
🔹Capítulo 9🔹
El plan de Junji había salido exitoso pero le costó unas dos horas de caminata y fingida ignorancia. Aunque estaba cansado, al escuchar que Jisoo le decía por fin que podían ir a su casa le dio mucha satisfacción porque ahora la tendría en sus manos.
La alegría que rebosaba a Junji le dio la motivación suficiente como para decirle a Jisoo que le llevaría los pesados libros que desde hace rato cargaba en brazos.
La tímida chica dijo que no por cortesía, aunque le dolieran los brazos por el peso, pero Junji, musculoso y testarudo no aceptó un no por respuesta y se los arrebató de las manos.
Caminando rápidamente con los libros en un brazo y el casco en la otra dijo.
- Vamos en mi moto.
- ¿Eh? No. Yo no me subo a ese trasto -respondió Jisoo. Su madre le dijo muchas veces que esos cacharros eran peligrosos.
- si no te subes, te quedas sin tus libros -la confrontó Junji ya en la entrada y la miró con cara divertida pero se notaba que hablaba en serio.
- Pues me quedaré sin ellos. No me importa -esta vez Jisoo quiso ser un poco dura. Se cansó de que le dieran todas las opciones. Quería decidir algo por una vez-. Vamos en taxi o en autobús.
- Yo no tengo necesidad de hacer eso, nena -la picó nuevamente Junji. No dejaría que ganara la pelea.
- Pues aquí me quedo. Tendrás que hacer el trabajo solo -una Jisoo sorprendentemente decidida se había sentado en el césped en señal de rebeldía. Eso aunque exasperó a Junji también le divertió un poquito. Menuda actitud a última hora sacó la chica. Cuando él pensaba que ella era una dócil palomita. Él sabía que no podía apretar mucho la tuerca pues su principal objetivo era llevarla a casa. Ya ahí le enseñaría una lección.
- Pues en taxi entonces -decidió-. Pero primero déjame guardar la moto.
Tras dejar en un lugar seguro la moto, Junji y Jisoo tomaron un taxi. Jisoo aunque iba en silencio estaba extrañamente feliz porque por primera vez había tenido el valor de llevarle la contraria a alguien. ¡Y se había salido con la suya! Era tremendo.
Algunas veces miró de reojo a Junji porque este tenía los ojos cerrados y las manos sobre su casco y los libros de Jisoo.
Aprovechó entonces para observarlo de cerca.
Sus manos delicadas, sus brazos fuertes y venosos, su cuello limpio y fino, su cabello hermoso y sus pestañas abundantes y largas.
A Jisoo le dio el impulso de tocarle su cabello solo para comprobar si era tan sedoso como sospechaba; tan suave como creía.
Quería hacerlo solo una vez, pero no podía. En vez de eso simplemente se imaginó que lo hacía, como se imaginaba muchas veces también que les decía a sus padres que sabía que peleaban, que se imaginaba hacerle frente a su madre o hacer algo por ella misma.
- ¿A que soy hermoso? -susurró Junji con voz aspera- Muchas mujeres me lo han dicho y se me quedan mirando así como tú, que parece que quieren follarme ahí mismo.
¡¿Follar?! ¿qué es eso? Que palabra mas vulgar.
Esa expresión hizo que Jisoo se sonrojara y juntara las piernas por instinto. Sintió de nuevo esa descarga eléctrica tan extraña.
- ¿Qué? ¿No es lo que estabas pensando? -insistió Junji.
- ¿Por qué dices eso? -dijo Jisoo nerviosa-. Fo..., fo..., -no le salía la palabra-, follar no. En todo caso tener sexo, ¿no?
- Ah, ¿porqué lo admites? Acaso- se acerco a su oído-, ¿quieres tener sexo?
¡Nooooo! gritó Jisoo y se cubrió el cuerpo con las manos.
Eso hizo que el chofer se sobresaltara.
- ¡Que es broma mujer! -soltó una carcajada el chico atrevido de pelo gris violeta- Mira, ya llegamos. Bájate.
Se quedaron frente a un gran edificio residencial que desbordaba lujo por todas partes. Jisoo sorprendida abrió los ojos porque pensaba que Junji vivía igual que ella, en una acogedora casa con jardín y perrito.
Junji entonces la guió hacia dentro y en la recepción el dependiente le hizo una reverencia y lo invitó a pasar. Fueron hasta el elevador.
Él como llevaba todos las cosas pesadas, le dijo a Jisoo que presionara el botón 50 y esta lo hizo.
Al abrirse las puertas, Jisoo se encontró con un pasillo lleno de espejos y vistosa pero sobria decoración. Le pareció muy adecuada pero aún así prefería la calidez de una simple casa.
Al fondo del pasillo estaba el apartamento de Junji, el cual se abría con una clave secreta. Mientras este ponía el código, se sintieron unos ladridos del otro lado de la puerta.
- ¿Tienes perro? -dijo emocionada Jisoo y por un momento se olvidó de la vergüenza que había vivido pues encantaban los animales.
- No creo que un gato ladre, ¿no? -respondió irónicamente Junji y la chica puso los ojos en blanco.
Por fin la puerta se abrió, y una bola de pelos recibió a su dueño y a la figura extraña. Ladrón ante la presencia desconocida pero después se tranquilizó porque Jisoo ni corta ni perezosa se abalanzó a él pera darle caricias y besos.
- ¡Es hermoso!
- Claro, como su dueño -dijo orgulloso Junji mientras se despojaba de todo el peso que llevaba en los brazos.
Al ver al pequeño Pomerania, Jisoo se tranquilizó un poco, pues desde el taxi estaba con los nervios de punta.
¿Acaso quieres tener sexo?
Es la frase que se le quedó grabada en la mente. ¡Claro que no! Ella no era de esas que tienen sexo con el primero que se encuentra. Bueno..., de hecho con ninguno, porque era virgen.
Para despejar los tontos pensamientos dijo:
- ¿Donde están tus padres?
- No están aquí.
- ¿Donde están?
- ¿Por qué haces tantas preguntas? -dijo Junji inrritado.
- Por...
- ¿curiosidad? -completó la frase el chico.
- Sí... -confesó avergonzada- Es que parece un lugar un poco solitario.
- Vivo solo, Jisoo. Será por eso -respondio cortante. Parece que cuando la chica lo sacaba del quicio sí recordaba su nombre.
- ¿Y por qué? -Jisoo dejó a un lado al perro. Había tenido suerte durante la discusión en la universidad y ahora creía que también la tendría.
- No te metas en mi vida, ¿ok? Hagamos el maldito trabajo. A la derecha esta la biblioteca. Coge lo que quieras -continuó sombrío Junji. Ese tema no era algo que trataría con una extraña. De hecho es que nadie lo sabía y así seguiría.
- ¡Espera! -dijo Jisoo sintiendo que se habia pasado. Llegó hasta donde estaba Junji y lo cogió por el brazo. Quedaron mirándose cara a cara. Otra vez, sintió por todo el cuerpo la descarga eléctrica- Lo siento.
Junji no era tonto y como buen seductor sabía cuando aprovechar las oportunidades.
Lentamente, llevó su mano a la mejilla de la chica.
La miró fijamente.
Le corrió un travieso cabello por detrás de la oreja y....
***
Uuuuu. Otro capítulo! Hasta yo me odio ahora mismo por dejar el capítulo así.
Ay, se besan o no se besan? QUE SE BESEN! JISOO QUITALE LA ROPAAAA!
De verdad necesito calmarme :")
Me iré a babear viendo mi foto de Junji en la intimidad de mi cuarto. Bye.
Los amo🌝💜
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