TaiYuki I
CW: este relato contiene, además, mención al FudoFuyu (Fudo x Fuyuka) y SomeGouFubu (Someoka x Goenji x Fubuki)
Ya habían terminado de cenar hacía un buen rato, y Yukimura no terminaba de asumir que fuera a quedarse a dormir a casa de Taiyo y que su hermano no opusiera resistencia ante ello.
Recuerda la cena con toda la familia Fudo, Akio resultó ser un padre cariñoso que trataba muy bien a los dos hijos que había adoptado. En un inicio, el delantero de hielo se sorprendió por la calidez que el señor Fudo mostraba con sus hijos, dado que como entrenador era bastante exigente. De todos modos, se sentía aliviado, definitivamente le habría sentado como una patada que Taiyo no tuviera un buen padre.
Por un momento pensó, mirando fijamente al firmamento y vislumbrando la figura de sus padres al cerrar los ojos. No, no era común tener tres padres, pero en cuanto Yukimura piensa en lo mucho que Shuuya, Ryugo y Shiro lo cuidan no puede evitar lagrimear un poco, evitando verse los brazos por miedo a encontrar marcas de autolesiones que se provocaba en mitad de un episodio complicado. Sí, definitivamente iba a ser difícil permanecer una semana fuera de casa, lejos de Hokkaido y con una familia a la que apenas conocía, pero estar al lado de Taiyo lograba ablandar su corazón y calmar completamente su nerviosismo.
De un momento a otro, cuando mantenía sus ojos cerrados, Yukimura sintió cómo unos brazos rodeaban su cintura y una cabeza se apoyaba en su espalda.
—¿Piensas en tu familia?
La voz de Taiyo, tan próxima su oído y con su tono calmado y sereno le hacía estremecer con un agradable escalofrío.
—Sí, he sentido... algo de morriña.
El silencio se hizo por unos segundos en el balcón en el que se encontraban, el rostro de Taiyo tenía pintado una sonrisa y el de Yukimura reflejaba unas pupilas cristalinas que poco a poco dejaban de llorar.
—Entiendo—espetó Taiyo en un quedo susurro mientras se acercaba a Yukimura y le daba un beso en la mejilla que hizo saltar los colores del de hebras azules—, vamos al salón, mis padres están haciendo sándwiches.
—¡Pero si acabamos de cenar!—dijo riendo.
—¿No conoces el resopón?
La risa de ambos inundó el balcón, que se quedó vacío en el momento en que el de hebras naranjas entrelazó sus dedos con el peliazul para llevárselo hacia el salón, sentándose juntos en el sofá. Hakuryuu le tendió el mando de la televisión a Taiyo para que pusiera el canal que quisiera. Por unos segundos, la mente de Yukimura se trasladó al hermano de Taiyo. Al inicio de su relación con el de pelo naranja, Hakuryuu se mostró reticente, no lo aceptaba como novio de su querido hermano, lo que causó que entre ambos hubiera cierta tensión, que fue solucionada gracias a Taiyo. Era evidente que el capitán del Universal le tenía un inmenso cariño a su hermano y le dolía verlo enfrentado con su novio, por lo que se esforzó con tal de hacer que se lleven bien.
Ahora mismo, la relación entre Hakuryuu y Yukimura era bastante buena, ambos se hicieron cercanos porque aman ver feliz a Taiyo, y ese era un motivo más que suficiente para llevarse bien. De pronto, Taiyo se levantó tras quejarse de un dolor, yendo directo al baño a cambiarse.
—Kishibe me ha dicho que estabas bastante nervioso por estar aquí una semana—. Hakuryuu fue el primero en romper el hielo, comentando con su típico tono de voz el dato que sabía que descolocaría a Yukimura.
"Pero será cabrón" pensó Yukimura de su mejor amigo por haberse ido de la lengua.
—Bueno... es complicado estar separado de tu familia... y eso.
—Tranquilo, sabes que eres bienvenido aquí. Y... a Taiyo le pone feliz que hayas venido, ayer se pasó toda la noche dando voces porque quería que estuvieras aquí.
El corazón de Yukimura latió con fuerza al escuchar esas palabras mientras su rostro se teñía de un rojo resaltado por la palidez de su rostro conforme ambos reían por la escena montada de Taiyo. El sujeto de la conversación volvió al salón y se sentó al lado de su novio mientras apoyaba una mano en su abdomen. Yukimura dio un rápido vistazo hacia Hakuryuu, quien asintió a modo de aprobación, por lo que, entendiendo el dolor de Taiyo, Yukimura lo rodeó con un brazo y lo atrajo hacia sí, reconfortando al delantero de hebras naranjas con un beso en la frente.
Pasados unos minutos, Akio y Fuyuka venían con una bandeja de sándwiches hacia el sofá, dejándola en la mesa y tomando uno cada uno. Mientras los dos adultos buscaban una posición cómoda en el sofá, las pupilas de Taiyo se iluminaban viendo la comida, acercándose para tomar uno y empezando a comer con una gran sonrisa, justo como su hermano, pues sabían que su padre siempre los preparaba con mucho cariño y lo sentían como una muestra de amor. Mientras los tres adolescentes y Akio empezaban a comer, la esposa del recién mencionado vertía la primera infusión en las mascotas del té, para luego servir la bebida en las cinco tazas que trajo.
Yukimura empezó a comer con una cálida sonrisa. Era difícil para él no estar con sus tres padres y dos hermanos, pero se sentía muy feliz en esos momentos, las sonrisas de Taiyo, el buen rollo que tenía con Hakuryuu, esa complicidad de Akio como suegro y entrenador, y finalmente, la bondad y amabilidad natural de Fuyuka. Todas esas cosas hacían que Yukimura olvidase los pensamientos borrascosos de su mente en pos de disfrutar de su nueva familia política, riendo a carcajadas viendo el programa que Taiyo eligió y disfrutando de la compañía de los padres y el hermano de su novio, pero sobre todo, entendiendo que Taiyo es la persona que le hace feliz, el hombre con quien quiere estar por siempre.
Esa noche, cuando todos se fueron a dormir, Yukimura tenía su novio abrazado a él, durmiendo plácidamente, mas, sin embargo, él todavía tenía su móvil entre las manos, puesto que estaba escribiendo un mensaje en el grupo de la familia, contando su experiencia en el primer día de esa semana, que en un inicio parecía difícil, pero que ahora le parecía maravillosa. Tras eso, Yukimura apagó el móvil y se acurrucó en el sofá cama, abrazando de vuelta a Taiyo, a quien besó en la frente, para que entonces este escondiera la cabeza en su pecho.
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