Pizza, orquídeas, filtros y otras cosas pero Junto Contigo
-¿Dónde pasaremos la noche?- me pregunta Bucky.
-Mmm... No lo sé, tal vez encontremos algún hostal o un hotel alejado.
-¿Qué te parece ahí?- señala un deteriorado establo entre la vegetación de las grandes hectáreas de terreno abandonado.
-Se ve bien, está alegado y deshabilitado, será un buen lugar.
Abrimos las grandes puertas del granjero y metimos el jet dentro, había suficiente espacio para estacionarlo ahí.
Ya era bastante tarde, así que sacamos las colchas de dormir y las pusimos sobre el suelo. Él encendió una fogata para mantenernos calientes, en la nave siempre se mantiene una reserva de comida por emergencias, esa fue nuestra cena.
-Creo que el heno no es muy duro- comento.
-Te dije que no te sentaras ahí, muñeca.
-Se veía suave.
-¿Qué? ¿Jamás habías visto o sentido el heno?
-No, Bucky.
-¿Dónde has vivido todo este tiempo?
-Aparentemente no en una granja- bajo la mirada apenas sonrío -. Jamás me llevaron a un lugar con heno o a granjas cuando era pequeña y después cuando crecí no tuve mucho tiempo para visitar ese tipo de sitios- levanto los hombros -. Trabajo desde los dieciséis, siempre he ido a donde el trabajo me llame, he visitado muchos lugares pero no me he tomado el tiempo para apreciarlos.
-Te debiste haber perdido mucho del mundo.
-Bueno... Tú no eres el único- le sonrío.
-Ah... Creo que no soy el único jodido- se tira junto a mí en el heno -. Tenemos mucho por ver el mundo.
-Estoy de acuerdo- me acuesto en el heno.
-Creí que tu no te habías perdido de mucho, con todos esos documentales que ves.
-Lo veo pero no es lo mismo que verlo a color y tenerlo en mis manos, con cualquier cosa. ¡Ja! ¿De qué te has perdido tú?
-Sería mejor decir de qué no me he perdido. Mejor empieza tú.
-Mmm... Orquídeas- miro hacia el techo para pensar.
-¿Orquídeas?
-Jamás las he visto en realidad, quisiera saber cómo huelen, dicen que son hermosas.- lo miro otra vez -Tú turno.
-Donas con tocino- me mira -, hace unos días la vi en un programa de T.V. y se ve deliciosa.
-Te llevaré por una cuando quieras- me sonríe.
-Vas tú.
-Quiero visitar algún país latinoamericano de verdad, es tonto si lo piensas, sé hablar español pero jamás he estado en un lugar donde lo hablen.
-¿Qué? ¿Y nuestro encuentro en Costa Rica?
-Eso no cuenta- le digo con gracia -. Yo quiero apreciar el países, sus playas, su flora y fauna, la infraestructura, todas esas cosas, nuestra estadía ahí sólo fue persecución y pelea.
-Tienes razón- suspira -. Deberíamos volver, tú y yo solos, cuando las cosas se calmen, claro.
-Sí, cuando todos se olviden de que nos escapamos, para escaparnos otra vez.
-Así es- me sonríe y vuelve a ver el techo.
De aquí a ver las estrellas no estamos tan lejos y sin embargo no las apreciamos como deberíamos, pero sólo hay un obstáculo entre ellas y nosotros; el desgastado y viejo techo de madera de cubre el granero, de no ser por eso las estrellas nos estarían contando con sus patrones un lindo cuento para dormir.
Él abre la boca y me mira cuando yo sigo con la vista pérdida, perece que dirá algo, espero unos incesantes segundos a que lo diga hasta que pregunta:
-¿Por qué no le dijiste a Steve que eras su hija?
-¡¿Qué?!
-¿Pregunta equivocada?- dice cohibido.
-No... Es sólo que ¿a qué viene esa pregunta?
-Bueno, es curiosidad... Se que de niña siempre lo quisiste conocer y ahora...
-Ah, sí...- cubro mi rostro con una mano y rápidamente la quito -Es cierto, de niña siempre lo quise conocer, quería crecer a su lado.
-¿Entonces qué cambió?
-Porque a esa edad se hacen quieres muchas cosas y...
-¿Tenías miedo?
Me levanto rápidamente para quedar sentada y tomar mis placas, él me sigue esperando la respuesta. Yo sólo miro mis pies.
-¡Estaba aterrada!- digo tratando de contener las lágrimas -, él nunca me planeó, nunca me deseó y ahí estaba yo, al otro lado de la habitación en do de volvió a la vida.
-Stephany...
-¡¿Qué pensaría él de mí?!- lo volteo a ver de pronto imterrumpiéndolo -¿Yo sería lo suficiente para él? ¡¿Para el gran héroe de América?!
-Él jamás pensaría así de ti.
-Claro, ¿y qué pasaría con el resto de mierda en mi vida? No podía arrastrarlo conmigo.
-Él no te iba a juzgar por nada de lo que pasará en tu vida' pone su mano es mi rodilla.
-Hubiera complicar demasiado nuestras vidas.
No me di cuenta que estaba sollosando hasta que limpió una lágrima con su pulgar. Doy un suspiro tratando de mantener la cordura. Besa mi frete con amor.
-Será mejor ir a dormir.
[●●●]
Tenía los ojos ya cerrados y estaba acostada de medio lado en dirección al fuego, Bucky estaba al lado opuesto a mí.
-Tenemos que hacerlo- me dice.
No sé qué me quiera decir con eso, no sé qué clase de proposición es esa, abro los ojos y lo veo para preguntar:
-¿Qué cosa?
-Todo eso que no hemos hecho antes, las cosas de las que nos hemos perdido. ¡Te compraré unas orquídeas en cuanto las vea!
-Sería muy lindo de tu parte.
-No, lo digo enserio. ¡Hagámoslo!
-¡Lo haremos! Pizza, orquídeas, filtros y otras cosas...
-Pero junto contigo.
Era una promesa, una inquebrantable, porque sólo éramos él y yo...
[●●●]
-¿Te hace felíz, verdad?- dice la voz de mi madre mientras sueño.
-Claro que sí- le respondo cuando la veo.
-Se te nota- me da una sonrisa de complicidad.
Estábamos en el lugar donde siempre la veo, de pie sobre el césped y rodeadas de árboles y vegetación diversa.
-No lo deje ir, es bueno.
-¡Ja! No planeo hacerlo.
-Está bien, mi pequeña- se acerca hasta darme un beso en la frente -. Ya despierta, nos vemos luego.
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