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28. El mejor regalo

Para Dala.

Capítulo veintiocho

El mejor regalo

Salimos del castillo y las puertas de madera se cierran detrás de nosotros, aunque esta vez no me preocupa. Harry corre por un costado de la escalera y hechiza la primera bola de nieve, que golpea a Ron en la espalda.

—Ah, no, ¡esto es guerra!

Cuando Ron se agacha para apuntarle a Harry, George le tira otra bola.

—¡Eres mi hermano! —se queja él—. ¿Dónde quedó la parte de la familia unida?

—Lo siento, hermanito. Todo se vale en la guerra y el amor.

No sé si es una ilusión mía, o si en serio me mira de reojo cuando lo dice. Siento que me derrito entre las torres de nieve, con la cabeza a muchos kilómetros de aquí, flotando por alguna nube cálida de otro hemisferio, pensando en…

—¡RON! —chillo, ya que me tiró una bola—. Esto no se quedará así.

Siguiendo el impulso natural de mi tonta cabecita, que parece ya estar de vuelta de su tour mundial, muevo las manos sin usar la varita, enviando montones de bolas de nieve en dirección a Ron. El terror se adueña de su rostro, abre los ojos como platos, y se protege como puede del ejército de nieve que le acabo de mandar.

—¡AAAAAAAHHHHHHH!

Se lanza al suelo, cubriéndose la cabeza con las manos, y Harry también cae, aunque de la risa. George está impresionado.

—¿Cómo diablos hiciste eso? —pregunta Fred, saliendo del castillo, tomado con Dala.

—No tengo idea —digo, mintiendo un poco, ya que tengo mis teorías sobre el tema.

—Pues enséñanos en cuanto lo averigües —dice George—. No vendría mal para probar con… Tranquilo, Ron, iba a decir Percy.

Ron está aún en el suelo, empapado hasta los huesos, y con los ojos todavía abiertos como nunca.

—Lo siento —le digo con una sonrisa de disculpas.

—Creo que hizo así… —murmura George, tratando de imitar mis movimientos con las manos—. No, me veo como el calamar gigante haciendo esto.

—Esto no es lo nuestro —dice Fred—. Aunque yo me veo mejor haciendo eso.

—Ya quisieras. Ya sabemos que soy el más apuesto.

—¿Ah, sí? Pregúntale a Dala.

—No vale preguntarles a las novias, Fred. Hay que buscar un juez imparcial…

¿Me dirá algo? Estoy nerviosa, y veo que la nieve se está derritiendo bajo mis pies. Cambio el peso de pierna y respiro hondo para dejar de hacer tonterías.

—Harry, ¿qué opinas? ¿Es verdad que soy el más apuesto?

Esto ya es demasiado, pierdo el autocontrol que apenas logré y me río con ganas. Los dos gemelos posan para Harry, desfilan como en las pasarelas muggle de las revistas de Lavender, tiran besos al aire…

—¡Toma esto!

Ron retomó la batalla, atacando a los hermanos. Ellos responden rápidamente, y deciden dividirnos en grupos. Ron pide inmediatamente que yo esté en su bando, y supongo que es por lo que puedo hacer con la nieve. Ahora ya sé cómo se siente Hermione cada vez que alguien le pide ayuda en clase: usada. Es triste, pero cierto. La gente siempre quiere aprovecharse…

Alejo ese pensamiento de mi cabeza. Esto es un juego, y estoy aquí para pasarla bien, no para enredarme en líos que yo misma me armo en la cabeza. Fred también se une a nuestro lado, así que quedamos nosotros tres contra Dala, George y Harry.

El primer movimiento de ataque es de Dala, que tiene muy mala puntería y le pega al árbol que está detrás de nosotros, muy a la derecha. Nuestro turno. Ron agita su varita, y seis bolas de nieve salen disparadas hacia la cara de George. Él las esquiva, aunque algunas golpean a Harry. Él ríe y contraataca. Seguimos así por un rato, y yo trato de no hacer nada grave con esta maldita habilidad que no sé cómo controlar ni medir.

Pero, en un momento, Ron trata de lanzar más bolas y la varita le falla. El grupo contrario se da cuenta, y toman ventaja de eso, lanzándonos proyectiles cuando es nuestro turno. Fred los esquiva, y Ron también lo logra en parte, pero a mí me alcanzan varios.

—¡Al diablo las varitas! —exclamo—. ¡Luchemos como se debe!

Paso por arriba de la pared de nieve que construimos como fortaleza y salgo corriendo hacia delante. Escucho que Fred y Ron me siguen, y veo que, a pesar de que Dala está un poco impactada, los otros tres también corren hacia el centro, el punto medio de la batalla.

—¡Oooooh!

La nieve sigue estando débil bajo mi pisada, y en cierto punto está demasiado mojada, por lo que resbalo y avanzo un largo tramo en un solo pie, tambaleándome, y a punto de caer. George está corriendo delante de mí, hacia mí, con esa sonrisa hermosa que tiene…

¡Vas a caerte, cabeza hueca! Deja de mirarlo y haz algo ya. YA.

Uy, de acuerdo, voz molesta.

Trato de bajar el pie que está en el aire, y al hacer eso pierdo el equilibrio. George, que ya está suficientemente cerca, me atrapa en sus brazos y me alza para estabilizarme. Antes de poder decirle gracias, o de desmayarme, él me estrecha contra sí. Luego, parece darse cuenta de lo que hizo, y temo que me vaya a soltar, así que yo lo abrazo con fuerza para no dejarlo ir. Siento sus labios en mi mejilla, dándome un tierno beso y…

Aaaaaaaah….

Pierdo la noción de mis acciones, solamente me dejo llevar y paso mis brazos detrás de su cuello. Siento mi cabello volar hacia todas direcciones, revuelto por el viento y la nieve. Ahora soy, oficialmente, un flan. Por suerte, sus fuertes brazos de golpeador me pueden sostener.

Nos separamos, demasiado pronto para mi gusto, aunque nada sería suficiente para mí. Abro los ojos (ni siquiera noté que estaban cerrados) y lo miro con dulzura. Trato de afirmarme de vuelta sobre el suelo. Miro a ambos lados, hacia arriba, y veo que está nevando levemente. Y también hay sol. Me parece que metí un poco la pata…

Por suerte, Ron y Harry están ocupados viendo el sol a través de los copos de nieve, y Fred y Dala deben estar por ahí, arrojándose bolas de nieve, así que aún tenemos algo de intimidad, por más pequeño que sea el gesto que compartimos. George se acerca a mi oreja y me susurra:

—Feliz Navidad.

Puf. Estoy peor que un helado derretido. Todo es tan perfecto…

Es, oficialmente y sin duda alguna, el mejor regalo.

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(Prometo que a partir de ahora vienen capítulos más largos, pero este debía terminar aquí).

¡Hola! Soy yo, como siempre. Espero que les haya gustado el capítulo, no olviden votar y dejar sus comentarios. ¡Diez puntos para sus casas si lo hacen!

 Próximo capítulo: "Actividad nocturna", disponible a partir del 12 de septiembre de 2014. 

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