iba a olvidar. Pero desde los seis años había formado parte del elenco y había llegado el momento de cambiar el rumbo.
Regresó su vista a los demás elementos y avanzó para admirar mejor el lugar y llevarse cada recuerdo en su memoria, sin embargo, se detuvo al notar que entre los trampolines alguien se encontraba de pie mirando hacia los asientos vacíos de la tribuna. Agudizó su vista y distinguió a Naomi que había comenzado a recorrer el escenario y observaba el lugar con añoranza.
-¿Perdiste algo? -alzó la voz sin dudarlo.
-N... no.-Naomi se sobresaltó al oírlo y tardó en responder. Había pensado que nadie más estaría en el lugar.
-Perdón. No quise asustarte. -Se disculpó mientras avanzaba hacia ella.
-Está bien. -A pesar de ser compañeros de trabajo, Naomi se sentía avergonzada cada vez que lo tenía cerca-. ¿Tu...perdiste algo? -Trató de darle conversación para no parecer seria, aunque Elian sabía que ella era bastante cohibida para relacionarse, y solo era capaz de olvidarse de la timidez cuando estaba arriba del escenario.
-Tampoco -habló con sinceridad-. Nada más tenía ganas de estar en silencio y recordar un poco la noche de hoy. -Se paró delante de ella y le sonrió-. A veces hay que volver a los inicios para encontrarse con uno mismo y la calma. ¿No piensas lo mismo?
-Sí, y creo que por eso también estoy aquí. -Miró a su alrededor.
-El escenario se ve tan diferente en silencio y a oscuras -comentó mientras trepaba el trampolín para sentarse sobre el borde-, pero aun así mantiene esa esencia mágica que nunca me canso de percibir y ¡me hace sentir tan bien!
-Es verdad que los circos tienen algo especial que cautiva a las personas. No importa lo pequeños o grandes que sean. La alegría se siente en el lugar. -Bajó su vista. Todavía no lograba que la extraña sensación se alejara.
Elian se la quedó mirando por unos segundos.
-¿Sabes qué día es mañana? -inquirió de la nada.
Naomi levantó su vista, y pensó en un cumpleaños, en el inicio de las vacaciones, hasta en un aniversario del Circo. Nada parecía sonarle, hasta que hizo una mueca extraña al recordar el día.
-¿Lo sabes? -Elian volvió a preguntar curioso mientras se sonreía divertido.
-No estoy segura... pero el veintisiete de marzo hice la audición para ser parte del Circo.
-¡Correcto! -Aplaudió.
-¡¿Cómo es posible que te acuerdes!? -No podía creer que Elian recordara una fecha de ese tipo.
-Porque tuviste una llegada bastante accidentada. -Parecía que el recuerdo le divertía.
Naomi se avergonzó.
El día de la audición en verdad había sido caótico. Había llegado tarde por culpa de los rumores que habían comenzado a recorrer sobre el cambio de horario de la audición. Cuando descubrió la mentira, se apresuró llegando casi al final. Los últimos participantes estaban haciendo su prueba cuando entre sollozos desesperados pidió que la dejaran entrar. Intentaba explicar lo sucedido, pero los organizadores no querían dejarla pasar, menos en su condición ya que no iba a ser capaz de aprobar al estar tan exaltada. Estaban a punto de sacarla a la fuerza, cuando Elian apareció después de haber escuchado el escándalo, y llamó a uno de los organizadores para cruzar algunas palabras, que Naomi jamás supo cuáles fueron, pero gracias a ese cruce pudo realizar la prueba.
-Supongo que hice bastante alboroto... -sacudió su cabeza para alejar el vergonzoso recuerdo.
-No es solamente por eso. -Elian no tenía intenciones de que solo recordara la parte mala. Con un pequeño salto bajó del trampolín para quedar delante de ella y apoyó ambas manos sobre sus hombros-. Lo recuerdo porque no puedo olvidarme del día en que conocí a mi verdadera musa.
El cumplido dejó sin palabras a Naomi. ¿Ella una musa? No podía ser cierto. Era muy perfecto para que así lo fuera. Elian seguramente estaba equivocado con lo que pensaba.
Sin embargo, en la mirada de Elian había un brillo especial. Recordaba muy bien la curiosidad que había sentido al querer descubrir por qué una chica que apenas se presentaba a su primera audición, había insistido tanto en darse a conocer. ¿Qué era lo que la motivaba para luchar por sus sueños? Exaltada y con poca experiencia no había chance que ganara.
En ese entonces a Elian le daba lo mismo lo que la gente hiciera de su vida. Estaba sumergido en una gran depresión que veía todo negativo y apenas tenía ánimos para cumplir con su trabajo; sin embargo, cuando la escuchó cantar, todo cambió. La voz de Naomi era de otro mundo, y tan mágica que se dio cuenta que nunca antes había escuchado algo igual. Parecía mentira que minutos antes hubiera pasado por un momento de estrés. Con la pasión que Naomi cantaba, hizo que la letra llegara a tocar su corazón y la herida, que tenía grabada desde hacia un tiempo, sanara por completo. Un escalofrío había recorrido su cuerpo, dejándolo aturdido, sin palabras.
-Desde ese entonces no soy el mismo. Gracias por salvarme. -Elian rompió el silencio y sorpresivamente le dio un beso en la mejilla.
-¿Salvarte? -Naomi sintió que sus mejillas se sonrojaban al sentir la calidez de los labios de Elian, y como su vientre se contraía a tal demostración de cariño.
-Sí, lo hiciste. Así que sonríe que la función no termina para ninguno de los dos. Todavía tenemos mucho por dar -dijo sin esperar una respuesta y se alejó a paso tranquilo.
Naomi se lo quedó mirando hasta que lo vio perderse. No pudo encontrar las palabras adecuadas para responder, ni siquiera un agradecimiento pudo salir de su boca. Recibir un halago de Elian no era algo que sucediera todos los días y la había dejado atónita.
Espero les haya gustado el primer capítulo, que como regalo les dejo el segundo a continuación ;)
Nos leemos! :D
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro