Al llegar a París debíamos montar guardia y perfeccionar nuestro plan; vigilamos por unas horas el hotel donde se hospedaba Patrick y donde sería la fiesta, estaba en el centro, desafortunadamente también era un hotel muy exclusivo y caro, no lo podemos pagar y mucho menos entrar a la fiesta sin una clara invitación. Ahora debemos ver cómo hacemos para colarnos sin que nadie se dé cuenta de que estamos ahí.

    -¿Cómo lo haremos, Stephany?- dice con la mirada perdida en su pistola de 45 mm, la cual estaba cargando

    -A menos que encontremos unos uniformes iguales a las que van a usar la servidumbre en esa fiesta- digo apagando el motor de la nave -, no creo que podamos entrar ni por la cocina ni por la parte trasera- me pongo frente a él.

    -¿Y si entramos por la misma cocina o la misma puerta trasera pero con ropa formal simulando ser invitados?

    -Nos arriesgamos a que los empleados sospechen, ¿qué harían dos invitados ahí?, nos reconocería, nos tocaría derribarlos a todos y de seguro hay cámaras, nos podrían fichar.

    -¿Entonces?

    -Este tipo de fiestas usan entradas, tenemos que robar unas, es la única forma.

    -Entremos a ese hotel, debe haber alguien que sea fácil de robar esas entradas.

    Debíamos buscar rápido a esa víctima de robo, pues la reunión ya sería mañana en la noche. Después de que evadimos al recepcionista en la recepción y entraramos al elevador todo indicaba que la discusión de hace poco ya había pasado; él no era cariñoso pero tampoco estaba frío como anoche, aparte que nuestros desacuerdos no duran mucho. Mientras subíamos en el elevador lo miré para tratar de descifrar sus expresiones y con ello lo que pensaba, aclaró su garganta y con ello me di cuenta de que descubrió lo que yo pretendía, al abrirse las puertas del ascensor él salió rápidamente sin saber si ese era el piso correcto o no.

    -¡Espera, James!

    -No- dice sin voltearme a ver y con la voz ruda -, yo voy a buscar en este piso tú ve a otro y has lo mismo.

    -¡No puedes seguir ignorando el tema toda la vida!- seguimos avanzando.

    -¡Stephany!- alza la voz y me da la cara -No quiero que tú...- termina cortando la oración cuando un hombre en traje de sastre sale de una de las habitaciones. Nos hacemos a un lado y no lo vemos a la cara para que él no nos preste atención a nosotros.

    Este traía un celular con el cual estaba atendiendo una llamada:

    -¡Nos veremos en la cena, hermano!- fanfarroneaba.

    Se estaba dirigiendo al ascensor; Bucky y yo nos miramos diciéndonos con los ojos que este sería el objetivo perfecto.

    -Ahora voy saliendo hacia el Dancing Girl, estaré en buenas manos, no te preocupes.

[●●●]

    Al parecer el Dancing Girl era un club nocturno para caballeros con unas habitaciones en la parte trasera donde la chicas podían seguir ofreciendo de sus servicios, ya sé a lo que se refería con "en buenas manos". Entrar no fue difícil, lo difícil será acercarnos a ese hombre y robarle la invitación y la llave de su cuarto de hotel sin que se de cuenta.

    Al entrar lo que llama nuestra atención en primer lugar es la voluptuosa bailarina danzando en un tubo sobre un escenario.

    -¿Alguna idea?

    -Ni una...- nos acomodamos en la barra de tragos.

    -¡Un aplauso para Kitty!- dice el DJ cuando la canción termina y la bailarina se retira.

    Pedimos dos tragos de vodka. Nuestra victima se sienta en la mesa más cercana a la pista de baile, es obvio que quiere adquirir a la mejor candidata.

    -Tengo una idea...- le infirmo.

    -¿Buena o mala?

    -Mala para mí- tomo mi trago de golpe -, buena para todos en este lugar, incluyéndote. Cuando me esté llevando a el tipo de aquí, quiero que nos sigas, discretamente- bajo de mi silla y me dirijo a la puerta que supongo dice "camerino" en francés.

    -¡Oye no!- Bucky me detiene del brazo cuando entiende lo que trataré de hacer -No lo hagas, debe haber otro modo.

    Lo miro a los ojos con enojo y frialdad sin decirle nada cuando me suelto de él y sigo mi camino.

    Efectivamente esa puerta sí era el camerino, había muchas chicas adentro cambiándose la ropa o maquillándose. "¡Oh diablos!", exclamo cuando me acerco al perchero con vestuarios llamativos, quito mi camisa con cuidado de no desprender mi peluca pelinegra, retiro mis pantalones junto con las botas, tomo unos diminutos shorts blancos, unos putitacones y una gargantilla para combinar con mi sostén negro.

    Una chica estaba apunto de salir al escenario y debía detenerla.

    -Oye, ¿tú eres la que sigue?- ella asiente -El jefe te está buscando, ve rápido.

    La chica sale corriendo de los camerinos creyéndose mi mentira de que estaba en problemas. "¡La siguiente!", escucho mi señal, inhalo profundo y me doy cuanta en qué lío me metí.

    Dangerious woman es la canción que me va a acompañar en este baile, el DJ pregunta mi nombre y yo le susurro "Señorita Libertad".

    -¡Denle una bienvenida a la Señorita Libertad!- me aplauden.

    Avanzo lentamente al centro de la pista con el tubo frente a mí, muevo mis caderas como serpiente muy lentamente, tomo el tubo y me ayudo a bajar con él, abro mis piernas y luego las cierro rápidamente. Mi rostro era una combinación de cara de babosa y mujer acabando de sentir un orgasmo, miro a nuestro objetivo directamente mientras sigo bailando alrededor del tubo.

    Lamentablemente tengo que admitir que algo de esta canción se apega a la realidad "No necesito tener permiso, tomé mi decisión para poner a prueba mis límites" "Hay algo en ti, que me hace sentir una mujer peligrosa...que me hace querer hacer cosas que no debería" "Nada que probar, y soy a prueba de balas, y sé lo que estoy haciendo" "piel con piel, oh Dios mío...la forma en la que nos movemos...no pares, chico" "Hay algo en ti, que me hace sentir una mujer peligrosa". Miro a Bucky y aparte de saber que está disfrutando de mi baile, también está furico por lo que estoy asiendo, debe estar entendiendo la canción.

    Al casi terminar la pieza me pongo en la orilla de la pista y de ella paso a estar encima de la mesa del hombre, él me mira deseoso y sé que mi propósito ya está hecho. Bajo de la mesa y me siento en los regazos del tipo acariciando sus hombros y sonriéndole.

    -Hola precioso- digo con voz grave y seductora -. ¿Quisieras acompañarme a la parte trasera?- muerdo mi labio y él acepta.

[●●●]

    Ella es hermosa y se veía aún más hermosa con esa ropa bailando en esa pista, lo único que me molesta es que lo esté haciendo enfrente de todos estos cerdos y en especial para ese tipo, sé que le dije que no lo hiciera pero ella es así de impredecible y rebelde, es una mujer peligrosa cuando quiere. Me enojé mucho cuando la vi encima de ese hombre, y lo peor era la impotencia de no poder ir a quitarla de ahí y decirle a él que ella era mi mujer, porque aunque aún no la haya hecho mía, Stephany era mi mujer.

     Los seguí a la distancia y con cautela como ella me había indicado, los vi pasar de la mano por algunas habitaciones en el pequeño motel que estaba incluido en el club, hasta que entraron en una y cerraron la puerta. Corrí hasta el cuarto al que habían entrado y pegué mi oreja a la pared para poder escuchar lo que sucedía adentro, Steph abrió sigilosamente la puerta después de unos segundos dejándome pasar y ver al hombre noqueado en el suelo.

    -Tengo su billetera, las llaves de su auto y la del hotel, en su habitación debió haber dejado la entrada a la fiesta- dice sin verme y hablan indiferente.

    -¿Y que haremos con él, de aquí a la fiesta?- pregunto.

    -Lo dejaremos en el jet, nadie lo escuchará ahí y el comando no lo obedecerá a él, estará bien ahí, tiene reserva de comida un baño, lo recojeremos en un día, ni siquiera sabrá que le pasó.

    Tampoco yo sé lo que nos pasó a nosotros, Stephany...