Bucky yo ya estábamos arribando hacia Bélgica, después de un tiempo él me hace una pregunta muy interesante tras nuestra conversación de anoche:

    -¿Alguna vez te has enamorado?

    Bueno, jamás pensé que alguien fuera a hacerme esa pregunta, es decir, ¿a quién le interesa eso en estos tiempos?

    -Bueno, es una pregunta difícil- volteo a verlo al asiento del copiloto.

    -Es decir... es que me has contado muchas cosas...- se rasca la nuca -has tenido muchos...- se nota que no quería decir nada que me enojara.

    -Lo admito, pero en la época no es tan raro que a lo largo de la vida tengamos varias parejas...

    Nueva York, Marzo de 2015

    -Llamame cuando quieras que te recoja- estaciona el auto.

    -Sí, gracias Steve.

    -Es lo menos que podía hacer, tú me liberaste de aquella cita terrible que Nat organizó.

    -Bueno, esa chica no era para nada tu estilo- abro la puerta del auto -. Hasta luego.

    -Igual, Steph. Diviértete en tu cita.

    Y efectivamente, era la primera cita desde que Marco y yo nos habíamos separado; quiero fingir que no me dolió dejarlo, pero para mí no es tan fácil mentir, por eso me tomé un tiempo desde eso, aparte de que no había tenido ninguna cita real antes de conocerlo, así que no tengo nada de experiencia.

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    -...y gané el concurso de clavados de toda la secundaria.

    -Ajám...- ya me tenía harta, el chico no había dejado de hablar en toda la cita, yo si a caso había dicho una oración.

    -Pero luego lo tuve que dejar cuando entre a la facultad de derecho...- ya estaba harta, necesitaba salir de aquí; mi foco se encendió y tomé mi celular por debajo de la mesa para activar una alarma.

    -¡Oh! Dame un segundo- pongo el celular en mi oreja y me levanto, a la distancia hago como que hablo con cualquier persona y regresó con él -. Lo siento, tengo que irme, es una emergencia.

    -¡Ah! Sí, vete, tranquila. Pospongamos la cita para otro día- me negué a responder ese último comentario.

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    -¿Volviste a salir con él?

    -Sí, resultó que no era un egocéntrico, sólo estaba nervioso y se le soltó la lengua un poco. Unos días después llegó a la Torre a disculparse y tuvimos otra cita, salí con él un par de meses.

    -¿Y cómo terminaron?

    -No fue nada dramático, simplemente las cosas no se dieron.

    -¿Otra cosa que decir?

    -Mmm...- pongo el piloto automático y me levanto del asiento para ir al centro de la nave y Bucky me sigue.

    Nueva York, Agosto de 2015

    Nos estábamos besando candentemente, esto iba para rato pero mi sexto sentido me avisó que mi tono de llamada nos iba a  interrumpir, así que me separo y dos segundos después oímos el célular:

    -Tengo que contestar, debe ser de la Torre- me levanto de encima suyo y del sofá.

    -Claro- dice con fastidio.

    -Sí, Tony... ¿Enserio?... Ya voy para allá- cuelgo -. No me puedo quedar.

    -¿Otra vez? Siempre es lo mismo.

    -No voy a discutir esto contigo otra vez, Camila.

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    -¿Qué? ¡Espera, ¿era mujer?!

    -Sí, Bucky.

    -¿Tú eres...?

    -No, lo fui, bueno podría volver a serlo, soy bi.

    -Bi ¿qué?... Eso no importa. ¿Volviste a salir con mujeres?

    -No, desde ella y su ruptura sobredramatica, no, los demás fueron hombres.

    -Bueno...

    -"Bueno", ¿sólo eso dirás? ¿Qué otra cosa quieres preguntar?- cruzo mis manos por encima de mi pecho.

    -¿Con... como con cuántos te has... te has acostado?- se vuelve a rascar la nuca.

    -Mmm... Seis.

    -¡¿Qué, pero sólo me has contado sobre tres exs?!

    -No es tan extraño en la actualidad saltarse el proceso de las citas y el noviazgo y pasar directamente al sexo.

    -¿Cuántas veces lo has hecho?

    -Mmm... Tres, aunque no son historias de lo más extraordinarias.

    Nueva York, Diciembre de 2015

    Estaba frustrada, tenía un examen realmente importante para mañana a las 10a.m. en la univerdidad y debido a las constantes misiones no pude estudiar mucho, y como buena perdedora estoy en un bar tratado de conllevar mi inminente fracaso.

    ¡Por Dios! Mi cabeza estaba en blanco y no se me pegaba nada, al recordar todos estos pensamientos me abrumé más y desesperada pongo mi cabeza contra la barra del bar tras acabar mi trago de un golpe.

    -¿Día difícil, señorita?- escucho de una vos masculina a mi lado.

    No estaba de humor como para que un tipo en un bar me coqueteara, así que cuando levanté la cabeza estaba a punto de decirle que me dejara en paz, pero me detuve al ver el hecho de que usaba lentes de sol de noche y en el interior, y más detenidamente vi el bastón para invidentes que tenía a su lado.

    -Un poco- suspiro y toco el puente de mi nariz.

    -¿Desea contárselo a alguien?

    -Bueno, qué más da... Esta semana el trabajo estuvo realmente agotador y mañana tengo un examen que es básicamente el cincuenta por ciento de la nota del semestre y no he podido estudiar nada por el trabajo. Y necesito descansar la mente un poco, así que salí a caminar hasta que llegué a este bar. Creo que reprobaré- susurró lo último y cierro los ojos.

    -¿Qué estudias?

    -Derecho.

    -¡¿Enserio?!- sonríe.

    -Sí, ¿por?

    -¡Yo soy abogado! Te puedo ayudar, ¿sobre qué es tu examen?- dice con entusiasmo.

    -La Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano y cómo llegó esto a la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

    -Eso es fácil, te voy a ayudar, pero primero te voy a invitar una cerveza. Okay, mi nombre es Matt.

    -Stephany- estrechamos manos.

    -Empecemos, ¿en que año pasó la Declaración...?

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    -¡Vas bien, vas a muy bien!- me alaga.

    -¿Enserio?- sonrío un poco.

    -Sí, ya estás lista. Ya llevamos dos horas aquí.

    -Es cierto. Te invito el siguiente trago, para agradecerte.

    Pasaron unos minutos y nos empezamos a reír de cosas triviales, en uno de sus chistes me recargo en en su hombro y él pone su mano en mi rodilla, frotando su pulgar contra mi pierna.

    -Creo que ya nos tenemos que ir.- digo cerca de su rostro viendo sus labios, nuestros alimentos estaban tan cerca.

    -Mi departamento queda cerca.

    -Que bien- lo beso.

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    Al llegar a su casa nos atacamos los labios con emoción, sus manos me sujetaban con fuerza de las caderas hasta el punto de levantarme y empezar a dirigirnos a la cama.

    -No choques con las paredes- le susurro en el oído y le quitó los lentes para verle sus lindo ojos.

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    -Y después de la mañana siguiente no lo volví a ver nunca más. Aparte, descubrí que tenía unas armas extrañas, unos chacos y unos bastones, creo. ¿Para qué necesitaría eso?

    -¡Ah! ¿Y qué pasó con el examen? ¿Lo aprobase?

    -Sí... Al final de todo, el chico no era tan malo.

    -¿Y los demás hombres?

    -Bueno, uno era un muchacho de mi misma edad que era albino- y vaya que tenía la serpiente albina - lo conocí en una cruzada en Alemania, él y su banda quedaron justo en medio de nuestro caso- en realidad no era una banda era más como una mafia -. Y el otro fue durante una fiesta en una casa de Stark de Los Ángeles, era actor de cine- aunque también era un excelente vaquero -, pero lo reconocí por un vídeo de Taylor- y luego siguió protagonizando mis sueños más salvajes.

    Bucky no hace ningún comentario y el silencio reina por unos minutos hasta Bucky vuelve a hablar:

    -Eso no responde mi pregunta; ¿alguna vez te has enamorado?

    -Yo, bueno...

    Washington D.C., 16 de Noviembre de 2013

    Entro al departamento y me encuentro en completo silencio, lo que es extraño porque en especial este día me esperaba un gran revuelo. Toro sale desde la cocina y corre hasta mí para recibir mis mimos:

    -Hola cariño- le acarició su panza y me fijo en una nota colgando de su collar -¿Qué tienes ahí, Toro?

    Abro la nota y está dice "En la azotea del edificio", esto es algo que no esperaba así que cerré la puerta y fui directo al lugar indicado.

    Al abrir la puerta me encuentro con un montón de velas y pétalos de rosas, de fondo se escuchaba la música de un violín y en el centro una mesa con fresas y chocolate. Detrás mío escucho pasos y me volteo; era Marco con un lindo esmoquin negro.

    -Una vez me dijiste que si hicieran un libro de tu vida de seguro no tendría nada de cliché, pues ahora sí lo tendrá. Feliz cumpleaños, Stephany.

    -Gracias, Marco- me arrojo a él para besarlo.

    Y ese cumpleaños junto a él se volvió aún más especial ya que justo ese fue también el último de mis cumpleaños que la pasamos juntos como pareja.

    Pensando en perspectiva hacia el pasado y al recordar todo lo que he vivido con todos esos chicos en mi vida amorosa, si es que así se le puede llamar a estar pensando el noventa y cinco por ciento del día en las obligaciones de ser "superhéroe" y el otro cinco por ciento en dormir en la misma cama con una persona, creo que ya tengo una respuesta a esa pregunta...

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    -Sí, una vez lo hice, sólo una vez me he enamorado...

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    Hola lectores (as), este capítulo contiene muchas referencias variadas, a la persona que me diga al menos cuatro de estás ocho referencias le dedicó un capítulo.