Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

EXTRA 1: Un nuevo bebé


Este capítulo se lo voy a dedicar a mi perrita, porque lo tenía programado para mañana, pero hoy se sentó sobre mi celular cuando Wattpad estaba abierto, y lo publicó con las nalgas -.-" lo eliminé, pero como compensación de la falsa alarma (ya que muchos se dieron cuenta del error) pues ya lo publico hoy XD

Así que este capítulo es patrocinado por las nalgas de Hange Mikasa.



–Cariño, tenemos algo importante que contarte –habló Carla con una enorme sonrisa.

Carla y Grisha estaban nerviosos pero emocionados, sentados en la acogedora sala de su casa, con el pequeño niño de apenas siete años en medio. Se preparaban para contarle al niño una de las noticias que más había alegrado sus corazones desde que se habían casado. Zeke, con sus grandes ojos azules llenos de curiosidad, miró a sus padres con atención.

– ¿Es algo bueno? –Preguntó emocionado, y Carla asintió.

–Es maravilloso.

– ¿Nos iremos de viaje?

–No, cariño –dijo el hombre.

–Entonces... me comprarán otro juguete, ¿verdad?

–Mi amor, ya tienes muchos –señaló Carla antes de acariciar suavemente el rostro del niño–. Es algo muchísimo mejor –susurró suavemente.

El niño rascó su cabeza mientras apretaba los labios.

–No entiendo, mami, ¿de qué se trata? –Preguntó con voz infantil.

–Mamá está embarazada –anunció Grisha con voz suave pero llena de alegría.

El niño ladeó la cabeza.

– ¿Qué significa eso? –Preguntó Zeke.

–Significa que vamos a tener un bebé en casa en un par de meses –aclaró Carla acariciando su vientre.

– ¿Un bebé? –Preguntó el niño–. ¿Eso quiere decir...? –Su mente parecía apenas procesarlo–. ¿Voy a tener un hermano? –Sonsacó con una mezcla de preocupación y tristeza.

Carla asintió con expresión cariñosa.

–Sí, cariño, vas a ser un hermano mayor –dijo con entusiasmo, esperando que el niño compartiera su felicidad.

Sin embargo, en lugar de la alegría esperada, las lágrimas comenzaron a acumularse en los ojos celestes del niño.

–Pero ¿por qué? –Sollozó mirando alternativamente a sus padres–. ¿Por qué necesitan otro bebé? ¿Ya no soy suficiente?

El corazón de Carla se encogió al ver la angustia en los ojos de su hijo.

–No, cariño, claro que eres suficiente –aseguró Carla con voz suave, abrazándolo con ternura–. Sólo queremos mucho a nuestro bebé por nacer. Pero eso no cambia lo mucho que te amamos.

El niño se aferró a sus padres con fuerza, sus sollozos llenando la habitación.

–Pero... ¿y si ya no me quieren? ¿Y si el bebé es más importante que yo?

Grisha envolvió a su hijo en un cálido abrazo, con sus ojos brillando con afecto.

–Zeke, escúchanos bien –comenzó con voz firme pero amorosa–. Este bebé no cambiará cuánto te amamos. Siempre serás nuestro hijo y siempre serás amado, sin importar qué.

Carla asintió con vehemencia, acariciando los rubios cabellos de su hijo mientras una reconfortante sonrisa se instalaba en su rostro.

–Cariño, nada ni nadie cambiará eso. Eres y siempre serás nuestro preciado hijo.

Zeke se puso en pie y pateó el suelo cruzándose de brazos.

– ¡No quiero un hermanito! –Gruñó molesto.

Carla y Grisha intercambiaron miradas preocupadas, sintiendo el dolor en el corazón al ver la reacción de su hijo.

–Cariño, tienes que entender...

– ¡No! –Zeke sacudió la cabeza con tristeza, las lágrimas rodando por sus mejillas–. ¡Ya nadie me querrá si tienen un bebé nuevo! ¡Van a olvidarse de mí! –Rezongó completamente furioso.

Carla se arrodilló junto a su hijo, mirándolo con adoración.

–Eso no es cierto. Un bebé nuevo en la familia no cambiará eso. Siempre serás importante para nosotros.

–Zeke, por favor, piensa en algo importante –habló Grisha–. Vas a tener siempre un hermanito menor al cual amarás y protegerás. Y siempre te amará. ¿No te parece increíble?

Zeke se encogió de hombros, sin estar del todo convencido. No obstante, al observar la preocupación en el rostro de sus padres, chasqueó la lengua, completamente molesto.

–Ya veremos –rezongó con tristeza.









❀~✿ ❀~✿ ❀~✿ ❀~✿ ❀~✿ ❀~✿ ❀~✿









– ¿Qué demonios te pasa, mocoso? –Preguntó Levi, acercándose a Zeke mientras lo miraba con fastidio.

Zeke estaba sentado bajo el árbol del patio trasero en la casa de Bianca y Axel, con los brazos cruzados y una mueca de mal humor en el rostro. Su mente estaba sumida en un mar de preocupaciones que, a su corta edad, parecían montañas insuperables. La noticia de que sus padres esperaban un bebé había sacudido su mundo de manera que no le agradaba del todo, y como si no se sintiera lo suficientemente mal, Levi, con apenas diez años y un rostro de amargura, se acercaba a él para fastidiarlo. No obstante, Zeke se sentía demasiado triste como para discutir con él.

–Mis papás van a tener otro bebé –respondió tristemente.

Levi rodó los ojos y gruñó, cruzándose de brazos.

– ¿Tus padres también? –Preguntó con fastidio. La respuesta de Levi confundió a Zeke.

– ¿A qué te refieres? –Sonsacó, levantando la mirada para encontrarse con el rostro indiferente de Levi.

–Sí, mis padres esperan una mocosa que seguro llegará para fastidiarme la vida –dijo Levi con desdén.

Zeke frunció el ceño, sin entender del todo el tono de Levi.

– ¿Y estás triste por eso?

Levi resopló.

–No estoy molesto –respondió bruscamente–. Odio a los mocosos llorones. Y los pañales sucios. Seguramente no me va a dejar dormir –rezongó con un gesto de desagrado.

—Vaya, entonces serías el mejor hermano mayor —comentó Zeke con sarcasmo, sintiéndose ligeramente irritado por la actitud de Levi.

—No necesito tus comentarios —replicó Levi frunciendo el ceño aún más.

La tensión entre Zeke y Levi era palpable, como si estuvieran compitiendo por ver quién podía ser más desagradable el uno con el otro. Zeke se levantó del suelo y se acercó a Levi, mirándolo directamente a los ojos.

—¿Qué es lo que realmente te molesta? —preguntó Zeke, tratando de entender la actitud de Levi, quien suspiró pesadamente antes de responder encogiéndose de hombros.

—No quiero tener una hermana. Quiero ser el único niño en esta casa. Además, ¿qué pasa si ella se convierte en la consentida y todos se olvidan de mí?

Zeke asintió, comprendiendo finalmente las preocupaciones de Levi. Después de todo, también había estado preocupado por eso. No sabía qué podía significar para él y sus padres la aparición del nuevo bebé.

—Entiendo cómo te sientes —dijo Zeke con sinceridad—. Pero ¿no crees que podrías intentar llevarte bien con tu hermanita? Quizá podrías llegar a quererla, ¿no lo crees?

Levi resopló.

— ¿Tú podrías querer al nuevo bebé de tus padres?

–No lo sé —admitió Zeke.

—Pues yo no voy a querer a esa mocosa. No quiero una niña molesta.

—No sé si mi mami y mi papi vayan a tener una niña o un niño... pero yo preferiría tener una hermana —murmuró Zeke, más para sí mismo que para Levi.

—¿Estás loco o qué? —Levi frunció el ceño con incredulidad—. Las hermanas son peores, siempre están llorando y molestando. Además, luego tendrás que cuidarla tú también.

—Pero yo no quiero otro niño en la casa —replicó Zeke con inseguridad.

—Bah, no sabes de lo que estás hablando, mocoso —rezongó Levi dando media vuelta con gesto brusco—. Yo no quiero ser hermano mayor de nadie, me largo de aquí —protestó, dejando solo a Zeke bajo el árbol con un nudo en la garganta y el corazón lleno de confusión.

Las palabras de Levi, sin lugar a dudas, lo habían afectado. Ser hermano mayor sonaba peor de lo que pensaba.







❀~✿ ❀~✿ ❀~✿ Cuatro meses después ✿ ❀~✿ ❀~✿ ❀









– ¡Zeke, tienes que venir a ver esto! –Llamó Carla con entusiasmo.

Zeke, a regañadientes, bajó lentamente las escaleras para reunirse con sus padres. No obstante, su humor no mejoró al ver a Levi sentado de mal genio en el sofá junto a su madre. Zeke la miró con curiosidad; Bianca llevaba en brazos un pequeño bultito envuelto en mantas, y su sonrisa era radiante. Axel, aunque un poco cansado, también parecía bastante feliz.

–Zeke, ven a ver esto –animó Grisha, mirando a su hijo con ternura, por lo cual, Zeke se acercó lentamente para ver el bultito que sus padres señalaban con emoción.

Sus claros ojos se abrieron como platos al notar que el pequeño bultito era una pequeña bebé envuelta en mantas.

– ¡Es tu bebé! –Señaló asombrado mientras miraba a la pequeña. Bianca sonrió con ternura y le revolvió el cabello.

–Sí, es nuestra pequeña Mikasa.

–Es muy hermosa –musitó Zeke mientras extendía un dedo para acariciar la mejilla de la bebé con suavidad.

Bianca y Carla observaban con cariño la interacción entre Zeke y Mikasa. El niño se giró hacia su madre con una chispa de curiosidad en los ojos antes de fijar su mirada en el vientre de ella. Zeke entrecerró los ojos mientras apretaba los labios.

– ¿Qué pasa, cariño? –Preguntó Grisha observando a su hijo con preocupación.

–Mamá, ¿mi hermanito será tan bonito como Mikasa? –Preguntó con un hilito de voz.

Levi resopló mientras rodaba los ojos. No obstante, Carla, con una sonrisa tierna, acarició la mejilla de su hijo y asintió.

–Claro que sí, cariño. Te aseguro que Eren será tan bonito como Mikasa.

Zeke asintió lentamente antes de girarse nuevamente hacia la bebé para observarla de nuevo.

–Es muy pequeña –dijo, acariciando los azabaches cabellos de la niña.

– ¿Deseas cargarla? –Preguntó Axel con voz suave.

– ¿Puedo? –Curioseó Zeke con ilusión.

–Por supuesto que sí, cariño. Ponte cómodo, solo siéntate en el sofá. Así será más fácil para ti – explicó Axel.

Zeke no dudó en hacerlo antes de estirar sus brazos con mucho cuidado. Bianca depositó a la pequeña en el regazo del niño mientras le explicaba cómo sostenerle la cabeza. Zeke la observó con ternura; Mikasa dormía profundamente, ajena a la felicidad que casi todos vivían en aquel momento. Suspiró mientras la abrazaba suavemente.

–Es muy bonita –aseguró con voz suave antes de alzar la mirada hacia sus padres, quienes observaban atentamente a su hijo–. Mamá, papá, creo... creo que podría querer a Eren –farfulló antes de fruncir el ceño–. Pero solo si es tan bonito como ella –añadió rápidamente antes de encogerse de hombros.









❀~✿ ❀~✿ ❀~✿ Dos meses después ✿ ❀~✿ ❀~✿ ❀









Zeke estaba sentado junto a Bianca y Axel en la abarrotada sala de espera del hospital. Sus piernas colgaban nerviosamente mientras observaba a Bianca sosteniendo con ternura a Mikasa. A su corta edad, todo ese momento parecía un tanto abrumador para Zeke. Llevaba horas allí y todavía no había noticias. De repente, la puerta de la habitación junto a la cual esperaban se abrió, y Grisha emergió con una sonrisa amplia y luminosa en el rostro. Las bolsas bajo sus ojos dejaban ver claramente el cansancio que se apoderaba de él; no obstante, su rostro estaba iluminado por la felicidad.

– ¡Zeke! –Lo llamó con voz emocionada–. ¡Tu hermanito ha llegado! Ven a conocerlo.

El corazón del niño latía con fuerza en su pecho. Miró a su alrededor buscando algo de seguridad. Axel lo abrazó con delicadeza.

–No estoy seguro –susurró Zeke sintiendo el nudo en su garganta.

–No tienes por qué tener miedo. Seguro tu hermanito es increíble. Ve a conocerlo –dijo Axel.

Con un suspiro profundo, Zeke asintió antes de seguir a su padre hacia la habitación.

Al entrar, vio a su madre recostada en la cama del hospital con una sonrisa radiante, sosteniendo al recién nacido en brazos. Zeke se acercó tímidamente a la cama, sus ojos azules llenos de asombro al notar lo pequeño que era. Se inclinó para verlo; sus ojitos estaban cerrados y un poco de cabello castaño desorganizado caía sobre su rostro. Zeke estiró su mano para apartarlo y mirarlo mejor. El bebé parecía tan frágil que Zeke no pudo evitar sentir un nudo en la garganta.

– ¿Él es mi hermanito? –Preguntó Zeke con un susurro apenas audible.

Carla asintió con una sonrisa amorosa.

–Sí, cariño, él es Eren. Es más bonito que ella –farfulló con los ojos llenos de felicidad mientras observaba al pequeño Eren con admiración.

Zeke no pudo contener la emoción que brotaba en su pecho. Con cuidado, estiró su mano para tocar la mejilla suave del recién nacido.

– ¿Crees que puedas quererlo? –Preguntó Grisha posando sus manos sobre los hombros de su hijo.

Zeke asintió con fervor mientras observaba al pequeño.

–Te prometo que lo voy a amar toda la vida –aseguró, poniéndose de puntillas para besar la frente de Eren.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro