
👑🌹 Capítulo 26
El frío de Nueva Orleans nos envuelve el cuerpo en el momento en el que salimos de comisaría. La pistola que he guardado antes de salir en uno de los bolsillos de mi abrigo, me resulta más pesada que de costumbre. Es como si estuviese haciendo fuerza para tirarme al suelo. Me siento como si estuviera transportando una bomba de relojería.
Axel pasa sus dedos alrededor de mi muñeca y pronuncia mi nombre con cautela mientras detiene mi paso. Me giro y le miro a la espera de que continúe hablando; sus cejas están caídas, dándole una expresión de culpabilidad a su rostro. Parece más triste que antes, y no logro comprenderlo. Hemos conseguido el caso de nuevo.
—¿Qué te ocurre? —quiero saber.
Sus ojos se posan en la mano que me tiene sujeta, comienza a aflojar el agarre y a acariciarla con suavidad con las yemas de sus dedos.
—Le he estado dando vueltas a lo que ha dicho tu jefe y creo... creo no estoy siendo justo contigo —confiesa y conecta sus iris con los míos—. No me he parado a pensar en esto lo suficiente. Quiero saber quién ha matado a mi madre, eso está claro. Pero... no puedo haceros esto. —Niega con la cabeza con lentitud—. Me estoy acordando de las razones por las que no quería que siguieras con el caso. Me ha cegado la idea de querer vengar a Margott. Además de que tú ni siquiera estás recuperada.
—Estoy bien, no te preocupes —le quito importancia.
Hago el ademán de continuar con mi camino, pero el agarre de su mano en mi muñeca me lo impide todavía.
—Kelsey, sé totalmente sincera —pide acercándose un poco más a mí—. ¿De verdad quieres hacer esto? ¿O solo has aceptado para no decepcionarme?
Su rostro se endurece, haciendo notable la seriedad en él. Me quedo durante unos instantes en silencio, observando cada parte de su cara mientras pienso bien la respuesta que le estoy a punto de dar. Pienso en decirle que sí, que estoy segura de querer hacer esto, pero me he dado cuenta de que es una mentira que me he creído hasta yo misma.
No quiero hacerlo. Pero tampoco le he dado esa respuesta para no decepcionarle, eso ahora no me importa. Lo que me interesa es la seguridad de todos nosotros. Este es mi trabajo, por eso accedí de primeras. Pero ahora no lo veo tan claro.
—La verdad es que no. No quiero hacer esto, Axel —revelo segura de mi respuesta—. Nos estaríamos poniendo en peligro a todos. Y no pienso tirar todo lo que hemos conseguido a la basura por esta mierda.
Sus dedos liberan mi muñeca con lentitud. Él posa la mirada, completamente abatido, en el suelo.
—Lo siento —me disculpo.
Sé que esto es duro para él. Es su madre y entiendo que quiera saber quién la ha asesinado, pero no puede olvidarse de todo lo que nos impide continuar.
Axel vuelve a mirarme y me muestra una pequeña sonrisa que termina por desvanecerse al poco tiempo. Murmura un "tranquila" que consigo escuchar a pesar del tono tan bajo que ha utilizado y su mano se alza hasta posicionarse en una de mis mejillas con delicadeza, regalándome una caricia; me duele verle así.
—Hagamos una cosa —propongo.
Su ceño se frunce y me presta toda la atención.
—Déjame que hable con el responsable de esto. El jefe —continúo hablando, refiriéndome a Dean—. Si él me asegura que estará todo bajo control, lo haré. Si me dice que no, no pienso seguir.
No obstante, lo más probable es que Dean me obligue a alejarme de esto nuevamente, no creo que me deje investigar. Aunque parezca que quiera deshacerse de la asesina, ya que ella le tiene amenazado. Y ahí está una de las cosas que quiero averiguar: ¿Por qué lo amenaza y con qué? Debe ser algo demasiado importante para él, porque si no esto ya habría acabado antes de empezar.
—¿Estás diciendo que conoces a la persona que mueve los hilos? —Abre los ojos de par en par—. ¿Quién es? Él conoce a la puñetera asesina.
Me maldigo internamente.
—No voy a desvelar su identidad. —Niego y el acentúa el cejo—. Si lo hago, estoy segura de que cometerás una estupidez. Y, como ya te he dicho antes, no pienso arruinar lo que hemos conseguido.
Tras unos instantes en los que no dice nada, simplemente me mira, acaba por soltar un suspiro de rendición.
—¿Cómo piensas contactar con él? —indaga.
—He entrado por esa puerta. —Señalo la entrada de comisaría—. Ya debe estar enterado.
—Vale. —Asiente con la cabeza—. Ten cuidado. Si te hace algo...
—No me va a hacer nada.
De eso estoy segura. Si me quisiese hacer daño, ya me lo hubiese hecho. Tuvo muchas oportunidades y no aprovechó ninguna de ellas.
—Bueno... —Desvía la mirada de la mía durante un par de segundos y luego vuelve a fijarla en mí—. Vayamos a casa de Andriu. Allí está mi hermano y necesito estar con él.
Su mano toma la mía y, tras darme un suave apretón en ella, ambos comenzamos a caminar hacia la casa de la pelo azul. El sonido de mi teléfono móvil hace que me sobresalte levemente; seguro que es mi familia, mi tío o mi madre. Aún no sé ni qué decirles. No puedo contarles la verdad, eso está claro. Lo último que quiero es meterles en problemas a ellos también.
Deslizo mi mano libre por uno de los bolsillos de mi abrigo y, tras coger el móvil, lo saco de forma inmediata antes de que la llamada se corte y descuelgo la llamada; si no les contesto, la cosa irá peor. Cuando mi voz se hace presente al otro lado de la línea, mi tío no tarda en chillar con desesperación al escucharme viva, preguntándome que qué es lo que me ha pasado y por qué no llegué con tiempo al aeropuerto. No se me ocurre otra cosa que decirle que tuve que llevar a Bagheera al veterinario porque se escapó de casa y le atropelló un coche. Hank me muestra su preocupación e insiste en que debería de haberle avisado, pero me invento que me dejé el teléfono cargando en casa de Chelsea. La mentira termina por convencerle, así que nuestra conversación finaliza cuando digo que me quedaré en Nueva Orleans para terminar unos asuntos pendientes.
Al colgar la llamada y guardar el dispositivo donde estaba antes, noto como la mirada de Axel está puesta en mí como si tuviera algo que decirme, pero no llega a pronunciar ni una sola palabra. Williams solamente me da un suave apretón en forma de apoyo y se mantiene en completo silencio conforme avanzamos por las calles, cosa que le agradezco interiormente.
🐈
Axel golpea con los nudillos de una de sus manos la madera de la puerta, provocando que el sonido que este causa resuene por todo el lugar. Entrelazo mis brazos al suyo, el izquierdo, mientras ambos esperamos a que nos abran. A él parece gustarle, ya que sus labios van a parar al lado derecho de mi cabeza.
En el momento en el que la puerta se abre, Andriu aparece en nuestro campo de visión con la piel pálida y el rostro decaído, como si acabase de ver a un fantasma. Hago un rápido escaneo de su cuerpo un tanto confundida, y ahí es cuando me doy cuenta de que sus manos y su ropa están manchadas de sangre.
Subo la mirada hasta la suya de nuevo, asustada por lo que haya podido pasar.
—¿Qué ha pasado? —inquiere Axel con voz temblorosa.
Está igual o incluso más asustado que yo.
—¿Dónde está Lipy? —añade de forma desesperada.
Cuando él pronuncia estas palabras, mi corazón se detiene por unos instantes. Aparto mis brazos de su cuerpo.
—Está aquí, está bien. Tranquilo —habla la pelo azul, devolviéndonos el alma al cuerpo.
Por un momento he pensado lo peor.
—Entonces... ¿De quién...? —cuestiona él desviando la vista hasta la ropa ensangrentada de Andriu.
—De Jayden. —El nombre del dilatas sale de sus carnosos labios con dolor.
Abro los ojos de par en par al mismo tiempo que me vuelvo a aferrar al brazo de Williams. Seguro que le han herido por mi culpa. Se han enterado de que me ha dejado con vida y han ido a por él. ¿Es que esto no puede acabar de una vez? Estoy harta de que mueran por mí. No quiero sentirme culpable toda mi vida. Necesito que esto pare de una maldita vez.
En el momento en el que Andriu se echa a un lado para dejarnos pasar, Phillip aparece en mitad del pasillo para a ver quiénes son las personas que han llegado. Cuando ve que somos nosotros, su rostro se ilumina, una sonrisa en la que muestra toda su dentadura se abre paso por este y, acto seguido, corre hacia los brazos de su hermano mayor.
Axel, en el instante en el que me separo de él para darle mayor movilidad, se acuclilla en el suelo y extiende los brazos a la espera de que el pequeño se acurruque en ellos. El niño enrolla los brazos alrededor de su cuello y su hermano mayor hace lo mismo alrededor de su espalda, lo que les une en un abrazo que trasmite todo el amor que se tienen.
Los ojos de Lipy van a parar a los míos y no puedo evitar sonreírle cuando noto la expresión de alegría que mantiene en su cara. Él grita mi nombre con ilusión, se deshace del agarre de Axel y, en cuanto este se incorpora para que el muchacho pueda acceder a mí con mayor facilidad, rodea mi abdomen con sus delgados brazos con desesperación. Esto provoca que ahogue un quejido de dolor, ya que los golpes me siguen doliendo hasta con un simple roce.
—Lipy, ten más cuidado —le regaña Axel cuando se da cuenta.
Este, al escuchar la voz de su hermano, se separa de mí asustado; el pobre ya ni siquiera se acordaba de lo que me ha pasado. Agarro las mejillas del niño con delicadeza para hacerle saber que no pasa nada, que estoy bien y que no me ha hecho tanto daño como él cree.
—Andriu. —La voz de Fred se hace presente en el lugar.
Todos fijamos la mirada en él, quien se encuentra asomado por la puerta de lo que parece ser el cuarto de baño. Su ropa y manos también están llenas de ese líquido rojizo. Esto consigue asustarme más. Eso es mucha sangre...
—No para de salirle sangre —prosigue él.
—Dejadme a mí —interviene Williams, caminando hacia el baño sin prisa.
La pelo azul, tras cerrar la puerta de su casa a mi espalda, se dirige hacia dicho lugar de forma apresurada. Phillip aparta mis manos de su rostro y, a continuación, entrelaza una de ellas con una de las suyas; se nota que son hermanos, son igual de cariñosos.
Ambos nos dirigimos con pasos lentos hasta donde están los demás. Me posiciono en el lado izquierdo de la puerta, apoyando mi hombro contra el marco de la misma; Lipy suelta mi mano y vuelve a abrazar mi abdomen por el lado derecho, esta vez teniendo más cuidado que antes para no hacerme ningún daño.
Al posar la vista en el interior del cuarto de baño, puedo ver a Jayden sentado sobre la taza del váter, con la cabeza en alto y la sangre resbalando por toda su cara y cuello hasta caer en sus piernas y el suelo. Ann presiona la nariz del dilatas con un trapo que antes, por lo poco que se puede apreciar ya, era blanco. Ahora se ha teñido de rojo.
Andriu se está lavando las manos en el lavabo mientras mira de reojo al herido. Sus ojos muestran lo dolida que está por lo que le han hecho, y no me extraña. Ellos se quieren, aunque ella me haya dicho que no son nada, que es una relación extraña y complicada.
Turner se encuentra apoyado en el marco contrario de la puerta observando cómo Axel se quita el abrigo de encima y lo tira al pasillo, fuera del baño, para que no se ensucie de la sangre que hay por el lugar. Hecho esto, se remanga las mangas de su camiseta.
—Aparta, Ann —le ordena a la pelirroja acercándose un poco más a ellos, para tener mejor acceso al dilatas.
Esta hace lo que le pide, apartando el trapo ensangrentado de la nariz del chico. Axel toma entre sus dedos el mentón de Jayden para poder examinar mejor la nariz. Tiene un aspecto horrible, parece que se la han roto. Y no hablemos del golpe que tiene en su ojo izquierdo, el párpado está hinchado y morado, y su ceja se encuentra partida.
—Esto te va a doler —comentan Axel con seriedad—. Va a haber que colocarte la nariz en su sitio.
Jayden se ríe sin gracia y una mueca de dolor se hace presente en mis labios al escucharle; esto va a ser muy desagradable. Williams lleva sus manos a la nariz del chico y las deja ahí por unos segundos.
—Cuenta hasta tres, por favor te lo pido —suplica Jayden.
Axel rueda los ojos y suelta un sonoro suspiro.
—Uno. —Apenas comienza a contar y sus manos se mueven hacia el lado izquierdo de golpe, provocando que un grito ensordecedor salga de los adentros del dilatas.
Este se lleva las manos hasta la zona dolorida. Su cara grita dolor por todos sus poros.
—¿¡Qué coño ha pasado con el dos y el tres, eh!? —se queja Jayden entre lágrimas.
—Esos dos números solo iban a hacer las cosas más difíciles —contesta Axel metiendo las manos bajo el agua del grifo para limpiarse la sangre—. Duele menos cuando no te lo esperas.
El dilatas niega con la cabeza, no muy convencido de la respuesta que le han dado, mientras sigue sujetándose la nariz, como si esta se le fuese a caer en cualquier momento. Andriu le tiende una toalla para que se limpie la cara, él la acepta de forma inmediata y comienza a hacer lo propio entre quejidos de aflicción.
—¿Qué es lo que te ha pasado? —inquiero con la esperanza de que no haya sido por mi culpa.
Aunque algo muy en el fondo me dice que sí lo ha sido.
—Se han enterado de que te he dejado con vida —responde apartándose la toalla de la cara—. Quieren matarte sin importar a quien se lleven por delante. En esto ya no hay familia que valga.
Aprieto a Phillip contra mi cuerpo con la intención de buscar consuelo en él; van a acabar muriendo todos por mi culpa.
—Por cierto, Axel. Hay una cosa que debes saber —le avisa Jayden.
Él, al escuchar su nombre, pone toda su atención en el dilatas, a la espera de que continúe hablando.
—Los jefes quieren a Phillip en el negocio —prosigue—. Quieren que haga la novatada.
El lugar se queda en completo silencio. Puedo llegar a escuchar los latidos de mi corazón en mis sienes. Noto como el hermano de Axel ha comenzado a temblar y, lo único que se me ocurre hacer, es abrazarle con más fuerza. Todos estamos con una expresión de estupor y miedo plantada en nuestras caras. Sin embargo, la de Williams ahora mismo se asemeja bastante a la de alguien que quiere acabar con todo a su alrededor.
—Mi padre y yo hicimos todo lo que se nos pidió para evitar eso —espeta Axel con odio—. ¡Hicimos un trato!
—Parece mentira que no los conozcas. —Suspira el dilatas—. Buscan joderte, Axel. Y más ahora que saben que tienes algún tipo de relación con Kelsey.
—No voy a dejar que les ponga un dedo encima ni a mi hermano ni a mi novia —sentencia apretando los puños a ambos lados de su torso—. Antes tendrán que pasar por encima de mí.
Su ceño está fruncido y la vena de su cuello lucha por no estallar en este mismo instante.
No puedo evitar sorprenderme por una de las palabras que ha soltado en este momento: "novia". Ni siquiera hemos hablado sobre ello después de todo, aunque bueno, no es que me queje, de hecho, me gusta la idea. Él ya sabe quién soy, me está conociendo poco a poco y ya no tengo problema alguno en negarme a ello. Tal vez, mantener una relación seria con él, no esté nada mal.
—Y de mí —interviene Fred, cruzando los brazos sobre su pecho.
—Y de nosotras. —Se une Ann mientras se posiciona al lado de su hermana, quien asiente con la cabeza afirmando las palabras de la pelirroja.
Todos los presentes nos observamos mutuamente, aunque Axel parece estar sorprendido, al igual que yo; no esperaba que todos fuesen a ofrecerse para protegernos.
—De mí también. —La voz de Jayden vuelve a hacerse presente en el lugar, lo que provoca que fijemos la vista en él—. Paso de seguir escondiéndome.
Esto me lo esperaba menos.
—Y tengo un plan con el que empezar todo esto. —Se relame los labios de una forma que da miedo—. Echemos abajo el polideportivo.
Su retorcida sonrisa se ensancha.
—Con eso se acabarán las novatadas —comenta Turner, apoyando la idea del dilatas—. No solo liberaremos a Phillip de hacer esto, si no a mucha más gente.
Axel apoya su trasero en la encimera del lavabo mientras se cruza de brazos. Mantiene la vista pegada en el suelo, pensando detenidamente en lo que han dicho. Luego de unos pocos segundos, alza la mirada y dice lo siguiente:
—Vale. Hagámoslo.
—Hay un lugar en el que podemos planear todo esto —habla Andriu—. El local en el que nos escondimos, ¿recuerdas, Kelsey?
Asiento con la cabeza en cuanto sus ojos se posan en mí.
—Ann y yo iremos a arreglarlo. Ese será nuestro refugio —agrega.
Jayden aplaude con lentitud unas cuantas veces, aún con esa sonrisa de gato pegada en la cara. Cuando es consciente de que todos le estamos prestando atención, dice una frase que se me queda grabada a fuego en la memoria.
—Pues que empiece la rebelión.
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