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Capítulo 9: Ganar.

El entrenamiento en el gremio era bastante duro. Los primeros días habían estado repletos de ejercicios agotadores, los cuales provocaron dolorosas agujetas en Nix, no obstante, el dolor y el cansacio de su cuerpo no fue suficiente para que la joven tirase la toalla.

Nix estaba entusiasmada con formar parte del grupo de atletismo, no sólo por tener la oportunidar de hacer aquel deporte que amaba, si no, por la fuerte competitividad que sentía contra Teddy. El joven, quien parecía ser el mejor deportista del mundo ante los ojos de la única fémina del grupo, se encargaba de que aquel sentimiento de rivalidad creciera en ella.

Al principio había tratado de molestarla con sus acciones. Cada vez que practicaban una carrera, este solía detenerse en seco y dejarla ganar, otras veces, le daba un pequeño codazo al comienzo para distraerla. Se reía de Nix y, esto, la mantenía en vela por las noches. Era cierto, la adolescente tenía muy mal perder, sin embargo, se esforzaba continuamente para demostrarle que llegaría a ser mejor que él.

Tom se reía de la actitud irritada de su hermana cada vez que Teddy corría. La muchacha siempre se mantenía atenta a sus acciones, asombrada por su increíble rapidez, y apretaba los labios con fuerza. En el fondo, lo admiraba con toda su alma.

Su peculiar enemistad se esfumó cuando Optilium organizó una gran carrera por la visita del lider a Winterseint. Como era obvio, las mujeres no podían participar, por lo que Nix tuvo que aguantar el disgusto en su interior y encerrarlo en un pequeño espacio de su alma.

Todos sus compañeros se habían inscrito, por lo que, abrumada, se dedicó toda la semana a verlos entrenar. Sus nervios revolucionaban el pequeño campo de carreras y el viento desordenaba sus cortos cabellos al unísono de las suelas de sus deportivas.

Nix suspiró mientras salía del pequeño garaje de Kai, su ropa de deporte había sido reemplazada por el uniforme escolar y en su mochila descansaba un folleto con información sobre la competición. Su mirada se encontró con lo ojos rasgados de Teddy en el exterior, observandola con su característico porte soberbio y serio. En una de sus manos sujetaba fuertemente una carpeta gris, la cual no tardó en extender hacia el rostro de la estudiante.

—¿Qué es?—Preguntó tomandola a petición del mayor. Sus dedos la recorrieron y, guiada por su curiosidad, la abrió para ver su interior.

—Tu nueva identidad.

Tuvo que pestañear varias veces ante el regalo del corredor, abrumada por el detalle y emocionandose conforme se iba percatando de lo que había hecho por ella. Acarició el papel con una eufórica sonrisa y releyó repetidamente la inscripción.

—No mereces quedarte fuera de la competición, piernas palito. —Sentenció y rebuscó en su bandolera. Sacó una gorra y se la lanzó. Nix la captó al vuelo con el corazón latiendo rápidamente por la ilusión.

—¿Cómo me has apuntado?—Trató de que su voz no temblase, sintiendo que estaba apunto de llorar de felicidad.

—Le cogí prestada la identificación a un amigo —confesó y se giró sobre sus talones, dispuesto a irse —. Procura parecer un chico, bueno... aunque ya estes igual de plana que uno.

La alegría de Nix se evaporizó y frunció el ceño, notando como sus mejillas se volvían rojas de enfado. Quiso ir tras él, pero como era de costumbre, se marchó como la velocidad de la luz.

Cuando su cabellera rubia desapareció de su vista, suavizó la expresión e, incapaz de evitarlo, abrazó la carpeta contra su pecho. Feliz.

Tom colocó una mano en su hombro, apareciendo repentinamente tras ella, y observó el camino por el que Teddy se había fugado. Nix levantó la vista, captando su expresión divertida.

—Le caes bien.—Aseguró el mayor.


Los días antes de la competición parecían una tortura para Nix. El dolor de su estómago se intensificaba cada vez que escuchaba mecionar la carrera y siempre tenía la sensación del que el corazón estaba apunto de subir por su garganta.

Quería demostrarle al equipo que era una buena deportista y, sobretodo, deseaba ganarle a Teddy correctamente. Aquella era una gran oportunidad para que la respetase como una buena rival y la tomaría con fuerzas.

Jonan no se sorprendió en absoluto cuando Nix le pidió que la dejase participar. Tan solo levantó una de sus pobladas cejas y, comprendiendo que le hacía ilusión, le hizo prometer que tendría cuidado. La joven tomó sus manos, tocandolo por primera vez y demostrando que poco a poco iba cogiendo confianza, y rió de alegría. El adulto no pudo evitar recordar a Amanda, escondida en la profundidad del iris azul de su hija.

Tenían el mismo espíritu.

La mañana del evento, Nix se levantó más temprano que de constumbre y despertó a Bella. Los ojos adormilados de la rubia le dieron un tierno buenos días y la mayor no dudó en abrazarla, sintiendo como estaba apunto de explotar con una mezcla de emoción, nerviosismo y preocupación.

Bella la ayudó con los preparativos, la peinó con un moño pegado y le colocó varias horquillas a la gorra para que esta no se resbalase durante la carrera. La ropa que le había prestado Kai era una talla más grande por lo que apenas se apreciaban sus pocos atributos femeninos, además, con unas vendas que Tom le trajo, vendó la parte de su pecho lo más fuerte que podía, aplanandolo.

Antes de subirse a la furgoneta del entrenador, se miró al espejo con una mueca no muy convencida. No estaba precisamente irreconocible, no obstante, lo más seguro es que no se dieran cuenta de que era una mujer.

Se sentó al lado de Teddy durante el trayecto, abrazando con fuerza la carpeta gris con su falsa identidad y tratando de calmarse. Quería pensar que todo iría bien, necesitaba, desde lo más profundo de su ser, cumplir su primer objetivo.

Llegaron alrededor del medio día, el sol brillaba en lo alto del cielo y los espectadores se mezclaban entre los participantes, eufóricos y alegres. Nix descendió del vehículo, temblando incoscientemente por los nervios que la recorrían, y analizó el espectaculo con el corazón en un puño.

Todo le parecía inmenso y terrorífico. Jamás había visto a tantas personas juntas, por lo que sintió como una ola abrumadora trataba de tirarla al suelo. Su rostro agobiado debió de ser muy notorio, ya que, Kai se acercó a ella y le dió un amistoso golpe en la visera de la gorra.

—¿Preocupada?—Demandó con un tono paternal en la voz. Nix asintió secándose el sudor de sus manos contra sus pantalones cortos. —. Lo harás genial. —Afirmó regalandole un leve empujón para que avanzase junto a los demás.

Caminaron entre la multitud, buscando el puesto de los concursantes, y, una vez allí, les revisaron las identificaciones. La joven rezó para sus adentros que no se percatasen de la falsificación, por otro lado, Teddy se mantuvo erguido con una inmensa seguridad a su lado.

La incredulidad la invadió cuando no analizaron la foto de su ficha y soltó todo el aire que había estado conteniendo en el momento que se alejaron. El de cabello extremadamente rió ante la tensión de su compañera.

—Quíta esa cara, parece que acabas de cometer un crimen. —Le dijo con un tono burlón.

Nix se mordió el labio e intentó tranquilizarse, si estaba tan nerviosa podría ser perjudicial para la carrera.

El llamamiento para la carrera sonó una hora más tarde. La adolescente tocó su delgado abdomen mientras se dirigía con un notable temblor a la línea de salida, el momento había llegado y debía hacerlo lo mejor que sabía. Tomó aire y cerró los ojos para concentrarse en su respiración. Colocó los dedos en la lisa tierra del pavimento, dejando caer su estrés y centrando toda su energía en ella misma. Jack, su compañero más joven, se posicionó a su lado e imitó su postura de salida.

¿Preparados?

Nix inhaló.

¿Listos?

Exhaló.

¡Ya!

Sus pies actuaron como si tuvieran consciencia propia. Los doce participantes salieron a su vez, creando una sensación tensa en el comienzo del trayecto. Poco a poco, empezaron a separarse dictando diferentes ritmos y demostrando las cambiantes posiciones en las que se iban acomodando. Nix tan solo tenía dos cabezas por delante: Teddy y un musculoso pelinegro que no reconocía.

Exigió a sus piernas una mayor rapidez y adelantó con facilidad al chico desconocido. El rubio sonrió, girando el rostro una milésima de segundo para confirmar la jugada de la muchacha. Nix esperó el momento en el que se detuviera para dejarla ganar, pero aquello no ocurrió. Con una notable diferencia de recorrido entre los demás participantes y ellos, Teddy jadeó y sus piernas descendieron el ritmo. La adolescente aprovechó para aumentar la velocidad, sin embargo, fue incapaz de no fijarse en el estado del mayor.

A escasos centímetros de la cinta de victoria, Teddy se desplomó en el suelo, sin dejar de respirar agitadamente y agarrándose el tobillo con fuerza. Nix maldijo por lo bajo y, sin importarle ganar en absoluto, se giró y lo ayudó a levantarse.

—¿¡Pero qué haces!?—La exclamación del rubio se ahogó con los gritos de emoción de los espectadores, anonadados por la repentina acción de la muchacha.

—Devolverte el favor.—Apenas tenía tiempo para hablar, pues en ese momento, pasó el brazo de Teddy por sus hombros y lo ayudó a llegar hasta la cinta.

No fueron los primeros, el pelinegro que por aquel entonces había estado en tercer lugar los adelantó antes de que llegaran, no obstante, en un merecido segundo lugar, ambos jóvenes se miraron con una inmensa complicidad.

—Podrías haber quedado primera, estúpida.—Protestó el de ojos negros. Nix sonrió dulcemente, fijándose en la sorpresa del mayor.

—No sería justo, además, quiero ganarte cuando ambos estemos en las mismas condiciones.—Le confesó con las pupilas brillantes.

Rieron.

Aquel solo era el comienzo de una amistad muy especial.

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