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Epílogo I

Le ministre

Los besos de la rubia vagaban por el pecho del pelirrojo robándole varios suspiros, mientras las manos varoniles se aferraban a su trasero ayudándola a moverse de arriba abajo disfrutando de las paredes vaginales que envolvían su gran erección provocando que gemidos inundaran la habitación que se sentía completamente caliente.

—Te amo, Lys —murmuro George cerrando los ojos cuando le mordió el cuello dejándole una enorme marca roja —...maldita sea, como me encantas.

—Te amo más.

Arqueo la espalda cuando su vientre bajo se contrajo, los ojos del pelirrojo se nublaron viéndole los pechos desnudos, se alzó un poco para poder atrapar uno de esos pezones que tanto amaba el cual lamio, mordió y chupo hasta llenarlo de saliva, la rubia jadeo ante eso, la sensación era maravillosa.

George aferro las manos a la fina cintura con tanta fuerza que estaba seguro que le dejaría marcas por varios días, el orgasmo fue tan abrasador, como si miles de llamas de fuego ardiente lo recorrieran para liberarse dentro de su amada esposa.

La veela se dejó caer sobre su pecho con la respiración agitada igual que la del Weasley que acaricio su espalda con las yemas de los dedos formando círculos invisibles.

—Como me encanta hacerlo contigo —murmuro Lys con una sonrisa cansada escuchando los latidos del agitado corazón de su esposo —...me fascinas.

—Tú me fascinas más —le beso la coronilla de la cabeza —...extrañaba hacerlo de esta forma, con los niños siempre despiertos es casi imposible...

—Por eso debemos de aprovechar las mañanas cuando están dormidos.

El matrimonio amaba a sus dos hijos, pero había veces en las que querían un respiro porque la maternidad y paternidad eran demasiado difíciles y cansadas, cuando no se estaba peleando era porque estaban planeando hacer alguna travesura, a pesar de solo tener cuatro y cinco años eran demasiado hiperactivos.

—Eres tan preciosa —George le acaricio la mejilla izquierda sin dejar de sonreírle —, soy el hombre con más suerte en la vida...

—Y yo soy la mujer con más suerte en la vida —le sonrió dejando un último beso en sus labios porque el despertador comenzó a sonar —...tengo que irme a bañar, cielo.

Aviso poniéndose de pie completamente desnuda, ante esa vista él soltó un silbido provocando el sonrojo de su esposa, a pesar de los años George la seguía poniendo nerviosa.

—Preparare el desayuno —salió de la cama para buscar la ropa interior que estaba en alguna parte de la habitación, Lys fue al cajón a sacar la ropa interior que usaría ese día —... ¿Quieres algo en especial?

—¿Waffles con fresas?

Los ojos de la veela brillaron al mencionar uno de sus desayunos favoritos.

—Lo que ordene mi hermosa esposa —el pelirrojo se colocó un viejo pantalón de chándal para sacar una playera gris —...después del desayuno alistare a los niños, tú solo concéntrate en disfrutar este día, se lo importante que es para ti.

Le beso la frente para sonreírle.

—Te amo.

Lyssane se fue al baño y George salió de la habitación para ir a preparar el desayuno.




[...]




George corría detrás de los dos rubios que estaban sin camisa y se escondían detrás de los muebles.

—¡Frederick, Zed! —llamó a sus hijos, pero ninguno le hizo caso para subir al tercer piso de la casa — ¡Los dos, es suficiente!

—¡Papá lento!

Grito el mayor de sus hijos mientras reía escandalosamente, para suerte del pelirrojo Zed se entretuvo con una vieja pelota que estaba en el suelo así que con facilidad lo cargo.

—¡Papá, no!

El ojiazul pataleaba en los brazos de su padre, pero George no caería ante su rabieta.

—Frederick, contare hasta tres y si no vienes para acá, juro que no iras a jugar con los impostores y Stefan durante un mes.

El rubio mayor se quedó helado al escuchar la amenaza de su padre, si él no lo dejaba ir a la casa de sus primos para jugar.

¿Qué se supone que haría? Moriría de aburrimiento.

Con resignación arrastro los pies para ir hacia el mayor que lo veía molesto, aun no terminaba de alistarlos y tan solo quedaba una hora para que tuvieran que partir al ministerio de magia francesa, y claramente no quería perderse ese día tan importante para Lyssane.

—Papá malo —murmuro Fred para bajar las escaleras seguido de su padre que llevaba a Zed en brazos —...malo.

—Zed, si no dejas tu berrinche tampoco iras a jugar con Nired.

Zed se quedó helado ante esas palabras, los hermanos conocían muy bien a su padre, podría ser muy divertido y cariñoso, pero cuando se molestaba en serio cumplía con todos los castigos que imponía.

—Bueno, papá.

Murmuro el menor de los tres haciendo un puchero, George los llevo a la habitación principal, dejo a Zed en la cama y Fred se sentó a su lado.

—Pónganse las camisas, por favor.

El pelirrojo le extendió una camisa formal de color azul a Zed y una de color verde a Fred, los infantes la tomaron para ponérselas, en lo que sus hijos batallaban con los botones George fue al tocador para tomar la cera para cabello y peine.

—Zed, te peinare a ti primero en lo que tu hermano termina de ponerse la camisa.

Explico acercándose a él. Zed alzo la mirada.

—¿Me vas a dejar guapo?

Pregunto con una pequeña sonrisa, al verlo de esa manera le recordó demasiado a Lyssane, tenía varias facciones parecidas a ella.

—Claro que sí, enano.

George comenzó a peinar a su hijo viendo de reojo al mayor que termino de ponerse la camisa para bajar de la cama.

—Papá —llamó viéndose en el gran espejo de la habitación — ¿Me puedo peinar hoy yo solo?

—Si, en el tocador hay otro peine y aquí está la cera por si necesitas.

Fred asintió para tomar lo que le dijo su padre y tratar de peinarse el solo, George sonreía viéndolo, le gustaba que sus hijos fueran independientes en algunas cosas y claro que él respetaría sus gustos ya fuera en peinado o en la ropa que quisieran usar.

George termino de peinar a Zed para ir por los zapatos y dárselos para que se los pusiera, aun tenía que ayudar un poco a su hijo menor pues ciertas tareas se le dificultaban como saber cuál era el pie izquierdo y cual el derecho.

Una vez con los niños listos fue por dos pequeñas mochilas para meter las cosas necesarias para ellos como: dos pañales por cualquier accidente, toallitas húmedas, un cambio de ropa y sudaderas por si hacia frio más tarde, se las entregó a sus hijos para que se las colgaran en la espalda. Se acomodó la corbata y saco gris a juego con el pantalón formal que usaba ese día, para tomar la varita.

Cargo a Zed y tomo la mano de Fred para caminar a la chimenea, ya que cuando salía con ellos prefería viajar de esa forma para no arriesgarlos en una aparición, tomo los polvos flu para decir su destino de forma clara:

"El ministerio de magia francesa"

El humo verde cubrió a los tres para desaparecer de la casa Weasley.

Fred tosió un poco para salir de la chimenea seguido de su padre que bajo a Zed sacudiéndole el

Cabello que estaba lleno de hollín.

—Hoy es un día importante para mamá —George se agacho para estar a la altura de sus hijos verlos a los ojos —, por favor, no hagan ninguna travesura y no se alejen ¿sí?

—Sí, papá, nos portaremos bien, lo prometo —el mayor le sonrió para tomar la mano de su hermano menor —, yo cuidare que Zed no se aleje.

—Gracias, Freddie —George despeino su cabello para ponerse de pie —, tenemos que ir al auditorio donde será la ceremonia, tal vez ya este su tío Fred con los impostores, vamos.

Fred tomo la mano de su padre sin soltar a Zed para seguirlo, veía como saludaba a varias personas que él no conocía, usaron el elevador para llegar al segundo piso, estaba emocionado por ver a su mamá.

George cargo a los niños al entrar al auditorio ya que estaba lleno de gente y sería más cómodo y seguro llevarlos en brazos, paso entre la gente para buscar sus asientos que se encontraban hasta delante cuando escucho como lo llamaban.

—¡Tío George! ¡Freddos, Zed!

Se giró para toparse con dos pequeños niños que corrían a toda velocidad hacia ellos.

—¡Georgie, Reggie!

Los rubios se emocionaron a ver a los mellizos que también usaban ropa forma y para sorpresa de ambos se encontraban peinado ya que era demasiado raros verlos así, George sonrió para bajar a sus hijos que corrieron a ellos para saludarlos con un abrazo como siempre lo hacían.

—¡George!

Alzo la mirada para toparse con su gemelo que llevaba una pequeño azabache en brazos seguido de Louis que llevaba a Stefan en brazos, al ver a los cuatro niños platicando lo bajo para que fuera con ellos.

—Hola—saludo a su hermano y observo a Anired que hacia un pequeño puchero llevando unas margaritas en la mano — ¿Qué tienes, Nired? ¿Por qué tienes esa cara?

La azabache alzó la mirada para ver a su tío.

—Papá grosero...

Murmuro con los ojos grises llenos de enojo, siempre era demasiada expresiva con sus sentimientos, George le acaricio la regordeta mejilla.

—¿Ahora que te hizo Fred?

Louis solo soltó una carcajada al recordar la escena de hace unos minutos mientras el gemelo mayor pasó los ojos en blanco.

—Es una dramática —Anired lo volteo a ver para enseñarle la lengua —...Por Merlín, ya no te voy a dejar salir de la casa.

—Papá se puso celoso —comento Louis que ya no era un adolescente, ahora era un hombre de veintiún años, era demasiado popular con la población femenina y estaba en busca de trabajo por el momento ayudaba en Sortilegios Weasley ya que no sabía a qué quería dedicarse, George lo miro con curiosidad por lo que rubio relato—: el tío Viktor y la tía Mione se encuentran por allá —con un gesto de cabeza señalo a donde estaban los miembros del ministerio de magia de Bulgaria —, trajeron con ellos a Deyan, ya sabes su hijo. Y estuvo jugando un rato con los impostores y Stefan, cuando mamá trajo a Anired él de inmediato se acercó a ella y le dio un beso en la mejilla junto con unas margaritas que traía Hermione, papá se puso celoso y cargo a Nired alejándola de Deyan y sin dejarla jugar...

—Está muy chica para que los niños se fijen en ella —Fred abrazo a su adorada hija la cual suspiro para acomodarse en el pecho de su padre que resultaba demasiado cómodo —, ya es suficiente con el mocoso rubio sobre ella como para tener a otro.

—¿Scorpius? —Fred asintió ante la pregunta de su hermano —, ese niño tiene una fascinación por las azabaches, siempre que esta Zib se la pasa pegado con ella y con Nired —soltó una risa ante la mueca de su gemelo —, ya sabias lo que iba a pasar al ser el único con una niña...

—Lee tiene una hija y no están sobre de ella como de Anired.

—Porque la hija de Lee no convive con Scorpius y Deyan —se encogió de hombros —, lastima, Fred, tu tortura apenas empieza.

Fred soltó un gruñido para caminar con su hermano, Louis se encargó de ir con los cuatro niños que platicaban y reían para seguir a los más grandes, después de unos minutos el gemelo mayor bajo a su hija para que fuera con sus hermanos y primos.

Los pelirrojos en compañía de sus hijos lograron encontrar los asientos, que para su buena suerte se encontraban juntos, George se sentó en una esquina y Fred en otra dejando a los menores en medio y Louis se sentó a lado de su padre.

—¡Tía!

Los rubios y Stefan se emocionaron al ver a la azabache que se acercó, usaba el uniforme de Auror y llevaba el cabello recogido en una coleta alta, le sonrió cálidamente para saludarlos con un cariñoso beso en la mejilla.

—George —saludo a su cuñado —...pensé que llegarías con Lys.

—Tuve que arreglar a estos demonios —señalo a sus hijos los cuales solo sonrieron, Freddos dejo ver la falta de un diente de enfrente dándole un aire de niño travieso —, ya sabes cómo son de inquietos.

—Igual que tú —George le enseño la lengua y Zibelth se acercó a su esposo —...amor...

—¿Qué paso, cielo?

Fred dejo un corto beso en sus labios para entregarle a Anired la cual le extendía los brazos a su madre, Zib la cargo para besarle las mejillas ganando varias risas de la menor, era como ver dos gotas de agua en esos momentos, Anired era la viva imagen que su madre al igual que Regulus John, George Sirius sería igual si no tuviera ese centelleante cabello característico de los Weasley.

—¿De casualidad tienes mi placa? Es que no la encuentro.

Los impostores se acercaron a su madre para abrazarla, cosa que fue devuelta, puso a Anired en el suelo para poder abrazar a los tres que sonreían.

—Si —Fred se puso de pie para buscar en el bolsillo izquierdo de su pantalón —, la dejaste en la cama.

Zib les dijo a sus hijos que se sentaran ya que ella tenía que volver a su puesto así que se despidieron para que volvieran a sus asientos.

—Gracias, Freddie —tomo la placa y el matrimonio se dio un corto beso ganando sonidos de asco por parte de los infantes ante esa muestra de cariños, George y Louis solo reían —, te amo.

—Te amo más.

Se separaron para que Zib besara la frente de su hijo mayor y se despidiera de los demás, George la siguió con la mirada, la azabache llego con Lyssandre el cual también portaba el mismo uniforme que la Black-Weasley solo que, en color azul, al estar juntos ambos caminaron a la parte de debajo de la tribuna donde se encontraban formados los aurores de los tres ministerios.

El Delacour fue con los franceses para decirles que cumplieran con la formación, Zibelth fue con los del ministerio de magia británica para dar la misma orden pues ambos eran jefes del departamento de Auror de sus respectivos ministerios.

A lo lejos pudo distinguir a Kaira, que aún era la secretaria de Lyssane, platicando con un hombre castaño que de inmediato reconoció: Robert Burke, compañero de Lyssandre y la actual pareja de Denvers, se alegraba por ella, porque por fin encontró un hombre que la amaba, la respetaba y era de su edad, y por si eso fuera poco también adoraba al pequeño Stefan.

Todo el auditorio se quedó en completo silencio al ver a los tres ministros sobre la gran tribuna:

Hermione Granger-Krum, ministra del ministerio de magia búlgara,

Kingsley Shacklebolt, ministro del ministerio de magia británica, y;

Edmée Leroy, ministra del ministerio de magia francesa.

—Buenas tardes —Kingsley rompió el silencio colocando la punta de la varita en su cuello para hablar de manera audible —, les agradecemos mucho su asistencia para el nombramiento del nuevo ministro de Francia —informo con una pequeña sonrisa —, creo que la presentación le corresponde a la ministra Leroy.

Al escuchar ese nombre todo aplaudieron, la mujer regordeta sonrió agradecida para imitar la acción del moreno.

—Buenas tardes —la voz femenina inundo el lugar —, como sabrán yo ya he cumplido con mis años de servicio como ministra, y ha sido todo un honor poder apoyar a nuestro mundo, estoy demasiado agradecida por todo su apoyo en estos años, al igual que con el ministerio de magia Británica y Búlgara que siempre han estado para apoyarnos en cualquier situación, sin duda hemos logrado una gran unión que no ha favorecido enormemente —todos escuchaban con atención a la mujer mayor —, con mi retiro me complace nombrar a la nueva ministra, es una mujer demasiado valerosa para nuestra sociedad, siempre ha ayudado al que lo ha necesitado, y demostrado una enorme inteligencia al reformar varias leyes siempre en búsqueda de un bien común, y si esas no fueran suficientes virtudes para tomar el puesto, ella ha logrado llevar una asociación que ha brindado nuevas oportunidades de vida a las brujas, squibs y muggles que han pertenecido a nuestra sociedad y lo han perdido todo...

George sonrió de manera orgullosa al escuchar todas esas buenas palabras, sin duda todo lo que decía era verdad.

—Por favor, denle una calurosa bienvenida a la nueva ministra de ministerio de magia francés: Lyssane Rasalhague Weasley.

George de inmediato se puso de pie para aplaudir al igual que todos los presentes, Zed y Freddos no entendían muy bien que pasaba, pero también se pusieron de pie para aplaudir emocionados al ver a su madre que caminaba de forma recata y elegante para llegar al medio de la tribuna.

George no podía borrar la sonrisa del rostro al ver a su esposa, lucia demasiado hermosa con ese traje elegante compuesto de una falda y un saco color rosa palo, su cabello estaba suelto cayendo en suaves ondas, la veela parecía brillar con intensidad ante los ojos del pelirrojo, estaba completamente orgullo de todo lo que había logrado y feliz porque ella le permitiera compartir esos momentos.

Zibelth y Lyssandre incluso rompieron su formación para poder ver a Lys y aplaudir mientras sonreían y cuchicheaban a los lejos, se notaban también orgullos de la rubia, porque nadie más que ella se merecía ese puesto, se esforzó demasiado para lograr llegar a donde estaba, el camino fue demasiado difícil, pero lo logro.

—Muchas gracias —Lyssane agradeció los aplausos mientras se colocaba la varita en el cuello para que la escucharan —, sin duda es un gran honor que me consideraran digna para este puesto y que me nombraran ministro —se notaba la emoción en la voz de la Weasley —, estoy demasiado emocionada por la oportunidad, y espero no decepcionarlos. Quiero que tengan en cuenta que el ministerio de magia se encarga de tratar de solucionar todos los problemas que enfrentamos como sociedad magia, al igual que tratar de romper esas brechas entre mujer y hombre, y que se nos dé el mismo valor y oportunidades por el simple hecho de ser personas, sé que no es cosa fácil. Pero, estoy demasiado segura que lo lograremos y para eso tendremos que ser una sociedad unida, sin ningún estigma por la sangre o por el dinero, si no siendo iguales —todos escuchaban el discurso de la rubia —, al igual que espero que el departamento de seguridad mágica les brinden la seguridad que necesitamos, aunque estoy segura que eso no será problema pues contamos con aurores de gran calibre que están más que preparados para cualquier situación que se presente, sin más me pongo a su disposición.

El auditorio volvió a llenarse aplauso cuando termino su pequeño discurso, Lyssane decidió no explayarse con las palabras porque estaba segura de algo: las acciones demostraban más que cualquier palabra o promesa.





✹✹✹



George observaba a sus hijos jugar con los impostores, Anired, Louis y Lyssandre, los dos mayores se encargaban de que no se bajaran de la acera que estaba frente al ministerio de magia francesa.

—Weasley.

El desorejado volteo para toparse con Brandon Pierce, que era el subsecretario principal del ministro de magia, desde que se conocieron ninguno de los dos se toleró debido a los malos comentarios por parte del castaño que siempre denigraba el trabajo de Lyssane, ya que desde su punto de vista debería de estar en su casa cuidando su hogar y no en el ministerio.

—Pierce.

Murmuro sin una expresión en el rostro.

—Veo que viniste con tus hijos —observo a los dos rubios que eran muy parecidos a la nueva ministra y a George, la mezcla perfecta —...y Lyssane como siempre no está para cuidarlos.

—Pero estoy yo, puedo cuidarlos perfectamente mientras mi esposa desempeña su trabajo como ministra.

Contesto con orgullo, y una escueta sonrisa adorno su rostro al ver como Brandon fruncía el ceño, era de su conocimiento que también aspiraba al puesto de Lys.

—¿Y qué? ¿Ya no piensan tener hijos? A Lys se le ira el tren —inquirió viendo a George — ¿O acaso la fábrica de bebés ya cerro?

El pelirrojo apretó la mandíbula, entendía muy bien esa pregunta, Brandon siempre se refería a las mujeres como "máquinas de bebés" o "máquinas de sexo", quizá por eso no tenía esposa, claro... ¿Qué mujer querría estar con un hombre como él?

—Mi esposa no es ninguna "fábrica de bebés" —hizo comilla con los dedos, odiaba ese término—, es demasiado denigrante referirte a cualquier mujer de esa forma, ninguna es una "fabrica" ...

—Vamos, George, no seas tan recto...

—¿George?

La suave voz femenina de Lyssane se hizo presente deteniendo que el Weasley iniciara una discusión.

—Lyssie...

—Ministra...

Murmuro Brandon a forma de saludo.

—Pierce —saludo de forma educada para ver a su esposo —, ya terminé de todo...es hora de irnos, quedamos de ir a cenar con Zib, Fred, Lyssandre y Louis.

—Sí, cielo, vamos.

—Nos vemos, Pierce.

La pareja se despidió para retirarse bajo la mala mirada del castaño, fueron a donde estaban sus hijos que reían de forma escandalosa persiguiendo a los mellizos, Anired que ya se había cansado se encontraba en brazos de Lyssandre el cual estaba encantado con mimarla y darle sus gafas de sol que le quedaban enormes causando que se viera demasiado tierna.

—Lyssandre la adora con su vida —murmuro Lys viendo a su hermano—, bueno todos los hacemos.

—Sera demasiado consentida cuando crezca.

Y no mentía, la pequeña azabache era la adoración de todos, desde los adultos hasta los menores caían para consentirla y mimarla debido a que era una niña tranquila y demasiado cariñosa, le gustaba que la abrazaran y cargaran.

—Entonces...ahora que eres la ministra —Lys vio con curiosidad a su esposo — ¿Eso me vuelve a mi algo como la primera dama?

La rubia no evito reír al escuchar las ocurrencias de George.

—Serás la primera dama más guapa del mundo.

El pelirrojo se acercó a ella para abrazarla y besarle la frente, Lys le rodeo el pecho con los brazos disfrutando del aroma a algodón y colonia masculina que tanto lo caracterizaba.

—Estoy demasiado orgulloso de ti, Lyssane, me alegro que hayas conseguido por lo que tanto te esforzaste —dijo con sinceridad viéndola a los ojos —, eres la mujer más maravillosa que he conocido, gracias por dejarme formar parte de tu vida.

Lys se alzó un poco para poder dejar un corto beso en los labios del más alto.

—Te amo, George, gracias por siempre apoyarme y apoyarme en todos los aspectos, sé que no es fácil a veces el tener que encargarse de la casa o de los niños cuando tengo demasiado trabajo, sin embargo, tu nunca pareces molestarte por eso.

—Mi pequeño sol —no pudo evitar sonreír ante esas palabras —, sabes que siempre te voy a apoyar, y nunca me molestaría por eso, son nuestros hijos y nuestra casa, es responsabilidad de ambos no solo tuya, y me alegro que puedas disfrutar de tu trabajo.

Ambos se vieron por última vez a los ojos para separarse ya que Freddos le hablaba a su madre para que le quitara el suéter que hace unos minutos le puso su padre.

George se sentía demasiado feliz por tener a sus seres queridos juntos y por fin llevar una vida tranquila a lado de su esposa e hijos, tenía lo que siempre deseo, su sonrisa se hizo más grande al ver a Zib y Fred que platicaban con el último miembro de la familia Kama, le gustaba notar que su gemelo ya no era inseguro como antes ya que el heredero de la familia Kama fue uno de los pretendientes de Zibelth cuando eran jóvenes, en otros años Fred habría hecho un drama por eso, en cambio ahora era un hombre demasiado seguro de su matrimonio e incluso su forma de caminar y porte cambiaron, ahora era más elegante como digno miembro de la familia Black.

George bajo la mirada para cargar a Zed que abrazaba sus piernas.

—¿Ya te cansaste, Zeddie?

El pequeño rubio recargo la cabeza en el pecho de su padre para bostezar.

—Mucho sueño, papá.

Murmuro con una voz somnolienta, George lo acomodo para que estuviera más cómodo.

—Duerme un rato, Zed, en lo que llegamos a cenar.

Zed solo asintió para cerrar los ojos sintiéndose seguro en brazos de George.

—¿Nos vamos?

Inquirió Lys que llevaba al mayor de sus hijos de la mano.

—Sí, claro.

El matrimonio Weasley fue con Lyssandre y Louis que ya estaban alejados unos metros en espera del matrimonio Black-Weasley.

Lys iba concentrada en platicar con Freddos que le contaba sobre un sapo que quería de mascota, la rubia aun no quería dárselo porque consideraba que estaba demasiado pequeño.

—Lo siento.

La veela se detuvo cuando choco con una anciana que estaba cubierta por una extraña capa negra, de inmediato se agacho cuando vio que tiro unas manzanas que llevaba en la mano, Frederick la ayudo a alzarlas para entregárselas a la señora.

—No te preocupes, mi niña.

Murmuro la mujer aceptando las manzanas, el rubio se escondió detrás de las piernas de su madre al ver el rostro desfigurado de la mujer, Lys solo le sonrió, pero le extraño demasiado la corriente eléctrica que la recorrió cuando sus dedos se rozaron.

—Con permiso.

Lys se despidió para cargar a Fred e ir con su esposo que la estaba esperando, sin poder eliminar esa extraña sensación en su pecho, un presentimiento que causo que todos sus sentidos veela despertaran, no sabía si era bueno o malo...

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N/T: ¡Hola!

Bueno, este es el primer epilogo, el sábado publicare el último, jeje, espero les esté gustando.♥.

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