|Capítulo 15|
Advertencia: Smutt
—Steven... —su voz sonó como una súplica para él.
McFadden sonrió para sí y siguió besando su cuello provocando algunos suspiros en ella. Sentía como el delgado y delicado cuerpo de Samantha, comenzaba a caer ante sus caricias. Sus grandes y fuertes manos que se encontraban en la cintura de ella, comenzaron a bajar lentamente hasta sus muslos, atrayéndolo aun mas hacia él. Siguió besando del cuello femenino dejando besos húmedos en el camino, hasta llegar a su oído y detenerse por unos segundos. En aquel momento, sintió como la respiración de su novia comenzaba a ser irregular y un pequeño gruñido de disconformidad había salido de sus finos labios.
—No comas ansias —dijo con voz ronca y sensual.
Samantha asintió y dejo que Steven siguiera llevando el mando. Ella no era una novata en el tema, pero sabía que el rubio tenía mucha mas experiencia lo cual lo demostraba a través de las caricias y en la forma que las llevaba a cabo.
McFadden giró a Smith y pudo ver el rostro de ella un poco sonrojado, su tórax subía y bajaba un poco mas rápido de lo normal y sus ojos, sus ojos de un azul profundo demostraban que la lujuria y el deseo comenzaba a apoderarse de su cuerpo. Aquello hizo que él sonriera. Acerco su rostro a los labios de ella comenzando un juego de dar y quitar. Sus labios rozaron los femeninos, para luego alejarse unos pocos centímetros, y volver acercarse a ellos para besarlos de forma lenta, abriéndole paso a su lengua para encontrarse con la de ella.
Los besos fueron aumentando al igual que las caricias y los pequeños jadeos no se hicieron esperar. Las manos de Steven comenzaron a danzar bajo la ropa de Samantha, rozando los senos de ella por sobre el brasier que traía. Las manos masculinas, salieron de allí y poco a poco comenzaron a quitar las prendas de ropa que ya a esas alturas comenzaban a estorbar. Samantha imitó aquel acto quitándole la ropa a McFadden, solo que de manera mucho mas rápida y menos tortuosa que la de Steven, ante lo cual él solo rió.
—¿Qué es lo gracioso? —la voz de Samantha sonó como un jadeo.
—Eres demasiado ansiosa. —le repitió —y por eso, no seré condescendiente contigo.
—No lo seas...
—¿No?—ella negó—que quede claro, tu lo pediste -respondió con una sonrisa.
Steven comenzó a besarla con mucha mas pasión y posesión, mientras sus manos acariciaban la espalda de Samantha y de forma inesperada, quitarle el brasier. Los labios de él comenzaron a trazar un largo camino de besos y pequeños mordiscos bajando desde su cuello, hasta los senos de la pelinegra en donde se detuvo un poco mas de lo esperado, provocando que Samantha arqueara ligeramente la espalda a la vez que un pequeño gemido salía de sus labios. Steven se incorporó y volvió a besar los labios de Samantha. Sentía las finas manos femeninas acariciar su espalda y torso desnudo, dejando en él caricias que le quemaban la piel, sensación que no había experimentado pero que le era agradable si venían de ella.
El rubio tomó a Samantha de la cintura, por lo cual ella cruzo sus piernas alrededor de las caderas de él. En aquel pequeño acto, los músculos de Steven se tensaron, dejando a la vista los brazos tonificados que fueron rápidamente acariciados por Samantha. McFadden caminó unos cuantos pasos hasta su cama, y así posar el delgado cuerpo de Samantha. Sin dejar de besarla, una de las manos de Steven comenzaron a bajar hasta llegar al borde del pantalón de ella. Samantha sonrió, indicándole que estaba bien. Sin mas preámbulo, Mcfadden quitó del pantalón junto a la ropa interior, siendo Samantha la primera en quedar completamente desnuda.
Smith se incorporó y comenzó a besar del cuello de Steven, quién mantuvo una pequeña sonrisa en los labios a la vez que cerraba los ojos y se dejaba llevar ante las caricias femeninas. Sintió como Samantha mordisqueaba su cuello a la vez que sus pequeñas manos bajaban por su torso hasta llegar al borde del pantalón, desabotonándolo de forma rápida e introduciendo su mano para acariciar el genital masculino por sobre la tela de la ropa interior. Steven dejo escapar un gemido ronco, que provoco miles de sensaciones en Samantha haciendo que ella apartase su mano y le quitará el pantalón y ropa interior de la misma forma en que él lo había hecho con ella.
McFadden terminó de deshacerse de su ropa, y acorralo a Samantha con su cuerpo. Comenzó a besar y morder el cuello de ella, descendiendo lentamente por el cuerpo femenino. Con sus manos acaricio los senos, mientras que su boca dejaba pequeñas mordidas en el vientre las cuales excitaban aun mas a Smith. Los besos siguieron descendiendo hasta llegar a las piernas de ella, la respiración de Steven que ya era agitada, rozaba la pelvis femenina provocando que Samantha se le erizara la piel y jadeara bajo las caricias de Steven. El rubio se alejó un poco de ella, no sin antes guiñarle un ojo. Se giró hacia la pequeña mesa de noche y abrir el cajón en donde guardaba los preservativos. Tomó uno abriéndolo con cuidado, para así ponerlo sobre su genital masculino.
Steven se incorporó y volvió a besar la boca de Smith, mordiendo su labio inferior y sintiendo las manos femeninas recorrer cada centímetro de su espalda, dejando lo que al día siguiente serian marcas de sus uñas, pero aquello no le importó, disfrutaba el sexo con ese tipo de caricias, que para él eran excitantes. Siguió besando de forma desenfrenada y sin previo aviso, entro al cuerpo de Smith, dejando escapar un gemido. El rubio siguió besándola y embistiéndola primero de forma lenta, para luego ir aumentando la velocidad al punto de que los gemidos de ella y él se encontrarán y fueran solo uno. Los cuerpos siguieron moviéndose manteniendo un ritmo rápido por parte de Steven, hasta que la sensación de una corriente eléctrica recorrió su espina dorsal; había llegado al clímax junto a Samantha.
Se recostó sobre el cuerpo femenino por algunos minutos, y sintió las manos de Samantha jugar con su cabello. Levantó ligeramente su cabeza y beso los labios de ella para luego observarla con una sonrisa sensual.
—¿Sabias que tus ojos tienen un brillo peculiar?—inquirió Samantha mientras Steven se recostaba a su lado con una ceja alzada.
—Debe ser porque acabamos de tener sexo-respondió pasando uno de sus brazos bajo su cabeza.
—No, no es eso—negó moviendo su cabeza—es ese brillo que observo todos los días, Steven. Me encanta, te hace ver mucho mas atractivo.—dijo acariciando el brazo que aun mantenía flexionado haciendo notar mucho mas su musculatura.
—Todos los días amanezco mas atractivo, Smith—sonrió con suficiencia y Samantha solo sonrió—No es para nada nuevo.
—Cielos, creo que deberé acostumbrarme a tus comentarios.—dijo acercando su rostro para besarlo. Steven la tomó de la cintura y la atrajo mas a él. —¿Nunca has pensado en explotar mas tus atributos?
McFadden se alejo un poco de Samantha, la observaba extrañado.
—¿A que viene eso?
—A que podrías utilizar ropa mas ceñida al cuerpo—se encogió de hombros—Tienes un torso y espalda completamente sexy.
—Así es que te encanta mi espalda y torso...—Samantha asintió con una sonrisa coqueta—Me encanta saberlo. Pero debo decir que solo con mi presencia me basta para ser sexy y atraer al sexo opuesto-respondió guiñándole un ojo.
—Y a los del mismo sexo—acotó ella—Winter ¿Recuerdas?
—Smith, no puedes estar hablando de Winter después de haber tenido sexo conmigo—arrugó el entrecejo levantándose de la cama.
McFadden movió su cabeza de lado a lado, a la vez que movía sus hombros y sus músculos se tensaban ante los movimientos. Soltó un largo suspiró y permaneció de pie en completo silencio.
—¿Qué es lo que mas te gusta? ¿Mi espalda o mi trasero desnudo?—inquirió volteándose y ver a una Samantha avergonzada mordiéndose el labio inferior.—¿Sabías que eres predecible?
—Lo siento yo...—escondió su mirada y abrazó sus piernas posando su mentón sobre ellas.
Steven se acercó a tomando del mentón femenino, acerco su rostro a ella quedando a pocos centímetros de distancia de sus labios.
—Te ves muy sexy avergonzada—le murmuró, haciendo que su respiración rozara los labios de ella. Samantha observaba los labios de él, y Steven lo notó por lo cual rozó los suyos con los de ella. Se alejó lentamente de la pelinegra y observó a Samantha confundida, esperando un beso que no llego.
—Eres malvado...
—Si, pero solo en estas circunstancias.—le sonrió provocando que Samantha lo observara embobada.—algún día entenderás que mi juego, es muy excitante.
—Mas que excitante, es frustrante—arrugó el ceño a la vez que fruncía los labios.
Steven tomó a Samantha de la cintura y la poso sobre sus piernas. Ella se sentó a horcajadas sobre él, posando sus brazos alrededor de su cuello, mientras que Steven pasaba la yema de sus dedos por la espalda femenina.
—¿Sabes por que te parece frustrante?—la voz de él sonó sensual para Samantha. Ella negó—Por que quieres llevar el control de todo, y eso provoca ansiedad.—agregó con sus cejas alzadas.
—Tal vez —rió—Lo bueno es...—comenzó a moverse de forma lenta sobre Steven. El rubio cerró los ojos dejando escapar un gemido.—Que ahora tengo el control.
Steven fijo su mirada en ella, por algunos segundos, para luego observar cada centímetro del cuerpo de Samantha al mismo tiempo que sus manos hacían el recorrido.
—El que estés sobre mí, no quiere decir que lleves el control. Aún te falta mucho que aprender, Samantha.
Ella lo observó y tanto Steven como Samantha se perdieron en los ojos del otro. Sus rostros volvieron acercarse. Smith tomó el rostro de Steven entre sus manos y él la tomo de las caderas atrayéndola aun más a él de ser posible.
Una nueva partida de besos y caricias subidas de tono, daba comienzo.
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