Después de la pesadilla, JiMin se había quedado dormido entre los brazos de JungKook, pero el ojinegro no lograba volver a conciliar el sueño.

Miró el reloj y vio que eran las 4:38am. Un suspiro escapó de sus labios al darse cuenta de que llevaba dos horas simplemente abrazando al chico dormido y mirando al techo.

Eran las 2:30am cuando JungKook había despertado por los sollozos y el sacudir de JiMin a causa de la pesadilla.

Bajó su mirada y la posó sobre el joven esclavo en sus brazos.

Al verlo, sintió como su corazón se estrujaba al notar que aquella carita estaba relajada y llena de paz.

La verdad no comprendía cómo había logrado conseguir la confianza de JiMin de manera tan rápida, pero se sentía agradecido. Había temido no lograr nunca sacar al pequeño chico del estilo de vida tan lleno de tortura que se le había impuesto, pero con cada segundo y con cada palabra se daba cuenta de que sería capaz de lograrlo.

Movió una de sus manos y la acercó a la cara del rubio, acariciando su mejilla con delicadeza para no despertarlo.

JiMin era realmente el chico más bonito que había visto en su vida y JungKook soltó una pequeña risa amarga al darse cuenta de que JiMin era el tipo de chico al que, en otra circunstancia, JungKook le pediría una cita.

El ojinegro volvió a rodear al menor con ambos brazos y cerró sus ojos, dejándose llevar por el cansancio y la angustia a un profundo sueño.

Poco a poco, JiMin fue despertando y tan pronto entró en conciencia de que estaba despierto, tensó todo su cuerpo.

Se quedó quieto unos instantes, analizando lo que sentía en su cuerpo; estaba acostado sobre una superficie suave y tenía un cuerpo caliente pegado al suyo.

Aquel único y dulce aroma que tanto estaba aprendiendo a amar llenó sus fosas nasales y se relajó instantáneamente al reconocerlo como el aroma de su JungKook.

Por culpa de la pesadilla, había creído que JungKook había sido un cruel producto de su imaginación, pero al sentir su calor corporal, al sentir aquellos fuertes brazos rodeándolo y al inhalar su dulce aroma, supo que era real.

—Solo fue un sueño... — Le había dicho JungKook, pero aquello no había sido solo un sueño, aquello había sido un recuerdo.

El recuerdo de lo que había sucedido antes de que lo devolvieran al C.A.E y antes de que su JungKook lo salvara.

Muy despacio, el joven esclavo abrió los ojos y encontró la cara de su nuevo poseedor muy cerca de la suya. Sentía como las respiraciones profundas de su JungKook le daban directo en la cara y sonrió al ver que tenía el cabello alborotado mirando en todas direcciones.

'Es el poseedor más bonito que existe, estoy seguro.' pensó JiMin y se sonrojó al darse cuenta de lo afortunado que era de tener un dueño que era tan bonito por fuera como por dentro.

Con mucho cuidado, se separó del cuerpo dormido de JungKook y se levantó de la cama con más facilidad que la última vez; el descanso estaba teniendo buenos resultados y su cuerpo ya dolía mucho menos.

Y por más que JiMin hubiera deseado quedarse ahí acurrucado a su poseedor por el resto de su vida, sentía que su vejiga iba a explotar y sabía que tenía permiso de ir al baño, así que aprovechó el privilegio.

Cuando terminó y se puso de pie frente en el lavabo, alzó su mirada y se observó en el espejo. Sus ojeras eran mucho menos notables ahora y consideraba que su cara tenía un poco más de color que la última vez que se había visto. Sus ojos seguían del mismo color pero los notaba más brillantes.

Pero lo que más sorprendió a JiMin al verse en el espejo fue la gran sonrisa que parecía estar cocida en sus labios.

No lo podía evitar, se sentía feliz, se sentía a salvo, se sentía agradecido.

Teniendo cuidado de no hacer mucho ruido, JiMin salió del baño y al verificar que su dueño seguía dormido, salió en silencio de la habitación y se dirigió a la cocina.

Al acercarse, pudo escuchar que alguien se movía dentro de la cocina y una ola de nervios lo invadió. No sabía si alguien más vivía allí además de su dueño, de la Dama y de Hye.

Armándose de valor, JiMin se asomó a la cocina y vio a la Dama preparando comida. El ojiazul frunció su ceño; ¿por qué lo estaba haciendo ella en lugar de Hye?

—Buenos días... JiMin, ¿cierto? — Saludó la madre de JungKook al ver al joven esclavo de pie en el marco de la puerta. El ojiazul asintió y ella sonrió. — ¿Tienes hambre?

JiMin negó con su cabeza y abrió la boca para hablar, pero los nervios le ganaron y no pudo articular palabra.

Con una pequeña sonrisa, la madre de JungKook se acercó al chico y levantó su cara poniendo un dedo bajo su barbilla.

Al verla, JiMin se dio cuenta de que los oscuros y bonitos ojos de su dueño habían sido heredados de su madre.

— ¿Qué necesitas? — Preguntó ella con dulzura y JiMin tragó grueso.

—Y-Yo... — Tartamudeó el ojiazul y recordó a su durmiente dueño para armarse de valor. —Yo q-quería prepararle el desayuno al Señor.

La gran sonrisa que invadió la cara de la Dama provocó en JiMin un intenso sonrojo.

—Hye está en el mercado ahorita y yo no soy tan buena cocinera como ella, pero algo podemos lograr juntos. — Dijo ella emocionada y JiMin sintió como una sonrisa se asomaba por sus labios.

De verdad, no había podido tener más suerte cuando fue salvado por tan única familia.

Meper d0nan?

Me centré demasiado en JungKookie y me olvidé que tenía 5 obras más sin actualizar jjdjsjks. Honestamente no actualizaba apresar de que tenía ya todos los capítulos terminados y en borradores porque preferi centrarme en JungKookie y en las lectoras que tengo ahí, HAAAA ESAS MUJERES SE GANARON TODO MI CORAZÓN, y pues me olvidé, pero yayege y voy a actualizar muy seguido y hacer maratón como compensación del mes que no actualice.

También voy a dedicar capítulos a quien comente la frase: "Yayege prras, avran c" así como lo puse uwu ♡

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