|Capítulo 23|
El término de la jornada había llegado y con ello la hora de la cena. Steven salió del aula junto a sus amigos y se dirigió donde se encontraría con Samantha. A pesar de que aún estaba bajo los efectos de las anfetaminas, no tenía problemas de coordinación para caminar, pero aun así Adam quiso acompañarlo junto a Ivanov.
—¿Podrías caminar más lento? —preguntó Byrne tratando de seguirle el paso a Steven junto a William —Deberías calmarte un poco, Steven. Aún faltan cinco minutos para que Samantha termine su clase.
Pero el rubio no le respondió, solo quería llegar lo más rápido que pudiera, quería estar con ella, necesitaba estar a su lado, abrazarla, besarla, sentir que solo era de él. Con aquellos pensamientos su respiración comenzaba agitarse, provocando que sus amigos lo observaran preocupados y lo detuvieran a medio camino.
—McFadden cálmate —dijo Ivanov tomando el rostro de su amigo entre sus manos, pero el rubio las apartó de forma brusca. —Lo mejor sería que fuéramos a tu habitación.
—¡No!, ¿acaso están locos? —inquirió con incredulidad —debo ir con Samantha.
—Ivanov tiene razón, Steven. No estas bien...
Pero McFadden no los escuchaba, comenzó a caminar por los corredores de la universidad, sin devolver el saludo de algunos alumnos que conocía. Todo que le implicase atrasarse en su llegada, lo ignoraba.
Al llegar al aula en donde se encontraría con Samantha, pudo observar que la clase aun no terminaba y con aquello suspiró mucho más tranquilo. Apoyó su espalda en la pared de concreto, se cruzó de brazos y espero a que su novia saliera. Adam e Ivanov se observaron entre sí y esperaron un poco más alejado a Steven, temían que aún bajo los efectos de las anfetaminas, hiciera algo que podría perjudicarlo.
Steven saco del bolsillo de su pantalón su teléfono móvil, observó la hora y volvió a guárdalo. Ya quedaban pocos minutos para que la clase finalizará. Se volvió a cruzar de brazos, con su mirada perdida en algún punto de la puerta, detrás de sus infaltables lentes de sol oscuros.
De un momento a otro, la puerta se abrió y los alumnos poco a poco salían de la clase. Algunos lo saludaban y otros lo ignoraban, como si con ello él se sintiera pasado a llevar. Sonrió con suficiencia a la vez que Rose Stevenson lo observaba de mala forma, pero él no se inmuto. De pronto, Samantha salió de la sala acompañada del mismo chico por el cual habían tenido problemas, Andrés. Al verlo, a Steven le hirvió la sangre, y su mandíbula se tensó a tal punto que sintió dolor en algunas piezas dentales. En ese momento, observó que aquel chico apartaba un mechón del rostro de su novia y eso, fue el puntapié inicial para que él perdiera los estribos.
—¿Qué mierda crees que haces? —se acercó empujando al chico de forma brusca.
Adam e Ivanov se acercaron rápidamente para impedir una pelea, porque tratar de que su amigo se calmase, era prácticamente imposible.
—Steven... —le advirtió Adam tomándolo del brazo.
—¡Suéltame Byrne! —movió su brazo bruscamente, zafándose del agarre de su amigo —Te enseñaré a respetar la novia de otros...
De forma rápida Steven golpeo en el rostro al chico, provocando que este se golpeara la espalda con la pared de concreto. El rubio se abalanzo sobre él sin dejar golpearlo una y otra vez. Ivanov y Adam trataban de apartarlo, pero el rubio esta fuera de así. Samantha observaba horrorizada aquella escena, a la vez que le exclamaba a Steven que dejara a su amigo; aun así, él siguió golpeándolo sin dejar que se defendiera. A esas alturas, Andrés ya no tenía fuerzas si quiera para mantenerse en pie, pero Steven seguía golpeándolo, sin importarle absolutamente nada.
De pronto, unos grandes brazos rodearon su cuello, a la vez que tomaban sus manos y las posicionaban detrás de su espalda en una especie de llave. Steven trato de zafarse, pero no pudo hacerlo, quien lo retenía tenía mucha más fuerza que él.
—Tranquilícese capitán. —Steven reconoció la voz de Young, pero seguía sin tranquilizarse —No siga, no estropee su capitanía por algo así. —agregaba el chico en su oído.
—Tu no los viste Young...Tu no los viste. —respondió a la vez que observaba a Samantha y ella le devolvía una mirada de total enfado, para luego acercarse a su amigo.
Aquello le dolió de sobremanera al rubio, y es que no se había esperado que su novia, se preocupase más de alguien que no valía la pena y no hiciera nada por él. La pelinegra se acercó a Steven, lo observó con total furia en su mirada y golpeo en el rostro, provocando que el rubio girara el rostro por el golpe.
—No te vuelvas acercar a él, ¿entendiste?
Steven levantó su rostro y la observó de forma desafiante. Sonrió levemente sin apartar la mirada de su novia y dijo:
—¿Acaso te gusta Smith?, ¿Quieres tener sexo con él? ¡responde! —exclamó tratando de zafarse de los brazos de Young, pero sin éxito.
—No te entiendo, McFadden—respondió Samantha observándolo con incredulidad—Tu no eras así. ¡Yo nunca te he dado motivos!
—Solo quiero asegurar lo que es mío, Samantha y tú lo eres. —la observó de forma sería y prosiguió— escúchame bien, porque no lo volveré a repetir: Te quiero y eso conlleva a protegerte, asegurarme...
—Ya te lo dije una vez, no hay nada que asegurar Steven—respondió interrumpiéndolo—Pero si insistes en actuar de esta forma, yo...
—¿Qué pretendes? —inquirió entre dientes.
Observó como Samantha daba un paso atrás sin apartar su mirada de él. Steven arrugo el ceño para luego observar s Young, quién lo observó por un corto momento para luego soltarlo, pero permaneciendo alerta ante cualquier reacción del rubio.
—Lo mejor...—arrugó el ceño bajando la mirada—lo mejor sería terminar. —musitó.
Aquello fue como si a Steven le atravesara una daga caliente. Sentía el dolor apoderarse de su cuerpo, pero por sobre todo, el odio hacia el hombre que hizo que él actuara de esa forma. Observó como Andrés era ayudado por algunos compañeros de clase, para luego ser llevado a la enfermería. Desvió su mirada y observó que sus amigos le devolvían una mirada de preocupación. Arrugo el ceño a la vez que escondía sus manos en el bolsillo de su pantalón. Volvió a observa a Samantha.
—No voy a terminar esta relación, Smith y tampoco voy a permitir que tú lo hagas—se acercó a ella tomándola del mentón y acercando su rostro al de ella—Tu no quieres esto. —dijo observándola a los ojos, a la vez que sonreía con suficiencia—Solo lo dijiste por miedo a mi reacción—aclaró—Sabes que nunca te haría daño ¿No? Ni en mis más locos sueños podría hacerlo. Eres la mujer que quiero y a...que quiero con mi vida—rectificó— Si te molestó lo que sucedió...
—¿Molestó?, ese es el punto Steven. Son cosas que no deberían de molestarme sino sucediera. Si tan solo pensaras antes de actuar...
—Bien. Estoy de acuerdo, he sido un inútil y no volveré hacerlo. Lo prometo—respondió con una sonrisa—pero tú también debes de comprenderme—ella lo observó con incredulidad por lo que decía—cuando me conociste sabías que el «amor» nunca ha sido mi fuerte.
—Estas mesclando las cosas Steven—Dijo ella comenzando a caminar.
—¿A dónde crees que vas?—inquirió tomándola del brazo y ella suspiró cansada.
—A cenar, Steven.—observó a su alrededor percatándose de la mirada de los curiosos —No es buen lugar para seguir hablando. —dijo observándolo mientras que él observaba a su alrededor con el ceño fruncido y soltaba a Samantha.
—Luego hablaremos—espetó él dirigiéndose hacia sus amigos, seguido de Young quién había recogido las cosas del rubio.
Steven caminó a paso fuerte, aun sentía la rabia de todo lo sucedido. Se odio el no haber podido seguir golpeando a ese tal Andrés. Se detuvo por un momento, observando al suelo, mientras que sus amigos se observaban entre sí confundidos ante aquella inesperada reacción. Se giró de forma lenta y se acercó a Young sin dejar de observarlo. El chico le devolvía una mirada de completa confusión y solo pudo reaccionar a entregarle sus cosas.
—Gracias —dijo acomodando su mochila en uno de sus hombros y colocaba sus lentes de sol. —Dos cosas: primero, no quiero que nadie del equipo se entere de esto ¿entendido?
—Si, pero...
—Segundo —lo interrumpió alzando ligeramente la voz —mañana la practica será a primera hora. Los quiero a todos a las siete de la mañana en punto en la cancha. Ni un minuto más ni un minuto menos —le advirtió con su dedo índice ante lo cual, el rugbista asintió. —Bien.
—Pero capitán...¿Como pretende que nadie sepa de lo sucedido? Había muchos curiosos a su alrededor y...
—Deja que los curiosos hablen Young, pero que no sea nadie del equipo. —acercó su rostro y lo observó —Si me llegó a enterar que algún jugador fue hablar de lo sucedido con el entrenador, te juró que los exprimiré en las prácticas y partidos; por consiguiente, desearan nunca haber entrado al equipo y mucho menos haber nacido —le advirtió apuntándolo con su dedo índice.
—Como diga... —dijo con nerviosismo.
Young le sonrió de forma débil para luego seguir su camino en dirección contraria a la de Steven. El rubio siguió caminando seguido de Adam y William. Nadie decía palabra alguna en todo el trayecto, pero cuando sus amigos se percataron del camino que estaba tomando, se detuvieron.
—¿A dónde iras? —pregunto Byrne provocando que Steven se detuviera aun dándole la espalda. —Deberías ir a cenar, McFadden.
—¿Crees que tengo apetito después de lo sucedido? —inquirió permaneciendo de pie sin voltearse a mirarlo. —Lo mejor que puedo hacer es distraerme. —agregó volteando a obsérvalos. —Nos vemos.
—Solo dinos...
Steven movió su cuello de un lado a otro provocando que sus huesos sonaran. Trató de no sentirse enfadado con sus amigos, pero le era casi imposible no estarlo cuando el odiaba que lo controlasen. Se acercó a Ivanov quien le sostuvo la mirada algo nervioso.
—¿Crees que les daré explicaciones a ustedes?, ni siquiera se las doy a Samantha ni a mi padre. —espetó.
—Nos preocupas —dijo Byrne acercándose a ellos. —Eres nuestro amigo.
—¡Necesito y quiero estar solo Byrne! —respondió observándolo con su mirada que demostraba estar conteniéndose de golpearlos —Por una puta vez, no me hagan más preguntas...
Steven giró sobre sus talones y siguió su camino hacia la salida del Balliol College. Caminó con su mirada en alto sin siquiera prestar atención a su alrededor, tan solo tenía tres cosas en mente que podría ayudarlo en ese momento: unas buenas cervezas, anfetaminas y el campo de rugby.
Nota de autora:
Hola linduras, primeramente, quiero agradecerles a los que siguen la historia a pesar de la larga espera. Este capítulo me costo bastante escribirlo, en serio. Pero cuando llevas algun tiempo alejada de la historia, cuesta retomarlo, pero creo que quedó bastante bien, bueno eso deben decirlo ustedes; me encantaría saber si les gustó o no.
¿Saben cuantos capítulos quedan para finalizar esta primera parte de la historia de Steven y Samantha? ¡9 capítulos! Asi es que daré todo mi esfuerzo por no seguir atrasandome con las actualizaciones. :)
Caro.
PD. Recuerden que esto es una precuela, la historia sigue con Love is a drug 1(completa) y luego con Love is a drug 2( en proceso.)
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