Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

26: Honestidad








– ¿Tienen idea de lo irresponsables que fueron al huir? ¡Han pasado días preocupándome! ¡Sus madres están desesperadas! ¡La pobre Sasha no deja de ir a la casa para saber si tenemos noticias de ti, Mikasa! ¡Son irresponsables, inmaduros, desconsiderados, crueles y totalmente egoístas! – Continuó reprendiendo Grisha.

Mikasa y Eren se encontraban sentados en el sofá mientras el hombre gritaba; llevaba media hora haciéndolo. Tan pronto como los chicos salieron de trabajar y regresaron a casa acompañados por Zeke, los tres se sorprendieron enormemente al ver frente a su cabaña el auto de Grisha aparcado. Antes de que pudieran dar la vuelta y huir, el hombre les había gritado y, en una enorme traición, Keith se había parado en medio del camino empedrado, impidiéndoles la huida. Mikasa y Eren bajaron del auto a regañadientes antes de ser arrastrados por el hombre hacia la cabaña; Armin, Annie, Zeke y Keith se dirigieron al pueblo para darles algo de privacidad.

Mikasa y Eren bajaron la mirada sintiendo el peso de la reprimenda mientras el hombre gritaba fuertemente.

– ¡Y para colmo, descubro por una carta que son pareja! ¿No pudieron contarnos nada sobre eso? ¿Tienen idea de lo irresponsables que han sido? – Continuó gritando, dejando que la furia se apoderara de su voz–. ¡No sabía dónde estaban! ¡No sabía si estaban heridos o muertos!

—Papá, creo que estás exagerando...

– ¡No interrumpas, Eren! —Gritó el hombre, totalmente enfurecido—. ¡Ustedes son unos niños irresponsables e inmaduros! ¿Cómo se atreven a dejar una simple carta? —Continuó Grisha, aumentando la fuerza de su voz—. ¿Acaso creen que esto es un juego? ¡Huir de casa, fingir ser una pareja, eso es algo serio!

—Somos una pareja —interrumpió Mikasa con dureza, elevando su voz.

— ¡No me grites, Mikasa, no estás en posición de hacerlo! ¡No seas grosera!

–No busco ser grosera, Grisha, pero pronto seremos mayores de edad y hemos tomado nuestra decisión. Mamá quería arrastrarme a Sina y no nos dejaron explicarles.

–Intentamos hacerlo, te consta —añadió Eren—. Intenté hablar contigo, pero estabas tan molesto...

– ¡Porque incendiaron la casa! Por cierto, tienen que explicarme qué estaban... —se interrumpió–. Olvídenlo. Ni siquiera quiero imaginarlo.

–No es lo que crees... –refunfuñó Mikasa sonrojándose.

– ¡No me importa, Mikasa! ¡Lo que hicieron fue muy peligroso! Escaparse de casa, irse tan lejos ustedes dos solos. ¡Son unos niños! ¿¡Es que no lo entienden!?

—No lo somos, papá, Mikasa cumple años dentro de dos semanas y, en tres meses, yo también seré adulto. No nos puedes arrastrar de nuevo a casa. No es lo que queremos —dijo Eren.

El hombre rió amargamente mientras se cruzaba de brazos.

—De hecho, en ese momento, estás en lo cierto. No puedo arrastrarlos a casa, por más que quiera.

—Exacto –aseguró la chica cruzándose de brazos antes de arquear una ceja–. ¿Ni siquiera lo vas a intentar?

— ¡Por supuesto que no! ¡Porque fueron tan estúpidos e irresponsables, nos preocuparon tanto, que Bianca llamó a Levi para decirle lo que estaba sucediendo!

– ¿Está enojado? —Deseó saber Mikasa; Grisha lanzó una carcajada seca.

— ¿Enojado? Enojado...—repitió Grisha—. Levi quería intervenir nuestros teléfonos, casi tuvimos que ponerle una denuncia para que no lo hiciera. Está enloquecido. ¡Está demasiado preocupado y en estado de desespero! –Grisha gruñó revolviéndose el cabello–. ¡Si él sabe dónde se encuentran ustedes dos, matará a Eren! ¿¡No entienden lo peligroso que es!? No pueden comportarse así, actuar sin pensar. ¡Mikasa, tú conoces a tu hermano!

—No creí que se preocupara tanto. Siempre actúa como si me odiara —refunfuñó Mikasa.

— ¡A veces los hermanos actúan así, Mikasa! —reprendió Grisha—. ¡Eso no significa que te odie! ¡Es tu hermano mayor y se preocupa por ti! ¡No puedo creer que hayan actuado de forma tan egoísta! Y, encima, tienen el descaro de ocultarme su relación —gruñó el hombre.

— ¿En serio quieres hablarnos sobre ocultar cosas? —preguntó Eren con irritación. El hombre alzó el dedo índice hacia su hijo, observándolo con advertencia.

—No estamos hablando de eso.

–Cierto —convino Eren—. No estamos hablando, pero creo que sería súper doble moralista que me regañes por ocultarme mi relación, Mikasa, cuando tú olvidaste mencionar el pequeño detalle de que estuviste casada antes; mi hermano mayor y yo no compartimos la misma madre y, oh, sí, verdad, ¡tengo una tía! –Mikasa le dio un suave codazo–. Digo... tenía —se corrigió rápidamente.

Grisha suspiró con pesadez.

—No estamos hablando de eso, Eren.

–Cierto, pero deberíamos hacerlo. Así que adelante, padre, háblame sobre la honestidad, la importancia de decir la verdad y no ocultar cosas. Creo que sería una lección muy interesante.

— ¡Ya basta, Eren! —Reprendió Mikasa—. Esto no nos está ayudando en nada.

–Bien... está bien –Eren refunfuñó cruzándose de brazos–. Papá, sé que quizás fuimos muy impulsivos y que Levi me quiere matar, pero, ¿no has pensado por un segundo que si lo hicimos fue por algo? Entiendo que cometimos un error. Dejamos una estúpida vela encendida mientras nos distraíamos en... bueno, nuestras cosas, y se incendió la sala de la casa, pero no fue intencional. Y luego, de la nada, Bianca viene y se quiere llevar a Mikasa, MI Mikasa a Sina –Eren negó tomando la mano de la chica para besarla–. Intentamos hablarles. Ella intentó hablar con Bianca y con Levi. Yo te pedí que me escucharas, papá, y no quisiste hacerlo. Nos encerraron en la habitación, castigados, sin derecho a explicarnos. Y quizá fue muy extremo lo que hicimos, pero lo hicimos porque queríamos estar juntos.

Eren abrazó a Mikasa contra su pecho antes de besarla con suavidad y lentitud. Se alejaron un poco para mirar a Grisha con determinación.

—Nos acusas de irresponsables e inmaduros, pero ni siquiera nos escuchas –incriminó Eren–. Quizá fue irresponsable escapar de casa así, y fue un acto inmaduro, pero fue nuestra elección.

–Conseguimos empleo —señaló la chica—. Estamos intentando ser responsables y demostrarles que la decisión que tomamos es nuestra.

–Por favor, papá, permítenos demostrarte que podemos hacerlo.

El hombre rió con amargura mientras se tiraba en el viejo sillón frente al sofá.

—¿Saben qué? No puedo impedirlo porque ahora es su única opción. Tienen que permanecer escondidos o, si no, Levi va a matarte, Eren. Ni siquiera su novia lo ha podido controlar, no escucha a Bianca. Creo que ganamos tiempo impidiendo que rastreen los teléfonos, pero tienen prohibido utilizarlos. Así que, dénmelos –exigió y Mikasa hizo un enorme puchero.

–Pero.

– ¡Dénmelos ya mismo! ¡No se van a volver una herramienta para que Levi los encuentre y termine asesinando a mi hijo!

Los chicos a regañadientes sacaron sus teléfonos y se los tendieron al hombre, quien los tomó y los guardó en su bolsillo.

—Excelente. Si necesitan hacer alguna llamada, que sea desde el pueblo y solo a mi oficina o la de Zeke, ¿entendido? Y solo llamen si se están muriendo –rezongó–. No quiero que él los encuentre.

–Pero, ¿qué pasará con nuestros amigos? – Sonsacó Mikasa.

—Ustedes decidieron escapar, ahora carguen con las consecuencias. No pueden estar hablándoles todo el tiempo. ¿Decidieron venir a vivir solos? Ahora permanecerán solos. Esta cabaña se volvió un refugio para asumir las consecuencias de sus caprichos —sentenció Grisha frunciendo el ceño—. Creo que los tres sabemos que cuando Levi se enoja, puede ser algo peligroso. Así que, en lo que tienen algo de tranquilidad, ustedes permanecerán escondidos. Tienen razón, no pueden volver a casa, ni siquiera pienso persuadirlos. Sería un suicidio para Eren. Por favor, chicos, lo que hicieron fue una tontería; ahora asuman las consecuencias de su decisión.

–Lo sé papá, perdón. ¿Có-cómo está mamá y Bi? –Preguntó Eren.

— ¿Cómo creen? Esas pobres mujeres no duermen y apenas comen algo.

– ¿Les dijiste dónde estamos? –Quiso saber Mikasa.

—Por supuesto que no. Demasiadas personas lo saben y no quiero que Levi los encuentre. En serio, parece completamente fuera de sí —Grisha apoyó sus codos en sus rodillas y escondió el rostro entre sus manos—. En serio, chicos, lo que hicieron fue la mayor tontería del mundo. Si hubieran sido sinceros, si nos hubieran dicho algo...

–Si ustedes nos hubieran escuchado —señaló Eren—. Papá tenía miedo, no quiero vivir sin ella.

El hombre los miró con seriedad antes de soltar una suave risita y negar.

—Sí, definitivamente Axel tenía razón –se quejó masajeando sus sienes.

– ¿Mi padre? –Preguntó Mikasa—. ¿Sobre qué?

–Él vaticinó que ustedes terminarían siendo pareja... siempre le dije que estaba loco, pero aquí están, huyendo del mundo para estar juntos. Axel notó algo que yo jamás percibí.

— ¿Papá, pensaba eso? —Sonsacó la chica asombrada, y el hombre asintió.

—Sí, y creo que parte de lo anhelaba... estaría muy feliz de verlos juntos.

– ¿Eso significa que no estás enojado? –Preguntó Mikasa sonriendo encantadoramente.

— ¡Estoy furioso, Mikasa! —gruñó molesto antes de caminar hacia el sofá y sentarse en medio de la pareja. Los abrazó contra el pecho antes de besarles a cada uno la frente—. Pero estoy aliviado de que estén bien. Tenía tanto miedo... no quería que nada malo les sucediera.

–Grisha, lamento haberte ocultado nuestra relación, pero...

–Sí, ya sé, querían seguir haciendo cosas en casa.

— ¡Papá, no lo digas así!

–Espero que la estés respetando, Eren —gruñó el hombre—. Recuerda que Mikasa es una dama.

–Papá, por favor, no te entrometas en nuestra intimidad –rezongó Eren, completamente sonrojado. Grisha suspiró profundamente, soltando a los chicos de su abrazo, y los miró con seriedad.

–Mikasa, Eren, entiendo que tomaron esta decisión porque se aman y quieren estar juntos. Pero la realidad es que tienen que enfrentar las consecuencias de sus acciones y construir un futuro sólido. Siguen siendo tan jóvenes. Si necesitan dinero, por favor, no duden en pedírmelo.

–Grisha, no queremos depender de ti o de nadie más. Queremos ser responsables por nosotros mismos –determinó Mikasa–. Y no es orgullo, es solo que tienes toda la razón cuando dices que tenemos que enfrentar las consecuencias de nuestras acciones. Y si decidimos vivir como adultos, trabajaremos como adultos.

Grisha asintió, aunque su preocupación no disminuyó. Se puso en pie y comenzó a caminar de un lado a otro en la pequeña cabaña.

–Bien, si están decididos a vivir de manera independiente, al menos prométanme que se cuidarán. Este mundo puede ser implacable y no quiero que corran peligro innecesario.

–Lo prometemos, papá. Nos cuidaremos mutuamente –aseguró Eren, mientras la chica asentía con seriedad.

El hombre frunció el ceño ante la respuesta, pero luego suspiró resignado.

–Está bien, lo entiendo, pero al menos terminen la preparatoria y consideren inscribirse en la universidad. La educación es importante –suplicó angustiado.

–Lo hemos pensado, papá. Vamos a estudiar medio tiempo y trabajar medio tiempo. Sé que es difícil, pero lo vamos a lograr –aseguró Eren con determinación.

El hombre asintió, aunque su preocupación persistía en su mirada.

–Sé que no lo parece. Pero estoy orgulloso de que quieran tomar responsabilidad por sus vidas. Solo recuerden que, si en algún momento necesitan ayuda de cualquier índole, no duden en decírmelo. Estoy aquí para ustedes. Hablen con Zeke. O Keith, él también los ayudará.

–Lo sé... –habló Eren–. Sabemos que... –los chicos compartieron una rápida mirada cómplice–. Si necesitamos ayuda, nuestra familia nos la prestará.

El hombre se inclinó frente a los chicos y los observó con seriedad, la preocupación brillando en sus ojos tras los lentes redondos.

–Mika, prométeme que serás paciente con Eren. Sé que puede ser infantil y testarudo, pero si decidiste venirte a vivir con él es porque lo amas lo suficiente como para compartir la vida juntos. Y, Eren, por favor, sé paciente con ella. Puede ser algo mandona y demasiado perfeccionista, pero ella te ama. Es buena y responsable, no la molestes –el hombre tragó grueso mientras tomaba las manos de los chicos–. Prométanme que se cuidarán mutuamente. No quiero que enfrenten todo esto solos.

–Lo prometemos, papá. Gracias por preocuparte por nosotros –aseguró Eren–. Y gracias por cuidarnos de ese enano lunático.

–Ese enano es tu cuñado ahora, así que espero respeto para Levi –reprendió Grisha–. Está bien, solo manténganme informado de todo y sean cien por ciento honestos siempre. No quiero más secretos entre nuestra familia.

Se escuchó la puerta de la cabaña abrirse, pero ninguno le prestó atención; estaban demasiado enfrascados en su conversación.

–Por supuesto, papá –afirmó Eren–. No habrá más secretos ni mentiras.

– ¡Qué bien! –Habló Zeke, que había llegado junto con Annie y Armin–. ¿Le dijiste la verdad sobre tía Faye? Creo que es lo justo.

Mikasa y Eren hicieron una mueca, Grisha frunció el ceño antes de observar a Eren completamente confundido.

– ¿Qué pasa con tu tía Faye?

–Oh, mierda –gruñó el rubio, haciendo una mueca y dándose cuenta de que había metido la pata.



Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro