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64: El turno de Lunático

Capítulo 64

El turno de Lunático

No puedo disimular el horror en mi rostro. Lo que dice Lupin no tiene sentido, ¿cómo Scabbers va a ser Pettigrew? Ni un niño se inventaría esa historia.

Pero, sin embargo, luego lo pienso mejor y no lo dudo más. Estoy asombrada, es inesperado, pero no creo que sea mentira. Yo sé que algo sucede aquí y estoy acostumbrada a que la gente tenga secretos.

—Están locos —dice Ron.

—Esto es absurdo —dice Hermione.

—Pettigrew está muerto y usted lo mató —le dice Harry a Black.

—Al menos quise matarlo —dice Black—, pero el enano se escapó. Ahora es mi oportunidad...

Black se lanza sobre Scabbers y aplasta la pierna de Ron, que grita de dolor.

—¡Sirius, no! —dice Lupin, tirando de la túnica de Black—. ¡Así no! ¡Tienen que entender primero!

—¡Déjame! ¡Esperé doce años para esto, Remus!

Lupin aleja a Black y él hace un último intento para atrapar a Scabbers.

—Vamos, les podemos explicar más tarde —dice.

—No... —dice Lupin, aún tirando de su túnica—. ¡Es la mascota de Ron! ¡Deben comprender! ¡Hay cosas que aún yo no comprendo! ¡SIRIUS!

Black se aleja finalmente de Scabbers y se sienta en el suelo sin sacarle los ojos a la rata.

—Pero que sea rápido —dice.

—No quiero oír nada de esto —dice Ron—, están locos los dos.

Ron intenta pararse pero la pierna está tan mal que se cae de inmediato.

—Me vas a oír hasta el final —dice Lupin—. Mientras tanto, sostén bien a Peter.

—¿Cuándo lo van a entender? Es Scabbers —dice Ron.

Nadie le contesta. Él resopla y asegura a Scabbers entre sus manos. Yo me siento sobre una silla que parece más o menos sana y miro a Lupin, pero siento los ojos de Black clavados en mí. Cuando lo miro, me dice:

—Tú... tú eres... Me pareces conocida... Bellatrix —dice de repente—. ¿Eres hija de Bellatrix? ¿No?

—No —digo—. Mi madre es Alesia, Alesia Black. Y usted... usted es mi tío segundo o algo así.

Black asiente. Aprieto en mi mano mi varita y recuerdo que fue de mi tía Bella antes... antes de que fuera a Azkaban. No tengo dudas de que ella está allí. Y seguramente él la vio allí.

Black se queda mirando el suelo, como pensando algo difícil.

—¿Y qué me dicen —dice Harry— sobre los testigos que vieron morir a Pettigrew?

—No vieron, creyeron verlo —gruñe Black, levantando la cabeza de golpe.

—Todos creíamos que Sirius había matado a Peter —dice Lupin—, yo mismo lo creía, hasta esta noche. El mapa no miente, Harry. Peter está vivo y en las manos de Ron.

Ron pone los ojos en blanco.

—Pero, profesor... —dice Hermione—. Usted sabe muy bien que él no puede ser Pettigrew. No hay manera de que lo sea.

—¿Por qué no?

—Si Pettigrew fuera un animago, la gente lo sabría. Estudiamos el tema este año con la profesora McGonagall. El Ministerio controla de cerca a los magos que pueden convertirse en animales y tiene una descripción exacta de en qué se convierten. Yo busqué a la profesora McGonagall cuando hice el trabajo y la hallé junto a los otros seis animagos de este siglo. Y Peter Pettigrew no estaba en la lista.

Harry y yo nos quedamos con la boca abierta. ¿Hermione hace todo eso cuando hace los deberes? ¿Y yo mientras estoy papando moscas?

—Muy bien, Hermione —dice Lupin, claramente impresionado—. La única falla es que el Ministerio no sabe acerca de otros tres animagos en Hogwarts.

—¿Qué? —decimos Ron y yo.

—Date prisa —dice Black.

—Bien, pero deberás ayudarme, Sirius. Yo solamente sé el comienzo.

La puerta de la habitación se abre de repente, con un crujido que nos hace estremecer, pero no vemos a nadie. Lupin echa una ojeada al pasillo y cierra la puerta.

—No hay nadie —dice.

—Este lugar está embrujado —dice Ron.

—No, la Casa de los Gritos nunca estuvo embrujada —dice Lupin—. Los gritos y aullidos que se escuchaban en Hogsmeade eran míos. Verán, cuando me mordieron... yo era muy pequeño. No había cura en ese entonces. La poción que prepara ahora el profesor Snape para mí es algo muy nuevo y terriblemente complicado para hacer. La debo tomar durante la semana anterior a la luna llena para conservar la conciencia al transformarme. ¿Se entiende? Dejo de ser peligroso. Me quedo en mi despacho como un lobo inofensivo y espero a que pase la luna llena allí. Pero antes de que se inventara la poción, una vez al mes me convertía en un feroz lobo que podía matar y yo no era yo cuando estaba transformado. Era imposible que estudiara en Hogwarts, sobre todo con el director Dippet. Pero cuando cumplí los once años, Dumbledore era el director y organizó toda una estrategia para permitirme asistir a la escuela sin que fuera un problema para los otros estudiantes. El sauce boxeador fue plantado precisamente porque yo vine a Hogwarts. Está allí para tapar la entrada al túnel que trae a esta casa para que nadie pudiera colarse y pasar peligro; me traían aquí en secreto para transformarme y no lastimar a nadie.

Scabbers se retuerce en las manos de Ron y chilla como loco, pero los otros seguimos en silencio. Me doy cuenta de que me estoy comiendo las uñas de la mano y paro al instante. Mis manos están llenas de tierra, sudor y sangre y no me había dado cuenta de que tenía eso en la boca.

—En el pueblo se oían los gritos y creían que la casa estaba embrujada —dice Lupin—. Dumbledore alentaba los rumores. Nadie jamás se acercó, aunque hace años que no hay un solo grito aquí. Pero aparte de eso, yo era feliz. Tenía tres amigos inseparables: James Potter, Sirius y Peter. Y ellos notaron rápidamente mi desaparición cada mes. Yo inventaba todo tipo de excusas, pero pronto se me acabaron las ideas y ellos sospechaban algo. Al igual que tú, Hermione, ellos averiguaron la verdad. Y no me abandonaron al enterarse. Es más, hicieron que mis transformaciones fueran el mejor momento de cada mes. Se hicieron animagos.

—¿Mi padre también?

—Sí, Harry.

—Pero... pero... ¡eso es algo terriblemente difícil de hacer! —dice Hermione—. ¡No pueden hacerlo tres alumnos menores de edad y sin supervisión...!

—Bueno, les costó tres años lograrlo —dice Lupin—. Pero James y Sirius eran los alumnos más inteligentes del colegio y tuvieron suerte. Es verdad que las transformaciones en animago pueden ser fatales. Por eso el Ministerio controla tanto el asunto. Peter... necesitó ayuda para lograrlo. En Quinto, todos eran animagos y podían convertirse cada uno en un animal cuando quisieran.

—¿Y cómo lo ayudó eso a usted? —pregunta Hermione.

—Ya no estaba solo en esta casa —dice Lupin—. Cuando yo estaba aquí y me transformaba, ellos tres se escapaban del castillo por las noches bajo la capa de James y se transformaban en animales. Peter se transformaba en rata y podía pasar por debajo de las ramas del sauce y tocar el nudo para dejarlas inmóviles. Los hombres lobo solamente son altamente peligrosos para las personas. Cuando estaba con ellos transformados, tenía cuerpo animal pero mi mente permanecía más humana.

—Vamos, Remus —dice Black, mirando fijamente a Scabbers. Yo me acomodo en la silla y veo que ahora me mira a mí. Me toco la cara y siento que la herida está secándose, así que no puede ser la sangre en mi cara lo que le llama la atención.

—Ya casi termino —dice Lupin—. Muchas veces nos escapábamos de la Casa de los Gritos y salíamos a divagar por los terrenos de Hogwarts y por Hogsmeade. Sirius y James se transformaban en animales tan grandes que podían mantener controlado a cualquier hombre lobo. Así pudimos conocer el castillo y los alrededores mejor que cualquier otra persona y elaboramos el Mapa del Merodeador. Y lo firmamos con nuestros apodos: Sirius era Canuto, Peter era Colagusano y James era Cornamenta.

—¡Pero eso era peligroso! —dice Hermione—. ¿Nunca se cruzaron con alguien? ¿No salió nadie lastimado?

—Admito que no éramos muy responsables —dice Lupin—. Éramos jóvenes, impulsivos. No creíamos que algo malo pudiera suceder. Muchas veces me sentía culpable por traicionar a Dumbledore así, porque él me dejó entrar a Hogwarts cuando nadie me hubiese considerado. Pero cada vez que nos poníamos a planear las aventuras del mes siguiente, me olvidaba de todas mis preocupaciones. Y todavía me siento así. Todo el año estuve pensando si no debía decirle a Dumbledore que Sirius es un animago. Pero no lo hice, porque soy un cobarde. No quería que Dumbledore supiera que lo había traicionado, porque él fue el único que me dio una oportunidad. Ahora como adulto, conseguir este trabajo de profesor fue un milagro que me permitió Dumbledore, cuando nadie me hubiera aceptado en ningún puesto. Y supuse que Sirius entraba al castillo usando artes oscuras aprendidas con Voldemort, así que no me preocupé en avisar que era animago. Snape tenía razón sobre mí.

Doy un salto en mi silla al escuchar su nombre.

—¿Snape? ¿Y qué tiene que ver Snape con esto? —pregunta Sirius, también sorprendido.

—Él también trabaja en Hogwarts —dice Lupin y nos mira a los cuatro.

—¡Ese imbécil es profesor! —exclama Black sin poder creerlo.

—El profesor Snape era nuestro compañero de curso cuando estudiábamos aquí —nos explica Lupin, mirándome de reojo—. Ha intentado por todos los medios que no me dieran el puesto de Defensa Contra las Artes Oscuras, y le ha estado hablando mal de mí a Dumbledore todo el año, diciendo que no se puede confiar en mí. Tiene razones para odiarnos tanto. Sirius le hizo una broma que casi lo mató y yo estuve envuelto en ella.

Black se ríe.

—El maldito la tenía merecida. Siempre husmeando —dice—, siempre tratando de descubrirnos en algo para que nos expulsaran de la escuela.

—Severus estaba muy interesado en saber a dónde me iba yo cada mes —dice Lupin, pensativo—. Y le tenía un odio especial a James. Supongo que lo envidiaba por lo bien que jugaba al Quidditch, era un Buscador incomparable. En fin, Snape me vio ir con Madam Pomfrey hasta el Sauce Boxeador una tarde para que me pudiera transformar aquí y decidió seguirnos. Sirius creyó que sería divertido decirle que solamente debía oprimir el nudo del tronco con un palo para inmovilizar las ramas. Bueno, como adivinarán, Snape lo hizo. Si hubiese recorrido todo el túnel, se habría encontrado inesperadamente con un hombre lobo terriblemente peligroso. Pero James oyó a Sirius y fue tras Snape para detenerlo. Le salvó la vida. Snape, de todas formas, me entrevió al final del túnel, pero Dumbledore le prohibió contárselo a nadie. Y desde entonces sabe la verdad.

—Por eso Snape lo odia... —dice Harry—. ¿Cree que usted estuvo involucrado en la broma?

—Exactamente —dice una voz detrás de Lupin. Una persona se saca la capa de invisibilidad de Harry y saca su varita.

Es Snape. Mi papá. Esto es una verdadera reunión familiar.



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¡Espero que les haya gustado! El próximo capítulo lo subiré el 31 de marzo, y quizáaaaas, como el 1 de abril cumplen Fred y George, bueno... ya saben... puede ser que haya un regalito extra ;)



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