Capítulo 15
Cookie, el gato de Lily, ingresó al Gran Comedor con su expresión de fastidio. Lily lo llamó a su regazo, pero el gato saltó al regazo del señor Evans y entro en modo ronroneo. Adrian Evans le acaricio el cuello al gato.
—Yo quisiera leer— pidió Cissy.
El verano trajo para Cordelia una completa relajación, claro hasta que luego de la primera semana llegó algo espantoso.
Su período.
—Chan chan ¡Chan!— dijo Edith con tono de su suspenso mientras hacia el ademan de tocar el piano de manera teatral.— No, ya hablando en serio, el maldito periodo es lo peor.
Muchos chicas estuvieron de acuerdo.
Cordelia se había levantado ante la sensación incomoda solo para espantarse al ver la sangre.
Ella aun en shock quitó las sábanas y corrió hacia el baño para llenar la bañera y tratar de quitar la sangre con una barra de jabón.
Si era sincera, fue dramática. Estaba que respiraba fuertemente mientras armaba su testamento de manera verbal y fue tanto su ataque de pánico que levantó a tía Petunia.
—Muchas hemos pasado por eso— dio una chica de Ravenclaw.
—¿Sus madres no le hablaron de su periodo?— preguntó Dhalila.
—¿Hablar?— contestó una Gryffindor de cuarto año— Solo esperan a que aparezca para recién ahí decirnos de la existencia del periodo. Lo cual es muy traumante por cierto.
Muchas asintieron. Lily por su parte, estaba preparada, ventaja de ser la hermana menor. Petunia paso por eso primero, por lo que Lily no se había atemorizado.
—Solo la gran diosa saben cuantas niñas he recibido histéricas pensando que se iban a morir desangradas— comentó Madame Pomfrey. Minerva y Pomona se miraron, ella también han tenido que tranquilizar y explicar a las chicas de su periodo.
Muchos chicos se sentían cohibidos, escuchar a las chicas hablar tan normal de ese tema.
Cordelia fue tranquilizada y con paciencia tía Petunia le explicó que era natural en las niñas.
—Si tan natural como el miedo de mancharte— dijo Edith— Yo viví ese miedo por seis años, ya que el uniforme de mi colegio muggle de señorita era un vestido blanco.
Muchas chicas jadearon del horror.
Le explico como usar una compresa, así que luego de bañarse, cambiarse y una taza de té de canela, Cordelia pudo volver a dormir.
Su período le duró tres días, y esos tres días Cordelia se mantuvo muy cansada, tan perezosa como un gato gordo.
—¿Tres días?— dijo una Hufflepuff— ¿A que demonio hay que hacer un trato para tener solo tres días?
Cuando acabo el martirio, pudo volver a su actividades normales, incluyendo su correspondencia con Lady Narcissa, Cordelia meditó si era prudente hablar de tan personal tema con ella pero al final aceptó contarle.
Mediante una carta le explicó que las brujas lo denominaban como Luna de Sangre ya que antiguamente se lo relacionaba con los ciclos lunares.
—Y los antiguos calendarios pre hispánicos solo tienen 28 días, no 30— dijo Edith— Así que de ley fueron hechos para medir el perdido.
—¿En serio?— preguntó Lily.
—Hay muchas cosas que aprendes cuando te das cuenta de los detalles— contestó Edith.
Explico que era su cuerpo adaptándose para en un futuro dar vida.
También le explico de compresas encantadas que se mantenían siempre limpias y de pociones efectivas para los cólicos.
—¿Y por que las chicas hacen tanto drama por los cólicos?— dijo un Ravenclaw.
—Soy capaz de pegarte una patada en tus partes sensibles para que sepas que es dolor— dijo Petunia muy molesta. Por los pequeños calambres en su vientre sabia que su período se acercaba y con ello sus deseos de abofetear a alguien.
Luego de la dramática experiencia, Cordelia decidió que solo seria un recuerdo vergonzoso entre ella y su tía.
—Al menos tiene la confianza de que su tía no hablara— dijo una Ravenclaw.
—Porque a veces las madres le cuentan al todo el mundo— siguió una Gryffindor.
—Y es vergonzoso escuchar como toda la familia te felicitan por eso— culminó una Hufflepuff.
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Desde que era pequeño Dudley siempre supo que Cordelia era un delicado pajarito para ser cuidado.
—Bueno, al menos confiar en Dudley para que mantenga a los roba Bambi lejos de Cordelia en el verano— dijo Sirius.
—Esperemos que tenga un bate— dijo Peter.
—¿Un bate?— rio Edith— Mi hermano tiene un machete. Él dice que es para la maleza, pero lo conozco. Lo va usar para espantar a los chicos que se me acerquen.
—¿En serio?— preguntó Remus.
—Oh si, por mi hermano y padre que sea una virgen del Sol*— contestó ella
Siempre se mantenía callada y nunca alzaba la voz. Incluso en esa vez que la maestra Moira le dijo que era una tonta sin cerebro.
Claro que Dudley logró poner una rana y dos lagartijas en su bolso como venganza.
—Se lo tenia merecido por decir que mi dulce corazón era una niña tonta— dijo James muy molesto.
Todo el año escolar Piers no dejaba de quejarse de que no enviaran a Cordelia a Saint Mary, la secundaria para señoritas que siempre coincidía con Smeltings en excursiones y eventos escolares.
Era claro para Dudley que lo que Piers quería era estar cerca de Delia.
Así que ese día Piers junto a otros dos compañeros estaban probando un nuevo juego de consola en la habitación de Dudley.
Cuando llegaron Cordelia estaba en su habitación haciendo su tarea, Dudley tuvo que jalar el cuello de la camisa a Piers para que no se deslizará como un gusano hasta la habitación de Delia.
—Si, que los mantenga lejos— siseo James serio— ¿Qué se cree ese mocoso para querer meterse al cuatro de mi preciosa princesa?
—Eso de muy mala educación— concordó Lord Potter.
Fueron una media hora hasta que alguien tocó la puerta.
Jonathan fue el que la abrió.
—Les traje un refrigerio — Dudley escuchó la voz de Delia.
Miro hacia la puerta, Jon estaba parado como bobo mirando a Cordelia. Su prima tenía un bandeja con cinco vasos y desde su lugar podía oler a galletas glaseadas.
—Aaaa, que linda— dijo Marlene— Les preparo un refrigerio.
—Ese el deber una buena anfitriona— comento al señora Evans.
Piers se levantó del suelo de un tiro y empujó a Jon de lado sonriendo como un tonto hacia Delia mientras tomaba la bandeja con el refrigerio.
—Gracias— trato de hacer su voz más gruesa. Dudley bufó, su amigo estaba siendo un tonto.
—Y los hombres y su exceso de testosterona— comentó Bella. Muchas chicas rieron por su comentario.
—Espero que lo disfruten— sonrió Cordelia.— Dudley, hay más galletas galletas la cocina por si tienen más hambre. Me iré donde la señora Dawn a mi lección de piano.
—Gracias por las galletas— dijo Dudley con amabilidad.
Delia se despidió de los chicos antes de irse a su lección.
—¿Esa es tu prima?— preguntó David sentado a su lado.
—Si— contestó Dudley serio.
—¿Y tiene novio?— preguntó Jon. Dudley le tiró con mucha fuerza una de las almohadas a la cara.
—No, y no lo necesita— dijo James de inmediato.
Ningún chico seria digno de su precioso corazón.
Era una pena que no hubiera una figura paterna para Cordelia, y si James hubiera estado vivo los retaría a un duelo para probar su valía.
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Cordelia se dirigió al número siete para su lección de piano de la semana.
En el jardín delantero estaba Sam, sentada en una silla de playa leyendo un libro que tenía como portada a un hombre con la camisa abierta sosteniendo a una mujer cuyo vestido escarlata enseñaba piernas y brazos descubiertos.
"Cazando al duque" pudo leer en la portada.
—Ese es libro muy entretenido— dijo Lily, muchos la miraron. — ¿Que? Ni que fuera pecado leer un poco de romance con picante.
—La escena del carruaje— dijo una Alice muy sonrojada. Frank la miró sorprendido.
—Hola Sam— dijo Cordelia llamando la atención de Sam.
La chica la vio con cara de pánico para luego ver su libro y tirarlo detrás suyo. La chica Smith sonrió como si nada hubiera pasado.
—Si, mi niña es muy pequeña para esos libros— dijo James.
—Si, lo puede leer a los 16, es una buena edad— contestó Lily, James la vio indignado.
—Delia querida— dijo con voz chillona. Luego carraspeo un poco para volver a su voz normal. —¿ Buscabas a mi abuela?
— Tengo mi clase de piano
—Uhh— se mostró algo tensa — Mi abuela se fue a dormir hace rato. Le dolían las rodillas, ya sabes, rodillas de anciana.
—Las rodillas son lo peor— dijo Edith— Mi abuela a pensar soporta estar parada.
—Ya es la edad— contestó Petunia.
Cordelia asintió con la cabeza.
—Entonces me voy para mi casa.
—No, no, no— dijo teniéndole una toalla grande en el césped — Siéntate, pasemos un rato juntas.
Cordelia notó que Sam llevaba la parte superior de un bikini color cereza y short de mezclillas.
Muchas adultas hicieron una mueca, esa muchacha debería tener algo mas de pudor.
—Es aburrido tomar sol yo sola.— dijo acomodándose en su silla— Soy como una planta, necesito tomar sol o si no me muero. Amo Edimburgo, mi pude encontrar a mi misma, pero nunca hace sol, por eso estoy broceándome.
Cordelia rió mientras se sentaba sobre la toalla. La curiosidad y el pequeño chisme que le contó su tía Petunia la empujaban a preguntarle a Sam sobre el escándalo en las vacaciones de invierno.
Según tía Petunia, Sam pasó Yule con su abuela y un día mientras estaba quitando la nieve de la entrada había llegado un chico con el que discutieron tan fuerte que llamó la atención de los vecinos. Al parecer la pelea fue tan fuerte que el chico le dio una bofetada a Sam.
Y lo más sorprendente es que Sam como repuesta a tal ofensa golpeó al chico con la pala de quitar nieve y lo arrastró hasta su auto mientras amenazaba con la policía.
Muchas mujeres en el Gran Comedor jadearon indignadas. Alzarle la mano a mujer, era lo mas bajo que podía caer un hombre.
—¡Eso Sam!— dijo Edith dando una fuerte palmada a su muslo— Que le saque la sangre de idiota.
—Al menos no se dejo y contra atacó— dijo Bellatrix. Ella le cortaría la mano a cualquiera que se atreviera a golpearla.
—Se que ya te fueron con el chisme — dijo Sam sacándola de sus pensamientos.
—No quiero ser imprudente.
—Nah— contestó Sam aligerada — Que mi experiencia te sirva de algo.
—Okey— dijo Cordelia — ¿Quién era chico?¿Por que discutieron?
—Ese idiota era mi ex novio, estuvimos cuatro años como pareja hasta que decidió engañarme con una chica de 16 años el año pasado— sonrió moleta— Y el volvió arrastrándose en las vacaciones para volver, y dije que no, y bueno, hay hombres que no les gusta que les digan no.
—Uhhh, esos idiotas mayores que persiguen a colegias— dijo Edith. — Deberían ser castrados
—Eso son los peores— comentó la señora Potter.
—Esos idiotas pueden llegar a forzar a una— dijo Petunia — O peor...
Desde una esquina oscura La dama gris sintió un nudo en su fantasmal estomago.
Cordelia abrió los ojos impresionada. ¿Cómo alguien podía engañar a Sam? Una chica muy lista y devota a su abuela.
—Por que son unos perros— dijo Lily.
—Por favor, Evans— dijo Cissy— Hasta los perros son mas leales.
—¿Y por qué te golpeó?— preguntó sumamente ofendida Cordelia. Según había leído, la Madre Magia desprecia a los magos que se atreven a alzarle la mano a una bruja.
—Digamos que le dije la frase: Oh si, todo hombre pero ni cinco minutos duras— se río sonoramente.
Muchas chicas en el Gran Comedor rieron ante la respuesta.
—Justo donde le duele un hombre— dijo Andrómeda.—En el ego.
—Cinco minutos, vaya que se debió haber decepcionante— comentó Marlene.
Cordelia ladeo la cabeza confundida. ¿Por que esa frase era ofensiva? Bueno, no entendía la frase en sí.
—Awww, cosita linda— dijo Edith
—Mira Cordelia— se puso más seria Sam— Solo te digo esto para que sepas a escoger muy bien a tu pareja. Solo si notas que las cosas ya no funcionan mejor aléjate, no te quedes para sufrir.
Sam respiró fuertemente.
—Tu y tu pareja deben buscar un punto de armonía — siguió — Ese perro jamás tomaba en cuenta mis intereses y yo sacrificaba mucho por el. Salidas con amigas, mis tardes de recreación, él no lo valía. ¡Le hacia sus tareas de matemáticas a ese vago!
—Ese es un buen consejo— dijo Aurora.
Ella era testigo como Eileen Snape hace tiempo debió hacer sus maletas y llevarse a Severus lejos de Tobías.
Cordelia asintió con la cabeza.
—¿Y que tal Hogwarts?— le preguntó cambiando el tema.
—Bueno, estuvo... — Cordelia se detuvo. ¿Cómo Sam sabía de Hogwarts? Cordelia la miró asustada — ¿Como....sabes de Hogwarts?
Sam sonrió ampliamente.
—Mi abuela y yo somos unas squib.
—Fin del capitulo— dijo Cissy.
—Vaya, dos squib. Eso es una verdadera sorpresa— comentó Bellatrix
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