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Capitulo 1

Y en últimas noticias, el juicio que se llevó a cabo hace menos de una semana, en contra del señor “Evans Isaac” ha Sido desestimado totalmente por falta de pruebas que lo vinculen directamente con el caso en cuestión… —se oyó desde el televisor aquella noticia, mientras una foto poco agradable del sujeto nombrado por la periodista se mostraba ante el mundo. —. Si bien, las autoridades y televidentes demostraron su descontento con una noticia tan desgarradora cómo está, en el juicio nunca pudieron hallar una prueba contundente que refuerce las acusaciones hacia el Señor Isaac Evans…

     La chica sentada sobre aquel sofá de tela oscura, escucha cada palabra que salía de la boca; pintada con un labial muy brillante de la mujer periodista, acurrucada mientras sus rodillas presionan su pecho poco voluptuoso y mantenía su cabeza reposada sobre ellas, mientras una de sus manos, estirada levemente hacia arriba, sostenía entre sus dedos el control remoto del televisor dispuesto a ser utilizado por ella y cambiar de canal.

    El rostro de la muchacha solo era iluminada por aquella pantalla del dispositivo eléctrico frente a ella, en el cual, seguían debatiendo sin argumentos válidos el caso del juicio desestimado. Aquella noticia, debía de alegrarla y agasajar a su propio padre de que el juicio en contra de él se anulará, pero su rostro desolado y las ojeras más que marcadas bajo sus ojos, demostraban el cansancio por lo sucedido.

¿No entiendo cómo pudieron anular un juicio como este?.

    El noticiero seguían hablando y hablando.

No hay pruebas… no hay nada que vincule a este señor con el caso… ¿pero, por qué dejarlo libre?. Aunque en el juicio no mostraron pruebas eficientes para encerrarlo, es más que evidente, que "Evans Isaac" es un criminal. Hasta la misma policía afirma la participación de este sujeto en el caso.

<<Son solo calumnias… >> pensó la chica aún mirando el Televisor encendido. Cansada de las falsedades.

—¿Creen que el juez halla sido comprado?... Digo, por qué el señor Evans no dispone de una economía muy estable en estos momentos.

—Posiblemente, Caroline aunque el señor Isaac no disponga de capital, de seguro tiene contactos dentro de la justicia. Y hay quién dice, que quizás todo el juicio  fue arreglado para dejar libre a Isaac. El abogado contratado para defenderlo en la corte, se rumorea que es experto en “mentir”, Aunque nunca lo hemos visto en acción en una corte de estás magnitudes.

—No puedo creerlo, además de difamar a mi padre, también meten en la misma bolsa de basura al señor Caleb.

    La chica suspira con frustración por las palabras injuriosas de los periodistas descerebrados que debatían sacando sus propias conclusiones en televisión publica.

Deberían de volver a encar…

—Ya basta. —el botón para cambiar el canal del televisor fue apretado por uno de sus dedos. Dejando a media palabras a los periodistas embusteros. —. Solo saben decir sandeces.

      La chica con pocas ganas de pensar en que debería de cumplir con sus responsabilidades, se tira sobre el sofá, golpeando el lado izquierdo de su cuerpo  y estira su brazo sobre su cabeza hasta una de las mesas de café a un costado de ella. Tomo su teléfono del lugar y apunto la pantalla previamente encendida del dispositivo hacia su cara para chequear los mensajes en él, cuáles, aparecían como primera plana en la pantalla de inicio del dispositivo. 

—Tonterías, mentiras, amenazas… —Iba diciendo ella, moviendo su dedo de lado sobre la pantalla táctil, eliminando de su visión las notificaciones de mensajes poco agradables. —. Nada nuevo…

La chica miro por último el reloj en el centro del teléfono, captando la hora que marcaba.

—Ya son las 7:30. —lanzo un suspiro y pasó sus manos por su cuello, mientras su cara se marcaba el disgusto por la hora señalada —. Debería de apresurarme y no llegar tarde.

     La chica se levanta con pesadez del sofá y tiró con poco cuidado su teléfono sobre este mismo, causando que el móvil rebotará varias veces sobre los  almohadones del mueble.
Ofuscada, pasa una mano por sus cabeza acomodando un poco el desorden de su cabellera castaña y vuelve a recoge el teléfono que había lanzado. El móvil en su mano vibra y se oye una melodía alegre de los altavoces. Gira el teléfono sujeta entre sus dedos y observa el nombre que se mostraba en medio de la pantalla.
El teléfono no dejaba de sonar mientras ella aún mantenía su mirada firme en el nombre. Respira profundo y con un movimiento rápido desliza el icono verde del teléfono, atendiendo a la insistente llamada.

—Papá, ¿estás bien?... —pregunto ella. —¿Sucedió algo malo?.

    La muchacha intentaba a toda costa sonar lo más serena posible, pero su preocupación transformada en voz, la delató de inmediato.

—No, no, Alex. Estoy bien, no te preocupes. Pronto pasaré por tu departamento, ¿Si?. Sé que todo esto te preocupa y en verdad siento haberte hecho pasar todo esto. De seguro... El bullying en la escuela se ha vuelto más difícil, ¿verdad?.

    Una risa apagada se oye por el altavoz.

—Papá, no fue tu culpa, entiéndelo. Además, esos ineptos del colegio pueden irse bien…

—Alex, no digas palabrotas, yo no te eduque de ese modo.

—Bien, discúlpame. —Aunque ella no pudiera verlo, se imagino que detrás de la pantalla, el hombre que la engendro sonría con sinceridad. —Entonces, ¿A qué hora estarás aqui?.

—Como a las 18:00 quizás. Te prepararé deliciosa comida para que crezcas fuerte y sana, para la cena—río desde el otro lado de la línea.

    Alex sonrió satisfecha.

—Y Alex… lo siento nuevamente. Nos vemos en la tarde.

    La comunicación del teléfono se corta después de despedirse ambas partes. Alex sonríe mirando el teléfono como si fuera su mismísimo padre frente a ella, pero sus ojos curvados ante la expresión en su rostro se abren en grande al notar la hora esta vez marcada en el reloj de la pantalla táctil.

—Mierda… ya es tarde.

    Las 7:45am. Una hora muy apretada para la chica, quien soltó el teléfono de golpe volviendo a caer sobre el sofá y rebotar varias veces. Corrió hasta el baño de la casa justo a un lado de la apretada cocina,  que poseía el diminuto apartamento que le pertenecía. Tomo el pomo de la puerta semi-abierta del de la respectiva habitación, terminando por abrirla al completo. Miro su aspecto poco atractivo en el espejo y con rapidez agarro su cepillo de dientes y un poco de pasta dental, para lavar su boca en menos de 1 minuto. Posteriormente, tomo un peine y cepillo su cabellera enmarañada para atarlo en una coleta alta y acomodando con el mismo peine, el fleco corto que caía por su frente tapando sus cejas tupidas.

    Corrió al armario al salir del cuarto de baño y se colocó la ropa previamente preparada la noche anterior, siendo estos un par de jean y camiseta simple a rayas. Después de haber terminado de vestirse, miro su apariencia en el espejo a un lado y sin alegrarse de lo que veía en el reflejo, suspiro pesadamente, apretando sus labios disconforme por la situación.

    Sin dudas el caso del juicio de su padre, tomo un gran protagónico en sus vidas, lo que molestaba de más a la chica de pocos cabales y una actitud tan indiferente ante los demás. Y por culpa de ello, muchas personas intentaban no acercarse ni cruzar palabra con ella ni con su padre, haciendo que su vida en esta nueva ciudad se haga más difícil y pesada de llevar.

—Un día más de tortura, al parecer. —Le dice a su propio reflejo.

    Aparto su mirada del espejo y la dirige hasta su mochila tirada sobre un mueble justo a su lado. Lo toma para colgarla sobre su hombro derecho y vuelve a echar un último vistazo rápido a lo que se mostraba en aquel vidrio. Respira hondo, calmando sus emociones y suelta todo el aire contenido en sus pulmones para desestresar su cuerpo entero.
Sin esperar más, dirige sus pasos firmes hasta el sofá en el centro de la habitación y toma con rapidez el teléfono que había soltado abruptamente en los almohadones del mueble. Abre la parte delantera de uno de los bolsillos de la mochila y tira el aparato en ese lugar oscuro y sucio, cerrando la cremallera para volver a colocar la mochila sobre su hombro. Después gira sobre sus talones y toma unas llaves del un cajón de la mesa de café, haciéndolas tintinear al chocar entre si, volviendo a dirigir sus pasos hasta la puerta de salida de su apartamento.

    Gira el pomo de la puerta encerrado en su mano y salió de la habitación ya preparada y mentalizada para el día que debía de tener; nuevamente aguantando a medio mundo, con preguntas absurda y descabelladas.

    La puerta de entrada se cerró con ayuda de Alex, quien posteriormente fijo una de las llaves en la cerradura, girando para trabar el apartamento. En eso, el sonido del chillido de la puerta vecina abriéndose, llamo su atención.

    Una mujer adulta y muy bien presentable, sale del departamento. La mujer que apenas Alex conocía, cruzaron miradas durante un segundo, llevándose por parte de aquella dama un desagradable gesto de disconformidad. Alex bufo comprendiendo a qué se debía esa expresión y evitó volver a echar mirada con su vecina.

    Se aseguró por última vez que la puerta de su hogar estuviera correctamente cerrada y camino por el extenso pasillo directo a las escaleras de salida del edificio. Ignorando totalmente la mirada pesada de aquella mujer sobre ella, quien parecía examinarla al completo con algo de terror.

[…]


—¡Cariño! —La voz de una mujer se dejó oír tras una puerta de la habitación. —Apresúrate o te dejare aquí.

     Esa misma puerta fue tocada dos veces con suavidad, por los nudillos de la misma mujer tras terminar de hablar. El muchacho en el interior de la habitación se apresuro a recoger su mochila y mirar su reflejo en aquel espejo cerca de del ventanal de su cuarto. Acomodo su cabello oscuro y miro por la ventana, observando como su madre le hacía señas con las manos en el aire, apuntando frenéticamente el coche gris.

    El muchacho se apresura para llegar hasta la puerta, salió por ella y corrió por el corto pasillo hasta la sala principal de la casa. Tomo la puerta de salida, cruzo por ella y se fue directo al coche que aun se mantenía estático en el aparcamiento de su garaje.

—Hermanito, llegaré tarde por tu culpa —una niña con poca paciencia, se enfrentó con molestia al muchacho. —. Y mamá también.

—Lo siento, de verdad.

La madre del muchacho abrió la puerta del coche y se metió en él, al ver a su hijo donde ellos.

—Ya entra.

El chico asiente feliz y corre hasta el otro lado del automóvil.

—¿Estás nervioso por tu primer día, Eddie?. —menciona la niña, al ver a su hermano mayor tomar asiento justo a su lado.

—No. —respondió, intentando sonar calmado.

—No… se te ve muy convencido.

Su pequeña hermana termino lanzando una risa burlona por la expresión tan, ¿Inocente? del muchacho.

—Oh, mi hermanito esta nervioso por ser el nuevo oh.

La niña burlona tomo sus manos y las posicionó bajo su mejilla para mecerlas intentando demostrar ternura.

—Ya basta, Jody. Si tú fueras nueva en el instituto, seguro te pondrías más nerviosa que yo.

—No lo creo, es imposible.

—¿Imposible?, Nunca digas que es imposible, Jody. ¿Te acuerdas en quinto del colegio, cuando lloraste por qué nadie te hacía caso?. —sonrió victorioso.

—No lo recuerdo —dice ella, ignorándolo por completo.

—¿Que no lo recuerdas?. —cuestionó ante la indiferencia de su hermana —. “Eddie, Eddie, nadie quiere hablarme, bua, bua”… —sollozo como dramático.

     Jody aprieta los labios con furia y sus ojos se abren en gran escala, Al ver la mala actuación de su hermano sobre ella. 

—¡Mamá, Eddie está molestándome!.

     Jody al perder el tonto juego de peleas de hermanos, no quedo de otra que recurrir a su madre, en el asiento delantero del coche, quien se mantenía atenta a papeles en folios que intentaba terminar de leerlos y guardarlos en la guantera.

—No es mi culpa que seas una llorona. —refunfuño el chico.

—Y yo no tengo la culpa que seas un tonto sensible. —la niña frunció su ceño.

—¿Tonto sensible? —se mostró confuso —En todo caso, ese sería tu cantante favorito.

Jody, sorprendida por saber que su hermano había metido a su ídolo favorito del Pop musical en la conversación, era un pecado más grande que podía hacer una persona a demás de matar a otra en este mundo.

—Retira lo dicho, Eddie.

Miro amenazante.

—Oblígame, niña.

La desafío.

    Jody harta de que su hermano mayor se metiera siempre con los gustos de ella, salto sobre el y tomo por el cabello del muchacho. Eddie grito del dolor, al sentir como su melena corta era estirada con fuerza por una niña menor que el.

    Eddie, agarro las manos pequeñas de su hermana que jalaban sus cabellos e intento quitársela de encima como podía, quejándose por el dolor intenso que la niña le proporcionaba en su pobre cabeza.

—¡Te lo he dicho, tonto. Que te retractaras de lo que dijiste de Bloody, idiota!.

—¡Estás loca, Jody. Suéltame!.

—¡No!, ¡No lo haré!.

    El coche, ante la pelea tan intensa de los hermanos, se mecía de lado a lado por los movimientos en su interior. Su madre intentando mantener la calma y no gritar de la frustración para que todo el vecindario se enterará de que el par de niños que le pertenecía se desconocían entre ellos, golpeó el asiento del copiloto con tanta fuerza, que aquel objeto se movió hacia atrás produciendo un grabé y hueco sonido. La atención de los muchachos en los asientos traseros se centro en aquel brazo estirado frente a ellos que pertenecía a la mujer que los crío.

—Acaso quieren un castigo para ambos.

    La mujer gira su rostro, mostrando en el una alegre sonrisa, pero, un poco macabra para Eddie y Jody. Quienes con cuidado lograron separarse de su rival y acomodarse entre si sus cabellos y ropa volviendo al estado normal.

    Ambos chicos, terminaron por acomodarse en sus asientos, colocándose sus respectivos cinturones de seguridad siendo seguidos por aquellos penetrantes y grises ojos de su madre.

    Eddie y Jody sonrieron sin malicia a su madre, aparentando ser dos ángeles que les acaban de otorgar sus alas doradas de buena voluntad.

—Bien, así me gustan más, mis cariñitos —dice la mujer volviendo a apoyar su espalda en el asiento.

    Al ver que su madre, bajo su vista para colocar las respectivas llave del coche y girarlo sobre la cerradora, encendiendo de una vez por todas el vehículo. Los hermanos lograron echarse una rápida mirada desafiante y levantar por un micro segundo el dedo del medio de sus manos.

—Los estoy observando, muchachos. —Se escucho con irritación, ajustándolos una vez más.

    El coche se pone en marcha en un solo giro de llave y  retrocede con cuidado hasta quedar fuera de la acera peatonal. La mujer acomoda el vehículo en una posición correcta y comenzó a conducir con moderación por las calles de la nueva ciudad.

   Un lugar totalmente nuevo para la familia, y más, para aquel muchacho recién llegado de la ciudad vecina.

    Eddie, aprieta el botón de la ventana trasera, justo donde el se había sentado, bajando el vidrio transparente Y apreciar con más cuidado, cada detalle de su nuevo barrio. Las casa del lugar eran bonitas y arquitectónica mente fascinantes para unos ojos jóvenes como los de el. El viento cálido que se adentraba por la ventana, desacomodo el cabello oscuro del muchacho.

    Los edificios y casas, iban pasando y pasando a más velocidad por el coche acelerado, apreciando cada vez menos los bellos murales callejeros y grafitis con notas vulgares o patrióticas.
Eddie, mira a su hermana sentada a su lado; quien se había puesto los auriculares y música a todo volumen, logrando captar en sus sensibles oídos, la música alegre del cantante favorito de Jody, Bloody.
Girando sus ojos, devolvió su vista fuera del coche, aunque era una hora temprana y justa para aquellos que debían de realizar sus labores, las calles por donde pasaban, estaban algo desérticas. Eddie, lanzo al aire un suspiro cansado, seguido de un largo bostezo.

<<Quisiera seguir durmiendo>>

    Cerró sus ojos por unos minutos, disfrutando de la brisa refrescante y la luz cálida que se metía por esa ventana, dónde había apoyado su cabeza para descansar.

    Abrió nuevamente sus párpados cansados, logrando captar de primera vista a una, única, chica sentada sobre un banco en la parada de autobuses. Sus miradas quedar fijas en menos de un segundo, logrando llevar a todo el cuerpo de Eddie, una electrizante sensación. Pero, durante ese momento, el tiempo parecía detenerse por el cruce tan repentino de los dos jóvenes.

—Que extraño… —susurró, pensando que lo había pensado.

—¿Que es lo extraño, Eddie?.

    Su madre logro escuchar su repentina frase.

—Oh, no es nada, solo vi un extraño cartel. —se excusa ante su madre y sonríe amable para que ella no preguntara.

    Pero, ¿Por qué intentaba esconder la presencia tan extraña de aquella chica?. No la conocía en absoluto, pero la mirada que logro captar en ella, lo hacía sentir raro al solo recordarla.

<<¿Triste?…>> pensó.

    Su vista se fijó una vez más en el exterior, procurando olvidar la extraña sensación que sintió hace minutos. Intentando mantenerse calmado y despierto durante el resto del viaje en coche hasta su nuevo Instituto.

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Hola! \^∆^/

¿Que les pareció el primer capitulo?...
Yo sé que no soy para nada buena en esto, pero estoy intentando en mejor mi escritura. Por lo que esta historia a parte de ser una practica e intentar terminarla por lo que cueste. También es algo que hago para deshacerme un poco de mi estado ansioso que tengo desde hace meses.

Por lo que quizás se vuelva un poco Cliché en algunas partes por qué después de todo esta historia será de romance.

Pero Esto me ayuda a despejar mi mente UwU.

Sin más.

El próximo capítulo, ya saben, saldrán los días sábados o bueno intentaré que salgan en ese día, no importa la hora.

Esperenlo!!!

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