C I N C O
~ MARTES... ~
El día fue aburrido, hubo poca clientela y poca mercancía que acomodar. Para distraerse, Mike sacudió el polvo de las piezas cercanas. Siempre estuvo en mostrador, aunque no hubiera clientes por atender. Le gustaba estar ahí, pues aparte de ser el lugar más cercano a la vista exterior, también era el sitio donde tenía más acceso a la oficina improvisada de Javier, que seguía en la misma esquina en caso de que el novato necesitase su ayuda.
Desde ahí, Mike podía verlo trabajar, escribiendo en su laptop y frunciendo el ceño cada vez que realizaba alguna llamada telefónica. También era divertido verlo frustarse de vez en cuando. A Mike le era imposible pasar inadvertida su curiosidad, mas nunca preguntó el motivo de su enfado; Javier ya se veía bastante estresado lidiando con sus asuntos para tener que aguantar las preguntas de un niño entrometido.
La campanilla de la puerta avisó a un nuevo cliente. A Mike le sorprendió la repentina visita: al otro lado del mostrador, Timba le miraba con una sonrisa tímida y una expresión nerviosa, con sus ojos claros buscando mirar a cualquier lugar menos a al cajero.
-Buen día, Timba -saludó Mike con buen humor, pese a su propio nerviosismo-, ¿vienes en busca de una antigüedad?
-Buenos días... No, realmente no. Hoy entro tarde a la facultad, así que pensé en venir a ver si necesitaban ayuda.
-Gracias, Timba -respondió Javier desde su escritorio, usando unas gafas delgadas-. Pero no hay mucho que hacer. Tampoco hay mercancía nueva en la bodega.
-Ha estado muy aburrido -le dijo Mike, en susurros para que el jefe no escuchara. Timba sonrió divertido por el comentario.
-Que lástima, yo no tengo nada que hacer hasta dentro de dos horas. Mi profesora tiene una junta. Incluso desayuné rápido para venir a apoyar a mi amigo en su tienda.
-Bueno, si no quieres ir a la facultad todavía, puedes quedarte a hacerle compañía a Mike. Puedo ver que el pobre está desesperado por hacer algo.
-Es un trauma, lo siento -confesó avergonzado-. Si no me mantengo ocupado, me siento inútil.
-No lo eres, Mike -se apresuró a decir el pelinegro, todavía sin llevantarse del escritorio-. Ustedes ocupense, yo todavía debo terminar mis pendientes. Y de hecho, ya que Timba está aquí, puedo aprovechar para ir a la bodega. Me siento menos presionado allá. ¿Te parece bien, Mike?
-Muy bien -mintió. Siendo honestos, estar cerca del ex-empleado le hacía sentir nervioso.
Javier se despidió y marchó hasta la bodega de inmediato, Rubén permaneció un rato más sin ser capaz de fijar la mirada en Mike, pero eventualmente se terminó recargando en el mostrador viéndole como un cachorro desamparado.
-¿Debería... Disculparme una vez más o simplemente fingir que estamos bien?
-No tenemos que fingir, Timba. Te dije que yo no tenía problemas -se burló. Le dio más gracia notar su puchero.
-Comoquiera me da pena.
Decidió ahorrarle algo de vergüenza y cambiar de tema, esperando que así se diera cuenta de que no le importaba.
-¿Vienes a ayudar a Javier en tus ratos libres?
-Si, trato de venir cuando no tengo tareas o tengo algún rato libre, porque sé bien que tiene escases de empleados desde hace meses. No es la primera vez que vengo y no hay nada que hacer. Cuando eso pasaba, me quedaba a hacerle compañía, debe ser aburrido estar ocho horas trabajando solo.
-¿Extrañas trabajar con él?
-Si -sonrió con nostalgia-, es un buen jefe.
-Asumo que tú eres el empleado al que echaron -dijo Mike y Timba lo miró apenado, asintiendo leve. No era algo que le orgullesía, al parecer-. Si no te molesta, ¿puedo saber por qué?
-¿Qué te han dicho los demás?
-Bueno, no me cuentan nada especifico, supongo que no quieren perjudicarte.
-Yo... Me llevé algunas mercancias. No fue mi mejor momento -bromeó, pero por su expresión era evidente que no lo encontraba divertido. Mike se mantuvo neutro, evitando cualquier gesto que le hiciera sentir juzgado-. Aunque me vino bien estar fuera, desde que no trabajo puedo esforzarme más en la universidad y sacar mejores calificaciones.
Timba cumplió su palabra y se quedó en mostrador con él hasta que tuvo que retirarse. Charlaron sobre sus necesidades de la universidad y Mike le recordó que no estaba estudiando por el momento, que tuvo que abandonar sus estudios al salir de su ciudad natal, pero que esperaba retomarlos en cuanto pudiera solventarse económicamente.
-¿Tú... Tienes pensado vivir aquí de ahora en adelante? -le cuestionó Timba, intrigado por el estilo de vida del muchacho pero sin afán de ser demasiado entrometido. Mike resopló antes de responder.
-Ese es mi plan. A menos de que las cosas con mi familia empeoren.
-En ese caso... ¿Qué harás?
-Supongo que volver.
Timba quiso seguir indagando. ¿En qué contexto puede ser mejor opción volver al lugar que te hizo daño? Sin embargo, se abstuvo de preguntar más, aquello ya no tenía que ver con él. Además, ya tenía que retirarse.
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