Merchant, 02 de junio de 1908

Con la llegada de la época más fría del invierno, llegó también el regreso de Nicholas a casa. Pasaría una semana completa con su familia antes de regresar al puerto a continuar con su servicio. Y —para la alegría de todos, menos su padre— había vuelto trayendo buenas noticias: se había convertido en alférez. Lo que significaba que ahora era un oficial subalterno de la marina nacional. Pese a su preocupación y desencanto, Theodore lo felicitó como todo buen padre debería. Sacudió su mano, lo miró a los ojos y le dijo que estaba orgulloso de su trabajo.

Janeth también había sido invitada a la fiesta de regreso llevada a cabo en la residencia Gauvain y le expresó su admiración por sus esfuerzos con genuinidad. Ella y Nicholas se llevaban muy bien, a diferencia de lo que ocurría con su hermano. Bueno, todo el resto de la familia la adoraba, a decir verdad. Lawrence era el único que no encajaba con el entorno.

Ella percibía su molestia y por eso, evitaba incomodarlo con su presencia lo más que podía. Apenas intercambiaba palabras cuando estrictamente necesario y lo llamaba siempre de "señor Lawrence" en vez del apodo popular, Laurie.

Por esto mismo se llevó una enorme sorpresa cuando, en medio de la fiesta de bienvenida para Nicholas, el muchacho se le acercó con una expresión neutral y le estiró una nota, para que la leyera. Curioso le resultó a Jane que hiciera esto justo en el momento en que su padre se había alejado, a entretener otros invitados.

El mensaje en sí era corto, pero la angustió de igual manera:

"Encuéntreme en el Wild Tulip, mañana a las cinco de la tarde. Necesitamos conversar."

Tragando en seco, ella guardó la nota y observó a Lawrence, quien se hallaba de pie en el otro lado de la sala de estar, fingiendo interés en una charla que su esposa había iniciado. Sus miradas se cruzaron y Jane supo, por intuición apenas, que la situación en la que se estaba metiendo era tan grave como se la imaginaba.