Segundas oportunidades
LIAN
Tenía que hablar, tenía que hacerlo, no podía dejar que se burlarán de ella. No sé quien era porque no conozco a nadie, pero aún así, el profesor tocó uno de mis temas favoritos y no pude quedarme callado.
- Al parecer el chico nuevo sabe mucho del tema, porque no nos hace el favor de presentarse para que todos lo conozcan-. Escucho decir al profesor. Que atento, tal vez debí quedarme callado.
-Vale-. Trago, me pongo de pie y me dirijo al frente de todos para presentarme.
Hay muchas caras, no pude contar un estimado porque cuando estaban entrando a la sala Ray me contaba cuales son los platos exquisitos y de los que no tengo que pedir en el comedor del instituto.
-Bueno, me llamo Lian Carter y eso es todo lo que se necesita ¿no?-. Miro al profesor deseando que no me haga decir nada más.
-Si, es todo, puedes volver a tu puesto-. Que alivio, suspiro en respuesta y volteo la mirada esta vez para mirar a los que ahora son mis compañeros.
Observo las distintas caras que se encuentran en la clase y me topo con esos ojos verdes, verdes tan intensos que están mirándome. Parece sorprendida, al igual que yo. ¿Como es esto posible?
Trato de no caerme, sería fatal dada las circunstancias.
Me dirijo a mi asiento tratando de asimilar la situación.
Estamos en la misma clase, ¿en qué otras clases nos toparemos de nuevo?. Es obra del destino, o es sólo una casualidad, si así es, tremenda casualidad de la vida.
El profesor comienza su clase y no puedo esperar para recolectar información sobre esa chica.
Trato de que Ray voltee sólo tocándolo con la vista pero no lo logro. Está muy entretenido con los libros.
Miro hacia todos lados.
-Psspss-. Miro de reojo a Ray y este se encuentra concentrado copiando lo del pizarrón.
-Ey Ray.. Amigo-. Digo susurrando consiguiendo su atención.
-¿Por qué susurramos?-. susurra en respuesta.
- Es que quiero saber el nombre de una chica-. Y cuando digo la palabra "chica" susurro más bajo.
-Qué dices viejo habla más fuerte-.
-La chica, la que llegó tarde-. Digo haciendo señas con el dedo.
Ray voltea sin disimular siquiera y le pellizco el brazo y le dedico una cara asesina.
-Aaauch-. Se queja del dolor
-Qué te pasa, ¡disimula!.
-Viejo, hay varias chicas en esta sala y te vienes a fijar en ella-. Dice y niego con la cabeza confundido.
-Su nombre es Adnes, no socializa con nadie y no te topes por su camino viejo, hablo enserio.
Así que Adnes.
-¿Por qué?-. Digo y no aguanto la risa. No creo que sea radiactiva o tenga espinas en su cuerpo.
-Lian..- Dice y lo interrumpo con una seña.
-Observa y aprende mi pequeño saltamontes-. Le guiño un ojo y tiro mi lápiz en dirección a Adnes disimuladamente, observo como le cae justo a los pies, no se dio de cuenta así que me levanto y me acerco a su asiento, nervioso.
-Hey, que tal ¿como estás?.
No recibo respuestas, ni siquiera aparta la vista de su libreta.
-Soy Lian, mucho gusto-. Alargo una sonrisa y estiro mi mano esperando que extienda la suya.
No lo hace. Nos invade una larga pausa.
-Ya te presentaste en frente de la clase ¿no? O me crees sorda-. Dice y tira de mi lápiz con el pie. Por lo menos ha dicho algo. Pienso.
La miro y no aparta su mirada.
Le dedico una sonrisa y recojo el lápiz. Mis intentos fueron fallidos, pero no será el fin. El fin sólo llega cuando las esperanzas están perdidas y los luchadores como yo no desisten tan fácilmente.
Me regreso al asiento y Ray niega con la cabeza sin apartar la mirada del libro que está leyendo.
-Te lo dije Lian, caso perdido-. Cierra el libro y me mira fijamente.- Ahora te cuento lo que sé, desde que la conozco, siempre ha sido así, al principio tuvo problemas con otras chicas, se peleó con una de otro año, es novia de él chico más malo que ha podido pisar el instituto, si alguno de los que están en su pandilla te ven que te le acercas eres hombre muerto. Sin contar que no entras en su estatus social.. No te le acerques amigo, es por tu bien.
-Vale, esta bien Ray-. Digo pero no sé si pueda cumplir tal cosa.
Lo siguiente fue copiar lo que estaba escrito en la pizarra y acatar a lo que está pidiendo el profesor para la siguiente clase. Un viejo cascarrabias de poca estatura y un mostacho más negro que su calva. Algo cliché en cuanto a profesores.
...
Termina la clase y camino hacia la siguiente clase, Ray esta vez no me acompañar, dado que el no aplicó para entrar en el equipo de fútbol , desde que lo vi me dio la impresión de que no hacía ningún deporte. Maco fue quien agregó el fut a las clases porque dice que soy bueno y desde siempre nos ha gustado, nos la pasábamos jugando todas las tardes en el patio de la casa.
Me dirijo afuera, a la cancha y noto ya como se acercan personas a donde lo que creo que es el profesor, lo deduzco por su silbato, su gorra y la vestimenta, es muy cliché y clásico. También puedo deducir cuales son los jugadores del equipo y los nuevos que aplicarán como yo.
Todos hacemos un círculo y escuchamos lo que dice el entrenador.
-Bueno muchachos, les doy la bienvenida, en este día el que no esté dispuesto a dar el 110% en los entrenamientos y en el partido de exhibición, es mejor que se regrese por donde vino. Para ser parte del equipo tienen que sacar las garras, luchar con todo porque la cancha es una selva en donde se tiene que sobrevivir y jugar vivo. Nada de maricadas en la cancha. Somos los tigres, rujan como uno-. Dice y le hace seña al capitán del equipo para que diga unas palabras de aliento y se retira.
Este empieza a dar su discurso poniendo cara de malo y mirando a todos los nuevos para causarles miedo. Lo que me hace gracia y este se da cuenta.
-De qué te ríes niñata, ¿te di permiso siquiera de pestañear?-. Y se me acerca tanto que puedo sentir su respiración.
Si de algo estoy seguro es de que, pasarás por sabio si no abres los labios.
Enarqué una ceja sin cambiar mi expresión y este se enfadó mucho más.
-Veremos que puedes hacer en la cancha-. dice y pega con fuerza un chaleco en mi pecho.
-Cada uno agarre un chaleco y vayan a vestidores, tienen 1 minuto perdedores. ¡¡QUE ESPERAN MUEVAN EL CULO!!.
Llego a vestidores y veo muchas caras nerviosas y emocionadas. Saco del bolso los tacos que Maco me compró. Fue una de las primeras cosas de las que hablamos cuando estaba el plan de cambiarme de instituto y fue lo primero que compró, hasta una foto mandó para que las viera.
Me pongo el short del equipo, me quito la camisa y me coloco el chaleco y los tacos.
Me dirijo a la cancha nuevamente y me coloco en una fila.
Empieza la prueba para optar un puesto en el equipo
...
Ya solo falta el partido de exhibición y hacen un equipo con los que ya están y los que quedaron seleccionados. En donde fui uno de los once jugadores.
Nos repartimos los roles y quedo en el puesto de medio campista por la banda izquierda. En este partido nos juzgará el entrenador y será quien elija a cinco para el equipo.
Termina el partido y queda el marcador 3-1 a favor de los nuevos. Los chicos me aplaudieron y quedaron complacidos con mi actuación. Di una asistencia y marqué un gol de tiro libre. Lo que emputó al capitán echándole la culpa a su equipo, sin contar las veces que lo amagué cuando me marcaba.
-Que carajos te pasa Cooper, ganaron al equipo por goleada, debería darles vergüenza- El entrenador se oye molesto. Da la orden para que nos retiremos.
Empiezo a caminar y me detiene la voz del entrenador.
-Oye tú-. Volteo y asiento con la cabeza- ¿Cómo te llamas?.
-Lian señor, Lian Carter.
-Carter, muy buen trabajo en la cancha. Chicos esperen a los resultados, pueden retirarse.
Y ya sólo faltan horas para salir, me tomo una ducha en vestidores. Veo la hora en mi reloj y ya es hora de almuerzo, así que me dirijo al comedor del instituto.
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