Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

24: Advertencia







Queridos mamá, papá y Zeke:

Espero que encuentren esta carta y que les brinde un poco de tranquilidad. Antes que nada, quiero que sepan lo difícil que me resulta escribir estas líneas, pero siento que es justo compartir los motivos por los cuales estoy actuando de forma tan egoísta y desconsiderada. Como ya deben saber, Mikasa y yo hemos decidido huir. Partimos a Marley.

Entiendo que esto pueda sorprenderles y preocuparles profundamente. Lamento no haberles explicado nuestras razones antes de tomar esta decisión, pero estaban tan enojados por el incendio que nunca nos dejaron explicarles. Solo quiero que sepan que Mikasa y yo sabemos lo que hacemos y hemos tomado la decisión con amor y cuidado.

En primer lugar, quiero aclarar que amo a Mikasa con todo mi ser. Nuestra unión se ha vuelto inseparable. Si no les dijimos nada antes, fue por el miedo de que, al saberlo, decidieran que ella y Bianca debían volver a su hogar. No quería tenerla lejos. Anhelo estar a su lado y que duerma entre mis brazos cada noche, fui lo suficientemente cobarde y egoísta para jamás decirles el trasfondo de nuestra verdadera relación, y por esta misma razón, tomamos la decisión de irnos. No quería que Bianca se llevara a Mikasa lejos. No quiero que viva en Sina. Ustedes saben cuánto Mikasa y yo amamos a nuestras familias, pero ustedes ya vivieron su vida, y nosotros queremos vivir la nuestra.

Mamá, entiendo que esto puede ser difícil de aceptar, pero te ruego, por favor, que entiendas lo mucho que la amo. Cuando era niño, me dijiste que, si encontraba al amor de mi vida, no lo dejara ir, y eso haré. Ella hace mis días más felices, y quiero luchar por nuestro amor. Papá, tienes un hijo idiota e impulsivo, pero que te ama y que espera no decepcionarte. Hermano, te amo y lamento haberte dejado atrás, cuando tú nunca me dejaste a mí.

Quiero que sepan que, aunque estemos lejos, Mikasa y yo siempre los llevaremos en nuestros corazones, y esperamos que con el tiempo puedan comprender y aceptar nuestra decisión.

Con amor,

Eren.





Carla abrazó su propio cuerpo una vez que terminó de leer aquella carta. La había encontrado después de llamar a Eren y Mikasa varias veces para desayunar; al no verlos salir de la habitación, molesta, se dirigió hacia allí. Las camas de los chicos estaban hechas, y un papel doblado reposaba sobre la cama de su hijo. Las palabras en la carta destrozaron su corazón, el cual latía con fuerza mientras la desesperación y la tristeza se apoderaban de ella.

–No puede ser –susurró con la voz entrecortada; las lágrimas caían libremente por sus mejillas.

Zeke, extrañado por la tardanza de su madre, decidió subir a la habitación de Eren. Al entrar, notó la angustia de su madre y corrió hacia ella para abrazarla fuertemente contra su pecho.

– ¿Qué está pasando, mamá? –preguntó con preocupación–. ¿Dónde están Mikasa y Eren?

Carla intentó hablar, pero su voz se cortaba. Finalmente, reunió fuerzas para pronunciar un par de palabras.

–Se han ido –explicó con un nudo en la garganta.

El hombre no entendió, por lo cual Carla le entregó la carta. Él la leyó rápidamente antes de quedar completamente estático.

–No entiendo. ¿¡Por qué han huido!? –exclamó con preocupación.

El padre de Eren subió a la habitación impaciente, pero al encontrar a su esposa e hijo sumidos en un mar de lágrimas, frunció el ceño.

– ¿Qué está pasando? –preguntó confundido.

Carla le tendió la carta, y él la leyó rápidamente antes de arrugarla y arrojarla a un rincón.

– ¿¡Qué demonios...!? –comenzó a preguntar sin paciencia–. ¿¡Por qué demonios ese par no dijo nada!? –exclamó el hombre, mezclando su sorpresa con una creciente indignación–. ¿¡Cómo que se fueron a Marley!?

— ¿¡Por qué Eren y Mikasa nunca le hablaron a nadie sobre su relación!? —preguntó Carla, llorando.

—Querida, la carta es muy clara —señaló Grisha—. Ese par quería seguir haciendo de las suyas en las noches sin que nadie se diera cuenta —rezongó completamente molesto—. Ahora entiendo por qué Mikasa se puso tan nerviosa cuando la encontré leyendo esos estúpidos folletos.

– ¿Folletos? ¿Qué folletos? —preguntó Carla confundida, y Grisha chasqueó la lengua.

—Eso no importa; lo que no puedo entender es por qué ese par no le contó a nadie sobre su relación.

–Yo lo sabía —murmuró Zeke, desviando la mirada—. Lo sabía, pero no podía decírselos; le prometí a Eren guardar el secreto —admitió a regañadientes.

La confesión cayó como una losa en la habitación. Grisha frunció el ceño, su enojo era palpable en el aire.

—¿Qué dijiste? —preguntó con furia mal contenida.

— ¿¡Cómo que lo sabías!? —explotó Carla, apartándose del abrazo de Zeke—. Y tú, con toda tu cercanía y amor a Eren, ¿¡por qué no nos dijiste nada!? ¿¡Por qué guardaste silencio!? ¿¡No te pareció que era importante que tu padre y yo supiéramos en qué y con quién andaba tu hermano menor!?

—Eren ya no es un niño, mamá, y me pidió que guardara el secreto. No quería traicionarlo.

— ¡Así que decidiste traicionar a tus padres! —señaló Carla con histeria—. ¿¡Cómo puedes ser tan imprudente!? Primero nos ocultas su relación, los dejas solos, luego el incendio...

—El incendio —habló Grisha frunciendo el ceño—. No fue causado por una pelea entre ellos —dedujo—. ¿Qué demonios estaban haciendo para comenzar un incendio? Debí revisar los folletos que leía Mikasa... no creo que fuera en una de sus peleas tontas.

—Bueno, papá, si me dejas opinar, creo que sí hubo una lucha cuerpo a cuerpo, pero... ¡ay! —gritó Zeke cuando Carla le golpeó la cabeza—. Lo siento, mamá.

— ¡No es momento para bromas! —gruñó la mujer—. ¡Eres un irresponsable! Ellos apenas son unos niños, y creyeron que era inteligente irse a una ciudad tan enorme como Marley —gruñó con las lágrimas surcando su rostro—. Son tan pequeños en esa enorme ciudad...

La puerta principal sonó y los tres Jaeger palidecieron completamente mientras se quedaban estáticos. A los pocos minutos, Bianca llegó a la habitación sonriendo abiertamente.

—¿Reunión familiar? —preguntó con voz cantarina antes de fruncir el ceño—. Grisha, ¿levantaste el castigo de Mikasa y Eren?

—No fue exactamente eso —rezongó Grisha temiendo la reacción de Bianca.

—Entonces, ¿dónde están los chicos? —preguntó la mujer confundida—. No me digas que están discutiendo de nuevo en otro lugar.

—Probablemente estén teniendo una lucha cuerpo a cuerpo en este momento, pero... ¡ay! —se quejó de nuevo cuando Carla volvió a golpearlo—. Lo siento, mamá.

—¿Qué sucede? —preguntó Bianca ahora con seriedad—. ¿Dónde están Eren y Mikasa?

Grisha se giró para recoger la carta que había arrugado y arrojado; no obstante, notó una hoja doblada sobre la cama de Mikasa. Temeroso, se acercó a ella y la tomó antes de tendérsela a Bianca.

—Probablemente esto sea para ti y Levi... pero por favor, mantén la calma.

–Grisha, ¿qué está sucediendo? —preguntó la mujer, pero al no recibir respuesta, se giró hacia su mejor amiga—. ¿Carla?

—Bianca, deberías leer eso...

Bianca suspiró, cansada de que la dejaran sin respuesta. Desdobló la hoja de papel para comenzar a leer y reconoció inmediatamente los trazos elegantes de la letra de su hija.



Mamá,

Ante todo, quiero que sepas cuánto te amo y aprecio todo lo que has hecho por mí. Desde la partida de papá, has sido una mujer ejemplar, siempre presente para mí en cada momento, y no tengo palabras para expresar mi gratitud por ser la maravillosa madre que eres. Aunque te sorprenderá recibir una carta en lugar de que me enfrente a ti cara a cara, como es mi costumbre, creo que así podré explicarte mis razones de manera más clara, ya que sé que no comprenderías la decisión que estoy tomando.

Quiero ofrecerte mis disculpas de corazón; sé que siempre intentaste ser mi mejor amiga, y lamento sinceramente no haberte hablado sobre mi relación con Eren. No tengo excusas que justifiquen mi silencio, pero es crucial que entiendas que Eren y yo nos amamos profundamente. Por favor, mamá, comprende que esta fue una decisión difícil, pero estoy dispuesta a asumir todas las consecuencias que puedan surgir de haberla tomado.

Sé que este puede ser un momento doloroso y que estás enojada, pero quiero pedirte disculpas por mi partida. Mi intención nunca fue abandonarte ni causarte dolor. No deseaba mudarme a Sina; no quería alejarme del amor de mi vida. No es que no aprecie todo el esfuerzo que has dedicado a darme una buena vida. Espero que puedas conservar el trabajo, recuperar la casa o adquirir una nueva. Deseo que las cosas mejoren, pero mi corazón pertenece a Eren, y no podía permitir que nos separaran.

Comprendo que esto sea difícil para ti, pero estoy segura de que podemos superar cualquier desafío que se presente en nuestro camino, porque tú me has enseñado a ser una mujer fuerte. Quiero que sepas que te amo más de lo que las palabras pueden expresar, pero ahora es mi turno de tomar una decisión fundamental para mi vida, y elijo amar y quedarme con Eren.

P.D: Levi, enano, cuida de mamá. No te enfades demasiado.

Con todo mi amor,

Mikasa.




Bianca terminó de leer la carta con lágrimas en los ojos. El papel temblaba entre sus manos mientras procesaba las palabras de su hija. Un nudo se instaló en su garganta, y su corazón latía con fuerza. Carla se acercó para abrazarla, tratando de consolarla en medio de la tormenta emocional que se desataba en la habitación.

—Lo siento, Bi. No puedo creer que Eren y Mikasa hayan tomado una decisión tan tonta. Y, para serte sincera, conozco a mi hijo; sé que él fue quien la propuso —murmuró Carla, también con lágrimas en los ojos.

Bianca, sin decir una palabra, miró a Grisha buscando respuestas. Él suspiró profundamente antes de hablar.

—Zeke sabía sobre la relación de ellos, pero nosotros no. No quiero justificar lo que Eren hizo; sé que mi hijo puede ser un idiota y lamento que se haya llevado a Mikasa, pero te prometo que los encontraremos.

—Mikasa ya está grande, y nadie puede obligarla a hacer algo que no quiera, créeme. No puedes culpar al pobre Eren por este desastre, no completamente —afirmó Bianca, recostando su cabeza en el hombro de Carla mientras se abrazaban fuertemente.

Zeke bajó la cabeza, sintiendo el peso de la culpabilidad.

—Lo siento, Bianca, no quería lastimarte. Debí hablarte sobre la relación de ellos, pero Eren me pidió que no dijera nada...

—Zeke, mi niño, lo entiendo. Eren es tu hermano, y ustedes dos siempre han sido mejores amigos. Me habría encantado que nos dijeras algo, pero está bien. No es momento de culparnos entre nosotros. Solo... me habría gustado que Mikasa me hablara de su relación con Eren. ¿Por qué nunca lo mencionaron?

—Eren también dejó una carta —explicó Grisha—. Aparentemente, querían seguir viviendo juntos... durmiendo juntos —especificó—. Pensaron que, si sabíamos sobre su relación, los separaríamos de habitación.

—Claramente —afirmó Bianca—. Pero no por eso tienen que irse.

—Se fueron porque tú y Mikasa planeaban marcharse a Sina... no justifico lo que hicieron, pero esa es la verdadera razón. No justifico lo que hicieron —repitió el hombre—. Pero creo que estaban un poco desesperados. Eso no significa que no quiera matar a Eren por haberse ido sin más. A veces puede actuar de una forma tan estúpida —se quejó Grisha—. Me habría gustado que hablaran con nosotros.

—Ustedes estaban muy enojados —señaló Zeke—. Y no los dejaban hablar.

— ¡Eso no significa que salgan corriendo! —señaló Grisha—. ¡Los estás justificando!

—No los estoy justificando, solo intento entender su decisión.

—Bueno, ya no importa, necesitamos encontrarlos. ¿¡Dónde demonios están!?

—En Marley... al menos Eren puso eso en su carta.

—Excelente, hablaré con Levi. Sé que él nos ayudará a encontrarlos. Puede hablar con la policía de Marley y...

—Bi, no —Zeke parecía preocupado—. No sé si sea buena idea.

—¿¡De qué demonios estás hablando!? —preguntó Carla con molestia.

—Por favor, mamá, tú sabes... de hecho, todos aquí sabemos que Levi puede reaccionar mal. Se va a preocupar demasiado.

— ¡Estamos hablando de Mikasa! ¡De su hermana menor! —Obvió Grisha—. Por supuesto que se va a preocupar, y es lo más normal.

—Yo me preocupo —señaló Zeke—. Levi se obsesiona. ¿Recuerdas cuando Mikasa tenía cuatro años y se raspó la rodilla porque un niño la empujó de un columpio?

—Solo se preocupó —rezongó Bianca.

— ¡Amenazó con demandar a los padres! ¡Él es demasiado sobreprotector con ella! ¡Enloquecerá!

—Bueno, no me importa —protestó Bianca—. Levi me ayudará a encontrar a Mikasa, así que lo llamaré. Es su hermana menor y merece saberlo. Además, ya no es el mismo chico de antes; ha madurado, y sé que actuará de forma racional.







❀~✿ ❀~✿ ❀~✿ ❀~✿ ❀~✿ ❀~✿ ❀~✿







– ¡Voy a matar a ese idiota! –Decretó Levi, dando un fuerte golpe a la mesa del comedor donde todos se encontraban reunidos.

–Levi, cariño, trata de tener calma –musitó Hange, posando su mano en el brazo de su novio, pero éste chasqueó la lengua y negó.

– ¿¡Calma!? ¡Ese idiota se llevó a Mikasa! –Gritó, arrugando la carta de Eren y arrojándola lejos.

–Levi, no quiero defender a mi hermano –intervino Zeke–. Y sé que lo que hizo Eren está muy mal, pero Mikasa no es una niña y ella decidió irse con él.

– ¡Claro que es una niña! ¡Mikasa es tonta, ingenua y muy inocente! ¡Seguramente tu hermano la obligó!

– ¿De qué hablas? –Preguntó Bianca, riendo con amargura–. Le deseo suerte a la persona que intente obligar a Mikasa a hacer algo que ella no desee –aseguró la mujer cruzándose de brazos–. Levi, hijo, no te traje aquí para que hicieras una pataleta por la desaparición de tu hermana, sino para que hicieras algo al respecto.

–Sé que tú puedes encontrarla –interrumpió Carla–. La cosa es sencilla, tú eres policía; seguramente puedes rastrear las llamadas.

–Sí... y no –rezongó Levi.

– ¿A qué te refieres? –Preguntó Grisha mirándolo con seriedad.

–Bueno, la cosa es que hace como un año intenté rastrear el teléfono de Mikasa – explicó Levi.

– ¿Qué hiciste qué? –Sonsacó Hange, mirando asombrada a su novio; Levi se encogió de hombros.

–Iba a ir a una fiesta con esa amiguita que no me agrada para nada... Sasha.

–Pero si Sasha es un amor, es una buena chica –defendió Bianca.

– ¡Es tonta e irresponsable, no quería que pusiera en peligro a Mikasa!

–Bueno... intervine su teléfono y ella se dio cuenta –rezongó Levi–. Así que, aseguró su teléfono y me tiene completamente bloqueada la señal... tardaré demasiado en volver a intervenirlo.

–Espera un momento –habló Zeke con irritación–. ¿Estás diciendo que tu hermana es lo suficientemente lista para evitar que rastreen la llamada, pero lo suficientemente estúpida para que mi hermano la obligue a marcharse? ¿Qué sentido tiene eso?

– ¡¡Tú cállate, simio!! –Gruñó Levi furioso.

– ¡No seas grosero con Zeke! –Reprendió Bianca.

–Bien, ¿y el teléfono de Eren? –Sugirió Grisha–. Él está junto con Mikasa, así que podría ser factible.

–En ese caso, necesitaré estar pendiente de todas sus llamadas –señaló Levi–. Los intervendré para detectar cualquier llamada de ese imbécil.

–No intervendrás mis teléfonos –advirtió Zeke y todos lo miraron asombrados.

– ¡Pero por favor, se trata de tu hermano! –Gruñó Carla furiosa.

–Lo sé –respondió Zeke–. Y por eso no lo haré. Estoy en completo desacuerdo por lo que han hecho Mikasa y Eren, pero si mi hermano me tiene la confianza suficiente para llamarme, no lo traicionaré logrando que lo ubiquen por mi parte.

– ¡¡No te estoy pidiendo el favor!! –Gruñó Levi, poniéndose en pie y observando a Zeke con furia. El rubio se encogió de hombros recostándose en su silla tranquilamente.

–Conozco mis derechos, capitán Ackerman, no existe ningún delito porque los dos son menores de edad y los dos se fueron voluntariamente. Ustedes pueden buscarlos, pero mi hermano no secuestró a Mikasa. Búscalos todo lo que quieras, pero no puedes obligarme a violar su privacidad para encontrarlos. Y no puedes obligarme a permitir que espíes mis llamadas –sentenció Zeke tranquilamente.

– ¿Eres médico o abogado? –Preguntó Levi con furia contenida.

–No soy idiota, y tampoco un traidor, es así de fácil.

– ¿¡Acaso no quieres encontrar a ese imbécil!? –Sonsacó Levi en medio de un fuerte grito.

–Quiero saber dónde está –aseguró Zeke–. Y quiero saber si mi hermanito y Mika están bien, pero no quiero que tú, en medio de una imprudencia, les hagas algún tipo de daño.

–No haré nada que no sea lo justo –dictó Levi con necedad.

–Dime una cosa, Levi Ackerman, ¿qué harás si encuentras a Mikasa y Eren? –Preguntó el rubio entrecerrando sus ojos.

–Cuando encuentre al maldito de Eren Jaeger, lo voy a matar – afirmó Levi enseñando los dientes como una fiera.

– ¡Bien, ya basta! ¡Esas no son formas de comportarte! –reprendió Carla–. Quizás Zeke tenía razón y fue una mala idea llamarte.

– ¡Ustedes, los Jaeger, solo quieren proteger a ese imbécil que secuestró a mi hermanita! –Gritó Levi–. ¡No descansaré hasta encontrarlos, se los aseguro! ¡Tan pronto como encuentre a Eren, se arrepentirá de haber nacido! –Advirtió con histeria.

–Por favor, cálmate –suplicó Bianca–. Mikasa es tan culpable como Eren.

– ¡Simplemente está enamorada y se dejó llevar! ¡Estoy seguro de que ese imbécil la convenció con patrañas!

– ¡Levi, ya basta! ¡Mikasa no es una retrasada! ¡Ella lo decidió! –Amonestó Hange.

–Te pedí el favor de que vinieras para encontrarla, no para armar este alboroto –obvió Bianca.

– ¡No es ningún alboroto! –respondió Levi–. Encontraré a ese par y traeré a Mikasa de vuelta, y Eren... –Levi se interrumpió, apretando los puños con fuerza–. A ese imbécil más le vale que se esconda muy bien, porque cuando lo encuentre, juro que le haré pagar por llevársela lejos –afirmó antes de ponerse en pie–. Hange, vámonos; tenemos trabajo por hacer –ordenó con brusquedad.

La mujer suspiró con pesadez antes de seguir rápidamente a su novio, deseando transmitirle algo de calma.






❀~✿ ❀~✿ ❀~✿ ❀~✿ ❀~✿ ❀~✿ ❀~✿






– ¡Keith! ¡Tiempo sin hablar contigo! ¿Por qué me llamas al consultorio? ¿Pasa algo malo?

–Grisha, amigo mío, no sabes lo difícil que fue encontrar tu número de teléfono. Soy terrible para estas cosas de la tecnología. Así que busqué el consultorio del doctor Jaeger por internet. Por suerte, alguien en el pueblo me ayudó y pude conseguir tu número... aunque también hallé el número de tu hijo. ¡Demonios! Ya estoy demasiado viejo para esto.

–Tienes que actualizarte, anciano –se burló Grisha–. ¿Todo está bien? ¿Pasó algo en la cabaña?

–Sí, de hecho, pasó algo curioso. Resulta que dos jovencitos llegaron al pueblo y se están quedando allí, una pareja muy tierna. Un par de muchachos muy enamorados, aunque discuten como infantes. La joven es muy hermosa y el muchacho, terco como su abuelo.

– ¿Estás hablando de...?

–Por supuesto que sí. Les dije que no te diría nada, pero me parece injusto contigo que no sepas que ellos están aquí. No te preocupes, están bien. Tengo un ojo puesto sobre ellos.

Por un largo rato Grisha no dijo nada, antes de suspirar con pesadez.

–Necesito verlos, necesito cerciorarme de que realmente están bien.

– ¿Le dirás a tu esposa?

–No, no creo que sea prudente. Hay un pequeño problema aquí con el hermano de Mikasa, y prefiero que nadie se entere dónde están.

–No te preocupes, solo te lo diré a ti, Grisha.

–Por favor, cuídalos. Ese par son mi mayor adoración.

–Además de discutir por tonterías, parece que todo va bien entre ellos, solo hay que asegurarse de que no tengan fruta cerca. De hecho, hace poco los encontré en el pueblo, estaban muy felices. Aparentemente, consiguieron empleo.

– ¿Mikasa? ¿Eren? ¿Ellos? ¿Trabajando? Pero si nunca lo han hecho...

–No te preocupes, Grisha, parecen bastante centrados. Los ayudaré en cualquier cosa que necesiten. ¿Cuándo vendrás para verlos?

–El fin de semana. No les digas nada.

–Por supuesto que no, el chico me mataría. Ya te lo dije, se supone que no te diría nada. Ahora, tengo que dejarte. Se supone que los ayudaré con unas instalaciones eléctricas en la cabaña.

–Si necesitan dinero...

–Grisha, tu hijo está bien, yo me encargo, amigo.

–Te debo una grande.

–No te creas, no todo son buenas noticias. Recuerda que me debes una cuando quieras matarme.

– ¿Pasa algo malo?

–Yo... Grisha... te lo diré cuando estés aquí –anunció antes de terminar la llamada, dejando completamente preocupado a Grisha.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro