Siete
Jaxon.
El sol se colaba por la ventana de la habitación de la chica que dormía a mi lado.
Cassie era la única que yo dejaría dormir conmigo. Cuando llevaba a otras chicas al departamento, por lo general teníamos sexo y se iban; aunque cuando era demasiado noche para dejar que se marcharan yo elegía dormir en el suelo o en el sofá.
Si tenías sexo y luego las abrazabas o alguna cursilería de esas, podían llevarse otro mensaje, podían confundirlo con amor o algo así.
Ayer cuando Oliver me encontró en una habitación —me estaba enrollando con una pelirroja de la cual no recordaba ni el nombre— y me contó lo ocurrido, el primer pensamiento que surcó mi mente fue ir y tirarle los dientes a Derek, pero luego pensé en lo mal que se debía de sentir Cassie, por eso había decidido ir a buscarla, ya luego me arreglaría con Smith.
Cassie suspiró entre sueños y sonreí al mirarla, se veía inofensiva, ni parecía que podría asesinarte solo por contradecirla.
—Cierra las cortinas —su quejido adormilado sonó en mi pecho y se removió antes de voltearse para darme la espalda.
Con cuidado me salí de la cama y cerré las persianas, miré el reloj de su mesita de noche, era temprano.
Salí cerrando con cuidado y fui a la cocina con la intención de preparar el desayuno pero recordé que la última vez casi quemé la casa, tomé el teléfono para ordenar comida pero los golpes en la puerta me interrumpieron.
Me acerqué y rogué porque no fuera el imbécil de Derek o no me contendría para golpearlo.
—¿Cassie sigue dormida? —Fue lo primero que dijo al verme. Yo puse los ojos en blanco y me aparté para que pasara pero entonces caí en cuenta de que seguramente venía por el bendito libro que yo iba a ir a buscar.
—Espera... —la detuve a medio camino ya que se dirigía a su habitación. Giovanna me miró expectante e irritada—. Será mejor que no la molestes, no tuvo una buena noche —conté.
—¿Tampoco se pudo follar al rubio? —preguntó y negué, no tenía ni idea.
—No, verás es... Derek, estaba en la fiesta y digamos que pelearon, muy fuerte —dije y pareció entender más o menos.
—Bien, de todos modos vine por el libro de psicología que le pedí si me podía ir a comprar ya que tengo el tiempo justo. De hecho me dijo que irías tú. —Se cruzó de brazos.
—Lo sé, no he podido ir. Pero si me esperas unos minutos iré en mi auto y te lo traeré —aseguré pero Giovanna no pareció contenta.
—Olvídalo, llamaré al consultorio y avisaré que no puedo ir hoy —soltó tomando su bolso que había dejado en la encimera y se dirigió a la salida.
—Giovanna —le llamé y me observó con la puerta abierta—, sé que quieres a Cassie casi como yo, agradezco que seas su amiga —añadí y claramente no entendió el trasfondo de mi frase.
—No sé a qué se debe que me digas esto, más te vale que no le hayas hecho algo raro —me acusó.
—Intento ser amable —me quejé y se rió sin gracia.
—A mí no me gusta que seas su amigo porque eres un mujeriego sin remedio, al final solo intentarás meterte bajo sus sábanas como con todas —replicó y me molesté.
—Si lo hubiese querido ya lo hubiera hecho, ella es diferente, no es cualquier chica —aclaré y claro que se ofendió porque a ella sí me la cogí.
—Jodete Jaxon. —Cerró de un portazo y bufé, eso no había salido de ninguna manera como había imaginado. Solo esperaba que cuando Cassie decidiera contarle lo sucedido, se acordara de mis palabras y se portara comprensiva.
Giovanna era buena amiga, pero mala amante y siempre me iba a odiar a mí.
•••••
—¡Eso no fue un pase limpio! ¡Repítanlo! —nos gritó el entrenador a todos.
Estaba en el entrenamiento, había esperado a que Derek se presentara para por fin "hablar" con él como se debía, pero había faltado, de hecho había escuchado que se iba a ausentar unos días por enfermedad. Sí claro, enfermedad.
Claramente su rica familia le solaparía todo.
—¿Cómo está Cassie? —preguntó Oliver mientras corría a mi lado en el campo.
El balón fue en mi dirección pero fallé en atraparlo y cayó a mi lado.
—¡Otra vez! —bramó el señor Jones. Bufé y fui a la banca por mi botella de agua, mi amigo me siguió todo el tiempo.
—Está más tranquila, aunque todavía quiero golpear a Derek, eso de que está enfermo es pura mierda. —Escupí en el césped el agua de mi boca y me limpié con la parte baja de mi camisa.
—Investigué en dónde vivía su familia por si te interesa... aunque es obvio que tu amiga lo sabe también, ¿No ha querido ir a reclamarle o algo?
—Ella dice que lo deje como está, que de todos modos no pasó nada muy grave —conté con una mueca—. No quiero forzarla, a final de cuentas ella decidirá si quiere hacer algo o no. Claro que nada impedirá que lo golpeé en cuanto lo vea.
—¡Heils! —me llamó el señor Jones y troté en su dirección—. Me enteré de tus malas notas —habló y torcí los labios, sí sí, a este punto me sorprendía quién no.
—Trabajo en eso entrenador, conseguí un tutor —aseguré y me miró no muy convencido pero lo dejó pasar.
—Eres muy bueno en el futbol, sé que tienes gran futuro si te dedicas a esto, pero ten en cuenta que no te puedes mantener en Stanford solamente con eso, debes esforzarte más. No quisiera que te expulsaran y me viera en la pena de poner como capitán a Derek —habló serio, por dentro grité mil maldiciones. Si me pintaba una perspectiva así no me podía dar el lujo de reprobar.
—Le prometo que nada de eso sucederá señor.
—Mas te vale, sabes que este fin de semana tenemos un partido importante y si ganamos nos estaríamos enfrentando a los mejores en tres meses. —Entonces se acercó un poco a mí para bajar la voz—. No quería decirte esto ahora pero irá un patrocinador, si juegas como lo has hecho estoy seguro de que se interesará por ti para las grandes ligas —confesó y eso abrió una esperanza para mí, era lo que más deseaba en la vida.
—No lo decepcionaré —afirmé y asintió palmeándome la espalda.
—Bien, regresa al campo —pidió y obedecí. Tenía nuevos ánimos y una meta fijada.
El resto del entrenamiento puse mi total concentración y cuando nos dirigíamos a las duchas, Charly, un chico del equipo que servía como ofensiva caminó junto a mí.
—¿Estás ocupado más tarde? Quería ver si podías echarle un ojo a mi bebé, el motor está haciendo un ruido raro —explicó y le sonreí.
—Claro, llévalo cuándo quieras —acepté.
A veces, reparaba los autos o motos que me llevaban, ya tenía algunos clientes, todos decían que era bueno en eso, aunque se lo debía a mi padre, me había enseñado todo mientras yo había restaurado mi Mustang. Ahora hasta podía cobrar los arreglos y ese dinero me servía para gastos extras. Había rachas que eran tan buenas que incluso le mandaba un poco de dinero a mi familia.
Mientras regresaba a casa ya me iba preparando mentalmente para hundirme en los libros, después de todo vivía con la chica que sería mi tutora... Solo esperaba que estuviera de ánimos para ayudarme.
Subí las escaleras y entré mientras silbaba, me sentía de buen humor.
Solo que eso se esfumó cuando ví a mi amiga tumbada en el sofá con un montón de cervezas vacías.
—¿Cassie qué...? —hablé sin poder terminar de formular la pregunta al tiempo que me acercaba. Bebía de lo que debería ser su sexta lata y observaba una película de terror; llevaba su pijama y entonces caí en cuenta de que había faltado a clases—. ¿Por qué no fuiste a la escuela? No es normal en ti, ¿No te interesa suspender? —comenté tomando el bote de basura de la cocina para echar las latas vacías del suelo y mesa.
Ella no respondió y me quedé quieto cuando comenzó a reírse sin parar.
Dios, ella no estaba bien, ¿Y si le llamaba a Giovanna?
—¿Soy un fracaso verdad Jaxon?
Dejé el cesto a un lado y me agaché para quedar a su altura, —Claro que no, ¿por qué dices eso?
—Apesto en las relaciones amorosas. ¡Vamos que mi exnovio casi me viola! Lo peor es que no quiero delatarlo, después de todo, no puedo —murmuró e iba a tomar más pero se lo quité a pesar de sus berrinches.
—Bueno pero la solución no es tomar alcohol hasta ponerse ebria —objeté—. Derek es un idiota Cassie, no te merecía.
—Es verdad. Y luego quise experimentar con tu modo de relaciones y fracasé otra vez. Creo que no soy lo suficientemente bonita, no como Giovanna...
—Patrañas, ya quisiera Giovanna ser como tú. —Puse mi mano derecha sobre su cabeza en gesto cariñoso pero frunció el ceño apartándose.
—¿Entonces porqué no has tratado de seducirme? —Su pregunta me dejó fuera de juego totalmente y me puse de pie incrédulo.
—¿Ah?
Cassie se puso de pie, aunque debido a que estaba borracha se tambaleó pero logró estabilizarse sola. Su cabello corto estaba despeinado y tenía las mejillas rojas por la cerveza.
—Sí, dices que soy mejor que Gio y a ella te la llevaste a la cama. Pero conmigo nunca lo intentaste —dijo a modo de ¿reclamo?
—Lo intenté cuando recién nos conocimos, ¿no te acuerdas? —resoplé y negó—. Me rechazaste, después nos hicimos amigos y después te conseguiste un novio.
—Pero ya no tengo novio, ¿por qué no lo has intentado de nuevo?
—¿Porque eres mi amiga? —solté ya un poco nervioso. ¿Qué le está pasando a Cassie? Está ebria, no sabe lo que dice.
—Entonces no te parezco atractiva...
—Claro que eres atractiva, pero... —enmudecí, ¿por qué peleaba con una chica borracha? No tenía ningún sentido—. Mejor ve a tomar una siesta Cass, lo necesitas. Te llevaré, vamos. —Quise tomarla del brazo para llevarla a su habitación pero me empujó.
—Intentaré lo del sexo sin compromiso contigo. Es buena idea ¿no? Soy una genio. —Se rió pero yo no, no sabía ni qué hacer ahora. Tírale un vaso de agua helada, era buena idea.
Pero mis pensamientos se vieron eclipsados al momento en el que ella se sacó su blusa de unicornios, quedando en sujetador. Mis ojos quisieron admirar el paisaje pero tomé una almohada del sofá y la quise cubrir.
—Ven aquí Jaxon. Tengamos sexo alocado —exigió y mi amiguito se despertó.
Cerré los ojos con fuerza y negué antes de correr a mi dormitorio y encerrarme con seguro.
—¡Abre la puerta! —gritó golpeando—. ¡Jaxon!
—Estás loca Beaton —susurré pensando en cosas asquerosas para que el asunto se me bajara.
Después de unos minutos ya no escuché nada y me asomé con cuidado. Cassie se había quedado dormida en el suelo afuera de mi puerta. Suspiré aliviado y con cuidado la cargué para llevarla a su cama.
El Jaxon de preparatoria se la habría follado sin dudarlo, pero ahora era mi mejor amiga, además no podía aprovecharme de una chica ebria, fuera mi amiga o no.
Lo peor de todo esto es que la imagen de ella semidesnuda me perseguiría en sueños de ahora en adelante.
Maldita sea Cassie.
Estaba borracha, no sabía lo que hacía.
Era lo peor, ella estaba borracha, quizá ni se acordara.
Pero yo sí lo haría.
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