25: Tensión
Capítulo veinticinco
Tensión
Hermione nos convocó a Harry, Ron y a mí a la biblioteca para una nueva reunión de la PEDDO, pero cuando se hace la hora veo que me han clavado como al clavito que clavó Pablito. Ron no quiere venir si está Harry, y Harry... debe estar en alguna entrevista con Rita Skeeter o en una reunión de la Plataforma Campeonística de Preparación para el Torneo o algo así.
—No los necesitamos —dice Hermione al sacar sus libretas y ordenar los materiales sobre la mesa—, nosotras trabajamos mejor que ellos.
—Sí, pero necesitas el dinero de su membresía —digo y me siento a la mesa.
—Podemos conseguir otros miembros. Seguro hay gente en la biblioteca que ya tiene curiosidad por vernos, las insignias llaman la atención —dice, señalando nuestros pines de PEDDO.
Miro las mesas de la biblioteca y no hay una sola persona que mire en nuestra dirección; todos están absortos en sus estudios o en sus conversaciones chismosas en voz baja.
—No lo sé —le digo—. En primer lugar, parecen las insignias de Potter apesta. Y si alguien efectivamente llega a leer lo que dicen, creerán que somos promotoras gastrointestinales, no de derechos de elfos domésticos. Ya lo dijo McGonagall.
—Disculpas —dice alguien parado junto a nuestra mesa—, ¿dónde es sección de Quidditch interrrnacional?
Alzamos la vista y vemos a nadie menos que Viktor Krum, con la vista baja y más encorvado que nunca.
Hermione me mira confundida.
—Quinto panel, donde diga "Q" —le respondo—. Suelen estar ahí.
—¿Ustedes juegan Quidditch?
—Yo sí, soy cazadora.
Echo un vistazo a la sala y veo que hay una cantidad importante de ojos sobre nosotras, ahora que tenemos a la mega estrella del Quidditch internacional y campeón de Durmstrang en nuestra mesa. Miro a Hermione y con grandes gestos acomodo mi pin de la PEDDO, y ella capta el mensaje.
—Estamos organizando una sociedad para liberar a los elfos —dice Hermione, dándole un pin—, si quieres apoyarnos solo debes usar esto.
Krum la mira unos segundos.
—Karkarrov estarría enojado de grrupos —dice—, perro lo comprro y guarrdo con mis cosas.
Luego de darle el dinero, se guarda el pin en el bolsillo y, antes de irse, hace una mueca que probablemente sea una sonrisa. De verdad que tiene un aire a mi papá; no descartaré aún la teoría de que somos hermanos perdidos.
Hermione vuelve al trabajo y, como yo no sé cómo colaborar, saco mis colores y hago mis deberes para el taller de arte. Creo que no está permitido usar colores en la biblioteca, por lo que los dejo bajo la mesa y saco los lápices de a uno; pero pronto se arma tal tumulto a nuestro alrededor, de chicas pidiendo también esa cosa que Krum se llevó y preguntando qué parte de la mesa tocó y a qué sección se fue, que Madam Pince no podría verme ni aunque pintara dentro de Historia de Hogwarts. Al final del día, Hermione vendió veinte pines más, alguien le robó una pluma, pensando que Krum la había tocado (y yo la reclamé y luego se la vendí a la misma chica por dos Galleons), y yo terminé mi dibujo a pesar de lo difícil que fue mantener un buen pulso y hasta pintar dentro de las líneas con una multitud empujándome los codos y pasando manos por sobre mi cabeza sin parar.
—¿Qué dibujaste? —pregunta Hermione cuando salimos de la biblioteca y le muestro mi cuaderno.
—Hermione, no le preguntas a la gente qué dibujó. El dibujo fracasa si la persona tiene que preguntar.
—Lo siento, déjame verlo mejor... Parece un jarrón. ¿O es un caldero de pociones?
—¿Qué? Se suponía que sería el Cáliz de Fuego.
—Aahhhh, ahora que lo dices...
Hago un bollo con el dibujo y lo tiro dentro de mi mochila.
—Creo que tengo que estar más concentrada para dibujar —digo—. En el verano empecé un retrato de Cedric y me fue mejor, pero claro, había silencio. Podría intentar hacer un retrato tuyo la próxima reunión de PEDDO, si es que Krum no hace que se vengan todas las abejas del panal... ¿Tienes los dientes más cortos?
—Shhh —dice ella sonrojada—. No le digas a nadie.
—¿Pero qué hiciste?
—Luego de que tu adoradísimo primo me echara la maldición y tu adoradísimo padre se burlara de mí...
—Podemos omitir la parte de mi familia esta vez.
—...fui a la Enfermería y Madam Pomfrey se ofreció a volverlos a su tamaño original cortándolos con su varita. Simplemente le dije "basta" cuando vi que estaban un poco más cortos.
—Bueno, te quedan muy bien.
—Gracias. Hace mucho que los quería más chicos, pero a mis padres no les gustan los tratamientos muggle para esto y mucho menos los mágicos.
En la próxima reunión de la PEDDO, Harry se suma, pero el número no sube de tres. Todas las que compraron insignias probablemente las tengan guardadas en los baúles como recuerdo de Krum y no piensan ni asomarse a las reuniones. Era obvio, pero Hermione tenía la esperanza de que la celebridad de Krum no funcionara solo en lo financiero.
—Harry, toca algunas de esas insignias, a ver si la gente viene a comprarlas —digo.
—Sí, Rita Skeeter —dice—. El resto del mundo me odia, serían pines infames.
—Oh, Harry —digo y le doy un abrazo—. Nosotras te creemos. Y por suerte Skeeter no ve esto, porque solamente alimentaría su sed de chismes y triángulos amorosos.
El veintiuno de noviembre es la primera salida a Hogsmeade en el año y Cedric me invita a dar un paseo con él por las calles. Es liberador salir del castillo, no ver a las chicas hermosas de Beauxbatons por unas horas y sentir el aire fresco y el brazo de Cedric sobre mis hombros mientras caminamos.
—¿Estás preparado para la prueba? —le pregunto.
—Estuve practicando un montón de hechizos, porque solamente podemos llevar la varita. Pero no tengo idea de qué tendremos que hacer.
—Quizá sea algo de transformaciones, les dan una serie de objetos y deben transformarlos en otra cosa...
—Creo que debe ser algo más arriesgado. ¿Quieres una cerveza de mantequilla de Las Tres Escobas?
—Claro.
El lugar está lleno de gente, pero encontramos una mesa en un rincón muy acogedor y nos sentamos con las sillas juntas. Cuando traen las cervezas, tomamos un sorbo y le doy un beso lleno de espuma y nos reímos.
—Si te digo la verdad, estoy un poco nerviosa por la prueba —le digo luego de limpiarme con una servilleta—. Sé que te irá muy bien, pero no es algo que adore ver.
—Si me va bien, no será diferente de un partido de Quidditch. Simplemente me ves compitiendo.
—Pero esto es mucho más que un partido... Todo es más difícil, y los premios son fenomenales... Mil Galleons. Campeón de Hogwarts. Por siempre recordado en los logros del colegio.
—Tengo que ganarles a tres campeones ahora. ¿Por qué Potter se metería así?
—Cedric, te juro que lo de Harry fue un accidente y todavía no sabemos cómo pasó. Él no quería inscribirse. Si tan solo vieras lo espantado que está... Se peleó con su mejor amigo por eso.
—No sé, Leyla. No quiso decirme siquiera cómo hizo para anotarse.
—¡Es que no lo hizo!
—Y me quita atención todo el tiempo. Si hubiera ganado él solo y por buenos medios, no me importaría, pero yo ya había sido elegido legalmente y luego él se agregó... Igual esto no es nada comparado con la furia de mi padre. Se queja cada vez que lo mencionan a Potter en el diario. Ya viste cómo presumía por el partido del año pasado, imagínate...
—Olvídate de tu padre —le digo—. Creo que solamente quiere hablar de ti en el Ministerio y que lo admiren. Eso no significa nada para ti.
—Disculpa —dice una mujer que se acerca a nuestra mesa—, ¿tú eres Cedric Diggory? ¿El campeón de Hogwarts?
—Es tan buen mozo —dice una amiga suya.
—¿Podemos sacarnos una foto contigo?
—Eh, claro... —dice.
Me levanto de mi asiento y dejo que una de las señoras se siente con él, y luego otra, y luego otra, y se suman chicas más jóvenes y sus tías y sus abuelas y ya me perdí en la multitud femenina que se sienta demasiado cerca para las fotos. Ni siquiera puedo recuperar lo que quedó de mi cerveza, perdida entre toda la gente.
—Te veo en el castillo —trato de decirle entre los codos que amenazan con golpear mi cara por el tumulto de gente, pero dudo que me escuche. Aun así salgo de Las Tres Escobas y camino de vuelta al castillo con la cabeza baja.
A la mañana siguiente, al bajar a desayunar, unas chicas de sexto me hacen una zancadilla y caigo al suelo frente a las puertas abiertas del Gran Salón. Cuando quiero ver quiénes son, ya están perdidas entre sus compañeras. Neville me ve en el suelo y me da una mano para levantarme.
—Gracias —le digo.
—¿Estabas apuntando a unos pantalones y erraste? —se burla Lavender.
—Lavender, somos de la misma casa, ¿no puedes gastar tu veneno con las de Slytherin?
—Vamos, Parvati, vamos a comer antes de que nos deje sin comida —dice, mirándome con asco, y se va.
—Como si ella comiera.
—¿Qué pasa entre ustedes? —me pregunta Neville.
—Ya no sé. Está obsesionada con que ando hurgando los pantalones de los chicos.
Neville me mira con los ojos como platos.
—Es un rumor —digo con fastidio y voy a la mesa de Gryffindor, lejos, muy lejos de Lavender. Angelina me saluda y se sienta al lado cuando entran las lechuzas con el correo.
—¿Qué tal? —me dice.
—Mal, todo está muy mal.
Miro la mesa de Hufflepuff y veo a Cedric rodeado de chicas. La primera prueba es en dos días y se sienten la emoción y los nervios en el aire. Krum también está bastante acorralado en su mesa, solo que él no habla con nadie y mira su plato. Fleur tiene una docena de chicos a sus pies y otro grupo numeroso de chicas que trata de acercársele y tocarle el cabello.
—¿Tu novio es parte del problema?
—Ajá. O al menos todas las mosquitas que hay alrededor de él. Ayer estábamos tomando una cerveza de mantequilla y no pude ni terminar mi vaso por la cantidad de gente alrededor.
Me palmea la espalda y niega con la cabeza.
—¿Y qué tal... Fred? —le pregunto.
—Normal. El otro día nos sentamos juntos en Pociones y... es tonto, pero nuestras manos se tocaron varias veces por los ingredientes y el caldero...
No lo puedo creer, Angelina está sonriendo un poco avergonzada. Lanzo una carcajada.
—Estás terriblemente enamorada —le digo.
—Pensé que yo era más fuerte que esto —dice—, pero hay veces que se me sube a la cabeza... Sería más fácil si tuviéramos prácticas de Quidditch. Verlo ahí y gastar toda mi energía y mis nervios volando ayuda a controlar la situación.
—El martes podrás gastar todos tus nervios viendo la primera prueba... Quién sabe, quizá puedas lograr algo si a Harry le va bien y festejan por Gryffindor.
—No quiero lanzarme aún, veré cómo hacer para que él esté interesado primero...
Tenemos una tarde tranquila y sin más zancadillas; luego de la cena, me quedo en la sala común con Hermione mientras Harry se va a ver a Hagrid con la capa de invisibilidad, por una lechuza urgente que le mandó esta mañana, y Ron juega al ajedrez con Dean. Cuando Harry regresa, solamente quedamos nosotras dos, esperándolo. Se quita la capa y nos dice muy alterado:
—Dragones. La primera prueba son dragones.
—¿Qué dices?
—Cada campeón tiene un dragón para enfrentarse. Me mostró Hagrid.
—¡Pero Harry! Se supone que no debes recibir ayuda...
—Hermione, ya todos lo saben. Hagrid llevó a Madame Maxime allí para impresionarla, estoy seguro de que ya le está contando a Fleur. Vi a Karkarov en el bosque, donde los tienen resguardados, así que Krum ya debe estar oyendo la información.
—¡Cedric! —digo—. Tenemos que decirle a Cedric.
—Sí, no es justo que sea el único que está afuera —dice Harry.
—¿Y qué harás para enfrentarte al dragón? —dice Hermione en voz muy baja.
—No tengo idea.
—Nos vemos mañana después de clase en la biblioteca —decide ella.
Pero, por más fe que tenga Hermione en la biblioteca, los libros no hablan solos. Resulta que hay que tener una mínima idea de a qué te enfrentarás y cómo, para poder encontrar algo. Nos pasamos toda la tarde revolviendo libros, y Krum aparece varias veces en las mismas secciones que nosotros.
—Tengo un plan —dice Hermione—, yo me iré a otra parte para confundirlo. No quiero que nos espíe todas las secciones que buscamos.
Su plan funciona, porque se va a la parte de hierbas mágicas y Krum la sigue al poco tiempo. Y detrás va un grupito de admiradoras. Por mucho que me molesten las admiradoras de Cedric, ahora no puedo pensar en ellas, solo en él y en que tendrá que enfrentarse a un dragón. Y aún no lo sabe.
Por eso, aún sin muchas ideas de qué hará Harry en la prueba, vamos a buscar a Cedric a donde suele hacer patrulla a esta hora, pero no está; seguramente lo liberaron de sus tareas de Delegado hasta que pase la prueba. Buscando y buscando, lo hallamos en el sexto piso.
—Tenemos que decirte algo —digo y nos mira a Harry y a mí con curiosidad—. Sobre el Torneo.
—La primera prueba —dice Harry— son dragones.
—¿Qué?
—Dragones —repite en voz baja.
—¿Cómo sabes...?
—No importa cómo me enteré, pero sé que Fleur y Krum ya lo saben.
Cedric me mira y yo asiento.
—¿Estás seguro?
—Sí. Prepárate como puedas, porque ellos también tienen la ventaja del tiempo.
Nos mira unos segundos.
—Gracias —dice finalmente—. Mejor voy a prepararme.
Extiendo la mano, y él la toma unos segundos y la suelta.
—Tengo que ir a dormir temprano hoy —dice.
—Descansa, ¿sí? Te irá bien —le digo. Él asiente y se va.
—Vamos, Harry.
Por la noche, con un extraño sentimiento de dolor en el corazón, no puedo dejar de pensar en dragones. Mis sueños están llenos de fuego, colas largas y escamosas, patas gigantes y alas potentes... No sé cuándo duermo y cuándo imagino despierta, hasta que se hace la hora de levantarse y es el gran día de la primera prueba.
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Espero que les haya gustado. Se vienen grandes cosas.
Ojalá pueda seguir actualizando, tuve muchas cosas en el medio desde que escribí por última vez.
Deséenme suerte. :)
BMW.
PD: Disculpen si hay algún error de tipeo o incoherencia, avisen sin miedo!!
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