Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

12: Ajuste


















Se podría afirmar que, tras una noche romántica llena de confesiones, bailes y risas, la relación de dos jóvenes que habían descubierto un creciente afecto sería maravillosa, pacífica y repleta de experiencias positivas.

Sin embargo, esto distaba mucho de la realidad para Mikasa y Eren.

La residencia de los Jaeger estaba sumida en un caos total. Apenas habían pasado dos días desde que Mikasa y Eren se declararon novios en aquel salón vacío, pero su terquedad y volubilidad los mantenían inmersos en constantes discusiones, lo cual no había cambiado a pesar de su nueva situación.

— ¡Eren, esto es inaceptable! —gritó la pelinegra con su típica expresión seria, señalando el desorden que rodeaba la habitación—. ¿¡Cómo demonios puedes vivir así!? Parece que un huracán pasó por aquí —vociferó, totalmente furiosa. Eren ni siquiera levantó la mirada del teléfono.

—Déjame en paz, Mikasa. Ya te pareces a mamá. ¿Por qué no te acuestas un rato y vemos una película, nena?

Mikasa tomó uno de los zapatos que yacían en el suelo y se lo lanzó a la cabeza. El castaño hizo una mueca.

— ¿Qué demonios estás haciendo? ¿Por qué me golpeas?

—Eren, organicé la habitación cuando salí para la práctica de animadores. Es injusto que vuelva y nuevamente la habitación esté hecha un desastre. ¿¡Qué demonios sucede contigo!? Esto es asqueroso.

—Esto es caos creativo, ¿entiendes? Además, lo arreglaré en un rato —el castaño se encogió de hombros—. Estaba buscando mi teléfono y desordené un poco.

Un poco era un eufemismo. La ropa estaba esparcida por todas partes, al igual que los zapatos. Varios libros yacían en el suelo, ni siquiera la cama de Eren estaba hecha.

— ¿¡Caos divertido!? ¿¡Y A QUIÉN DEMONIOS LE DIVIERTE ESTO!? —preguntó Mikasa sin poder contener su frustración—. ¿¡Qué excusa más estúpida es esa para justificar tu desorden!? Eren, te recuerdo que no es solo tu habitación, sino nuestra habitación, y detesto vivir en medio del desorden. Es simplemente asqueroso.

—Entonces, organiza tú —espetó Eren, completamente irritado.

— ¡Eres un idiota! —Mikasa apretó los puños, luchando contra la frustración que amenazaba con consumirla por completo—. ¿Cómo puedes ser tan irresponsable? No puedo vivir así. Eren, necesitas empezar a actuar como un adulto y no como un niño que ni siquiera puede cuidar de su propio espacio.

Eren se levantó de la cama con rapidez, su rostro mostrando lo furioso que se encontraba. Se acercó a Mikasa, mirándola directamente a los ojos.

— ¿Y tú qué sabes de ser adulto, Mikasa? Siempre has sido la niña perfecta, la que nunca comete errores, pero yo no soy así, ¿entiendes? No necesito que me digas cómo vivir mi vida. Eres mi novia, no mi mamá.

Mikasa observó al castaño con furia.

—Exactamente, ahora estamos juntos y no pienso vivir en este lugar si sigue siendo un desastre. No quiero pasar mi tiempo discutiendo por tonterías, Eren, demonios. ¿Por qué siempre tienes que ser tan testarudo? —exclamó la pelinegra.

—Y tú, ¿por qué siempre tienes que ser tan mandona?

—Porque si no actúo como un adulto, nadie lo va a hacer.

— ¡Gruñona!

—Eres un...

—Chicos, por favor –Zeke llegó a la habitación arrastrando los pies—. Tuve turno doble en el hospital, no puedo soportar sus gritos. ¿Podrían besarse y dejar de discutir? —rezongó molesto.

Los chicos se sonrojaron. Efectivamente, y tras el baile, Eren había llegado a casa corriendo para contarle a su hermano mayor las buenas nuevas. El rubio estaba realmente impactado porque dos personas que decían odiarse tanto ahora estuvieran sumergidas en una relación. Aunque los había felicitado, también había previsto ese tipo de situaciones. Al fin y al cabo, el hecho de que se gustasen no significaba que se llevaran mejor, y esa era una de las tantas peleas que habían tenido en los últimos dos días. El que Mikasa y Eren fueran novios no significaba que se llevaran mejor.

— ¡Es que tu hermano es un cochino! —se quejó Mikasa.

—Eso es verdad —le dio la razón Zeke.

— ¡Y Mikasa es una gruñona!

—Eso también es verdad.

— ¿De qué lado estás? –Espetó la pelinegra ofendida.

—Del que sea que me deje dormir después de estar trabajando 48 horas en el hospital, sin descansar —gruñó el hombre, lanzando un bostezo—. Mira, Eren, vives con una chica, y no cualquier chica. Ahora Mikasa es tu novia, así que, por favor, organiza un poco. Sinceramente, este lugar es asqueroso, y ya no eres un niño, sino un hombre, así que hazte cargo de tu suciedad.

— ¡Ja! –Mikasa le sacó la lengua a Eren.

—Y Mikasa –continuó Zeke–. Sé que mi hermano puede ser exasperante, pero eres su novia, no su mamá. Lleguen a acuerdos, pongan límites y normas de convivencia. Ya no son los mismos niños tontos que peleaban por bobadas. Y si decidieron estar juntos, se supone que son lo suficientemente maduros como para tener una relación. Así que, por favor, déjalo de tratar como un niño.

— ¡Ja! –Eren observó a Mikasa con superioridad, y la chica rodó los ojos.

—Creo que tienes razón, Zeke –concedió Mikasa a regañadientes.

—Está bien, excelente. Y si necesitan usar lo que le di a Eren para la noche del baile, háganlo, pero en silencio. Necesito dormir. Si ya lo usaron, solo tienen que pedirme más —rezongó el rubio antes de dirigirse nuevamente hacia su habitación.

Mikasa se giró hacia Eren, observándolo con curiosidad.

— ¿Qué te dio Zeke la noche del baile? —Preguntó curiosa.

Eren sintió su rostro calentarse y se encogió de hombros.

—Está bien, organizaré —musitó, totalmente avergonzado.

Mikasa frunció el ceño, molesta por la evasiva de Eren. Se tiró en su propia cama, cruzando las piernas bajo su cuerpo, y lo observó con curiosidad.

–Eren, no voy a dejar de preguntarte hasta que me lo digas. ¿Qué te regaló Zeke? –Insistió, cruzándose de brazos.

Eren suspiró, sintiendo su rostro calentarse, y continuó organizando la habitación, tratando de ignorar la pregunta. Mikasa no estaba dispuesta a dejarlo pasar.

–Por favor, no puede ser tan malo.

—Fue algo inapropiado.

— ¿Es por eso qué no quieres decirme? –preguntó Mikasa, mirándolo fijamente. Él la observó con frustración; sus ojos verdes chocaron con la determinación de Mikasa.

–Por favor, no me hagas decirlo en voz alta.

–Eren. Comienzo a preocuparme. ¿Qué fue lo que te regaló Zeke? Voy a pensar que te está dando drogas.

–¡Claro que no! Eso es lo que... te vas a enojar y vas a pensar cosas que no son –Eren se pasó una mano por el cabello, visiblemente incómodo. Después de un breve momento de silencio, finalmente se rindió–. Está bien, pero no te burles ni nada por el estilo, tampoco me grites o pienses que fue un plan con premeditación... porque no lo es –farfulló el chico antes de dirigirse hacia la cajonera junto a su cama. De allí extrajo un pequeño paquete plateado que le mostró a Mikasa. La pelinegra se sonrojó profundamente.

– ¿Eso es un...?

–Sí.

– ¿Tú se lo pediste?

–No, te dije que no fue un plan con premeditación. Ya sabes que él y papá son médicos y se preocupan por este tipo de cosas, pero yo jamás...

La pelinegra estaba totalmente avergonzada. No obstante, para sorpresa de Eren, echó su cabeza hacia atrás y lanzó una fuerte carcajada.

–¿Qué pasa?

–Eren –Mikasa suspiró, conteniendo la risa, y se acercó para abrazarlo–. En verdad, a veces actúas como un niño pequeño.

El castaño bufó mientras rodeaba a su novia con los brazos y apoyaba su mentón sobre el suave cabello azabache de la chica.

–¿Por qué te burlas? Prometiste no hacerlo.

–Lo siento, amor, pero es que eso no debería darte vergüenza. Zeke te adora y solo quiere cuidarte.

– ¿No te molesta? –Eren frunció el ceño.

–Bueno...

– ¿Bueno?

–Eren, somos novios. Supongo que, si las cosas fluyen entre nosotros, en algún momento vamos a hacerlo, ¿o no? –preguntó ella, totalmente sonrojada.

– ¿Tú ya...?

–No, pero sé que en algún momento lo haré, y prefiero ser precavida al respecto. Es muy dulce por parte de tu hermano querer cuidarnos.

–Entonces sí me quieres solo por mi cuerpo –acusó Eren, y Mikasa lo observó con exasperación.

–Eres un bobo –rezongó, poniéndose de puntitas para besarlo con suavidad–. Ahora, vamos a organizar la habitación para ver esa película juntos.




















❀~✿ ❀~✿ ❀~✿ ❀~✿ ❀~✿ ❀~✿ ❀~✿


















–Quiero tener sexo –declaró Mikasa tirándose en la manta que estaba tendida sobre el césped.

–Gracias, pero los prefiero rubios... y hombres.

Mikasa le lanzó una mirada llena de irritación.

–No contigo idiota, con Eren.

–Oh, eso tiene mucho más sentido –señaló Annie tirándose a su lado–. Excelente, entonces hazlo.

–Pero...

– ¿Pero?

–Es que yo nunca lo he hecho.

– ¿Nunca? –Sonsacó Annie asombrada.

–Nunca. No sabría cómo, bueno... ya sabes...

–Que la capitana de animadoras y probablemente la chica más sensual de toda la escuela nunca haya tenido relaciones... eso es impresionante –señaló la rubia.

–Es que nunca ha habido con quién.

—Oh por favor...

—Me refiero a que nunca he querido hacerlo... hasta ahora.

– ¿Y qué fue lo que hizo que quisieras hacerlo?

–Bueno... Eren y yo juntamos las camas en las noches para tener más espacio... y poder dormir abrazados –confesó Mikasa completamente sonrojada–. Me encanta dormir a su lado, sentirlo... despertar y besarlo... y creo... creo que ya es hora, ¿o no? ¿Cuál es el momento indicado? ¿cuánto tiempo de pareja hay que esperar para eso?

–Bueno llevas dos meses de novia con él... supongo que eso significa algo, ¿no?

–Creo. Sí... no... no sé. Aún no le decimos a nuestros padres.

– ¿En serio? ¿Por qué?

–Bueno, para ser honestos pensamos que, si les decimos, probablemente ya no quieran que vivamos juntos.

–Bueno sería lo más sensato –admitió Annie.

–Pero no queremos separarnos, así que solos lo sabe el hermano mayor de Eren. No están muy de acuerdo con que guardemos silencio, pero por ahora nos está cubriendo las espaldas... pero ese no es el punto. ¿Cuándo se supone que se da el siguiente paso?

–Mikasa no hay una regla específica.

– ¿Tú y Armin ya...?

–Sí, fue mi primera vez –musitó Annie.

– ¿Y qué tal?

–Sinceramente eso fue horrible –admitió la rubia y Mikasa hizo una mueca.

–No es lo que esperaba.

–Quiero decir... es que dolió y sangré. Sentí mucha vergüenza, pero...

– ¿Pero...?

–Luego Armin me dijo que estaba bien, que no tenía por qué avergonzarme y que era algo completamente natural... me dijo que agradecía poder estar ahí para mí. Después de terminar nos duchamos juntos y me abrazó hasta que nos quedamos dormidos. Fue muy dulce –relató Annie sonriendo enamorada.

– ¿Y siempre es igual?

–Mikasa, por favor, tu madre es enfermera, ¿y no lo sabes?

–No hablamos mucho del tema, ¿okay? Papá era mucho más abierto con esos asuntos. Ahora respóndeme.

–No, la segunda vez tuve miedo, pero ya no dolió. Y, de hecho, se sintió increíble. Te juro que podría volverme adicta. Es indescriptible. Estar con Armin no solo se siente bien físicamente... es que estoy enamorada y lo amo, así que en ese momento que estoy tan vulnerable, él siempre me hace sentir protegida... amada.

Mikasa suspiró pesadamente.

– ¡Yo quiero sentir eso! –Rezongó la chica haciendo un puchero–. Es decir, cuando estoy con Eren y no estamos discutiendo, él es dulce y tierno, y siempre está preocupado por mí, pero no sé, últimamente he pensado en eso y creo que lo quiero con él. Es decir... es mi primera vez y es algo...

–Especial, lo sé –Annie le sonrió de lado.

–Entonces, ¿qué debería hacer?

–Proponlo, no creo que se niegue.

–No soy tan abierta como tú en eso –recordó Mikasa.

–Cierto... eres muy ñoña... entonces sedúcelo –aconsejó la rubia.

–No sabría cómo hacerlo –gruñó la pelinegra y Annie sonrió con picardía.

–Eso déjamelo a mí.

– ¿Qué te va a dejar a ti? –Preguntó Eren llegando junto con Armin tras conseguir unos vasos para poder servir los refrescos en el picnic que habían organizado en el parque.

Mikasa y Annie se observaron de reojo antes de encogerse de hombros.

–Mikasa necesita ayuda para estudiar biología, así que seré su tutora –señaló la rubiecita.

Eren se sentó junto a su novia y la observó con curiosidad.

– ¿Qué? ¿La niña ñoña necesita ayuda con la escuela? –Preguntó burlón mientras le acariciaba la mejilla, Mikasa le dio una dura palmada en el brazo.

– ¡Cállate! Incluso yo necesito ayuda de vez en cuando.

–No te preocupes Annie, yo ayudaré a Mikasa, sorprendentemente soy excelente en biología –aseguró Eren acariciándole el cabello a la chica una vez ésta se acostó en sus piernas.

–Eres hijo de una larga familia de médicos, lo raro sería que no lo fueras –obvió Armin abrazando a Annie por la espalda y contra su pecho–. Pero, sí, lo mínimo que puedes hacer por tu novia es ayudarla con eso.

Mikasa y Annie se lanzaron miradas cómplices, por lo visto tendrían que sacar otra excusa para poner en marcha su plan. Además, ahora la pelinegra se había comprometido a estudiar biología. Qué pocas ganas tenía de hacerlo.


















❀~✿ ❀~✿ ❀~✿ ❀~✿ ❀~✿ ❀~✿ ❀~✿
















– ¿Ya sabes de qué se trata? – preguntó Eren junto al oído de Mikasa, pero la pelinegra simplemente negó con la cabeza.

Aquella tarde, sus padres les habían pedido reunirse en familia en la sala de su hogar. No entendían de qué se trataba, pero tanto Eren como Mikasa estaban aterrados. ¿Y si sus padres se habían enterado de su relación? ¿Y si Zeke había decidido no callar más y les había comentado algo? ¿Significaba entonces que Mikasa tendría que volver a su hogar? Ella definitivamente se negaba a hacerlo.

Carla y Grisha se encontraban nerviosos, intercambiando miradas llenas de complicidad mientras esperaban a que Zeke llegara a casa. Mikasa y Eren compartían miradas ansiosas, aterrados por lo que se avecinaba. Finalmente, Zeke entró por la puerta, visiblemente agotado por su día de trabajo en el hospital. Los padres de los chicos intercambiaron miradas, preparándose para el anuncio que estaban a punto de hacer.

–Chicos, tenemos algo que decirles – comenzó Bianca, intentando ocultar su nerviosismo.

–Sí, es algo importante – añadió Grisha, mirando a su familia con seriedad. Mikasa y Eren se miraron aterrados, mientras Zeke, a pesar de estar agotado, se sentó junto a los chicos, sumándose a la expectación general.

–Hemos decidido tomarnos una semana de vacaciones en Marley – anunció Carla, intentando no revelar la emoción que sentía. Los ojos de Mikasa se iluminaron y Eren no pudo evitar sentir una mezcla de sorpresa y entusiasmo. La idea de tener la casa para ellos dos solos durante una semana sonaba espectacular.

–Sin embargo –Bianca intervino mirando a Mikasa y Eren con angustia–. Zeke, sé que tus horarios en el hospital son muy pesados, y también tienes a tu novia, pero necesitamos que nos ayudes. Ya sabes que Eren y Mikasa no pueden estar solos en una habitación más de diez minutos sin intentar matarse.

Aquello era cierto; incluso con sus dos meses de noviazgo, seguían discutiendo como siempre.

—Así que necesitamos que los cuides. Actúan como niños, y lo seguiremos tratando como niños. Tienes que ser responsable de ellos –suplicó Carla.

Zeke se giró hacia los jóvenes y levantó las cejas, observándolos con diversión.

‹‹Seguramente van a estar muy entretenidos con la casa sola››, pensó con ironía. No obstante, recordó que debía mantener el secreto de los chicos. Por lo cual, aceptó con una sonrisa.

—Por supuesto, mamá, papá, Bi, me aseguraré de que estos dos se porten bien y no hagan nada incorrecto —Mikasa y Eren sintieron sus rostros sonrojarse, conscientes del doble sentido que implicaban las palabras del rubio.

—Por favor, chicos, nosotros tres queremos pasar tiempo como amigos y recordar viejos momentos. Necesitamos unas vacaciones del hospital y queremos pasarla bien –explicó Bianca.

–Así que, por favor, no se maten el uno al otro —señaló Carla, observándolos con dureza.

Grisha observó a los jóvenes con preocupación genuina, no obstante, no pronunció palabra alguna.

—En serio, chicos, los dejamos porque creemos que al menos por una semana se pueden comportar como adultos. Esperamos que se lleven bien —insistió Bianca en tono serio.

—Confiamos en que cuiden la casa y no la incendien en una de sus peleas. ¿Entendido? —preguntó Carla, inclinándose hacia los chicos para mirarlos a los ojos.

—Partiremos mañana a primera hora. Ustedes están de vacaciones. Así que, Eren si quieres quedarte con Armin... —sugirió Carla.

—O Mikasa, si deseas pasar el rato con Sasha... —añadió Bianca, pero los chicos se observaron, intentando mantenerse serios y no celebrar la luna de miel que probablemente pasarían allí.

—No se preocupen, mamá, papá, Bianca. Nos cuidaremos y prometemos intentar llevarnos bien –prometió Eren con solemnidad.

–Confío en ustedes, mis niños —aseguró Carla, acariciándoles las mejillas a ambos—. No me decepcionen —rezongó antes de ponerse en pie—. Bien, yo terminaré de empacar para salir mañana a tiempo —anunció, retirándose de la sala, los demás no tardaron en retirarse también.

Una vez Eren y Mikasa se quedaron solos, el castaño le dio una brillante sonrisa a la chica.

—Una semana solos, eso suena increíble —canturreó Eren, la pelinegra se sonrojó profundamente y lo golpeó con un cojín.

— ¡Compórtate, Jaeger! ¿quieres? —rezongó mientras se ponía en pie—. ¿Quieres salir un rato? Tengo ganas de ir a la playa.

—Me encantaría, bonita, pero quedé con Armin, necesita ayuda con algo importante —Eren se aseguró de que no hubiera nadie cerca y la tomó de la cintura antes de atraerla hacia él para besarla con suavidad—. Pero esta noche soy solo tuyo —aseguró, haciéndola sonrojar completamente.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro