Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 3: Resistir.

Cuando el pobre muchacho pudo tranquilizarse, Nix lo cubrió con una manta para mantenerlo caliente. La familia, la cual se había quedado en silencio tras la confesión, observaba la escena con un sentimiento de nerviosismo.

Siempre habían tratado de mantenerse lejos de cualquier tipo de problema, no obstante, entregar a Robert no era una opción factible para ellos. No se consideraban crueles, además, la política de Optilium les resultaba extremadamente inhumana.

La inquietud de Jonan explotó en el momento que volvieron a bajar a la parte inferior del hogar. Visiblemente tembloroso, el hombre tomó una botella de alcohol y se derrumbó en su silla. Nix lo analizó desde lejos con la incertidumbre golpeando su estómago.

—¿Qué vamos a hacer papá?—Tom habló por primera vez, su rostro se encontraba más pálido de lo normal y la sangre del joven se escurría por su camisa.

—No vamos a decir nada.—Murmuró el nombrado mientras se llenaba el vaso de bebida. Se quedó callado unos segundos, tomando un buen trago de esta. Su ceño fruncido hizo que Nix recordase al pintor, la incomodidad la atacó.

—Pero... Está en contra de Optilium.—Masculló la nueva integrante, las miradas de los Lakes se clavaron en ella. El disgusto en sus pupilas creó una extraña inseguridad en la adolescente.

—Hermana, prométeme que no dirás nada—Bella se acercó a Nix suplicante y tomó su mano. Hicieron un pequeño pero íntimo contacto visual.—, por favor.

La adolescente dudó durante unos segundos. Su nueva familia parecía tan asustada que tuvo miedo de perder a las únicas personas que le habían dado una última oportunidad. Apretó los labios con fuerza y suspiró.

—Te lo prometo.

Bella le regaló una aliviada sonrisa.

Nadie durmió aquella extraña noche y las preocupaciones se queron impregnadas en las tejas nevadas del hogar.

Tumbada boca abajo en la cama, Nix se abrazó a la almohada, deseando en silencio volver a la época en la que realmente había sido feliz. Lo que más le dolía era que apenas recordaba aquellos momentos, el rostro de su difunta madre se volvía, poco a poco, en una mancha oscura. Tan solo le quedaba una pequeña imagen de ella, pero no era suficiente.

El dolor en su tórax fue aumentando conforme las horas transcurrían, silenciosas y pesadas. Quería llorar. Antes de que sus ojos se llenaran de lágrimas, un pequeño peso se hundió en el colchón. Bella se acomodó a su lado y, sin la necesidad de hablar, le limpió los ojos con las yemas de sus dedos. Se le empequeñeció el corazón, emocionada por el acto.

No le molestó que la abrazase, ni que le acariciase el ondulado cabello. Había algo en la rubia que le provocaba aquella paz que anhelaba, una gentil protección que se mezclaba con una gran dulzura.

Le confesó todo.

Abrió su corazón, admitiendo que había estado muy asustada todos esos años. Bella la escuchó sin interrumpirla, estremeciéndose con sus declaraciones, y dándole aquel apoyo que necesitaba.

Se quedaron así hasta que el amanecer iluminó el dormitorio. Se miraron, aún acomodadas una contra otra, y sonrieron ampliamente. Más confiadas y unidas que el principio.

Salieron del dormitorio en cuanto se prepararon para el instituto. Kat, quien se había quedado cuidando del herido, lo ayudaba a bajar para desayunar. Nix se fijó en su ancha espalda, aún un poco insegura con su decisión de no delatarlo. Una vez en la mesa, consiguió mirarlo directamente al rostro.

Su pálido rostro estaba cubierto por pequeñas e infinitas pecas rojizas que hacían juego con su cabello rizado. Sus ojos claros se clavaron contra los de ella, indefensos e inseguros. Nix apartó la mirada inmediatamente, avergonzada.

Kat dejó los platos de comida en la mesa de madera y, Robert comenzó a comer desesperadamente. Bella soltó una pequeña risita al verlo.

—Vaya, si que tienes hambre.— comentó la rubia mientras probaba un poco de fruta. El joven sonrió amablemente y asintió.

Jonan bajó por las escaleras unos minutos más tarde, se sentó al lado de Robert y le revisó el vendaje.

—¿Te duele?— le preguntó con seriedad.

—Sí, un poco—Regresó la atención hacia Nix, quien se ajustaba la corbata del uniforme. Bella la ayudó y se sonrieron tiernamente.—. Enseguida me iré a casa, no quiero que tengáis ningún problema.—Les informó.

—Hoy no es un buen día—Bella sacó su documentación del bolsillo y la agitó en el aire.—. Hay registros porque el gobernador viene a visitar la aldea.

Robert suspiró y rebuscó su identificación por el pantalón. La había dejado en casa. Kat colocó una mano en el hombro del muchacho y lo calmó.

—Puedes quedarte.

Las primeras horas de clase fueron bastantes tranquilas. Nix les había hecho el vacío a las chicas que habían hablado mal de su hermana, molesta por su actitud clasista, y decidió centrarse en los estudios hasta la hora del recreo. Todo parecía irle bien, aunque se sentía bastante sola. No era muy buena haciendo amigos por su actitud fría, sin embargo, ya se había acostumbrado a ello. 

Cuando la clase de gimnasia finalizó, las muchachas se agolparon en las duchas. El olor del sudor se impregnó en las fosas nasales de Nix, quien, no muy cómoda por la situación, se quedó sentada frente a su taquilla. Sujetó su uniforme entre las manos, dudosa de ducharse delante de sus compañeras de clase, y mantuvo la mirada sobre sus zapatillas de deporte.

No quería llamar la atención de nadie, agobiada por los traumas que arrastraba, y, armandose de valor, se desnudó. Se cubrió un poco con la toalla y se adentró en la ducha más alejada.

El instituto tenía una política de higiene demasiado estricta por lo que no quería meterse en problemas. Tomó un poco de jabón y se enjabonó avergonzada. Podía sentir las miradas sobre ella, algunos cuchicheos llegaron hasta sus oídos.

—Que asco...—Captó uno de sus comentarios. Nix notó como su estómago se revolvía y las lágrimas se agolparon en sus ojos.

Ella ya sabía que era asquerosa.

Sus dedos temblaron mientras volvía a tomar la toalla, se cubrió y trató de salir lo más rápido posible. Anna, la misma chica que le había amenazado por querer pasar el recreo con Bella, la empujó hacia dentro. Nix cayó, golpeándose la cabeza contra el desagüe.

—Ya te advertimos, Leblanc— le llamó por el apellido a la vez que reía cínicamente.—Debes aprender con quién debes juntarte.

Nix se cubrió con la toalla desesperadamente e intentó levantarse. Se sentía tan pequeña que no pudo poner resistencia cuando varias chicas la acorralaron.

—Dejarme...—Susurró, la vulnerabilidad en su iris sólo provocó que la líder del grupo se divirtiera más.

—¿Qué has dicho?—Frunció el ceño—¿Estás hablando conmigo? ¿Con esa boca tan sucia?—Las risas rebotaron en la cabeza de la afectada y, casi a la velocidad de la luz, volvieron a tirarla contra el suelo. 

La tomaron de los brazos y las piernas entre algunas. Nix comenzó a llorar, revolviéndose contra ellas agonizante. Anna tomó el bote de gel y, abriéndole la boca junto a su mejor amiga, le llenó con este. Dejó de respirar unos segundos, ahogándose por el jabón, intentando cerrar la boca. Las carcajadas dolían más que las patadas que le propinaban por el cuerpo, los recuerdos solo fueron el detonante para que dejase de resistirse.

La tortura finalizó con la presencia de una joven profesora.

Nix, ya libre de sus manos, vomitó todo lo que había tragado. Las burlas no cesaron, ni siquiera, en el momento que la maestra la levantó con cuidado y se dió cuenta de que se había orinado encima.

Las echó del vestuario entre gritos, y una vez solas, la abrazó intentando sacarla del shock. Tardó alrededor de una larga hora en reaccionar, mucho más calmada que una persona normal, como si hubiera suprimido aquel momento de su cabeza y le suplicó que no denunciase el ataque al director.

No hubo ningún tipo de castigo.

Bella abrió los ojos como platos al ver las heridas en el rostro de Nix y, durante todo el trayecto, insistió en saber lo que había ocurrido.

No dijo nada.

Tampoco lo hizo en casa.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro