Había llovido esa tarde, y el petricor inundaba las fosas nasales de Terumi.

Sus manos se movían limpiando unas manzanas, pasando el pañuelo repleto de desinfectante por la esfera, mientras un brazo rodeaba su cintura y lo empujaba suavemente hacia atrás. A Hiroto le gustaba abrazarse a Terumi cuando acababa de llover, había una extraña mezcla de olores entre el aroma del champú de su novio y el petricor del exterior, por lo que no podía evitar apegarse a su espalda por unos minutos, siempre y cuando no le molestase.

De forma instintiva, Hiroto abrazaba la cintura de Terumi con un brazo, mientras que el otro lo usaba para jugar con su cabello. Le encantaba su textura, a pesar de su longitud, estaba perfectamente cuidado, su aroma y su tacto sedoso hipnotizaban al dios goleador. Y Terumi no podía negar que le gustaban esas caricias, por lo que las tardes en las que llovía esperaba con ganas ser abrazado por su novio y recibir sus mimos por un buen rato.

El rubio pensó en Kishibe, quien se había quedado en casa de Sousuke, eso le llevó a la conclusión de que podía pasar toda la noche a solas con Hiroto. De pronto, el otro brazo de Hiroto lo rodeó y lo movió un poco, haciendo que quedase sentado en el regazo del dios goleador, al mismo tiempo que su espalda era recostada en el pecho del susodicho. Hiroto besó la mejilla de Terumi.

Se mantuvieron abrazados unos minutos sin decir nada, Hiroto hundió la cabeza en el cabello del entrenador del Kirkwood, quien nota cómo el corazón de Hiroto empieza a latir mucho más rápido.

—¿Cariño? ¿Pasa algo?

Hiroto sintió su estómago revolverse de los nervios cuando Terumi le llamó por ese apodo. Está condenadamente enamorado de él, y decir lo que tiene que decir es muy complicado.

—Vaya puta mierda tener que decirte esto.

Terumi se preocupó un poco.

—¿Es algo malo?

—Mi padre quiere que me case.

Terumi se quedó helado, sus manos pararon de limpiar las manzanas y se centraron en los frenéticos latidos de Hiroto. Sintió lástima por él, se notaba mucha inquietud.

—Entonces... ¿te ha buscado a alguien con quien casarte?

Terumi se lo supuso cuando se enamoró de él, pero no quería creer que los separarían, y entró la duda de si todo acabría o si se convertiría en su amante.

—Dice que si no me caso pronto lo elegirá él, pero tengo un margen de tiempo... y eso, entiendo si no quieres porque es pronto.

—Cásate conmigo.

Hiroto alzó la cabeza de golpe.

—¿Me estás vacilando?

—No, Hiroto, prefiero casarme joven a perderte para siempre solo por no haber querido dar el paso.

Hiroto sintió que su corazón iba a estallar, pero se relajó de golpe, le daba tanto miedo tener que separarse de Terumi que la sola idea de comentarle el tema le ponía intranquilo. Terumi se giró, quedando cara a cara con Hiroto, quien volvió a abrazarlo por la cintura mientras se miraban fijamente a los ojos.

—Gracias.

—Te amo, Hiroto.

Terumi sostuvo el rostro del dios goleador, para entonces dejar un suave beso sus labios, no fue largo ni lleno de pasión, solamente romántico, los dos se amaban y sabían que volverse amantes sería horrible para los Kira, por lo que no había miedo, si Hiroto tenía que casarse, sería con Terumi.

—Y yo a ti.

Se atrevió a decir, para luego volver a esconder la cabeza en el hombro de Terumi.