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10. ¡A sobrevivir las clases!

Capítulo diez

¡A sobrevivir las clases!

Nos apuramos para llegar hasta allá. Los invernaderos quedan en los terrenos verdes, inconvenientemente alejados del castillo. Llegamos unos minutos tarde, y la profesora Pomona Sprout, que es bajita y rellena, y está cubierta de tierra, nos reprende.

-Lo sentimos, profesora. Habíamos olvidado la contraseña de Gryffindor...

-Por favor, no nos reste puntos...

-Es el primer día de clases, por favor...

Al final la convencemos. Creo que tiene buen corazón y se compadece de los pobres alumnos perdidos de primer año.

Aunque me quedo con la duda de cómo sería la cara de Hermione si restaran puntos por ella... Interesante, ¿no?

Compartimos clases de Herbología con Ravenclaw. Casi todos se ven bastante amables, así que lo de ser insoportables debe ser una cualidad de mi familia, y no de la casa para la que los seleccionaron. Una vez que estamos todos, la profesora Sprout nos explica que en su materia estudiaremos sobre hongos y plantas mágicas, y cómo debemos usarlas y cuidarnos de ellas, ya que varias son venenosas. Otras, en cambio, tienen importantes cualidades curativas. Y supongo que hay otras que brillan en la oscuridad y eso.

Resulta que Neville tiene talento para esto; rápidamente aprendió a diferenciar los hongos venenosos de los que causan solamente alucinaciones. No está nada mal que se siente conmigo en estas clases, por si tiene que soplarme alguna respuesta o evitar que muera envenenada por uno de esos hongos malditos.

Como esperaba, la profesora pregunta cuál es la diferencia entre... ¿dijo hongos ferrículos? No tengo idea de qué sean, o de qué quiso decir en realidad, pero Neville sí y nos ganamos cinco puntos para Gryffindor. Tal vez logre que lo que restaron por mi tostada no se note tanto.

Nos despedimos de la profesora luego de que nos entregue a todos un cuestionario sobre plantas para llenar para la próxima clase. Creo que le caímos bien, a pesar de haber llegado tarde. Miro a Hermione y, antes de que le pregunte, me responde:

-Encantamientos. Nuestra próxima clase es Encantamientos.

Y sigue avanzando, sola, apurando el paso. Creo que no le gusta estar con los chicos. Ron es muy alto, por lo que tiene piernas largas, así que nos saca también unos metros de distancia. Harry se apura para seguirle el paso y continuar conversando, así que Neville y yo quedamos atrás. La enanita y el torpe.

-Sabes... -comienza a decirme, rascándose la cabeza. Y estoy segura de que no es porque tenga piojos-. El... el Sombrero Seleccionador me iba a poner en Hufflepuff.

-A mí también -le digo-. Quizás no hubiera estado mal; su sala común está muy cerca de las cocinas. Podríamos robar comida. Sé que al menos Ron se hubiera unido a mi plan.

-Sí... Pero yo no quería acabar allí. Mi abue dice que allí van los inútiles... Aunque ese no era el problema. Le pedí que me pusiera en Gryffindor por... por ti.

Dejo de caminar y lo miro. Él también frena, y probablemente crea que estoy enojada o algo así, porque su rostro se tuerce un poco. Pero en realidad estoy feliz, y más que nada sorprendida.

-¿En serio? -pregunto con la voz más baja y dulce de lo normal. Seamos sinceros, yo suelo gritar. Veo que él está completamente rojo.

-Sí... Bueno, me cuesta mucho hacer amigos, y como contigo me conecté bastante bien... Si te molesta no lo digo más, no quiero incomodarte...

-Oh, Neville, en absoluto. ¡Me pone contenta! Pensé que nadie jamás diría algo tan lindo sobre mí. Y sin estar obligado a hacerlo. Sinceramente... yo también me alegro de que estemos en la misma casa. Eres mi mejor amigo -le digo con una sonrisa.

Esa conversación me levanta el ánimo, así que la clase de Encantamientos ya tiene varios puntos a favor. El profesor que dicta la materia es Filius Flitwick, un mago ridículamente bajito. Créanme, tiene que poner varios libros sobre su banquito y pararse encima para vernos por sobre el escritorio. Y yo que me quejaba por ser más baja que Ron...

Hermione, por supuesto, resulta ser la mejor en la materia. Ya no me sorprende que sea mejor en todo, aunque veremos en Pociones. Tengo bastante experiencia en eso, mientras que ella jamás ha hecho una.

Lo más gracioso de la clase de Encantamientos es el momento en el que pasa lista.

-Blair-Black, Leyla Kerstin... ¿Otra Blair-Black? Había pensado que las gemelas eran las más pequeñas del clan. Espero que te parezcas más a Violetta e Isabella que a Selene, querida -dice. Y luego, varios nombres más abajo-: Potter, Har... ¿Harry Potter? ¿Harry Potter es mi alumno? Oh... -murmura antes de desmayarse. Varios corremos a socorrerlo (quizás nos ganemos un par de puntos extra para Gryffindor, ¡quién sabe!).

Una vez recuperado y de nuevo consciente, Flitwick nos da de tarea aprender la teoría de un hechizo de levitación. Creo que nos matarán con todos los deberes. Con suerte llegaré viva al fin de semana.

Luego tenemos almuerzo. El Gran Salón está repleto de estudiantes, todos charlando animadamente. Los de quinto parecen muy cansados, creo que sus clases son agotadoras. Si ya las de primero me cansan, no me imagino cómo estaré cuando sea como ellos.

Esperen, eso significaría que lograré sobrevivir esta semana. ¡Bien!

Una vez que me lleno de comida, voy con Hermione al baño del primer piso, que es uno de los pocos que no están plagados de fantasmas. Por si alguien se lo pregunta: no, no es lindo que te miren mientras haces tus necesidades. En serio.

-Estoy tan ansiosa -escucho que me dice Hermione desde el cubículo de al lado. Ahora que lo pienso, los inodoros de Hogwarts son bastante cómodos. Hasta creo que los prefiero antes que las sillas de las aulas-. Mañana tendremos Transformaciones, con la profesora McGonagall. Es de nuestra casa, espero que no la decepcionemos...

Ambas nos callamos al oír el efecto secundario de los frijoles, provenientes del cubículo al otro lado. No puedo aguantar la risa, y tampoco el olor, así que salgo lo más rápido posible del baño. Espero que Hermione siga ilesa de esa bomba fétida.

Oficialmente, la materia más aburrida de todas es Historia de la Magia. Y no sólo porque el tema en sí ya sea bastante poco interesante (a ver, ¡nada de varitas!), sino también porque el profesor Binns es un fantasma. Y uno muy aburrido.

La leyenda cuenta que Binns era muy anciano (eso es fácil de ver) cuando se quedó dormido en la sala de profesores. Cuando despertó, listo para ir a dar clase, dejó su cuerpo atrás, quedando como fantasma. Todos creemos que aún no se ha dado cuenta de que murió.

Y como si la voz monótona de Binns hablando sobre historia no fuera suficiente, se confunde todo el tiempo a Emeric el Malvado con Uric el Chiflado, y hay que tomar apuntes sin parar. Luego intentaré convencer a Hermione de que me los pase, porque ni en sueños lograré escribir a esa velocidad.

Tarea de Historia de la Magia: Redactar un ensayo de quince centímetros de pergamino sobre la Revolución de los Duendes de 1488.

Guardo todas mis cosas en la mochila, que está a punto de reventar, y espero a Neville para salir del aula. Tenemos período libre, así que vamos a la sala común y nos sentamos en los sillones a descansar del largo trayecto que es llegar hasta la torre, en el séptimo piso. Al menos esta vez no nos olvidamos de la contraseña.

-Les conviene hacer los deberes ahora.

-Hermione, ya habrá tiempo para eso -le digo.

-No creo que te alcance. Mañana tenemos Transformaciones, Defensa contra las Artes Oscuras...

-Podrías pasarme el horario, ya que estamos. ¿Dónde lo conseguiste?

-Se lo pedí a la profesora McGonagall. Todos saben que hay que pedírselo al Jefe de Casa.

-Voy muy perdida en este mundo.

-No hay cuidado.

Resoplo al ver las materias de la semana. Harry y Ron se sientan con nosotros.

-¿Ya hicieron sus tareas, chicos?

-Hermione, ¡basta! -exclamo-. Dejemos de hablar de los deberes por un minuto, te lo ruego.

Ron se ríe por lo bajo, mientras que Hermione me mira ofendida.

-Oye -le digo, arrepentida-, tampoco es para que... No, espera, no te enojes. Vamos, hagamos la tarea juntas, ¿sí? Prometo que me concentraré. Hasta trabajaré. Uric el Grasoso...

-Es Uric el Chiflado -me corrige al instante.

-Así no vas a dejarme decir nada. Y hasta Binns se confunde, ¿por qué no puedo hacerlo yo también? Soy muy imperfecta, querida, deberás acostumbrarte.

En ese momento se unen también los gemelos Weasley a la conversación.

-Leyla, el calamar gigante está sacando los tentáculos fuera del agua -me dice el que debe ser George-. ¿Quieres asustarlo tirando piedras?

-¡Por supuesto que no lo hará! -dice Hermione de inmediato-. Debe finalizar sus deberes.

-Uh, tarea del viejo Binns, ¿eh? -comenta Fred, examinando los pergaminos-. Uric el Grasoso es el que llevó...

-¡Es Uric el Chiflado! -chilla Hermione. Los gemelos hacen un gesto como para quitarle importancia.

-Nadie se sabe bien los nombres -dice George-. Vamos, Leyla, será divertido.

-Claro que voy.

-¡Sólo conseguirás más castigos! -me dice Hermione. Yo la miro con rostro serio.

-Debes aprender a divertirte un poco. Y, además, no eres mi mamá. Y tampoco me importa lo que diga mi mamá. Como sea. Adiós, chicos, los veo luego -saludo y me voy tras los gemelos. Tal vez así pueda distraerme un poco de las clases, que me dejaron un tanto cansada.

A la orilla del lago hay montones de piedras, de todos los tamaños que puedas imaginarte. Necesito la ayuda de los gemelos para levantar varias de ellas, y luego las arrojamos al lago. Efectivamente, una vez que caen, veo cómo una parte de un tentáculo rojo se asoma a la superficie. Es enorme, ¡y es sólo un poco del animal!

Fred se aleja un poco para vigilar que no venga nadie, así que George es el encargado de levantar las piedras ahora. Yo no tengo mucha fuerza que digamos.

Estamos viendo por décima vez cómo asoman los tentáculos del calamar cuando oigo dos voces.

-¡Cuidado! -exclama la primera, que suena alarmada. Es Fred. No hay peligro.

-Los tengo -murmura la segunda. Es alguien que está maliciosamente feliz. Eso sí que me asusta.

George y yo nos miramos, sabiendo que estamos en problemas, porque aquella voz es de ese hombre de mente retorcida que pasa sus ratos libres pensando cómo hacerles la vida imposible a los adolescentes...

Sí, no podía ser otro más que Filch.

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Hola, mis hermosos lectores, aquí viene la parte en que habla Madame Weasley.

Quería agradecerles de todo corazón por leerme. No son demasiados, pero este pequeño grupo de lectores que tengo me encanta <3 Me hacen feliz con cada voto y comentario.

¡Que tengan una linda semana!

Saludos,

Madame Weasley.

(Oh, y a todos los que sean escritores... Ojalá un camión lleno de inspiración se estacione en la puerta de sus casas y descargue su contenido en la vereda... Okay, eso fue raro, pero mis pensamientos son así. Digamos que les deseo mucha inspiración)

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