Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

35: La tarjeta y el diario

Capítulo treinta y cinco: La tarjeta y el diario


En la mañana post-San Valentín, todos estamos agotados en el Gran Salón, desayunando antes de un pesado lunes de clase. Todo aquí sigue rosa, decorado por Lockhart acorde a la fiesta cancelada, y creo que si otro día más esto sigue así, vomitaré cada vez que vea ese color. Lo que sucede es que anoche Lavender y Parvati me levantaron cerca de las tres de la mañana, no solo para reclamar la ropa que estaba usando y los zapatos que había tirado atrás del sillón, sino para compartir unos malvaviscos color rosa que me cayeron peor que esos frijoles a Lockhart. Y eso es decir bastante.

Ya me gustaría decir "basta de Lockhart", pero su clase no tarda en venir, y tenemos que oírlo hablando sobre sus amoríos en su juventud. Blabla... y me dormí antes del tercer "bla".

En el recreo, a mitad del pasillo nos encontramos a mi primo y a sus secuaces primates. Yo soy la primera en reconocerlo, y nerviosamente trato de que nos vayamos hacia otra parte, porque no estoy cómoda con él. Sé que él sabe algo. Sé que Parvati también le debe haber dicho algo de mí, de lo sospechosa que soy, que estaba en las mazmorras.

Sé que lo defendí un poco aquel día en el baño, cuando Ron y Harry nos contaron lo que Draco había dicho sobre el heredero, pero no estoy segura de nada. Quiero parecer fuerte, segura, decidida... pero en realidad me siento como un saco de papas. Vacío. Sucio. Gastado.

Creo que estás exagerando, opina mi voz aunque nadie la invite. Pero admito que puede tener razón; digamos que simplemente estoy un poco insegura. Y es por eso que trato de evitar a mi primo.

Pero él nos ve, y Harry y Ron también lo divisan. Ya todos nos vimos entre nosotros. No hay escapatoria. Los ojos grises de mi primo brillan. Con malicia, supongo, aunque no sé bien cómo reconocer cada tipo de brillo.

Deja. De. Pensar. Tantas. ¡Tonterías!

-Así que Potter tiene una admiradora.

-Por todos los cielos...

-Cállate, Granger. Le hablo a él.

-Dices bobadas -dice Harry-. No sé a qué te refieres.

-Bien lo sabes.

Harry se tensa cuando Draco clava la mirada en la mochila que lleva al hombro, y eso es suficiente para delatarlo.

Así que Harry Potter tiene secretitos... No estoy celosa, ya hablé de mis CICEA milagrosas, pero algo aquí no anda bien.

-¿Por qué no nos muestras, Potter? No nos reiremos de ti -promete Draco, al mismo tiempo que sus gorilas se burlan de nosotros.

Como Harry no suelta la mochila, Draco apunta con su varita y conjura un hechizo. La tela se rasga y todo cae de ella, incluyendo varios tinteros que se estrellan contra el suelo y salpican tinta por todos lados. Entre los libros está la tarjeta cantora, que se levanta y levita en el aire, y cuando se abre comienza a cantar...

Tiene los ojos verdes como un sapo en escabeche

y el pelo negro como una pizarra cuando anochece.

Quisiera que fuera mío, porque es glorioso,

el héroe que venció al Señor Tenebroso.

-Oh, no...

-¿Quién te envió esto? -dice Draco cuando deja de reír a carcajadas, y toma la carta para revisarla. Harry se la quita de la mano, pero no lo suficientemente rápido-. Ah, cómo no esperarlo, ¡es de la niña tonta! No sabía que tu hermanita estaba tan perdida por el niño que vivió, Weasley.

¡Ginny! Pobrecita. Busco entre la multitud que nos rodea, todos mirando con ojos curiosos, y me parece ver una cabellera del color del fuego escapando de nosotros, llena de vergüenza. La pobre debe estar llorando.

Tengo ganas de decirle a Draco que es un imbécil, pero de mi boca salen otras palabras.

-Tienes un corazón de piedra. Eres frío. Que tú no tengas sentimientos no significa que el resto del mundo sea tan insensible como tú.

Draco abre la boca para contestar, pero Crabbe señala con su dedo de salchicha algo en el piso, y todos miramos. Entre los libros manchados de tinta roja está el diario que vi en la Mansión Malfoy. Los ojos de mi primo brillan, no sé si lo ha reconocido o simplemente es su nueva herramienta para burlarse de Harry.

-¡POTTER TIENE UN DIARIO SECRETO! Miren todos, ¡miren todos!

En menos de un segundo el diario está en sus manos, y resisto la tentación de decirle que lo encontramos en un inodoro.

-Dámelo, Malfoy.

-Cuando le haya echado una mirada. Esto está interesante...

Pero antes de que pueda abrirlo, Ron le pega una patada en la pierna, y mi primo se dobla en dolor y cae al suelo. Antes de que los gorilas salgan en su defensa, llega Percy Weasley con el ceño fruncido, sacando pecho para que brille su insignia de prefecto, y detiene lo que iba a ser una interesante... digo, una lamentable pelea.

-¿Qué están haciendo? Bajen las varitas. Harry, sabes que no puedes hacer magia en los pasillos. Tendré que avisar a McGonagall de su comportamiento.

Me dan ganas de bostezar al oírlo hablar.

-Y, Ron, te dije que no te juntaras con esa. -Hace un gesto para echar a Malfoy y a los gorilas, que huyen antes de que llegue un profesor, y se va.

-Tu hermano sí que me quiere -murmuro, y Ron se encoge de hombros.

-Tú sabes mejor que nadie que los hermanos no siempre son lo que uno quiere -dice.

-Creo que Percy simplemente hace lo correcto, ¿no es cierto Harry? -dice Hermione, pero no obtiene respuesta.

Harry está en el suelo, juntando sus cosas, y viendo con asombro el diario del inodoro. Todo lo que estaba dentro de la mochila está ahora manchado por la tinta, pero el diario está completamente seco por dentro, sin ninguna mancha. Simplemente está en blanco.

-Qué extraño -digo, arrodillándome a su lado para verlo mejor, pero al instante llegan los pasos de McGonagall y tenemos que huir para evitar un castigo.

...

Luego de la última hora de clase, después de anotar mil veces el nombre de Percy en una hoja y tacharlo de todas las maneras posibles, como si fuera un muñeco vudú, todos volvemos a la sala común y me tiro a dormir en un sillón, a pesar de que sé que tengo que hacer un ensayo para Astronomía. Pero cerca de dos horas más tarde, una mano me sacude y me saca de mis sueños.

-Ey -me quejo-, el pájaro violeta era divertido.

-¿Eh? -dice Ron, pero Harry hace un gesto de impaciencia.

-No hay tiempo para tus sueños. -Está bastante nervioso, sudado, y creo que hasta Ginny estaría espantada al verlo así.

-Harry, ¿qué pasó contigo? -pregunta Hermione, sentándose para que quedemos en un círculo.

Harry mira a ambos lados antes de hablar, asegurándose que nadie además de nosotros lo escuche.

-Fue Hagrid. Hagrid abrió la Cámara Secreta hace cincuenta años.

Todos nos miramos, incrédulos, con la boca abierta y los ojos como platos. ¿Hagrid? ¿El ser más gigante y bueno del planeta Tierra? Es imposible.

Pero Harry pronto nos explica y, poco a poco, todo comienza a tener sentido. Yo ya me había olvidado del diario, pero Harry se quedó pensando en ello toda la tarde, y se encerró en la habitación a investigarlo. Sospechábamos que Riddle habría escrito algo útil, alguna información sobre el heredero y de cómo se abrió la Cámara Secreta hace cincuenta años, pero jamás esperé algo así...

Resulta que Harry probó escribir en él, y vio que la tinta se absorbía y desaparecía. Pero, además de eso, luego aparecía una frase en respuesta, que se desvanecía del mismo modo. Era Riddle hablando, o algo parecido.

Entonces así Harry comenzó su conversación con eso, fuera Riddle o su diario o su madre o su dragón caza-cabras. Y así se enteró, no entendí bien cómo, que la criatura fatal de la Cámara Secreta mató a una chica. Y que quien la liberó fue nadie menos que Rubeus Hagrid, nuestro querido guardabosques.

Ahora, déjenme decirles algo. Hagrid es incapaz de lastimar a una mosca, porque le parecen indefensas y las adora. El problema es que él pensaría lo mismo del dragón caza-cabras de Riddle. Ama a las criaturas, y es ciego ante su peligro. Tiene sentido que Hagrid cuidara de la bestia.

Ejem, Norbert, ejem.

-¿Y dices que era una ar... araña? -dice Ron, nervioso-. No me miren así, saben que las odio.

-Sí. Una araña enorme. Y todavía tenía que crecer.

-Pero... no entiendo -dice Hermione.

-No, no te creo. Tú siempre entiendes todo -le digo.

-¿Estás seguro de que se trataba de él, Harry?

-Lo vi bien claro. El diario me mostró todo como si hubiera vivido en él.

-A lo mejor Riddle se equivocó de culpable -dice ella-. Quizás era otro monstruo el que atacaba a los alumnos.

-¿Otro monstruo? -dice Ron-. Creo que tenemos suficiente con uno, ¿no te parece?

-Así que ya sabemos por qué lo expulsaron en tercer año -dice Hermione-. Jamás pensé que fuera por algo así.

-Pero... Hagrid... él... Aún no entiendo -digo-. No me puedo a imaginar a Hagrid haciendo algo así. Sé que no lo hizo a propósito, jamás lo haría, pero... aun así...

-¿Ustedes dos no se habían encontrado a Hagrid en el Callejón Knockturn? -pregunta Ron.

Y, por más que todos sepamos que estaba comprando un repelente para babosas carnívoras, eso no suena nada bien.

Por último, Hermione ofrece otra opción:

-¿Y si vamos a preguntarle directamente? Creo que es mejor que tratar de adivinar nosotros.

-Sería genial ir a la cabaña de Hagrid y decirle "Oh, hola, Hagrid. ¿Por casualidad has estado soltando monstruos asesinos por el castillo?"

Hermione lo fulmina con la mirada, y Harry propone no hablarle a Hagrid del tema si no ocurre otro ataque. Luego se absuelve la asamblea y vuelvo a dormir, y mi hermosa ave violeta vuelve a mi cabeza; sólo que esta vez tiene tres cabezas, como Fluffy, y colmillos letales.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro