-Reina ya han llegado los representantes.

-Claro hazlos pasar, que esperen en el gran salón.

La reina se encontraba en su habitación alistándose para otra de las numerosas reuniones que tenían, últimamente eran mas frecuentes y ahora se agregaba la cuestión que su hija debía de estar en todas, era algo nuevo para la reina estar con su hija, desde que sumieron el poder prefería que sus hijas no se involucraran sin embargo eso ya no era posible.

En unos minutos ya estaban junto a los representantes discutiendo la nueva organización, la reina veía de vez en cuando a su hija la cual permanecía atenta e incluso participaba activamente en la reunión, aun así había algo en la princesa que la reina notaba, su sonrisa ya no era la misma tan brillante como siempre, sin mencionar las terribles ojeras que tenia que claramente intentaban cubrir con algo de maquillaje sin mucho éxito, ya no parecía la misma de siempre, la reina se culpaba de eso, su hija Alinette parecía alguien totalmente diferente a aquella niña que practicaba hasta el cansancio para lograr su sueño de ser caballero, en ese entonces su sonrisa era genuina.

La junta acabo, pasaron todos al comedor una cena se ofrecería, en donde la presencia de todos los representantes y nobles se hacía notar.

- ¿Dónde está tu hermana? - replico hacia Alinette.

- ¿Teselime? no lo sé creí que no iba a venir- contesto con incredulidad la princesa.

- ¿Cómo no va a venir? ¡Debe de estar aquí!

La menor de las princesas fue así llamada a venir, no perdió ningún segundo cuando vio a su madre para iniciar una pelea justo fuera del comedor, algunos gritos eran percibidos por lo invitados, Alinette puso su empeño en distraerlos usando las ilusiones que acababa de aprender, algunos peses nadaban encima de los invitados sorprendiéndolos, mientras la princesa esbozaba una sonrisa tan fingida su madre entro junto con su hermana, la tensión se podía cortar con un cuchillo.

El transcurso de la cena fue normal, algunos comentarios de Teselime acerca de su disgusto por la comida y demás cosas, sin embargo todo transcurrió con aparente normalidad, Alinette veía a su madre tan estresada, su padre solo se concentraba en la comida y su hermana menor bueno estaba atravesando una etapa donde aparentemente todo le molestaba, era difícil guardar las apariencias ante tantas personas sin mencionar que su hermana mayor no se comunicaba desde hace un tiempo, al menos eso pensaba Alinette.

Su madre por otro lado sabia del paradero de su hija, mando caballeros y demás a buscarla, sabia su dirección, también que seguía trabajando al igual que toda la información de la familia de su ahora nuevo esposo eso lo incluía también a aquel hombre. Todo estaba siendo cuidadosamente monitoreado.

[...]

Otra mañana, como desearía tener el poder de detener el tiempo y poder dormir más, otra vez ese es mi primer pensamiento al despertar, no voy a mentir estoy cansada, me duele el cuerpo lo único bueno es que solo debo de estar así otros 2 años mas y listo, di un largo suspiro, creo que en vez de animarme hice todo lo contrario.

-Princesa se le espera para los rezos.

-Claro, otro día más inicia.

Sin más, me apresure, de un momento a otro ya estaba en la academia, sentada en una banca de afuera del salón, observaba aquel cielo que se iluminaba en colores anaranjados y rosados era sin dudas muy hermoso. El día paso sin mas justo como los anteriores, el regreso al castillo era tranquilo hasta que escuché una melodía bastante pegajosa, decidí acercarme un poco, cerca de la academia un grupo de jóvenes estaba tocando música, aun que parecían ser ignorados por todos, ellos se enfocaban en su melodía, tan pegajosa que incitaba a bailar, unos pequeños pasos salieron de mi cuerpo sin querer, movimientos con mis manos, estar con la sacerdotisa y practicar aquellos bailes habían servido un poco para poder tener mas ritmo en mis movimiento, me detuve en seco recordando donde estaba, los jóvenes me miraban con una gran sonrisa, sentí mis mejillas arder, tape mi cara con mis manos y decidí seguir mi camino.

Pensamientos inundaron mi mente todo el camino de regreso, seria increíble poder salir y pasear por todo el reino, no como una princesa que hace visita si no como cualquiera, conocer gente, hablar con ellos ¿Qué clase de cosas me dirían? O ¿Cómo me tratarían? Seguramente con lo clásico su majestad, su majestad, que lindos ojos tiene ¿Por qué brillan? ¿Son peligrosos? no me tratarían normal creo que es imposible que alguien me trate normal si saben quien soy, tal vez si no supieran quien soy, me gustaría poder hablar y convivir con la gente como aquella vez cuando acompañe a el representante Blerian a la aldea.

Al llegar al castillo, me dirigí directo a la biblioteca, últimamente se había vuelto el lugar en donde mas pasaba tiempo, me dispuse a realizar mis tareas de la academia, ya que me encontraba sola hasta que al atardecer llegara Mephisto y empezaría con las lecciones de magia, aun así termine más rápido de lo que esperaba, decidí terminar de revisar aquel libro enorme que seguía en la mesa.

Me adelante revisando varios nombres y familias, después de un tiempo se empezaron a tomar en cuenta mas familiares por lo que las ramas de aquel árbol genealógico empezaban a abrirse más, hasta que de la nada una hoja cayo de entre las páginas del libro era... ¿una hoja en blanco? Bueno no del todo, aun que a simple vista no se veían las letras tenía algunas cosas marcadas, en la hoja se sentía el relieve de algunas palabras o más bien ¿símbolos? Cerré los ojos para tratar de identificar que eran, fácilmente lo descubrí, idioma Tiberian, que extraño, no se supone que todo lo Tiberian lo habían desterrado, empecé a tocar la hoja para intentar descubrir que decía cuándo.

- ¡Ay! ¿Me corte?

Una gota de sangre cayo en la hoja y este la ¿absorbió? Tome el papel en mis manos, cuando todo alrededor se oscureció.

- Despiértate, sin dejar de soñar.

¿Una voz? Voltee para intentar descubrir de quien era.

- Después de hoy ¿Qué habrá?

Todo a mi alrededor se cubría de una espesa niebla.

- Si al final, muy poco quedará, ¡MIL LÁGRIMAS CAERÁN!

Una mano me tomo del brazo, jalándome hacia el piso, quede de rodillas, me estaba empezando a asustar mucho, no podía ver bien y solo escuchaba una voz, aunque firme se sentía ¿triste?

- Y tal vez esta vez, siento que voy a perder, cómplice de matar la ilusión...

La niebla se dispersaba, observe a la persona que hablaba, un hombre de cabello oscuro, largo y rizado con una barba cerrada, nos miramos un tiempo, parecía que estaba a punto de llorar, pero ¿qué está pasando?

- Mejor morir que con miedo vivir, sin intentar cambiar, disimular saber que algo va mal, Hipócrita serás.

Otra voz, sentí una mano en mi mentón la cual levanto mi rostro, este era otro hombre, sus facciones eran mucho mas toscas sus ojos parecían arder en cólera.

- Y una vez y otra vez no lo puedo comprender.

Desvíe mi rostro, esto ya estaba sobrepasando mi limite, intente levantarme, pero sentí algo extraño ¿cadenas? De aquella neblina se formaron grilletes alrededor de mis manos, piernas y cuello.

- Que mires y no quieras entender, Que la tierra es tu hogar, De los bosques al mar...

- ¿Qué dijo? - dije en voz alta. Ambos hombres tomaron las cadenas unidas a mis muñecas y las jalaron haciendo que cayera de cara al piso.

- Hoy densas nubes no te dejan ver... ni el aire que respiras, ni el agua para beber, no es...

Ambos dijeron al unisonó, no estoy entendiendo mucho que esta pasando, y ya estoy muy asustada para este punto mi respiración esta agitada y siento como lagrimas recorren mis mejillas ¿Que está pasando?

- De lo que hubo ayer muy poco queda hoy...

- ¡Ayúdame!

- A calmar este dolor...

¿Otra voz? ¿ayudarte? Intente levantarme una vez más, esta vez logre incorporarme un poco, quede de rodillas, no me atrevía a mirar alrededor, una voz femenina me susurro al oído, su voz era dulce aunque después sentí como aquella mujer tomo la cadena que estaba alrededor de mi cuello y jalo haciendo voltear hacia ella, ella decía...

- Que tu silencio se haga voz, que nuestro ruego llegue a la creación, a no callarse, a esperanzarse todo está en el corazón...

No entendía, logre incorporarme ¿Quiénes son estas personas? tristeza, odio y la mujer no sabía que expresión tenía pero ella pedía ayuda, de la nada empezaron cada uno a jalarme con las respectivas cadenas que sostenían mientras una y otra vez repetían.

- Y una vez y otra vez no lo puedo comprender que mires y no quieras entender que la tierra es tu hogar de los bosques al mar...

- Hoy densas nubes no te dejan ver ni el aire que respiras, ni el agua para beber no es

- ¡Ayúdame! (a calmar este dolor) que tu silencio se haga voz que nuestro ruego llegue a la creación a no callarse, a esperanzarse todo está en el corazón...

Coloque mi manos en mis oídos intentando cubrirlos, ya no quería escuchar, ya por favor paren, paren, de repente sentí unas manos en mis hombros, cerré mis ojos con fuerza ya no más, más gente extraña empecé a llorar.

-Por favor, yo no sé quiénes son.

-Alinette ¿De qué hablas?

- ¿Mephisto?

-Despierta ¿Qué paso?

Al abrir los ojos estaba en la biblioteca, de rodillas en el piso en ambas manos sostenía aquel papel, el cual de inmediato solté rápidamente me hice para atrás hasta chocar con la mesa de atrás tome mis piernas y me hice bolita, aun sentía aquellas cadenas y los jalones.

- ¿Qué paso? ¿Alinette? Estas... ¿Estas bien?