|Capítulo 31|
La noticia de que Ivanov dejaba Oxford había sido completamente inesperada para quienes lo estimaban. Y es que no solo era que dejaba la Universidad y ciudad, sino que también debía volver a Rusia. Los padres de William al enterarse de que todo ese tiempo había estado vendiendo anfetaminas, aun sin que tuviera que hacerlo por necesidad, había sido una noticia inesperada, tanto así, que tomaron la opción de enviarlo a Rusia a terminar sus estudios. Y es que la familia Ivanov era muy estricta y hermética cuando se trataba de asuntos importantes, y mucho más cuando las malas decisiones del menor de la familia, podía afectar en los negocios familiares. En ese sentido, William Ivanov no tenía otra opción, más que solo obedecer a su padre.
Así es que, desde que supieron que Ivanov se iba. Adam organizó una tarde para recordar, consistía en no asistir a clases, beber y pasarlo bien, por lo cual, se encontraban Junto a Markus y a Samantha, en el bar The Withe Horse.
Pero, aunque Ivanov tratara de sonreír y olvidarse de sus problemas, Steven sabía que solo estaba fingiendo. Lo observaba en cada movimiento y podía deducir que no se encontraba entusiasmado, al igual que él.
Y es que Steven deseaba que el tiempo se detuviera y congelara en aquel momento. Comenzaba a sentir que todo lo bueno que conocía, desaparecería dejándolo solo y con incertidumbre de no saber que sucedería.
—Tuvo que dormir en la calle—respondió Byrne reprimiendo una sonora carcajada, sin dejar de observar a Ivanov—Para alguien de primer año, fue realmente épico.
—Es cierto—dijo Steven a la vez que asentía ensimismado en los recuerdos de antaño. —¿Recuerdas que te lo comenté? —inquirió girando su cabeza hacia Samantha quien se encontraba junto a él.
—Si, lo recuerdo. —asintió ella— por poco nos sucede lo mismo—agregó riendo mientras lo observaba.
Tanto Adam como William los observaron de forma suspicaz, sobre todo Byrne al recordar cuando los vio llegar corriendo al college, tiempo donde aún no tenían ningún tipo de relación pero que tanto Adam como Ivanov, sabían que algo sucedía entre ellos.
Steven sonrió de lado y la abrazó por sobre los hombros, a la vez que bebía de su cerveza, siendo imitado por sus amigos.
—Así es que por poco les sucede lo mismo...—dijo Ivanov con burla, pero a pesar de que una pequeña sonrisa vislumbro en su rostro, su mirada seguía triste.
—Si tan solo los hubieras visto esa noche—comentó Byrne sin demasiada importancia—Aun lo recuerdo, todo tan lindo...—observó a Steven quién enarcó una ceja—y obvio—agregó sonriendo
—Siempre has sido el rey de los chismes, Byrne—respondió McFadden.
—Tal vez—se encogió de hombros—Pero siempre digo la verdad.
—Claro—respondió dándole un último sorbo a su cerveza para luego, observar su reloj de pulsera—¿Cuál sería el siguiente plan, Adam? —preguntó observando a su amigo quien mantenía su atención observando a una de las camareras.
Steven al sentirse ignorado, le dio una patada en toda la pierna a su amigo, quién se quejó de dolor, mientras pasaba una de sus manos en el lugar en donde había recibido el golpe.
—¡Mierda McFadden!, ¿no que tenías tu pierna sin poder moverla? —inquirió con el ceño fruncido a la vez que se sobaba en el lugar del golpe.
—Te golpee con mi pierna derecha, idiota—respondió a la vez que levantaba su dedo anular en dirección a su amigo.
Samantha solo reía a la vez que acariciaba una de las manos de su novio. Steven la observó por un momento para luego guiñarle un ojo y volver toda su atención a sus amigos. Observó a Ivanov quien a pesar de su pequeña sonrisa seguía con su semblante entristecido. McFadden en ese momento, trataba de comprender de mejor forma la situación que debía estar pasando su amigo, pero no podía hacerlo o más bien, no le tomaba el peso a la situación, ya que, según su propio criterio, era algo que él se lo había buscado al seguir con sus ventas y no haber tomado sus indicaciones como lo había esperado que lo hiciera.
En ese momento, el sonido de un teléfono celular hizo que dejara de pensar en su amigo y volviera a la realidad. Observó a su lado en donde se encontraba Samantha, quien se levantaba de su puesto, a la vez que contestaba la llamada y se alejaba de la mesa. Steven endureció su mirada sin perderla de vista, algo no andaba bien. Tomó su muleta y se levantó de la mesa sin decir ninguna palabra. Mientras que con su mano izquierda aferraba su muleta, su mano derecha se cerraba hasta formar un puño y sus nudillos se volvieran mucho más blancos por la fuerza retenida; así McFadden comenzaba a retener la furia que comenzaba a sentir, a pesar de que no hubiera ninguna situación ante los ojos de los demás, que lo llevaran a actuar así.
Al salir del bar, visualizó a Samantha a unos pocos pasos de él quien asentía ante las palabras dicha por alguien al otro lado de la línea. Steven se acercó a ella quien se encontraba de espaldas, sin percatarse de la presencia del rubio.
—No te preocupes, Adiós.
—¿Con quien hablabas? —preguntó sin emoción alguna ante sus palabras, provocando que Samantha volteara asustada.
—Steven me asustaste... —dijo aun sonriendo débilmente.
—Tal vez es porque me ocultas algo —respondió de forma suspicaz sin dejar de observarla.
Steven observó como Samantha comenzaba a ponerse nerviosa. La joven arrugó el ceño y trato de esconder su mirada, pero él, la tomó de la barbilla presionándola sin medir su propia fuerza.
—Ten cuidado Smith —habló con tono frio —Sabes bien que no soporto las mentiras.
—No te miento, Steven. —aclaró con mirada asustada y haciendo pequeñas muecas producto del dolor que él le ejercía. —Suéltame por favor...
—Bien —espetó soltándola de forma brusca, mientras que ella movía sus labios para relajar los músculos adormecidos de su rostro. —Quiero ver tu teléfono.
—¿Qué? —preguntó extrañada. —¿Por qué quieres...
—Entrégame tu teléfono, Samantha —espetó con los dientes apretados y su mano estirada esperando que le entregue el artefacto. —No tengo todo el día.
Samantha seguía observándolo sin mover ningún musculo de su cuerpo. Steven le sostenía la mirada de forma seria, mientras que sus palpitaciones comenzaban a aumentar y si paciencia a desaparecer.
Le quitó el teléfono móvil de las manos de forma brusca, a la vez que Samantha trataba de quitárselo, pero él la miro de forma amenazante levantando su dedo índice en señal de advertencia, provocando temor en ella.
—Solo hablaba con Rose. —dijo ella siendo ignorada.
Steven comenzó a revisar las llamadas entrantes de Samantha y como lo había dicho, la llamada había sido de Rose, pero, aun así, siguió revisando el listado y solo eran números conocidos de su familia; específicamente llamadas de su padre o madre, y los demás números eran de personas que él conocía. Luego siguió con las llamadas salientes, las cuales prácticamente eran de Stevenson, de él mismo y otras de números desconocidos. Ante aquello, arrugó el ceño y marcó los tres números que no estaban registrados, los cuales eran de las oficinas de la universidad, del área de becas. Siguió revisando por algunos minutos más el teléfono de su novia, sin encontrar nada "fuera de lugar"
—Entremos, los chicos nos están esperando —dijo observándola mientras guardaba el móvil en uno de sus bolsillos.
—¿Podrías... entregarme mi teléfono? —preguntó en tono dubitativo.
Steven lo observó por un momento con el ceño arrugado para luego, sonreír de forma fría y observarla.
—Claro... —respondió entregándoselo. Samantha lo observó sin comprender demasiado aquella reacción y tomo su teléfono, pero antes de que pudiera apartar su mano, Steven la tomó apretándola lo suficiente para que no lo hiciera. —Cuando volvamos a la mesa, lo harás con tu mejor sonrisa, ¿oíste? —ella asintió.
Steven dio media vuelta y entró al bar seguido de Samantha. En el trayecto ninguno de los dos hablaba y sólo se concentraron en olvidar por un momento lo sucedido, aunque fuera casi imposible de hacerlo.
Al llegar a la mesa, Adam e Ivanov se encontraban hablando con una de las camareras, quien sonreía ante las ocurrencias de ambos hombres. Steven enarcó una ceja en dirección de sus amigos, quienes seguían hablando con la joven, quién al percatarse de la presencia de Steven, se retiró, no sin antes murmurar: en seguida es traigo la cuenta.
Así es que, al pagar, salieron del bar y caminaron por las calles de Oxford hablando de algunas anécdotas que iban recordando. Y es que el haber estado años estudiando en aquella ciudad, muchas cosas habían vivido juntos, momentos que permanecerían en sus recuerdos.
—Ese callejón sí que trae recuerdos —comenzó a hablar Byrne observando el lugar mientras seguían caminando. —sí, muchos recuerdos—confirmo asintiendo.
—Ya lo creo —respondió Steven quien arrugó el ceño y trato de no hacerse ninguna imagen mental de su amigo. —Y no, no queremos detalles Byrne —aclaró antes que su amigo pudiera articular palabra alguna. —Entonces...¿Dónde iremos?
—Había pensado en el Iffley Lock —Comenzó a decir Adam observando al cielo. —Nunca hemos ido a ese lugar, por lo menos yo con ustedes. —agregó sonriendo de forma seductora.
—¿Con quien has ido? —preguntó Ivanov mientras lo observaba de forma suspicaz.
—Con Andrea. —respondió sonriendo de forma nerviosa. —Bueno, ¿Qué les parece la idea? —inquirió observando a sus amigos y a Samantha, quien asintió.
—Personalmente no conozco ese lugar, pero me han comentado que es muy lindo. —respondió ella observando a Adam, mientras que Steven arrugaba el ceño en dirección a ella.
—¿Cómo sabes del lugar? —preguntó Steven con tono serio y apretando un poco mas la mano de ella.
—Rose me lo comentó —respondió a la vez que la mano de Steven comenzaba a disminuir su fuerza —Cuando estaba con Markus, una de sus citas fue a ese lugar.
—Entonces esta dicho —habló Ivanov —iremos a Iffley Lock
Y así fue, ese día pasaron la tarde en el lugar que había mencionado Adam. Iffley Lock era un área verde que cruzaba el rio Támesis. Contaba con algunas casas de arquitectura antigua, que te hacían viajar en el tiempo, como si estuvieras en el siglo XVI. Además, las flores de variados colores hacían resaltar aquella arquitectura, haciendo ver el paisaje como un verdadero cuadro del cual, es difícil no dejar de admirar.
Al llegar y para quienes no lo conocían, quedaron asombrados con tal paisaje. El estar en Oxford llevaba a que las personas quedasen perplejas por las edificaciones antiguas, pero cuando llegaban a Iffley, le provocaban que quisieran tomar fotografías en cada rincón de aquel lugar.
Los primeros en fotografiarse fueron Adam e Ivanov, quienes hacían morisquetas y poses divertidas, a la vez que Samantha los fotografiaba y Steven solo reía ante las situaciones divertidas. Luego fue el turno de Steven junto a Samantha de fotografiarse. McFadden pasó uno de sus brazos por la cintura de Samantha atrayéndola a él, mientras que ella sonreía de forma débil.
—Una pose más romántica, pareciera que fueran solo amigos —dijo Ivanov mientras que Adam asentía aun con su teléfono móvil en sus manos, listo para seguir capturando momentos. —Oh, McFadden pásame tu muleta.
—¿Para que la quieres? —espetó con desconfianza
—Solo confía en mi —le guiñó un ojo. Steven lo observó con el entrecejo fruncido, y le entrego la muleta con pesar. —Solo confía, McFadden.
Steven rodó los ojos y volvió abrazar a Samantha, no sin antes poner sus lentes de sol oscuros, ya que la luz solar comenzaba a molestarle, al igual que Samantha, quien sacó de su bolso sus lentes de sol oscuros tipo aviador. Steven volvió abrazarla de la cintura, mientras que Samantha besaba su mejilla y con una de sus manos acariciaba su otra mejilla.
Aquel momento fue capturado por Adam, quien sonrió al ver el resultado, a la vez que se acercaba hasta la pareja y mostraba la fotografía. Para Steven era perfecta, tanto así que en ese momento sabía que se volvería su favorita.
—Agrúpense —dijo Samantha a los tres hombres. —les tomaré una fotografía.
—Está bien. —respondió Steven.
Steven abrazó a Adam mientras que Ivanov lo abrazaba a él. Debían de aprovechar cada momento que se les presentaban y ese era uno de ellos. Al fin y al cabo, Ivanov al día siguiente debía de abandonar el país, dejar todo lo que había conocido y amistades que había construido por cinco años.
Samantha tomo la fotografía a los tres hombres quienes posaban sonrientes, a pesar de que sabían que ese momento era el ultimo que tendrían juntos. Steven esperaba que el abandono que sentía solo fuera por un tiempo determinado.
Nota de Autora:
Penúltimo capítulo como les había dicho, y...con Ello solo queda el final mas el epilogo. ¿Qué les ha parecido esta historia?, espero leerlos en comentarios.
Caro.
Iffley Lock: Es una esclusa en el rio Támesis. Se encuentra en las afueras al sur de Oxford y cercano al pueblo Oxfordshire
**Les recomiendo que busquen imágenes del lugar, es muy lindo. Personalmente lo amé**
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