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|Capítulo 26|



La calle silenciosa de Oxford le producía pequeños escalofríos y no era por el clima sino más bien, por los pensamientos que comenzaban acompañarlo. Observó su reloj y apresuró el paso, Samantha debería de estar terminando su última clase del día, por lo cual comenzó a llamarla. Se detuvo en una esquina observando el semáforo a la vez que oía el sonido de la llamada. Una, dos, tres, cuatro...No contestaba. Comenzó a inquietarse, y volvió a llamar, pero ella seguía sin contestar sus llamadas; ¿de verdad estaría en clases?, ¿estaría ocupada? Pero muchas veces a la mente le gusta jugar con cada uno de nosotros, burlarse y Steven lo sabía muy bien. Su mente comenzó asegurarle cosas que él no quería pensar, cosas como:"De seguro esta con Andrés" , "¿De verdad crees que ella quiere estar contigo?" o "Asúmelo, todas las personas al final te dejan, ese es tu destino, la soledad". Arrugó el ceño y comenzó a escribir un mensaje de texto, sin importarle que el semáforo había cambiado par que el pudiese cruzar, sin importarle que algunas personas pasaban por su lado y otras lo observaban extrañados. Al terminar de escribir, guardo su teléfono móvil y levantó su mirada, percatándose que solo le quedaban algunos segundos para cruzar, corrió hasta el otro lado, y siguió corriendo durante todo el trayecto hacia el Balliol College. Tan solo debía asegurarse de lo que ella estaba haciendo, saber el por que no contestaba a sus llamadas.

Siguió su trayecto sin dejar de correr, su resistencia era buena ya que desde pequeño practicaba deporte, más aún en que era el capitán del equipo de rugby de su college, lo cual le hizo recordar que a la mañana siguiente tenía practica con el equipo.

Al llegar al college, se detuvo y se dio el tiempo suficiente para calmar su respiración, caminó por el lugar, cruzando los jardines y observando atentamente a su alrededor. Observaba por todos lados indicios de Samantha, pero nada encontraba. Arrugó el ceño y paso una de sus manos por su nuca de forma violenta, para luego volver a sacar su teléfono móvil, solo que esta vez no alcanzo a marcar el número, porque alguien se había lanzado a sus brazos.

—¡Steven! —exclamó con una sonrisa en sus labios observándolo.

—¡Samantha! —exclamó sobresaltado —me asustaste.

Ella rió y el bufó por lo bajo.

—Te extrañe Steven —dijo abrazándolo mientras apoyaba una de sus mejillas sobre el pecho masculino.

—¿A si? —inquirió alejándose un poco de ella. Samantha lo observó con extrañeza por su actitud —Si tanto me extrañaste, ¿Por qué no contestaste a mis llamadas?

Samantha dio un paso atrás observándolo, arrugó levemente su frente, a la vez que su mirada imploraba alguna explicación a Steven. El rubio tan solo rio y giró su cabeza hacia a un costado observando otro punto del extenso jardín. Volvió a observarla, pero esta vez, su mirada se endureció, a la vez que se cruzaba de brazos y levantaba levemente su barbilla.

—Yo... —bajó su mirada y comenzó a buscar su teléfono móvil en su bolso, al encontrarlo observó que tenía algunas dos llamadas de Steven y un mensaje que decía "¿Dónde estás?". Volvió a observarlo, esta vez con nerviosismo —Lo siento, lo tenía en silencio.

—Podrías haber revisado tu teléfono cuando salías de clase...

—Al término de la clase, me distraje hablando con Rose acerca del tema que acabábamos de ver con el señor Akinnon...

—¿Por qué no te creo, Smith? —inquirió en tono frio —¿Por qué mi mente me dice que estas mintiéndome?

Steven se alejo un poco de ella sin dejar de observarla. Apretó fuertemente la mandíbula a la vez que su mirada volvía fría y distante. Estaba reprimiendo todo sentimiento que comenzaba albergarlo. Su respiración se comenzó agitar y con ello sus músculos se tensaron. Sentía que en cualquier momento explotaría sin importarle las consecuencias.

—Pue...Puedes preguntarle a Rose si no me crees, Steven —dijo Samantha con nerviosismo —Ella puede..

Él solo rió con ironía ¿acaso creía que era estúpido?.

—Es obvio que ocultara tus mentiras, Smith. ¡Es tu mejor amiga! —exclamó entre dientes, mientras ella lo observaba con miedo —Escúchame bien —se acercó a ella al punto que su respiración rozaba los labios femeninos —Cuando vuelva a llamarte, responde. Sino lo haces te juro que... —levantó su mano y cerró el puño con tal fuerza que comenzó a temblar —Ya lo sabes... —agregó sin dejar de observarla. —No me gusta que ignoren, mucho menos tu.

—Yo no...

—Pero si aquí están los tortolitos —dijo Winter interrumpiéndolos.

Steven al oír la voz de Zac, sonrió con ironía y giró hacia el chico quien se acercaba a ellos con una gran sonrisa. Samantha por su parte solo mantenía su mirada en el césped, mientras se abrazaba a ella misma, reprimiendo las lágrimas.

—Son tan lindos juntos. —dijo con tono ensoñador —¿les tomo una foto? —Steven solo enarcó una ceja —¡Vamos McFadden!, te aseguro que saldrás bien.

Steven medito por un momento y observó por sobre su hombro a Samantha quien mantenía su mirada baja. Volvió a observar a Zack y asintió con pesar.

—Claro Winter.

El chico sonrió ampliamente, alejándose unos pasos de ellos. Mientras eso sucedía, Steven abrazó de la cintura a Samantha y la acercó de forma posesiva a él. Bajó su rostro hasta el oído femenino y murmuro: Sonríe. Samantha lo observó sorprendido para luego asentir. McFadden sintió como Smith suspiraba y sus músculos se relajaban. La volvió a observar a la vez que una sonrisa aparecía en el rostro femenino y Zack capturaba un momento que en la fotografía demostraba amor y ternura, lo cual solo era una pantalla; ya que, en la realidad, las cosas eran totalmente distintas tanto como la luz y la oscuridad.

—Salieron hermosos —Dijo Zac observando la fotografía desde su teléfono móvil.

—Genial—ironizó levantando ambas cejas, para luego, seguir su trayecto de la mano de Samantha.

—Samantha espera. ¿Podemos hablar?—preguntó observando a su amiga.

Steven arrugó levemente su frente observando a Zac y luego a Samantha. Sintió como su novia volvía a ponerse nerviosa para luego observarlo. Steven permaneció en silencio sosteniéndole la mirada y asentir levemente, no sin antes decir: luego me cuentas. Se despidió de Zac alzando ambas cejas y siguió su camino hacia el comedor.

Fuera lo que fuera, él de todas formas sabría el tema de conversación entre Zac y Samantha. Además, ya le había advertido que debía de contárselo. Steven necesitaba saber todo lo que hacia o en este caso, hablaba con su novia. Mientras esperaba que ella terminara la conversación con Winter, se dirigió al comedor en donde debían de estar sus amigos. Caminó a paso apresurado a la vez que algunas chicas observaban con sonrisas coquetas, y es que ser residente, causaba esa reacción en algunas de ellas, y a Steven no le molestaba absolutamente nada esas reacciones. Él solo sonrió de forma altanera y siguió su camino.

Al llegar, se detuvo por un momento a la entrada buscando con su mirada a sus amigos. Al visualizarlos, se dirigió hasta ellos quienes se percataron de su presencia cuando ya se encontraba a pocos metros de ellos. Steven dejo su mochila a un costado de él y se sentó junto a Ivanov, y frente Adam. Al observarlos sintió que algo sucedía entre ellos.

Adam lo observó para luego enfocarse en Ivanov. ¿Qué sucedía?

—Me perdí de algo?—Preguntó Steven observando a Adam y luego a Ivanov de forma consecutiva.

—Ivanov hizo algo que podría perjudicarnos, Steven. De verdad llegar hacer eso...—negó con incredulidad—¡Nos meterás en problemas, William Ivanov!

—Solo cálmate, Byrne.—dijo mientras cortaba un trozo de carne para luego volver su mirada a Adam de forma tranquila—¿Acaso no me conoces?—rio— de verdad...No es para tanto.

—¿Podría alguien explicarme que mierda sucede?—preguntó Steven al borde de la exasperación.

—Sucede que Ivanov, no hayo la mejor manera de «abastecerse»—dijo haciendo comillas con sus dedos— que robarle a...

—¡Cierra el pico, Byrne!—dijo golpeando la mesa con uno de sus puños y observándolo de forma seria.—No es lugar para hablarlo.

Aquella reacción en Ivanov, dejo perplejos a Adam y Steven. Nunca habían presenciado esa actitud en su amigo (salvo en la regata), es mas, siempre era alguien tranquilo y calmado; algunas veces algo nervioso y retraído, pero nunca violento.

Steven observó por un momento a Adam quién solo suspiró y bajó su mirada a su comida. Él volvió a observar a Ivanov quien seguía comiendo como si no hubiese sucedido nada fuera de lo común. Aquella actitud hizo que el rubio arrugara el ceño de forma pronunciada y tomará la muñeca de William de forma de impedirle que siguiera comiendo.

—¿Qué mierda hiciste?—preguntó entre dientes Steven, con su mirada fija en él.

—Ya les dije que aquí no mencionaré nada —respondió manteniéndole la mirada.

—Entonces ponte de pie, iremos hablar. —dijo levantándose de forma brusca de su puesto, a la vez que tomaba su mochila

—McFadden, estoy cenando.

—¡Me importa una mierda tu apetito, Ivanov! —exclamó provocando la atención de las demás personas que se encontraban en el lugar. —Ahora, levanta tu puto trasero y sígueme.

Steven camino hacia la salida del comedor, seguido de Ivanov. Quienes habían presenciado la escena, siguieron observándolos hasta que desaparecieron de la mirada de los curiosos. Al salir al exterior, William se acomodó la chaqueta y su mochila en uno de sus hombros. Ya casi oscurecía por completo y la temperatura había bajado mucho más.

Siguieron caminando en silencio, hasta uno de sus lugares predilectos para conversar temas importantes. Steven se dejó caer en la banca, no sin antes enviar un mensaje de texto a Samantha, para luego guardar su teléfono móvil y prestarle su completa atención a William.

—Habla —dijo secamente Steven.

—Adam solo esta paranoico, no es nada.

—¿Paranoico? ¿es en serio? —ironizó —Podría haber llegado a creerte, si no hubiera visto tu actitud, Ivanov. —su semblante se endureció —Ahora dime, ¿Qué sucedió?

Steven observó como su amigo se rascaba la nuca y desviaba su mirada hacia el frente, observando como las luces de los corredores del college, le daba un aspecto más cálido al lugar. Ivanov volvió a observarlo.

—Robe anfetaminas del hospital Radcliffe. —soltó sin preámbulo —Es por eso que Adam esta asustado...

—¿Qué robaste...? —cerró los ojos de forma violenta y los volvió abrir al instante — ¡Ivanov! Pero, ¿Que mierda tienes en la cabeza? —exclamó con exasperación. Su mirada se volvió mucho más fría —¡¿Sabes lo que podría suceder si llegasen a enterarse?!

—Steven, cálmate...Esta todo bajo control, en serio —trataba de calmarlo, pero el rubio, con cada palabra que escuchaba de él, mas se enfadaba. —No soy un idiota...

—¡Pareciera que si! —respondió provocando que su amigo bajara la mirada — nunca me importó tu negocio de anfetaminas, en verdad no me importa. Pero el que hayas robado del hospital en donde estamos realizando nuestra residencia, es algo serio.

—Steven, ¿De verdad crees que notarán que faltan tres cajas?—rió—Son demasiados como para notarlo...

—¿Has oído hablar de contabilidad y los flujos de abastecimiento? —el chico lo observó dándole a entender que no tenía idea de lo que hablaba— por si no lo sabías, toda empresa que trabaje con productos (de cualquier índole) tienen un control sobre estos, y sí, Ivanov, los hospitales también tienen control tanto de medicamentos como de implementos.

A esas alturas William solo quería desaparecer. Se llevó ambas manos al rostro y permaneció en esa posición por varios minutos. Por su parte Steven dejó su mochila en la banca y se alejó un par de pasos de su amigo. ¿Cómo podía ser tan idiota?, tan solo esperaba que aquello no se volviera un problema mayor, no sería de su agrado verse involucrado en algo así justo en ese momento en que su futuro en la medicina comenzaba a brillar.

Suspiró frustrado y se llevó una de sus manos a su nuca para luego bajarla por su cuello y masajearlo. ¿Y si el problema fuera mayor? Tendría que hablar con su padre y....¡no! eso nunca. Ya hace bastante tiempo que podía arreglar sus problemas él solo, y este no sería la excepción. Al fin de cuentas, aun nada sucedida y solo se estaba adelantando a hechos imaginarios que podrían no llegar a suceder nunca. Sus músculos se relajaron con aquel pensamiento y visualizó las primeras estrellas que comenzaban aparecer. Giró y observó que su amigo se mordía las uñas y movía su pierna de forma frenética.

—Solo hazme caso, Ivanov —el susodicho levantó la mirada —No sigas vendiendo. Si lo vuelves hacer, el problema puede ser mayor.

—Si...Claro —respondió asintiendo con nerviosismo. 













Nota:

2098 palabras...uff! es el primer capítulo en el cual escribo esa cantidad de palabras en esta historia. ¿Qué les parecio? Los leo en comentarios :)

Caro.

PD.EL Radcliffe Hospital es en donde los alumnos de Oxford realizan su residencia. Es un dato totalmente verídico.

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