Cuando abrí los ojos estábamos a pocos minutos de aterrizar en Austria:

    -Hola- me saluda Bucky.

    -Hola- digo un poco dormida -Voy a aterrizar la nave, quiero despertar por completo.

    -No te estrelles.

    -En S.H.I.E.L.D. no te enseñan a estrellarte.

    -En S.H.I.E.L.D qué no te enseñan...

    Y a decir verdad mi entrenamiento en S.H.I.E.L.D. me enseñó muchas cosas, pero no a enfrentar la vida, ellos fingen que si aunque no lo hicieron.

    Oficinas centrales de S.H.I.E.L.D., Washington D.C., enero de 2006

    -...y después de que el presidente Truman enviará las bombas atómicas a Hiroshima y Nagazaki el gobierno de Japón retiro sus tropas dándonos la victoria y terminando con la Segunda Guerra Mundial oficialmente. ¿Preguntas, señorita Stephany?

    -Sí. ¿Por qué dañar a tantos inocentes con esas bombas?- le preguntó a mí tutora de historia.

     -Bueno, el presidente vio que era necesario para mantener la seguridad nacional, a veces se deben tomar desiciones difíciles.

    Y ahí me di cuenta, algunas vez hay vidas que valen más que otras. Creo que desde ese momento una de mis misiones personales fue hacer que situaciones injustas como estas no se vuelvan a repetir, esa fue mi desición y algunas veces resultó más dura de lo que creí.

    Washington D.C., Agosto de 2013

    -¿Qué pretendías, qué me quedara aquí y dejará morir a esos inocentes?- le also la vos a Marco.

    -Por favor- dice con ironía -, habían miles de agentes. ¿Por qué específicamente tenías que ir tú y por qué específicamente aceptaste ir el día de nuestro aniversario?- me habla con el mismo tono.

    -¡No lo sé, sólo sé que tenía que ir, es mi trabajo, mi vida, elegí esto para mí, ayudar a la gente es lo que soy! No puedo creer que no lo comprendas.

    -¡Lo comprendo pero...! Pero no puedo creer que prefieras tu empleo antes que a mí.

    Me quedo callada, no puedo argumentar ante eso y él dolido sale del departamento. Esta discusión pasó porque S.H.I.E.L.D. tuvo que intervenir en una guerrilla en el Congo, estuvimos ahí por una semana y justo antes de partir para allá cancele la cena de aniversario que Marco había preparado para nosotros, lo que destrozó completamente sus sentimientos. Ni siquiera me despedí de él apropiadamente, sólo lo llame a su celular y el dije que no llegaría en unos días, que me ocupaban en el trabajo; fui un poco imbécil, lo admito.

    En la noche, cuando estaba lista para dormir, Marco llego, con los ojos un poco húmedos. Se sentó junto a mí en la cama mientras yo aún estaba acostada tratando de dormir.

    -No me gusta discutir- susurra.

    -A mí tampoco. Te debo una disculpa; no debí simplemente dejarte plantado así- abro los ojos.

    -Yo tampoco debí ponerme tan ofendido por eso.

    -Marco...- me siento -Mi propósito en la vida es ayudar a la gente que está en situaciones muy injustas y...

    -Ssshhh, ya no digas más- me besa -. No quiero seguir dandole más vueltas al asunto; estoy dispuesto a olvidarlo.

    -Yo también- me seguió besando.

    El precio de la libetad es alto, y es un precio que me es muy difícil de pagar, con los años aprendí a hacerlo pero en mi interior siempre tuve miedo de que alguna vez no lo pudiera hacer, ese día tuve suerte de que Marco fue comprensivo, pero a la siguiente tal vez no sea lo mismo.

    Actualidad

    -¿A dónde iremos?

    -Bueno, iremos a un bar, es prácticamente un refugio para las retas que se le escaparon a S.H.I.E.L.D., ahí tal vez pueda encontrar pistas sobre él.

-¿No será peligroso que una exvengadora entre a un lugar como ese?

-Yo no entraré, en el lugar hay un topo, nos ayudará; Andrew Thomson, es un neojerseíta cuarentón que se hace pasar por español, haría lo que sea por dinero, S.H.I.E.L.D ha recurrido a él algunas ocasiones. Me debe un favor; una vez lo salvé de ahogarse en una misión donde él estaba presente.

[●●●]

-Hola Andrew.- saludo al encontrarlo en una calle cerca del bar.

-Disculpe, señorita, se equivocó de caballero.- me contesta el hombre canoso con un acento muy notable.

-Deja de jugar con ese acento.- le digo en español, a lo que él no entiende nada.

-No quiero problemas, niña, ustedes han aparecido en muchas noticias, eso me traerá problemas.- dice ahora sin acento.

-Te dejamos en paz después de que cobre mi favor.

-¿Dejamos, cuantos más vienen contigo?

[●●●]

-Me huele a que esto saldrá mal.- dice sin acento -¡Me atraparán a mí, luego a ti y luego a él! He estado aquí por años y ahora me descubrirán.- lo escuchamos por un micrófono desde el interior del quinjet, el cual teníamos estacionado en modo invisible en el techo de un edificio.

-Tranquilo, tú lo has dicho; lo has manejado por años, Andrew.- digo por el comunicador que le puse en la oreja -Sólo entra al bar y finge tu acento hilarante.

-¿Hilarante? ¡Cuando salga de aquí tendré que arreglar este asunto contigo!

-¡Oye, cuida tu tono!- se atreve a hablar Bucky por primera vez.

-Okay. Voy a entrar.

    Mientras Andrew entraba al bar a conseguir cualquier cosa que me llevara hasta el Coronel Kirchner.

-Quiero ver a Sáenz.- ahora si usa su acento.

-¡Uh! El señor está muy ocupado en este momento.- Bucky y yo escuchamos la conversación que tienen.

-Ya enserio. ¿Para cuándo me puede atender?

-Voy a ver que puedo hacer.- pasan unos minutos y el tipo vuelve a aparecer -Puedes pasar.

-¡Oh, Francisco!- ese era su nombre falso -¿Qué haces aquí, bastardo?- le saluda el otro hambre.

-Necesito un favor pero no de ti.

-Jajaja, ¿entonces por qué vienes a mí?

-Porque el favor es con alguien que tu conoces.

-¿Quién sería el sujeto en cuestión?

-Se le dice el Coronel Kirchner.

-Dejame ver que puedo darte...

[●●●]

-¿Lo tienes?- abro la compuerta del quinjet.

-Sí.- entra al vehículo.

-Ten, me dieron esta foto.- me la pasa -Es checo, no ruso, fue muy condecorado en Hydra, al parecer lo adoraban por ser un monstruo. Su última residencia fue localizada hace seis años en Rumania, pueden empezar por ahí, y tiene un hijo con el cual también podrían ir.

-Bueno, gracias, Andrew.- se dirige a la salida del jet -Una cosa más,- se da la media vuelta -¿sabes dónde habrá un lugar donde podamos pasar la noche?

-Hay un par de...- le da una mirada rápida a Bucky y luego a mí -moteles saliendo por la carretera hacia el este, están prácticamente en el bosque, son seguros, no usan cámaras, ni registros, ni tarjetas.

-Gracias.

[●●●]

    Dejamos el jet en el bosque, no tan lejos del motel, debemos caminar un poco para llegar. Pero antes de bajar de la nave de debemos cambiarnos la ropa por una más normal para parecer simples turistas con sus mochilas.

    Una vez dentro de nuestra habitación yo estaba sentada en la cama con mis brazos abrazando mis rodillas y Bucky observaba los árboles desde la ventana.

-¿Quieres que pida servicio a la habitación?- me dice cuando se da la vuelta hacia mí.

-No, si quieres pidete algo tú.

-Vamos,- se sienta frente a mí -no has comido desde ayer y no pongas la excusa de que no tienes hambre. Te voy a escoger una rica comida,- me intenta animar, toma uno de los menús que nos dejaron y lo empieza a leer -Podemos pedir uno de estos cortanes o un poco de gatasfan.- río por eso.

-No sabes leer el idioma.

-Sí sé, bueno no, pero podemos pedir que nos recomienden algo.

    Al terminar de cenar nos pusimos ropa de dormir, cuando él salió del baño, se acostó juntó a mí en la cama y ve volvió a ver con la mirada afligida en la misma posición de antes:

-¿En qué piensas, Stephany?

-¿Alguna vez te has puesto a pensar cuál es el propósito de la vida?- él iba a responder pero yo me adelanto -Yo sí; sé que se supone que nadie sabe su propósito en la vida hasta que ya es muy mayor pero yo no, yo desde muy joven he sabido que mi destino siempre será tratar de matar a los demonios que asesinaron a mi madre.

-¿Cómo sabes que es eso, que en tu vida lo único que tienes que hacer es matarlos?

-¡Porque una vez tuve la oportunidad de hacerlo, pude matar a uno de los cómplices, pero no lo hice, no lo hice, Bucky! ¡Y ahora uno de esos mismos demonios está tratando de hacerme la vida imposible otra vez!

-¿A qué te refieres?

-Cuando... cuando tenía dieciséis descubrí a uno de los cómplices, él trató de hacerle daño a mi padre... al adoptivo, me consumió la rabia y lo perseguí hasta que lo tuve frente a frente con una pistola entre las manos y... y no pude,- ya tenía los ojos húmedos, pero trataba de no evidenciarlo -lo más que pude hacer fue entregarlo a las autoridades... él revelo que yo soy hija de Steve.

-Yo no lo sabía, ¿por qué no me lo habías contado?

-No es algo que me guste recordar, fue muy duro y trate de pasar por eso yo sola, y si apenas pude contarte que mi madre murió protegiéndome, ¿cómo crees que te iba a contar esto?

-Steph...- dice compareciente, me abraza y esconde su rostro en mi cuello -Sabes que siempre me podrás contar lo que quieras...