Capítulo 24
—Yo quisiera leer — pidio Lily. Edith le paso el libro.
Poco a poco el diario de Lady Althaia empezó a mostrar más entradas para ser leídas.
Era interesante conocer el camino de una bruja para volverse una New Blood.
Cordelia quedó embelesada antes las palabras de Lady Althaia.
—Bueno, el camino y preparación de cualquier New Blood es algo que considerar — dijo Lady Black — Lastima que las nuevas generaciones han perdido el interés en las tradiciones de nuestra gente.
—Y eso tiene mucho que ver el Ministerio y — Druella Black miró al director — La ineficiencia de Hogwarts.
Lord Black y Lord Nott concordaron con eso.
Cuando Lord Slytherin la llevó con las druidas para que le fabricarán su varita. ( De cerezo blanco con núcleo de cabello de veela)
Ella devorando cada libro que le era entregado. Incluso, en medio de las líneas sobre su educación, Lady Althaia mostraba interés en Salazar Slytherin.
La que disfrutó por completo el diario fue Hermione, conocer de primera mano lo que se necesitaba para encajar en el mundo Mágico.
—La señorita Granger tiene mucha suerte de tener a la mano tal información — comentó Madame Longbottom — Sería una tonta si la desaprovecha.
Lily miró a su hermana, y como si pudiera leer su mente, sus ojos claramente le decían que ella debía conseguir el diario.
Pero había otra cosa que dejaba ver esos diarios, los cazadores de brujas.
Althaia narraba como las familias mágicas levantaban grandes barreras sobre sus hogares para protegerse de los cazadores.
—Y eso por eso que el Estatuto del Secreto fue la mejor idea que pudo haber existido — comentó Lady Potter.
—¿Ustedes también tuvieron problemas con los cazadores? — preguntó Edith.
—¿No hubo eso donde vives? — preguntó de vuelta Peter.
—No siempre. — contestó Edith — Antes de la colonización, las sociedades indígenas consideraban a los magos mensajeros de los dioses y se les daban altos honores. Hasta que vinieron los Europeos que obligaron a los Ayllu mágicos a esconderse debido a sus armas con pólvora.
—Interesante — murmuró Regulus.
—Bueno, no he de extrañar esta actitud— dijo Hermione.
El pequeño grupo se había apoderado del estudio secreto que Cordelia encontró, el polvo fue quitado para mejor comodidad para las cinco.
—¿Qué quieres decir?— preguntó Daphne mirando su bordado. Este año ha tratado de dominar una nueva puntada algo complicada.
—Muchos juicios— dijo Eowyn—Hypatia de Alejandría, Juana de Arco, Ana Bolena...
—¿Ella no fue por adultera?— preguntó Cordelia recordando la película de Anna de los Mil día.
—También tuvo cargos de brujerías— contestó Eowyn.
—Seis esposas y solo tres hijos — dijo Petunia — Tal vez el problema era otro.
—¿Seis? — preguntó impactada Narcissa.
—Seis — afirmó Petunia — Dos divorcios, dos decapitaciones, una muerte de parto y la última saliendo victoriosa de todo.
Muchas brujas hicieron una mueca.
—Lo que quiere decir Eowyn— continuo Hermione— Es que por años, muchos años, la iglesia tuvo en el poder político, y no digo que la religión es mala, sino que ha veces es mejor tenerla separada de asunto sociales.
—Al fin alguien piensa igual — dijo Lily — Los religiosos deberían quedarse en sus iglesias rezando y no meterse en la política, que fastidian la vida de los demás.
—Lily... — regañó el señor Evans.
—Digo la verdad — continuó Lily con su diatriba — El mundo tiene distintas religiones y es totalmente absurdo que leyes se establezcan de acuerdo a una religión que no es compartida en totalidad a una población.
Muchos nacidos de muggles le dieron la razón a Lily, sobre todo de padres ultra religiosos que a regañadientes les permiten ir a Hogwarts.
—Eso y que fueron los causantes de la peste negra— agregó Eowyn negando la cabeza— Pobres gatos.
Los diarios de Lady Althaia hablaba de como muchos magos y brujas debían huir con sus hijos a las profundidades de los bosques para ocultarse de la caza. Los más afectados eran aquellos que nacían de padres muggles.
Padres que entregaron a sus hijos pequeños para protegerse ellos. Padres que simplemente los dejaban en el bosque con la esperanza que sobrevivieran lejos de ellos.
Cordelia lo sintió.
Hogwarts fue construido por ese propósito, resguardar toda vida mágica de los cazadores de brujas.
Muchos chicos, cuyo problemas en casa eran demasiado para ellos, consideraban a Hogwarts como su lugar seguro lejos de todo aquello que lo hacían mal.
Hasta el momento en la entrada reciente del diario era de Lady Althaia logró ser una New Blood y consiguió su cepillo de oro y sangre.
"Fue en una noche de luna nueva, no había estrellas en el cielo. Sentía que algo me llamaba, una voz cálida hacia el claro en el bosque cerca del castillo de Salazar.
Sali cubierta de una capa con piel de lobo y armada con mi daga junto a mi varita, era algo atrapante que me llamaba. Me arrodille en el césped, las luciérnagas en el lugar me rodearon, la voz decía mi nombre de tono dulce.
Cuando me di cuenta, un cepillo con oro puro, con cerdas negras,apareció frente a mi. Era pesado y podía sentir la magia fluir en el.
Madre Magia había recompensado todos mis estudios, toda mi dedicación.
Atrás quedó la Althaia cuya madre y hermanos vendieron por simples monedas"
—Recibir el cepillo es el momento más poderoso de la vida — dijo Lady Crabbe a lado de su marido — Lo sé, aún recuerdo el mio. Fue aquí mismo en Hogwarts.
El círculo social de sangre pura sabía que Lady Crabbe, anteriormente Gabriella Park una nacida de muggles de la casa Ravenclaw fue la última New Blood antes de Edward Tonks.
—¿Usted es una New Blood? — preguntó Lily señalando directamente. Petunia le dio un manotón —Auch
—Lily, es de mala educación señalar — dijo Petunia, regañándola como si tuviera siete años. — Sigue leyendo.
Lily le frunció el ceño a su hermana mayor.
Cordelia leyó embelesada esa entrada, la forma que Lady Althaia narró ese momento, las emociones con lo que escribió.
Esperaba, rezaba que su querida Hermione pudiera conseguir ser una New Blood. Hermione era lista, era justa, era perfecta para renovar magia a cualquier familia mágica.
—Y sigue siendo un excelente promedio, puede llegar al Ministerio a cualquier departamento que quisiera —dijo Lady Euphemia.
—Ahora— dijo Eowyn mirando el cofre cerca del arpa— ¿Cómo abriremos ese cofre? La curiosidad por saber que hay dentro de él me está matando.
—¡Eowyn!— le regañó Hermione.
—Bueno, cualquier cofre cerrado siempre generará expectativa — dijo James.
—¿Y si hay un cadáver adentro? — preguntó Edith.
—¿Por qué habría un cadáver adentro? — cuestionó Sirius.
—Esconder evidencia — contestó Petunia.
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Hermione leyó en la cena la carta de sus padres.
"Querida Mimi.
Ya repartieron los guardias para diciembre. Tu madre y yo hemos tomado el turno de 24 y 25 de diciembre en el hospital, así podrás asistir al Baile de Yule al que te han invitado. Podremos pasar el 26 juntos así como año nuevo.
Psdt: Nana se encargará de tu vestido, así que podrías concentrarte en tus estudios.
Te quieren.
Papá y mamá. "
—El primer baile de la señorita Granger — dijo emocionada Lady Euphemia.
—Tal vez si la señorita Lily perfecciona sus estudios también puede asistir al del próximo año — comentó Madame Longbottom.
Lily abrió sus ojos como lechuza asustada, rápidamente miró a Alice pidiendo ayuda. Alice solo le indico que continuara leyendo.
Hermione sonrió a al vez que guardaba la carta entre las hojas de su libro de Encantamientos.
—¿Y? ¿Son buenas noticias?— preguntó Daphne.
—He dando permiso para ir al baile— contestó Hermione— Mis padres tienen guardia el 24 y 25 así yo estaré.
—¿No es triste?— dijo Pansy — Trabajar en celebraciones de Invierno.
—No— contestó Hermione— Son médicos, siempre hay emergencias, sobre todo en estas fechas. Siempre pasan accidentes.
—Siempre hay accidentes — dijo Petunia — Una compañera de Mecanografía se quemó la mano mientras horneaba para la cena de Navidad. Su familia se quedó sin cena y con ella esperando un doctor.
—Si hablamos de emergencias en festividades, mi familia es experta en ir a Urgencias — comentó Edith. — Yo pase un año nuevo en el historial.
—¿Por qué? — preguntó Peter.
—Algo con pirotecnia — dijo como si nada — Nada grave.
—Viéndolo por el lado bueno— dijo Cordelia sonriendo ampliamente— El primer baile de Hermione, ahora debemos enfocarnos en lo más importante, el vestido.
—Ya mi nana se encarga de eso— respondió Hermione tranquila. Su nana en su juventud había sido cantante de opera hasta sus cuarenta, así que estaba acostumbrados a moverse en los altos círculos sociales.
Así que sabrá que era adecuado para ella.
Ellas pasaron la cena hablando de sus ensayos de transformaciones, también acerca de la señorita Ginny Weasley.
Desde la mesa de Slytherin observaron como Ginny y Colin estaba sentado en medio de Neville y Eowyn hablando.
Colin se mostraba totalmente emocionado antes las tradiciones mágicas, siempre curioso preguntaba y preguntaba, para cualquier otro podría resultar fastidioso.
Andrómeda vio a su esposo, recordando cómo lo conoció en primer año.
Tan emocionado ante la perspectiva de estudiar magia.
—Me recuerda mucho a ti — le susurró Andy a Ted — Tan parlanchín como un lorito.
Ted se sonrojó hasta las orejas haciendo reír levemente a Andrómeda.
Pero Hermione lo comprendía, apneas supo de que era una bruja miles de dudas la envolvieron.
¿Por que ella? ¿Por que era una bruja si sus padres eran simples cirujanos?
Hermione se sentía feliz por poder aprender con alguien tan interactivo como Colin Creevey.
Petunia frunció los labios levemente mirando a su hermana.
¿Por qué a Lily?
¿Por qué no a ella?
¿Por qué no a las dos?
Era tan injusto todo esto.
Si Petunia hubiera sido una bruja, abrazaría con fuerza las tradiciones mágicas y las vías antiguas para poder tener un lugar en este mundo, en cambio Lily se conformaba con lo mínimo.
Hermione estuvo hablando con el prefecto Percy Weasley y con los prefectos de su casa acerca de las materias.
A ella le parecía absurdo que hubiera clase de estudio muggles en vez de una clase enfocado a que los nacidos de muggles como ella aprendieran a adaptarse a este mundo.
¡Incluso científicos como Darwin comprendían que el ser debe ser que adapte al ambiente!
—Adaptarse o morir — dijo Bellatrix con los brazos cruzados a lado de Rodolphus — Es la ley de la vida.
Hermione agradecía haberse topado con Cordelia en ese compartimiento, ella le había abierto la vista, le había dado un objetivo.
Ella nunca fue alguien... social, siempre escondida en los rincones oscuros con libros en su manos. Ahora tenía amigas con las cuales reír, poder estudiar juntas o pasar la tarde haciendo nada.
¿Así se sentirá tener una hermana?
—Con gusto cambiaría a Regulus por James — pensó rápidamente Sirius.
—Con gusto cambia a Lily — pensó Petunia.
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París era hermoso por donde quería que lo mirase, bueno o eso era para Tonks.
Andy y Ted se miraron, Nymphadora sin prestar a atención a nada, siguió disfrutando de la galleta que le dio su abuelo Cygnus.
—Notre Dame es una de las joyas de París— dijo Sam frente a ella mientras tomaba un poco más de su café— La cúspide del arte gótico, sus gárgolas son una maravilla oscura, y no solo eso, sino también el escenario de una magnífica novela de Víctor Hugo...
Ambas estaban en su tercer día en París. Sam la había invitado a irse las dos sola por una cuestión de trabajo, al parecer la que iba a venir tuvo una emergencia médica y el encargo pasó a Sam.
Tonks estaba algo indecisa, pero su mamá la convenció de ir unos días a París para que se relaje de lo pesada que podría ser la academia de Aurores.
—Vayan que serán buenos padres — dijo Sirius mirando a su prima y cuñado — Dejar ir a su hija a París para desestresarse de la academia de Aurores.
—Muy buenos padres — contestó divertido James.
—Al menos Nymphadora será una buena hija, no como tu lo has sido estos años, Sirius — dijo Lady Black a su hijo mayor.
Sirius torció los ojos ignorando a la arpía de su madre.
Desde que la conoció en la casa de su tía Narcissa, se había frecuentado más seguido. Sam la había invitado tos los viernes a su casa para ver una película.
Terror, comedia, infantiles, suspenso, musicales, bélica.
También fueron al cine de vez en cuando, pasear por los parques y Tonks siendo arrastrada a museos o conciertos.
Druella Black torció la mirada, su querida nieta andando en el mundo Muggle, que horror.
Siempre había algo nuevo que hacer con Sam. Era divertido estar con ella, se salía de la rutina.
Y era linda, ese día vestía una blusa violeta oscuro con un escote discreto pero que resaltaba bien su figura ( si tenia que adivinar Sam era copa D) pantalones negros y botas negras con tacón, un abrigo color gris llano. Sus ojos azul grisáceo eran resaltados por una sombra de ojos violeta y sus labios en color rojo vino.
Samantha era Femme Fatale.
—Como Rita Hayworth en Salomé — dijo Petunia — Por la descripción que dio.
—Cuando pienso en Femme Fatale pienso en Maria Felix — comentó Edith — Ella genera en una duda existencial en mi.
—Para mi es Stevie Nicks — suspiró Lily — Es tan hermosa.
Para los que conocían Fleetwood Mac, le dieron la razón a Lily.
—Me sorprende como sabes sabes muchas cosas— dijo Tonks con su café, debía comprar alfo de café en granos, olía muy rico.
—Bueno mi querida Nympha— dijo con cierto tono sedoso que le erizo el cuello a Tonks, había cierta familiaridad en su voz— Me gusta aprender de todo...
Ella siguió bebiendo su café observando la calle de París, hasta que un chico se acercó a Sam, Tonks arrugó la nariz en claro degusto. ¿Acaso no vio que estaban pasando bien ellas solas?
—Ahh, hombres — dijo una chica de Hufflepuff con notorio fastidio.
Él le habló al oído y le entregó un papelito con un número de teléfono.
—Merci— sonrió Sam al chico
—Au revoir, douceur— se despido el chico mirando de arriba abajo a Sam, deteniéndose mas de un segundo en el escote de la blusa de Sam
Luego de que el baboso se fuera del local, Sam hizo hizo una mueca de asco y rompió el papelito.
—Imbéciles, son una plaga internacional— se quejó Sam y Tonks rio.
Muchas chicas en el Gran Comedor no contuvieron la risa, y algunos chicos se sintieron ofendidos.
Era su último día en Paris, Sam ya había hablado con cada artista de la lista en sus talleres, así que hoy solo seria para ellas su día libre.
Ayer, casi a la media noche estaban regresando en el metro de Paris donde vivieron una mala situación. Dentro del vagón, ambas conversan sobre lo que había en el taller del último artista. Tonks iba sentada y Sam para frente a ella mientras se sostenía de una de las barras.
Todo iba bien, reían hasta que un idiota se aceró por detrás de Sam y le agarró ambos pechos, apretándolos.
—Que imbéciles — dijo Lily sin ninguna censura al leer eso — ¿Qué se creen esos imbéciles? ¿Qué derecho tienen de manosear a una chica?
—Bueno, algunas usan unas... — trató de decir un chico de Gryffindor de quinto año. Lily sin perder tiempo, cogió una manzana y se la lanzó a la cara.
El chico cayó de espalda. Se escuchó un "¡Evans!" por parte de la profesora McGonagall.
—Oye Evans, tienes un excelente tiro y puntería — dijo el guardián del equipo de Quidditch — ¿No estás interesada..?
—Cállate McLaggen — corto Lily para seguir leyendo.
Sam lanzó un chillido, luego con su codo lo golpeo en la nariz, de su chaqueta de cuero saco un frasquito de spray y le echó en los ojos. Tonks no se podía quedar así, lo hizo tropezar, para eso las puertas del metro se abrieron y ambas salieron corriendo lo más lejos.
Aun recuerda la vergüenza, la ira y el asco en el rostro de Sam.
Algunas chicas en el Gran Comedir hicieron una mueca al recordar experiencias similares en los buses o el metro de Londres.
—Deberíamos ir a una tienda de vino— dijo Sam captando su atención.
—¿Por qué?
—Bueno mi Nympha— sonrió Sam, Nympha sonaba muy bien en su voz— Te secuestré por tres días a París, así que una botella de vino para tus padres como compensación no suena mal.
Tonks rió, parís junto a Sam fue maravilloso.
—Fin del capítulo — dijo Lily cerrando el libro.
—Bueno, la señorita Smith es muy educada y muy interesante — dijo Cygnus — Es bueno que Nympha la tenga como amiga en el futuro.
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