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Capitulo 25

Una voz venía de lo profundo del bosque.

-Puede ser algún animal.

-No hay animales aquí, es un bosque maldito.

Eran dos al parecer, dos hombres más bien,  jóvenes, sin darme cuenta comencé a analizarlos viejo habito de caballero apunto de pelear.

Aquellas voces siguieron por un rato, su conversación iba orientada a encontrar el palacio, mientras todos estén distraídos por la fiesta no habría nadie que les impidiera entrar a robar, o eso pensaban.

Decidí intentar irme de allí, ya hacía escondida tras unos árboles, sin embargo al dar la vuelta, choque con la espalda de uno de ellos, ¿Que no estaban alejándose?

Intente correr pero me sujetaron rápidamente, el forcejeo empezó, intente defenderme debo decir que se llevaron varios golpes pero eran 2 esa ventaja que tenían hacia más difícil la pelea.

¡Crack!

Se escucho, justo cuando recibí un puñetazo directo en la cara, caí al mismo tiempo que un trozo de uno de mis dientes, ay no.

-Suficiente-exclame con fuerza.

Solo basto un movimiento de mi mano para que ambos jóvenes comenzarán a flotar, sorprendidos me miraron, sin embargo, algo era más importante que esos jóvenes, mi diente, un cacho lo suficientemente grande ya hacía en el suelo mientras mi boca sangraba y solo podía pensar en una cosa, ¿como iba a disimular esto? Todos se darían cuenta, imaginaba burlas y todo lo que dirían los miembros de la corte y... ¡mi madre!, me perdí en esos pensamientos cuando un grito me trajo devuelta a la realidad.

-¿Tienes magia?

-Eso es obvio imbécil, estamos flotando-le contesto el otro joven.

-¿Quien eres?

-Eso no les importa- dije un tanto arta de los gritos.

Empecé el ritual de sanación en mi boca esperando que mágicamente mi diente se regenerara sin embargo solo paro el sangrado, solté un suspiro, más trabajo para ocultar.

-¿Cómo hiciste eso?

Me preguntaron al unísono.

-Me cure, solo eso- señale mi boca.

-¿Podrías?

-!Cállate!

-Es importante podría ayudarnos

-Es una de esos raritos con magia como podría...

Debo de admitir que su pelea captó mi atención, aún que eso de raritos con magia no lo tome muy bien, sin embargo, decidí bajarlos por fin de la levitación, ambos me miraron confundidos, uno de los jóvenes me miró y pronto me explico que su madre estaba enferma, al parecer tenía algo en uno de sus pies que cada vez empeoraba más, con que eso era en lo que decían que podía ayudar, intente no hacer ningún gesto, pero esto podría ayudar, así la gente ya no le tendrá miedo a los Tiberian.

Decidí acompañarlos de dónde venían, nos adentramos al bosque, unos minutos más tarde ya estábamos en una de las pequeñas aldeas cerca del palacio, nunca había estado sola aquí, me guiaron a una pequeña cabaña junto a un terreno totalmente seco. Al pasar todo se observaba algo descuidado y sucio, los muchachos se apresuraron a ir adentro, después de un rato me hicieron señas indicándome pasar, entre a un pequeño cuarto donde ya hacía una mujer en cama.

-Aquí es- ambos entraron primero y me señalaron el camino.

-¡Oye! que son esas formas de tratar a una joven, disculpa a mis hijos no tienen la mejor educación, todos saben que lo he intentado pero se parecen a su padre.

Reí ante tal comentario, la mujer me miro extrañada.

- Niña, tu ¿Que haces afuera a esta hora?

-Ella puede curarte.

-Calla hombre, discúlpame de nuevo mis hijos son tan...

-No se preocupe- observé un momento su pierna- si puedo ayudarla.

Sin más dibuje el símbolo que sabía para la curación y comencé el canto lo mejor que pudiera, al terminar los presentes me veían con la boca abierta, sentí un poco de vergüenza mis mejillas ardían.

-Intente levantarse, poco a poco.

La mujer me obedeció, su cara se iluminó.

-Niña pero, ¿Cómo es esto posible? Es...

-Es magia de curación, justo ahora está mejorando, no podrá correr en este instante pero poco a poco y conforme pase el tiempo se sentirá mejor- dije orgullosa hice un buen trabajo.

La mujer no paraba de sonreír y darme las gracias, sus hijos fueron a su lado, le preguntaban que sentía, si todo estaba bien, a lo que la mujer asentía, parecía muy feliz de estar de pie, por mi parte comencé a tocar con mi debo el hueco que ya hacía en mi diente, ay era molesto en cierta forma.

-¿Que te paso? - pregunto la mujer.

-Ahh, esto- señale mi diente- sus hijos me golpearon y me lo rompieron.

Tan solo a terminar la frase la mujer tomo a sus hijos por las orejas y comenzó a gritarles de una forma bastante molesta, la escena era muy divertida a mi parecer, me recordó cuando mi madre solía regañarnos antes de mudarnos al castillo y ser nombrada reina.

-Y van a compensar lo que hicieron, llévenla a el centro por algo.

-Si madre- dijeron ambos al unísono.

Y la van a cuidar pobre de ustedes si me entero que hicieron otra cosa.

Al terminar con su regaño, la mujer muy apenada me pidió disculpas, me explico que me invitarían a cenar al centro sus hijos como compensación, aun que le expliqué que no era necesario, ella insistió.

Salí de aquella pequeña casa en compañía de los dos jóvenes, una plática comenzó con las disculpas de ambos y un sincero agradecimiento, me explicaron que no eran malas personas solo pasaban por una situación difícil, me contaron que su madre se lastimó el pie trabajando, aquel terreno seco que observe, era de su padre, el cual había fallecido hace dos años, era por eso que su madre se dedicó a trabajar la tierra, solían cultivar deliciosas frutas, sin embargo, la tierra se seco, su madre se lastimó y si no hacían algo morirían de hambre ya que los trabajos que tenían pagaban muy poco, planeaban robar algo del castillo y así tener un poco mas de dinero.

Aquella conversación me lleno de angustia ¿Acaso no había un plan para los agricultores? En verdad la gestión de mi padre es terrible.

Poco después llegamos al centro de aquel lugar, un lugar pintoresco, se encontraba lleno de música y luz, me explicaron que al ser la fiesta de cumpleaños de la princesa también se realizó un pequeño festival aquí.

Pasamos junto a una fuente, aparentemente seca.

-Esa fuente nunca ha tenido agua- me dijo uno de los jóvenes. 

-¿No?- respondí incrédula

-Yo jamás la he visto con agua- contesto el otro. 

Me acerque un poco a la fuente, era verdad estaba totalmente seca, recordé algunas lecciones con la sacerdotisa, solo se necesita una pequeña gota para iniciar una cascada, con el pulgar toque mi lengua mojando un poco con saliva y con algunos movimientos el agua comenzó a brotar de la fuente.

-¿Cómo lo hiciste?

-No se la vayan a tomar- dije con un tono divertido, sabiendo que aquella agua salió de mi saliva.

Seguimos el camino a una taberna, al entrar el lugar era muy pintoresco, rústico, con enredaderas de grandes hojas verdes rodeando los pilares del lugar, mesas y sillas de madera, se notaba que eran talladas a mano.

-¡BIENVENIDOS!

Dos voces sonaron al unísono detrás de la barra, nos recibían una mujer de hermosas mejillas rosadas y ¿Pelo blanco? A su lado estaba un hombre bastante alto y corpulento tenía una barba digna de todo un Blerian pero tenía mechones blancos entre su pelo café, los mire por un momento, contemplando sus grandes sonrisas, ellos no son de por aquí.

Nos sentamos en una mesa, la mujer rápidamente se acercó.

-¿Como están Rubén y Eliot? Y...

Me quedé muda ante lo que dijo, con que así se llamaban estos muchachos.

-Mi vida ¿cómo te llamas?

-ah mmm ¿yo?- me señale con el dedo indice. 

Me había sorprendido mucho, teniéndola más de cerca sentí como mis mejillas ardían, era una mujer muy bella ojos verdes, su cabello blanco resplandecía de una forma muy linda, olía a fresas y sus pechos eran grandes bueno ella era grande en general, me perdí en esos pensamientos cuando colocaron en la mesa unos jarros con una bebida espumosa en la mesa.

-¿Quién es la invitada de hoy?

Era aquel hombre, al igual que la mujer tenía su encanto, ojos verdes, una sonrisa encantadora, su pelo tenía aquel brillo también y sus brazos, fuertes con músculos bien marcados, en verdad sentía que estaba cada vez más roja.

-¿Entonces?- La mujer me preguntó de nuevo.

-¿Tu nombre es?- Continuo el hombre

-ah... Soy... Al díganme Al.

-¿Al?

Contestaron al unísono los jóvenes junto a los encargados de la taberna.

-Ali soy Ali pero, no me agrada mucho así que Al está bien.

En realidad estaba diciendo lo primero que se me ocurrió, de alguna forma no sentía que era buena idea decirles, oh soy Alinette si como la princesa que también usa magia oh y también tiene pelo negro y bla bla, creo que será mejor ocultar eso.

-Bueno, bienvenida Al a la taberna de SanBal.

-oh ¿SanBal?

-Me llamo Sandra por cierto.

-Y yo soy Bal ¿Entiendes el juego con los nombres?

Ambos se presentaron, eran muy animados para mí gusto, pero era extraño se sentía de cierta forma muy lindo y le daba al lugar un ambiente muy agradable.

La noche poco a poco paso, debo admitir me la pasé muy bien en esa taberna, platique más con los jóvenes y con aquellos dueños del lugar, de los cuales me enteré eran hermanos, eso explica su parecido físico, al salir me dijeron que podría regresar cuando quisiera, sonreí, ellos me trataron de manera muy agradable, me despedí de aquellos muchacho Rubén y Eliot, camine un rato sola por las calles, era mágico tanta paz, la noche era fría pero a la vez muy cálida, antes de adentrarme al bosque para intentar regresar al palacio mire hacia atrás aquel lugar, me había embrujado, sonreí, tal vez pueda regresar de vez en cuando, dije en voz alta para adentrarme de nuevo al bosque. 

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