Aquí estoy a solas,

 entre las estrellas, las corrientes, y las olas.

Sentada bajo un cielo oscuro y abismal

por incontables, tormentosas horas.

Esperando la llegada del sol, 

el inevitable nacer de la aurora.

Viendo el vaivén del océano,

e imaginando las notas de un piano 

acompañar su danza seductora.

La arena bajo mis manos es fría.

Y dura, como las rocas que rodean la playa.

Es áspera, como la barba que Él crecía,

y que me rasguñaba la cara

cada vez que lo besaba.

La noche parece jugar con mi cordura.

Estoy a una lágrima, a un quejido, de la locura.

Las sombras me engañan; veo su cuerpo en todas partes.

Y su rostro me persigue, cuando su recuerdo me invade. 

Quisiera tenerlo aquí, cerca de mí,

en carne y hueso, respirando.

Quisiera volver en el tiempo,

al lejano verano en el que le dije adiós, 

y encontrar una manera de salvarlo

de la ira de Dios.

El Padre se lo llevó muy rápido.

¿Por qué será que me lo quitó?

¿Por qué habrá dejado morir a mi esposo?

¿Al único hombre que mi alma ya amó?

No tengo respuestas. 

No sé qué decir.

Sólo continúo mirando a las olas,

pensando en lo que perdí.

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Nota de la autora: Un pequeño poema que escribí para comprender mejor a un personaje que estoy desarrollando ahora, para una novela nueva. ^^